Por Abelardo Maturana

La reciente visita del jefe del comando sur de las fuerzas armadas estadounidenses a la región centroamericana, Douglas Fraser, reafirma el control que ese país tiene por medio de su política de lucha antinarcóticos para la región. A lo cual tanto gobiernos “progresistas como derechistas” se han sumado.   Estados Unidos asesora y entrega equipos a las fuerzas de seguridad de la región, México y Colombia, por medio del Plan Mérida, la Iniciativa de Seguridad Regional para Centroamérica (Carsi) por sus siglas en inglés y el Plan Patriota  para Colombia; piezas claves en defensa de los intereses geoestratégicos y económicos de ese país, para así controlar su patio trasero. Tales iniciativas que amarran la presencia de efectivos militares como la base de Palmerola en Honduras y el centro de control de monitoreo en Comalapa El Salvador, los ejercicios conjuntos militares, la presencia de agencias especializadas como la policía antinarcóticos de ese país DEA, la Sección de Asuntos Antinarcóticos (NAS) de la marina del ejercito de ese país, el servicio de guarda costas con presencia de efectivos estacionados en Guatemala y Panamá, son piezas fundamental de tal red de control.

En Guatemala

En Guatemala hace pocas semanas transcendió que agentes de la DEA operan libremente sin ninguna restricción para “cooperar con las autoridades guatemaltecas” en lo que se refiere a la lucha contra el narco,  hecho aceptado sin tapujos por el ministro de gobernación Carlos Menocal. Además las extradiciones de narcos y de políticos como el ex presidente Portillo nos evidencia cómo estamos sujetos a estas políticas imperialistas. Pues el fondo de estas políticas no es la lucha contra el narco sino solamente la  regulación de los precios usando  las agencias especializadas antinarcóticos, ya que al final este negocio existe gracias a las grandes ganancias valorizadas no solo en la venta al por menor sino en las especulaciones de los grandes bancos del imperio.

Fraser por su parte se reunió con el presidente Colom y alabó los “éxitos en el combate al narco” en lo que se refiere a capturas de narcos y decomiso de cargamentos. Para posteriormente entrevistarse con el presidente electo, Otto Pérez Molina, la vicepresidenta Baldetti y el próximo ministro de gobernación, el ex militar Mauricio López Bonilla. En esa reunión Pérez y su círculo cercano se comprometieron a involucrar a los Kaibiles y paracaidistas, tropas especializadas en técnicas contrainsurgentes del ejército guatemalteco, acusados de la operativización del terrorismo de estado en la pasada guerra sucia contra el movimiento popular.

Estados Unidos se comprometió a apoyar la instalación del sistema de radares C-41, que se pretende adquirir con otro millonario préstamo. Este sistema incluirá tres radares primarios, seis aeronaves, un centro de operaciones y la interconexión con sistemas similares en México y Colombia (La Prensa Libre 18/11/11). Esta pieza arma el rompecabezas de la red de control que junto a sus instalaciones en la región y la presencia militar organiza la estrategia para la región.   Posteriormente Fraser viajo a Honduras reuniéndose con autoridades del gobierno de Lobo continuador del golpe de estado y de la represión contra el movimiento popular. Este país junto a Guatemala y El Salvador son eslabones claves de esta armazón de control geopolítico.

Nos parece ridículo que ciertos individuos de izquierda digan que si el presidente hubiera sido el otro contendiente de la pasada segunda vuelta electoral, éste no hubiera sido parte del esquema de controla geopolítico gringo, ignorando que uno de sus ofrecimientos era crear una guardia nacional para combatir el crimen y al igual que Pérez Molina se pronunció  en contra de legalizar las drogas.

En Honduras

Fraser tambien se reunió en Honduras, el 17 de Noviembre, con el presidente Porfirio Lobo y con el alto mando militar, para discutir y coordinar las políticas contra el crimen organizado. En Honduras, los Estados Unidos mantienen una fuerte pero discreta presencia militar en la base de Palmerola, y  en el Centro de Adiestramiento para Operaciones de Mantenimiento de Paz en Támara, al norte de Tegucigalpa, además del asesoramiento permanente a las fuerzas de seguridad.

El  mal esta en los países consumidores

En  el fondo, como denunciaran organizaciones populares y de derechos humanos de México, la estrategia contra el narco que Estados Unidos impulsó en contubernio con el gobierno de derecha de Felipe Calderón, arrastró al ejército mexicano a una guerra, que en realidad es contra el pueblo,  para atacar los niveles de organización y conciencia que el pueblo mexicano alcanzó tras el fraude contra el candidato de izquierda en las pasadas elecciones presidenciales de ese país.

Ante  el peligro de utilizar efectivos militares contra el narco como pretexto para desarticular la protesta y resistencia de las clases trabajadoras, es necesaria cuanto antes la unidad del movimiento popular. En el caso de las acciones contra el narco es fundamental que se legalice el consumo de drogas y que el Estado administre ese consumo, pero para eso es fundamental en la potencia del norte que la clase obrera tome el poder político y económico.

Hemeroteca

Archivo