Bronwflid visita la municipalidad de mixco

Por Melchor Benavente

Estados Unidos y las burguesías del área centroamericana, especialmente de Guatemala, El Salvador y Honduras, han comenzado a darle más énfasis al problema de la inseguridad, y a la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. En estos tres países, la inseguridad y los actos delictivos han adquirido ribetes dramáticos: asesinatos diarios, secuestros, extorsiones, combates entre pandillas y carteles rivales, etc.

El alto costo de la seguridad privada

Para el año 2010 estaban registradas alrededor de 1,272 compañías privadas de seguridad en los seis países de Centroamérica (Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Panamá) que agrupaban 246.941 efectivos (El Informador 12/01/2010). En cambio, los efectivos de todas las Policías de Centroamérica, apenas asciende a 89.077 efectivos. Hay un policía por cada tres guardias de seguridad privada. Esta se ha transformado en una verdadera industria y en una carga económica muy pesada para la burguesía.

Mientras las políticas neoliberales desmantelaban las instituciones del Estado, los aparatos militares del crimen organizado se transformaron en verdaderos ejércitos paralelos que, en algunos casos, como Alta Verapaz, en Guatemala, llegan a tener control sobre vastas zonas y grandes grupos poblacionales, llegando a convertirse a nivel local en un poder paralelo.

Este accionar del crimen organizado debilita la autoridad del Estado burgués, y con ello se pone en peligro el funcionamiento del propio sistema capitalista semicolonial.

La preocupación imperial

Han surgido diferentes iniciativas que pretenden fortalecer los aparatos militares de los países centroamericanos: Plan Mérida y la Iniciativa de Seguridad para América Latina (CARSI). En la implementación de este “plan mesoamericano” se enmarca la reciente visita a Guatemala, El Salvador y Honduras, de William Brownfield, subsecretario norteamericano de Asuntos Antinarcóticos, conocido como el “zar antidrogas” de Estados Unidos.

En Guatemala, Brownfield se preguntaba: “Sabemos bien que tenemos amenazas compartidas como el tráfico de drogas ilícitas, las pandillas, el crimen internacional organizado, el terrorismo y el movimiento de armas ilegales (…) La pregunta es ¿cómo podemos colaborar mejor para resistir, combatir y vencerlas, eventualmente. No queremos cambiar o eliminar una iniciativa, sino construir un paraguas para que haya información y comunicación” (Prensa Libre, 08/02/2010)

Cumbre multinacional en junio

Ronaldo Robles, secretario de comunicación social de la Presidencia de Guatemala, informó que en junio se realizará una conferencia internacional de donantes para abordar el tema de la lucha contra el narcotráfico internacional. Al parecer, la burguesía guatemalteca pretende trasladar la experiencia de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) al plano regional, es decir, crear una comisión multinacional de los países centroamericanos para luchar contra el crimen organizado.

En sus declaraciones, Brownfield ha insistido en que “Lo que buscamos nosotros no es una iniciativa para reemplazar, cambiar o eliminar algunos esfuerzos de las iniciativas que ya existen sino unificar y coordinar las que se han puesto en marcha en Colombia, México y Centroamérica (…) Esa es la idea, y si lo logramos con el apoyo de todos los gobiernos de la región, y algunos gobiernos y organizaciones del exterior, creo que será buena noticia para los centroamericanos, norteamericanos y sudamericanos. Los únicos que no van a recibir beneficios de esta colaboración son los criminales”. (Diario de Hoy, 8/02/2011)

Todo indica que con la actual gira de Brownfield y con la próxima visita de Obama a El Salvador, se está preparando la creación inmediata de un organismo multinacional, de carácter militar, so  pretexto de combatir el narcotráfico, pero que encierra también un fortalecimiento y centralización de los organismos militares y policiales de represión, que serán usados no solo contra el crimen organizado, sino fundamentalmente para frenar y reprimir la lucha de los trabajadores contra la crisis del capitalismo en la región centroamericana.

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