Por José René Tamariz

El día viernes 26 de junio del 2015, el Partido Acción Ciudadana (PAC), actualmente en el gobierno, el Frente Amplio (FA) y el bloque sindical Patria Justa (PJ), firmaron un acuerdo denominado “Una agenda patriótica par el bien común”. El nombre de esta agenda se parece más bien a la concepción de la “doctrina social de la iglesia católica” y no a una agenda de lucha y movilización. Los acuerdos y compromisos políticos y sindicales son válidos y lícitos, sin embargo, el problema es con quién o quiénes se hacen. En este caso concreto, ese acuerdo realizado por el Frente Amplio, partido que se reclama de izquierda, es cuestionable porque se realiza con el partido en el gobierno, el cual tiene una política en contra de los trabajadores. Además, esa alianza el FA la realiza con el bloque sindical de Patria Justa, encabezado por el vitalicio dirigente Albino Vargas, que es el ala más de derecha dentro del sindicalismo costarricense, el cual se caracteriza por la desmovilización y los acuerdos con la patronal y el gobierno. Por otro lado, si se lee bien dicha agenda se puede determinar y concluir que esa agenda temática tiene un carácter estrictamente parlamentarista y legalista, no va más allá del marco legal de la Asamblea Legislativa.

Es importante señalar que dicho acuerdo no cuenta con el apoyo total, tanto del PAC y su fracción legislativa, como tampoco de toda la fracción del FA, ya que es cuestionada por Ligia Fallas y Jorge Arguedas, básicamente por las diferencias sindicales con Albinos Vargas y Fabio Chaves. De otro lado, el gobierno de Solís, se ha desmarcado de dicho acuerdo señalando que “No hay de parte del Gobierno, participación en ese pacto político”. (La Nación, 8 de julio del 2015). Ese acuerdo plantea, entre otros temas, la aprobación de algunos proyectos de leyes que se encuentran en la Asamblea Legislativa (la ley de gestión integral de recurso hídrico, la fiscalización de los servicios de la CCSS, la regulación de exenciones fiscales, ley sobre fraudes fiscales, la ley para el fortalecimiento de la inspección laboral, incrementos de los salarios mínimos y otros), así como impedir la aprobación de otros proyectos de ley (ley de contingencia eléctrica, que promueve una mayor participación de la empresa privada en la cogeneración eléctrica, evitar la aprobación de los proyectos de ley de empleo público, que pretenden reducir y eliminar los pluses salariales ). No estamos en contra de luchar en el parlamento por aprobar algunos de esos proyectos e impedir la aprobación de los otros dos señalados. Sin embargo, eso es insuficiente, máxime sabiendo que el Congreso está controlado por la derecha neoliberal, sino que esa lucha se debe combinar con la lucha en las calles y mediante los métodos de la clase trabajadora, las huelgas. Llama la atención que, dentro del acuerdo del PAC-FA-PJ, no se encuentren la no aprobación del paquete fiscal del gobierno de Solís de la transformación y aumento del impuesto de venta a impuesto al valor agregado. Obviamente, esto constituye una vergonzosa capitulación del FA y PJ al PAC y al gobierno de Solís.

Según el agente del diario La Nación, Eduardo Ulibarri, “El acuerdo del PAC, el Frente Amplio y la coalición sindical Patria Justa es una hoja de ruta hacia la involución nacional y la consolidación de privilegios sectoriales”. (La Nación, 26 de junio del 2015). Por otro lado, Oscar Arias, sostiene que “…ese pacto solo tiene consecuencias negativas para nuestro pueblo, al generar todavía más desconfianza de la que hoy existe. Más desconfianza significa menos inversión nacional o extranjera y, consecuentemente, menor crecimiento de la economía, más desempleo, más pobreza y más desigualdad social”. (La Nación, 30 de junio del 2015). Estas opiniones de diversos sectores neoliberales en contra del pacto PAC-FA-PJ, le confieren poderes extralimitados a un acuerdo que no lo tiene. Es absolutamente falso que ese pacto vaya a crear un retroceso nacional, mucho menos que vaya a crear más desempleo, pobreza y desigualdad social.

Entonces, realmente ¿hacia dónde se orientan y qué busca el pacto PAC.FA-PJ? En primer lugar, ese pacto PAC-FA-PJ es un acuerdo defensivo de tipo parlamentario en contra de la alianza de los neoliberales que tomaron el control del directorio de la Asamblea Legislativa y de sus principales comisiones. Prácticamente, estos dos partidos PAC-FA, fueron descolados y marginados por parte de los neoliberales, de cualquier poder real y significativo en el Parlamento. Algunos proyectos de ley de FA han sido archivados por las maniobras de la fracción del PLN, tal es el caso de la Ley de Territorios Costeros y Comunitarios (TECOCOS). Por otra parte, en realidad este acuerdo y bloque no tiene la capacidad ni la cantidad de diputados suficientes, para aprobar los proyectos de ley que se proponen en el acuerdo. No obstante, el FA con sus nueves diputados, tienen cierta capacidad, mediante el uso del reglamento actual, de torpedear y alargar la aprobación de los proyectos de ley que se enumeran en el acuerdo en mención. Pero esto último, no es garantía de que se puedan frenar e impedir su aprobación. De ahí la importancia decisiva, de combinar la lucha parlamentaria con la lucha en las calles y las huelgas de los trabajadores, para imponer, al estilo combo del ICE, el archivo de los proyectos de ley del empleo público y pluses salariales, así como el de contingencia eléctrica y de los planes fiscales.

En segundo lugar, ese acuerdo del FA y PJ, con el PAC que es el partido de gobierno, reflejan claramente hacia donde se orienta y dirige este bloque político-sindical. La presidenta del PAC Margarita Bolaños, firmante de ese acuerdo, en una entrevista sostiene que “… El PAC propone, con claridad, que vamos a dar apoyo al agro nacional, a la industria nacional, paralelamente a la atracción de inversión extranjera que se ajuste (a la visión). Queremos encender la otra economía, la que el Estado de la Nación llama la vieja ajuste (a la visión). Queremos encender la otra economía, la que el Estado de la Nación llama la vieja economía”. (La Nación, 6 de julio del 2015). Esa vieja economía está constituida por la economía agrícola para el mercado interno, la economía agroexportadora tradicional y la industria tradicional. Querer “encender” la vieja economía, en el marco del emporio neoliberal, es una concepción típicamente pequeñoburguesa, de regreso a los años setenta, de regreso a la segunda República, la cual ha desaparecido.

En realidad este bloque PAC-FA-PJ y su acuerdo reciente constituyen una propuesta e intento por oxigenar un enfermo en estado terminal como es el denominado “Estado social de derecho” que, en los hechos, ha sido aniquilado por el neoliberalismo instaurado en el país desde los años ochenta. Esa es tanto la propuesta del PAC al pretender, desde el gobierno, de “encender” la vieja economía que, cada vez más, languidece por las políticas neoliberales. Por su parte, el Frente Amplio (FA), una y otra vez, ha repetido hasta el cansancio su defensa por el estado social de derecho. La presidenta del FA, Patricia Mora, en la celebración de los 10 años de fundación de este partido declaró “Hemos dicho que somos una oposición que ayuda al gobierno en recuperar el Estado social de derecho que regía en la Costa Rica de la que nos orgullecemos…”. (La Nación, 13 de octubre del 2014). Para que no quede duda de lo anterior citamos al jefe de fracción del FA, Gerardo Vargas, el cual sostiene que “… Nuestro objetivo es proteger el Estado social de derecho y las instituciones del país, asimismo trabajamos por la justicia social y por la equidad de este país”. (La República, 29 y 30 de noviembre del 2014). Esta es la coincidencia “estratégica” del FA con el PAC y el gobierno.

Esa coincidencia política estratégica del FA con el PAC y su gobierno, no solamente explica este acuerdo, sino también el apoyo que mantiene el FA y su fracción parlamentaria hacia el gobierno de Solís. Gerardo Vargas, ha sido claro al respecto al señalar que “A nosotros no nos interesa que Luis Guillermo salga mal, pues en el Frente Amplio sabemos que si al Gobierno le va mal, al pueblo le va mal. Por otra parte, el hecho de que haya ganado el PAC es un paso para que la izquierda costarricense gobierno en 2018… Estamos convencidos de que ganaremos las elecciones”. (Ídem). Por ende, la defensa intransigente y trasnochada del gobierno de Solís, por parte del FA y de su fracción parlamentaria, se explican por los cálculos electoralistas que tiene el Frente Amplio de que van a ganar las elecciones en el 2018 y que serán gobierno. Este objetivo, según la visión y pronósticos del FA, solo son posibles, si y solamente si al gobierno de Solís, le va bien en su gestión gubernamental. En el fondo, estos cálculos electoralistas hacia las elecciones del 2018, explican en última instancias, todos los acuerdos, maniobras y malabares políticos que realiza el Frente Amplio para sostener, apoyar y apalancar al gobierno de Solís. Todo este proceso descrito anteriormente, está conduciendo, cada vez más, a la derechización de la dirigencia del Frente Amplio, a su capitulación al gobierno de Solís y, a su eventual, hundimiento político, junto con el PAC y su gobierno.

De último, planteamos que no existen posibilidades de defender los pocos elementos que aún sobreviven de ese “estado social de derecho”, solamente en el marco del Parlamento y de los acuerdos por arriba. Solamente apoyándose e impulsando la lucha callejera, la movilización y los métodos de lucha de los trabajadores, como son las huelgas, puede detenerse la aprobación de la agenda neoliberal en la Asamblea Legislativa. Para impulsar este proceso de lucha se requiere que el Frente Amplio rompa sus acuerdos con el PAC y su gobierno, desarrolle e impulse la más amplia unidad de acción de todas las fuerzas sindicales, populares, estudiantiles y revolucionarias. Emplazamos al Frente Amplio (FA) y a su fracción parlamentaria a convocar a un encuentro nacional que posibilite la formación de este gran bloque popular para que, mediante la lucha y movilización, derrote los planes de los neoliberales.

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