Por José René Tamariz

El presente balance constituye un análisis de las políticas realizadas por el sindicato APSE en el año 2016. Obviamente no es un recuento de todas las acciones, sino solamente de las que se han considerado las principales e importantes. El sindicato APSE, uno de los sindicatos más combativo y de lucha de Costa Rica, realizó un conjunto de actividades, acciones y procesos de lucha de los cuales es necesario e importante realizar un balance para extraer algunas enseñanzas y lecciones, así como identificar los graves errores y desaciertos políticos-sindicales cometidos por la actual dirigencia sindical mayoritaria de APSE. La mayoría de la directiva nacional tuvo a lo largo del todo el año 2016 un análisis político y lectura equivocada de la realidad nacional. Es por ello, que se impone la necesidad de hacer un balance anual de las actuaciones del sindicato APSE.

1. Sobre la Convención Colectiva. En el mes de enero del año 2016 la dirigencia sindical de APSE, convocó a un consejo extraordinario al cual fue invitado el SEC para conocer y discutir una coalición sindical entre SEC-APSE-SITRACOME de consolidación de la convención colectiva. Después de muchas maniobras y contramaniobras entre las cúpulas de los sindicatos magisteriales, el primero de abril se firmó un acuerdo de “coalición sindical” entre SEC-SITRACOME-APSE-ANDE para impulsar la segunda convención colectiva.

Sin embargo, el 31 de mayo, de forma subrepticia, los sindicatos SEC-ANDE firman con el gobierno de Solís la segunda convención colectiva, dejando afuera al sindicato APSE. ¿Por qué quedó afuera de la firma de la segunda convención colectiva el sindicato APSE? Es cierto que fue una represalia del gobierno de Solís, que contó con el apoyo tácito del SEC y ANDE, contra el sindicato APSE por haber convocado a la huelga del 29 de junio.

No obstante, en última instancia, fue responsabilidad de la dirigencia de la APSE, encabezada por Ricardo Molina y Hugo Marín, presidente y secretario general respectivamente, el haber quedado afuera de la segunda convención colectiva. Esto debido, principalmente, a dos razones. En primer lugar, la dirigencia de la APSE, junto a los demás sindicatos de BUSSCO, firmó un acuerdo con el gobierno después de la huelga de los días 26 y 27 de abril en donde se comprometían, de forma tácita, en el punto número dos a no realizar movimientos huelguísticos ya que “Las partes firmantes en virtud de este acuerdo se comprometen a mantener el diálogo y el proceso de negociación, las organizaciones sindicales se comprometen a garantizar la continuidad de todos los servicios mientras se mantenga la mesa de diálogo y por las causas que originaron este movimiento”. El subrayado es nuestro.

En segundo lugar, la dirigencia de APSE, como maniobra política, lanzó la huelga del 29 de junio, para recomponer su debilitada posición en que quedó con la paliza que las bases le propinaron en la asamblea de presidentes de bases del 22 de abril, en donde se le impuso la participación en la huelga del 26 y 27 de abril. En esta convocatoria de huelga, la dirigencia de APSE, se equivocó, ya que no comprendió la coyuntura en que se encontraba el proceso de negociación de la convención colectiva. Lo correcto era, primero, haber firmado la convención colectiva el 31 de mayo y, posteriormente, haber convocado a la huelga del 29 de junio. Entonces, como conclusión, el sindicato APSE quedó fuera de la firma de la segunda convención colectiva, principalmente, por una incomprensión de la coyuntura inmediata del proceso de negociación de dicho instrumento laboral, así por compromisos políticos firmados con el gobierno para no convocar a movimientos huelguísticos.

2. La Huelga del 26 y 27 de abril. Entre las fechas de la firma de la coalición sindical para la segunda convención colectiva y la firma de la misma, se sucedieron tres importantes hechos de la lucha en el interior de la APSE, la realización de las asambleas de bases entre el 8 y el 15 de abril, la realización de la asamblea de presidentes de bases el día 22 de abril y la huelga del 26 y 27 de abril. En la mayoría, casi absoluta, de las asambleas de bases a nivel nacional, como una reacción en cadena, se votó de forma democrática y por mayoría, participar en la huelga del 26 y 27 de abril. Las bases del sindicato APSE habían decidido, previo, a la asamblea nacional de presidentes de bases ir a huelga de los días 26 y 27 de abril. Mientras tanto, la mayoría de la directiva nacional, no sólo estaba en contra de esa huelga, sino que abiertamente promovía la desmovilización de las bases en dicho movimiento huelguístico.

En la asamblea nacional de presidentes de bases del día viernes 22 de abril, las bases, votaron por abrumadora mayoría participar de forma activa en la huelga de los días 26 y 27 de abril convocada por el Bloque Unitario Sindical y Social Costarricense (BUSSCO). En esta asamblea se enfrentaron dos posiciones políticas-sindicales: la de la mayoría de la junta directiva nacional y otro pequeño sector del sindicato que proponían participar solamente un día de huelga y, el sector mayoritario de las bases sindicales, que propusimos participar de forma activa los dos días de huelga, el 26 y 27 de abril. La primera posición política-sindical obtuvo solamente 88 votos, mientras que la segunda posición logró una votación, abrumadoramente mayoritaria, de más de 700 votos.

En la asamblea nacional de presidentes de bases del día viernes se recurrió, por parte de un sector de la mesa directiva, a múltiples maniobras y triquiñuelas para evitar que se discutiera y votara, primero, el cambio del orden del día de la agenda y, segundo, trataron de impedir la discusión y votación de la propuesta de participación de los dos días de huelga, 26 y 27 de abril, del sindicato APSE. Para evitar esa discusión y votación recurrieron a un reportorio de falacias política y legales que, en el fondo, pretendían provocar el miedo a los rebajos salariales y despidos de los trabajadores.

La discusión y la política del miedo sobre los rebajos salariales y los eventuales despidos que esgrimía el sector mayoritario de la directiva nacional de la APSE, para no participar en la huelga del 26 y 27 de abril, fue resuelta en la práctica por las bases de los sectores de la educación y salud. Al final, el asunto de las represalias es un problema de tipo político, no solo legal, si la correlación de fuerzas entre las clases que luchan contra el gobierno y los neoliberales es favorable, por su masiva participación, esa masividad, fuerza y fortaleza del movimiento de los trabajadores impide cualquier represalia. El gobierno de Solís no pudo realizar ningún rebajo salarial ni despidió a ningún trabajador como habían pronosticado la mayoría de la directiva nacional de APSE. La participación en esa huelga fue masiva, no solo de los trabajadores del sector de la educación sino también del sector salud y otros sectores sociales.

3. Sobre la Política de Congelación Salarial del Gobierno de Solís. Los miserables “reajustes salariales” decretados por el gobierno de Solís en el año 2016 fueron de 0.08% y 0,01% para un total de 0,09%, es decir, 90 colones anuales!! ¿Qué hizo la directiva nacional de APSE para enfrentar esa política de congelamiento salarial? Prácticamente nada. No pasó de hacer algún pronunciamiento en contra de los burlescos “reajustes” salariales y una raquítica “concentración”, principalmente, de funcionarios de la oficina de APSE enfrente del Ministerio del Trabajo. En síntesis, ninguna acción de peso o huelga que lograra revertir esa nefasta política de congelación salarial del gobierno, la cual lleva dos años consecutivos y, probablemente, continúe en el año 2017.

El gobierno de Solís, logró reducir el déficit fiscal en el año 2016, pasando de un déficit proyectado del 5,9% a uno real del 5,1% del PIB a costa, entre otras reducciones del gasto público, de la política de congelamiento salarial que se les ha impuesto a los trabajadores del sector público. En otras palabras, hemos sido los trabajadores del sector público lo que hemos financiando con la congelación salarial, la disminución del déficit fiscal.

La mayoría de la directiva nacional presentó, como una supuesta “solución” a la política de congelamiento salarial del gobierno, una “nueva fórmula” salarial al consejo nacional de salarios, la cual se sabe, entre corrillos, que ha sido rechazada por el gobierno.

Para la “elaboración” de esa “fórmula salarial”, que consistía simplemente en proponer el pago de la inflación proyectada más el PIB per cápita promedio, fue contratado por varios millones de colones el consultor Ricardo Vindas Valerio que, al final, ese montón de dinero se echó al cesto de la basura porque el gobierno rechazó esa “fórmula”. Este es otro grave error de la mayoría de la directiva nacional, creer que el gobierno va a dar nuevos incrementos salariales con la aprobación de una “nueva fórmula salarial”. Esta política de la mayoría de la directiva nacional de guardar confianza en el “diálogo” con organismos del gobierno que no sirven para nada, más que para desmovilizar a los trabajadores refleja la concepción de “lucha” que consiste en sustituir y abandonar la movilización de los trabajadores por la “negociación” con el gobierno. Por nuestra parte, consideramos que la única vía para arrancarle al gobierno e imponerle un aumento real de los salarios es la movilización callejera y la huelga masiva de los trabajadores, tanto del magisterio como del sector público.

4. La Huelga del mes de setiembre. La participación de los trabajadores de la educación fue mucho menor que la del 29 de junio, lo cual demostró de forma contundente que las huelgas de un día como método de lucha estaba agotada. La movilización fue muy baja, además de no obtener ningún logró de esta participación huelguística, más bien debemos preparar la lucha por evitar que el MEP realice otro rebajo salarial por haber participado en esta huelga.

5. Sobre el Proyecto de Educación Dual. En relación a este supuesto “modelo de educación”, el MEP y el gobierno de Solís, está imponiendo en los hechos la educación dual en los colegios técnicos. Plantear de forma ingenua, como lo hace la mayoría de la directiva de APSE, de que se trata solamente de un “plan piloto” es hacerle el juego al MEP-Gobierno. Todos los educadores sabemos que después de la aplicación de los “planes pilotos” viene, por consecuencia, la implantación de los programas o políticas educativas, independientemente de la aprobación del proyecto de educación dual número 19.019.

Este es otro grave error de la mayoría de la directiva nacional debido a una incomprensión de la situación nacional y de las triquiñuelas del gobierno. Desde que vino la Ministra de educación de Alemania a Costa Rica, las autoridades del MEP y del gobierno realizaron un acuerdo entre gobiernos para implementar la educación dual en Costa Rica. Entonces, el MEP-Gobierno al lanzar la implementación en el año 2017 del “plan piloto” de educación dual en cuatro colegios técnicos, está cumpliendo ese compromiso adquirido con el gobierno de Alemania.

6. Sobre el proyecto de empleo público. La mayoría de la directiva nacional de APSE se opuso, de forma obstinada, a lanzar una huelga indefinida para detener la discusión y, eventual, aprobación del proyecto de empleo público. Al final, el gobierno envío el proyecto de empleo público a las sesiones extraordinarias, pero posteriormente tuvo que retirarlo por las presiones del movimiento sindical de lanzar la huelga indefinida, en caso de que se discutiera en el plenario legislativo. Esto constituyó una victoria parcial, coyuntural, del movimiento sindical, excepto, del sindicato APSE que no solo se negó a participar de una eventual huelga indefinida, sino que la boicoteo con el llamado a sus bases a no participar de la huelga, que al final no se hizo porque el gobierno retiró el proyecto de las sesiones extraordinarias.

7. Sobre los Rebajos Salariales de la Huelga del 29 de junio. Respecto a los rebajos salariales que está haciendo el MEP a los trabajadores de la educación por su participación en la huelga del 29 de junio, la política de la mayoría de la directiva de APSE para enfrentarlos ha sido limitada y equivocada. La “lucha” contra esos rebajos salariales se ha limitado a realizar recursos de revocatoria, lo cual no es incorrecto en sí mismo, sino que es una política insuficiente y limitada. Se debe combinar la movilización con las acciones legales, pero teniendo claro que lo principal y determinante es la presión, vía acciones en las calles, para detener la política de rebajos salariales del gobierno. Los recursos de revocatoria son un medio auxiliar, apéndice, de la movilización, no al revés.

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