Por Joel Arriola*

Una gran parte de los artículos que aparecen sobre El Salvador se ocupan del análisis de lo fenoménico, de lo insustancial de la realidad social, dejando de lado la esencia, lo substancial de esta. En esa línea a parecido en un periódico digital el artículo FONAT o por qué los Cuatro realmente son Fantásticos[1]su autor, el académico y filosofo Carlos Molina Velásquez.

El articulo trata de analizar la cuestión de la aplicación del Fondo Nacional de Atención a las Victimas de Accidentes de tránsito (FONAT) y su suspensión, luego de que la sala de lo constitucional (integrada por estos 4 fantásticos como nos propone Carlos Molina) admitiera un recurso de inconstitucionalidad contra la ley FONAT.

Se propone analizar este hecho (y de paso otros como el caso de Beatriz[2]) a la luz de la que podríamos denominar moralidad-social y de paso por la política misma. Veamos las propuestas de Molina, pongamos de manifiesto su abordaje evidentemente fenoménico y por supuesto, las conclusiones nefastas que se obtienen (por extensión nuestra) de dicho análisis.

Comienza Molina analizando la suspensión del FONAT como acto de injusticia, desde el punto de vista de la “justicia entendida como equidad”; esta, dice debería contemplar mecanismos de redistribución de recursos que beneficien a los menos favorecidos de una sociedad, aunque afecten los intereses particulares de la mayoría de sus miembros entonces el fallo de la famosa Sala sería manifiestamente injusto. Entonces, para Molina la justicia es posible en una sociedad donde existan “los menos favorecidos”, es decir, es pues una justicia burguesa y además utópica en cuanto que, establece que deben existir “mecanismos de distribución… hacia los menos favorecidos aunque… [Estos] afecten los intereses… de la mayoría de los miembros”

Es decir pues, la Justicia, tal y como la entiende Molina, es posible en una sociedad de desiguales, con desigual distribución (sólo en una sociedad de desiguales, con desigual distribución es posible la redistribución de las riquezas hacia los “menos favorecidos”), lo que implica a la vez una sociedad con desigual propiedad de los medios de producción, y por consiguiente una sociedad dividida en clases, lo que a la vez implica, con el actual grado de desarrollo de las fuerzas productivas, una sociedad burguesa, dividida en dos clases fundamentales: la burguesía y el proletariado. En esta sociedad, es decir en una sociedad burguesa, la justicia tal y como la propone Molina, es posible; al menos eso es lo que se desprende de su párrafo citado.

Pero la propuesta de justicia de Molina, además de pecar de burguesa, peca más adelante en el mismo párrafo de utópica. Dice que deben existir mecanismos de redistribución hacia los menos favorecidos, aunque la aplicación de estos mecanismos afecte a la mayoría de los miembros de una sociedad. ¡Vaya utópismo! ¿Acaso pueden existir grupos “menos favorecidos” cuyos intereses estén en alguna medida contrapuestos al interés general de la mayoría de una sociedad? ¿No se convierten acaso los grupos beneficiarios del FONAT, en a la vez grupos afectados por el cobro del mismo?

Para responderse vasta darse una vuelta por el centro de la ciudad y charlar con cuanto se le cruce. O sino, baste con observar como el ultraderechista Norman Quijano utiliza en la campaña electoral la cuestión del FONAT para desprestigiar al gobierno de turno. Pero Molina no lo entiende así; que podría hacerse pues, es la manera de razonar de las llamadas “clases medias” deslumbradas por el supuesto “gobierno del cambio”.

Más adelante Molina dice, en relación a los 4 magistrados de la sala de lo constitucional que “Muchos repiten que las sentencias de los magistrados son ´algo jurídico´ y sacan erróneamente la conclusión de que no deben ser leídas como “política o moral”. Sin embargo, pensar que los magistrados son ajenos a intereses políticos propios y extraños, o que alguna misteriosa fuerza estelar los libera de presiones de grupos de poder, no es solo una posición ingenua y falsa sino también peligrosa”.

Otra vez, victima de la defensa incondicional al Gobierno de Funes-FMLN, cae en el análisis de lo fenoménico. Es claro que los magistrados están hasta la coronilla embutidos de intereses políticos, pero estos no son sino la necesaria condición de los intereses económicos de la clase a que representan. Esto aunque lo acepta, no lo dice Molina, pues manifestarlo, le llevaría por lógica a platearse los intereses económicos (y por extensión políticos) del quinto magistrado: Salomón Padilla y el otro grupo que esta generalmente en contra de los magistrados: FMLN-GANA.

Ésta valoración era de donde tenía que arrancar Molina, si quería desentrañar en la polémica sobre los magistrados, más allá de algo jurídico y llegar hasta el fondo, hasta la esencia del problema. Pero esto no lo ha planteado Molina, y así como ha colocado a los 4 magistrados como los 4 fantásticos, así mismo ha puesto en el altar al quinto magistrado, como el Superman de la historia y al FMLN como el clan de los salvadores del universo.

Pero esto (de analizar la cosa como una cuestión de estructural en lo económico) Molina no lo planteara jamás, pues al seguir en esta línea de análisis no le quedaría más que inmiscuirse hasta el fondo de la alianza FMLN-GANA y su construcción como expresión política de un interés económico supremo, de una nueva burguesía. ¿Que moral, que justicia, nos queda entonces a estas alturas del análisis? ¿Qué moral y que justicia deberíamos tener en cuenta los pueblos ante esta realidad? ¿La moral burguesa embrollada que propone Molina? ¿O tendremos que apelar a nuestra moral, la moral proletaria? ¿Tendremos que capitular al FMLN y al Gobierno por estar enfrentados a los magistrados o por el contrario tendremos que arremeter una contundente crítica a “ambos bandos”?

Más adelante sobre el caso de Beatriz, afirma Molina: “Basta recordar la sentencia sobre el “Caso Beatriz” y la disparatada afirmación —una de tantas— de que “los derechos de la madre no pueden privilegiarse sobre los del nasciturus ni viceversa”. Sin ninguna duda, esta es la prueba de que los magistrados son realmente los Cuatro Fantásticos: seres maravillosos que habitan un Olimpo Jurídico alejado de lo “demasiado humano”.

Estamos de acuerdo con Molina sobre el espíritu nefasto de la sentencia de la sala sobre el caso de Beatriz; pero más allá de ello, lo que demuestra Molina acá, es precisamente su incomprensión de la realidad política y social del país. Cambia el análisis social y político por sus caprichos y en lugar de establecer lo que en verdad ha sucedido con la sentencia en el caso de Beatriz, se pone a fantasear sobre seres maravillosos de otro mundo. En lugar de decir lo podrido del régimen político salvadoreño, de la “construcción cultural” salvadoreña, de la superestructura capitalista-dependiente y su influjo en las acciones políticas (y económicas, dicho sea de paso), se pone a hacer lucubraciones que poco ayudan a caracterizar la realidad salvadoreña en general y el caso de los magistrados en particular.

Pero por si esto fuera poco, veamos que mas tiene que decirnos Molina sobre el tema: “También debemos rechazar categóricamente fallos como los del “Caso Beatriz” y el FONAT, porque violan los derechos de las mujeres, en el primer caso, y fomentan la construcción de una sociedad insolidaria, en el segundo. Si los cuatro superhéroes realmente interpretaran la Constitución en función de la ciudadanía, entonces sus resoluciones serían verdaderamente justas y no mínimamente legales”.

Estamos de acuerdo con Molina al decirnos que debemos rechazar categóricamente fallos como el caso de Beatriz, sin embargo rechazamos profundamente su aseveración de que fallos como el del FONAT fomenten la construcción de una sociedad insolidaria. Y no es que estemos de acuerdo con el fallo del FONAT (primero porque no existe tal fallo aún), que de seguro será peor de nefasto que la ley misma, puesto que lo que puede vislumbrarse (por el accionar de los grupos de empresarios transportistas) es precisamente el mantenimiento del impuesto (o como quiera llamarle Molina) para los miles de trabajadores y trabajadoras, mientras se les exonera a los sectores empresariales de trasportistas. Y es que no podía ser de otra forma, pues como hemos dicho, (y algo que compartimos con Molina) efectivamente los magistrados no hacen sino expresar los intereses rancios de la burguesía oligárquica o tradicional, sin embargo de allí no se desprende que debamos alinearnos al otro sector burgués emergente: El representado políticamente en le bloque FMLN-GANA.

Por ultimo, Molina como todo buen pequeño-burgués (o mejor dicho como esa “clase media” vacilante, que por haberse alejado de la praxis militante se aleja así mismo de las posiciones políticas propias que expresan los intereses de la clase trabajadora) nos agrega “El FONAT es, seguramente, una iniciativa que debe implementarse de la mejor manera y en ese sentido debería revisarse y perfeccionarse”. Como todo buen “clase media” vacilante apela a lo “bueno” y deja del lado lo “malo” de la ley para ser reformado… No nos extrañaría que esa misma postura de “tomar lo bueno” y esperar que se reforme lo “malo”, tuviera también para leyes como los Asocios Público-Privado, o el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.

Así pues, nos ha tocado tratar con el fenómeno, con el mundo de la pseudoconcrecion como diría Karel Kosik. Para emprender el análisis estructural, es decir científico de la situación del FONAT, Molina, debió remontarse pues, al déficit fiscal del gobierno, su negativa a gravar con impuestos al gran capital e intentar de esa forma descargar la crisis sobre los hombros de las clases populares. Y si para el caso quería tratar sobre “los 4 fantásticos” Molina debió comenzar precisamente con un esfuerzo por identificar las causas económicas de los movimientos políticos de la sala (en termino gramscianos, debió buscar si los movimientos en la sala son movimientos superestructurales orgánicos o no); esto sólo lo hizo a medias, al identificar acertadamente los “4 fantásticos” con los grupos de la burguesía oligárquica salvadoreña, pero esta tarea está incompleta sino se prolonga al establecer el vínculo que une los movimientos políticos de Padilla y el bloque FMLN-GANA a los intereses de esa burguesía emergente.



*Estudiante de sociología de la Universidad de El Salvador. Miembro del Colectivo 25 de Julio.

[1] Carlos Molina Velásquez. FONAT o por qué los Cuatro realmente son Fantásticos. Disponible en:  http://www.contrapunto.com.sv/columnistas/fonat-o-por-que-los-cuatro-realmente-son-fantasticos

Para ampliar sobre esto puede verse por ejemplo: Sofía García. El debate en torno a la despenalización del aborto debe encararse ya. Disponible en:  http://www.ust-elsalvador.org/index.php/item/97-el-debate-en-torno-a-la-despenalizacion-del-aborto-debe-encararse-ya

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