El Acuerdo de Cartagena, firmado por el gobernante ilegitimo Porfirio Lobo y el Ex gobernante defenestrado por un golpe de Estado José Manuel Zelaya Rosales, modificó la situación política abierta tras el ascenso de la masas en la lucha contra el golpe de Estado. La nueva dinámica del movimiento de masas encajaba muy bien en la pretensión de la Comisión política de insertar al FNRP al próximo proceso electoral como un Frente Amplio Político, evidentemente, este giro en la política fue ampliamente favorable para los intereses de la burguesía y los grupos de poder para poder echar andar su política de planes de hambre y  de miseria contra el pueblo de Honduras, sobre todo porque ha trastocado algunas  conquistas sociales y laborales en un clima de desmovilización y retroceso.

El furor electoral desencadenado, una vez que José Manuel Zelaya Rosales y  el comité político del Frente Nacional de Resistencia bifurcaron el organismo de oposición y de lucha de la población en resistencia, conlleva enormes peligros para el movimiento de masas, y por ello se hace necesario perfilar una política electoral revolucionaria que nos permita situarnos en este contexto y de esa manera tener presencia para poder promover un programa de lucha y de rescate del FNRP.

 

Los socialistas revolucionarios no descartamos la participación electoral, aún cuando consideremos que en la actual coyuntura no se garantizan las condiciones mínimas de participación, sin embargo, desde nuestra mirada ésta debe de ser vista como un aspecto estrictamente táctico y no como uno de los fines últimos.

Desde las primeras intenciones de Zelaya y de las corrientes oportunistas del FNRP de incursionar en el proceso electoral, nos opusimos tácitamente al mismo, ya que participar como partido político sin haber garantizado las condiciones democráticas mínimas de participación era un fatal error. Pero también, se le concedió legitimidad al gobierno  de Porfirio Lobo que previo al Acuerdo de Cartagena no gozaba de la credibilidad  internacional ni de la legitimidad social requerida, y la situación de la lucha de clases necesitaba un organismo combativo que le hiciera frente a los planes de ajuste y de miseria del gobierno y no de un partido político más del antidemocrático régimen -que a pesar de los cambios cosméticos y de las pequeñas reformas realizadas- sigue sosteniéndose en el bipartidismo.

Lejos de asegurar la participación electoral, en este momento el pueblo hondureño necesita un organismo amplio y democrático que le haga frente a los planes de ajuste de la derecha hondureña, que por cierto, durante la coyuntura ha asestado duros golpes a las conquistas sociales de los trabajadores. A nuestro juicio, la gran tarea de transformar las condiciones semi coloniales de explotación, la miseria, exclusión y marginalidad imperante ante la injusta distribución de la riqueza social aún exige ser saldada. Esto más, la necesidad de refundar a Honduras bajo una Asamblea Nacional constituyente sigue siendo una de las necesidades imperativas de nuestro momento histórico. Sin embargo, estas transformaciones no podrán ser resueltas desde lo electoral, sino desde la lucha popular y la movilización permanente.

El cambio de situación y el viraje del FNRP

El Acuerdo de Cartagena de Indias, firmados entre Zelaya y Porfirio Lobo determinaron un cambio en la situación política de Honduras. Las condiciones favorables para la movilización abiertas tras el golpe de Estado y la constitución del gobierno espurio de Roberto Michelleti se habían esfumado. Desde hace algunos meses, la dirección del FNRP  abandonó la lucha popular y jerarquizó el proceso de dialogo que desde hace un tiempo empezaba a tejerse entre la corriente liderada por Zelaya y el gobierno de Porfirio Lobo. El retorno de Zelaya aceleró la estabilización política del régimen y aseguró la incorporación del Estado de Honduras a los organismos multinacionales como la ONU y la OEA.

Bajo ese contexto, Zelaya y la comisión política del FNRP empezó a orientar el nuevo rumbo del Frente, para ello convocaron a una asamblea extraordinaria y casi por unanimidad votaron participar dentro del próximo proceso electoral, es de hacer notar, que en dicha asamblea se suprimieron los organismos democráticos que a través de la discusión interna se venían construyendo y sin oposición alguna, a excepción de la realizada por el Espacio refundacional, Zelaya impuso su agenda y logró bifurcar el  Frente.

Quienes propusieron constituir el llamado Frente Amplio Electoral con corrientes burguesas, como son los Liberales en Resistencia, de cara a las elecciones del año 2013, llegaron al absurdo de anteponer las elecciones a la movilización popular. Para nosotros, cualquier táctica es válida si ayuda a la movilización de los trabajadores y el pueblo, si empuja la lucha hacia adelante, hasta lograr el objetivo inmediato como es la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, producto de la movilización popular, como máxima expresión de la voluntad democrática del pueblo. Lo que no es válido es engañar al pueblo con falsas alternativas, que más bien conducen a la Resistencia a un callejón sin salida.

El Frente Amplio de Resistencia y el nacimiento de  LIBRE

La nueva situación y el viraje oportunista de la dirección, acelero en gran medida la creación de un nuevo partido político que tiene como objetivo único participar dentro de la corroída institucionalidad de los golpistas en la lucha electoral. De esta manera, quedaron a un lado o más bien suprimidos los objetivos estratégicos del FNRP, aunque a mirada de Zelaya  el FARP y luego LIBRE son el brazo político electoral del frente.

A partir de ese momento, se elaboró una extraña teoría repleta de fetichismo político en torno al Frente Amplio Electoral, en el sentido de que al darles cabida a corrientes burguesas, como los Liberales en Resistencia, dará una mayor cantidad de votos, capaz de imponer en determinado momento la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente

La trampa del Frente Amplio Electoral

En diversos procesos de la historia, las organizaciones de los trabajadores han participado en organizaciones donde confluye una diversidad de tendencias políticas. En algunas ocasiones, esta amplia unidad es progresiva, como ocurrió durante los primeros meses de lucha contra el golpe de Estado. En ese sentido, la participación de corrientes del Partido Liberal era correcta y necesaria en el objetivo de movilizar al pueblo para derrotar al golpe de Estado.

La constitución de alianzas políticas puede ser considerada dentro de determinadas coyunturas. Sin embargo, en ningún momento se debe dejar al servicio de los sectores burgueses la dirección del movimiento sindical y popular, o someter a este al programa o a la política de esos sectores empresariales.

El descontento social genuino que brota de la miseria engendrada por la quiebra del Estado y de su antidemocrático modelo en Honduras, son un terreno fértil para la promoción de toda clase de “alianzas” y “frentes” por parte de algunos sectores de la izquierda reformista y oportunista. Estas propuestas “tácticas” son un verdadero terreno minado para aquellos que verdaderamente luchan por la transformación de Honduras a través de una Asamblea Nacional Constituyente

Detrás de las  frases “radicales” a favor, en ese momento, del Frente Amplio Electoral se esconde una trampa: la disolución del programa de lucha los trabajadores y del aniquilamiento de la independencia política del FNRP.

Es de hacer notar, que el Frente Amplio Electoral de la Resistencia Popular (FARP) no es una creación novedosa, se trata de la resurrección de la política de creación e implementación del clásico “Frente Popular”, es decir, una política impulsada por los partidos stalinistas durante la década de los años 30 del siglo pasado, que consistía en implementar una política de alianzas y subordinación de los sectores obreros y populares en relación con sectores empresariales de “izquierda”,  a los que catalogaban como “progresivos” o “revolucionarios”.

El FARP se presentaba  como una nueva organización donde convergen distintas organizaciones sociales, políticas, gremiales y populares, hasta sectores burgueses “progresivos”, como el representado por Zelaya y los distintos liberales que comparten su visión.

Para ese momento, nos opusimos firmemente a esa amalgama ideológica y de programas, evidentemente por ser el FARP una organización que diluye las tareas centrales de la clase obrera y contribuye al fortalecimiento del Estado capitalista. Por otro lado, la política de los “frente populares” diluyen con su práctica los ejes centrales de lucha de la clase, tan solo para anteponer el ejercicio electoral como uno de los únicos métodos de la toma del poder.

La creación de Libertad y Refundación

A nuestro juicio, sí hay una manera de sintetizar una definición que nos acerque a una caracterización precisa de este partido político, tendríamos que decir: el partido político Libertad y Refundación (LIBRE), es un poco más de lo mismo. Es cierto, que algunos intelectuales y corrientes vanguardistas ven con optimismo al nuevo partido político, pero en realidad el nuevo partido  no representa los intereses  de las grandes capas de oprimidos y explotados del país. Una cosa es luchar contra el golpe de Estado y otra es constituir una alternativa de gobierno, que debe tener un claro programa de reivindicaciones sociales.

La razón fundamental de esta organización política llamada LIBRE es, abandonar las luchas populares en las calles, y volcarse estrictamente a la toma del poder por la “vía democrática”, como si las transformaciones profundas se realizan desde las corruptas y antidemocráticas instituciones del Estado, es decir, sin romper con la institucionalidad burguesa.

Aunque en su discurso, Zelaya menciona que LIBRE es el brazo político del FNRP, en los hechos sigue siendo el mismo Frente Amplio de resistencia Popular. El cambio de nombre o siglas, ni las posturas moderadas, no garantizan que Zelaya pueda atraer otras corrientes políticas para lograr algún grado de incidencia en el proceso electoral.

Pero esta maniobra política de Zelaya ha arrastrado a la mayor parte de la dirigencia y organizaciones sindicales y populares a la ilusión que entre más amplias las alianzas y menos radical el programa político, mayores oportunidades de acceder al poder por la vía electoral, dejando a un lado los objetivos fundamentales por los cuales surgió el FNRP como es la lucha por la democratización de Honduras.

La bifurcación del FNRP fue una maniobra para incursionar dentro del proceso electoral, por cierto controlado por la institucionalidad golpista. Primero creó el FAPER, después LIBRE, y recientemente ha creado una corriente interna dentro de esta última organización, como preparando la cama para la cohabitación con otras corrientes burgueses, que por cierto no aparecen ni parecen estar interesadas en una alianza con el caudillo liberal.

Por la construcción de una política electoral revolucionaria

Son los cambios y transformaciones en la realidad, por cierto aceleradas por la traición política de Zelaya y de los sectores que le representan, lo que nos ha llevado a levantar la propuesta de impulsar candidaturas independientes.

Estamos claros, que el problema no son las siglas o el nombre de una organización, tampoco son las elecciones, sino con que política y con qué programa vamos a las elecciones, que tipo de gobierno proponemos, quienes lo deben encabezar, como cambiar la situación de pobreza y violencia en Honduras, etc. Por eso, en diversas ocasiones exhortamos a nuestros hermanos del Espacio Refundacional a cerrar filas en la defensa del proyecto original del FNRP, como un proyecto popular y de izquierda. Si la mayoría de las bases del FNRP acepta participar en las próximas elecciones, se deben impulsar candidaturas independientes, llevando como candidatos a los dirigentes más destacados en las luchas, electos democráticamente en procesos en donde las bases discutan y decidan.  Estas deben ser representadas por luchadores electos democráticamente en asambleas populares. Por otro lado, estas candidaturas deben ser impulsadas desde un Programa de Lucha que le haga frente a la embestida económica del gobierno.

Hemos dejado claro, que no nos oponemos a librar la batalla en el terreno electoral, pero para ello se requiere discutir programas, políticas, y formas de elección de los candidatos. La forma desesperada de convertir al FARP en un nuevo partido político, comenzando a discutir Estatutos, en vez de un programa de lucha para instaurar la Asamblea Nacional Constituyente, no presagia nada bueno.

En vez de reeditar la experiencia de las Candidaturas Independientes, y convocar a todo el movimiento obrero y popular a decidir cómo encarar la próxima contienda electoral, de antemano el ex presidente Zelaya, a la cabeza de corrientes burguesas como Liberales en Resistencia, está forzando al amplio movimiento social de la Resistencia a tomar el camino de Libre, sin discutir el programa, ni las políticas, ni los métodos de elecciones de los candidatos. Por todo lo anterior, proponemos una Asamblea Nacional de luchadores, planteamiento que retomamos de nuestras organizaciones hermanas.

En dicha Asamblea,  pueden asistir todas las organizaciones del Frente nacional de Resistencia que desean rescatar el proyecto original y participar en la conformación de dichas candidaturas, que serán respaldadas de forma amplia y participativa por la Asamblea. Así mismo, se debe crear un programa de lucha que impulse a la movilización popular para lograr la refundación del país a través de una Asamblea Nacional Constituyente, y frenar la embestida económica del gobierno de Porfirio Lobo. Las candidaturas se deberán a la Asamblea y mantendrán independencia y autonomía política de los organismos de dirección del FNRP, no obstante deberán de ser el referente para iniciar jornadas amplias de movilizaciones para lograr las transformaciones sociales requeridas.

En ese sentido, proponemos que sean los dirigentes sindicales y gremiales que mantienen independencia de Zelaya que encabecen dichas candidaturas, las organizaciones gremiales y sindicales que mantienen independencia de clase y no quieren verse expoliadas ante los giros oportunistas y conciliadores de Zelaya y  de los liberales en resistencia deben ser el soporte estructural de las candidaturas populares independientes, desde luego los dirigentes comunales que combaten contra la injusticia y la cruenta explotación del sistema son absolutamente bienvenidos para encarar esta propuesta.

Centroamérica, 21 de Enero del 2012

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA) del

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)

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