El ministro David Munguía Payes y el Fiscal Luis Martinez, se reconciliaron

Por Lisandro Espinoza

En los años ochenta la situación económica que vivía el país y la violencia generada por el conflicto armado eran los problemas fundamentales de los cuales la población salvadoreña clamaba una solución. Paradójicamente, en estos momentos estos problemas aún son la preocupación principal del ciudadano salvadoreño.

El Acuerdo de Paz entre FMLN y ARENA no solucionó los problemas

La situación económica había llevado al surgimiento de estructuras políticas-militares revolucionarias que amenazaban con arrebatar el poder a la clase dominante. Como respuesta, el imperialismo y la oligarquía salvadoreña implementaron la violencia estructural del estado y de estructuras paramilitares (como los escuadrones de la muerte), lo que implicó el uso de las Fuerzas Armadas y de todos los cuerpos represivos de seguridad. Ante la imposibilidad del gobierno de derrotar militarmente a la guerrilla salvadoreña, con la llegada del gobierno de Napoleón Duarte del Partido Demócrata Cristiano (PDC) se inició un proceso de diálogo entre el gobierno y la guerrilla del FMLN, lo cual era visto desde diferentes ópticas por los representantes de las organizaciones que integraban el FMLN. Para unos el diálogo debería ser utilizado de manera táctica, pero otros lo vieron como el puente para llegar a la negociación. Con la muerte de líderes obreros, como Cayetano Carpio se abrió una nueva etapa en la cual se pasó abiertamente del diálogo a la negociación.

Con la llegada de ARENA al gobierno se firmó en 1992 el Acuerdo de Paz; de esta forma la derecha arenera estaba otorgando “la paz que tanto clamaba la población salvadoreña”, lo que le daba prestigio político ante la población, aunque en realidad no estaba solucionando los problemas económicos, pero ello le importaba poco. Al contrario, inmediatamente se profundizó el modelo económico neoliberal y la privatización de muchas instituciones del estado, y con ello nuevamente los problemas económicos, la violencia y la delincuencia volvieron a ser los principales problemas sentidos por la población. En el pasado evento electoral la solución a dichos problemas fue parte de las promesas de campaña realizadas por el FMLN y ARENA. En el Acuerdo de Paz entre la ex guerrilla de FMLN y ARENA no se tocó el sistema capitalista e inclusive solo maquilló el aparato represivo militar.

ARENA campaña electoral con el tema de la violencia

La derecha arenera se olvida de que a pocos años del tan alabado acuerdo de Paz ya la delincuencia empezaba a repuntar, lo que llevó en 1993 a representantes de ONUSAL a manifestar que “existía una progresión cualitativa del impacto de la violencia que se expresaba en que los asesinatos contradicen la expectativa de seguridad a la que aspiraba la población salvadoreña una vez finalizado el conflicto”. En aras de mantener dichas expectativas entre la población los gobiernos areneros utilizaron a las fuerzas armadas para que hicieran labores de seguridad (algo que fue muy criticado por la dirección del FMLN), llegando a implementar los planes de mano dura con los cuales golpeó a las estructuras criminales; pero los planes solo eran una solución temporal a la problemática, pues tan solo obligaron a estas estructuras a perfeccionarse para poder sobrevivir.

Con la llegada de FMLN y de Funes al gobierno, en momentos en que el capitalismo enfrenta una de sus peores crisis, la violencia y delincuencia atribuida a las Maras y las pandillas continúa en ascenso, aunado a la campaña mediática de la derecha arenera que busca hacer ver al gobierno como incapaz. La respuesta a este problema por parte del gobierno de Funes y del FMLN inicialmente fue la misma política represiva y de uso de las fuerzas armadas en labores de seguridad de los gobiernos areneros, que en la práctica han demostrado ser inefectivas.

De la rebelión contra la Ley de Proscripción a la tregua

En el 2010, ante la aprobación de la Ley que proscribía, penalizaba y castiga a miembros de las maras y las pandillas y a sus colaboradores, dichas organizaciones llamaron al paro del Transporte, logrando sus objetivos. En el contexto del paro, miembros de las Maras y de las Pandillas difundieron comunicados en donde exigían al gobierno la derogatoria de la Ley e incluían otras demandas en beneficio de las mayorías, lo que fue una sorpresa para la mayoría de la población. Dicha ley también fue rechazada por el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) por considerar que “… esta vulnera los Derechos Humanos que legítimamente corresponden y dado que esta forma parte de un serie de condiciones que el Estado burgués salvadoreño va creando para un momento determinado aplicarla en contra del pueblo salvadoreño y sus organizaciones…” y debido a que esta Ley no ataca el problema de raíz y porque es igual a las políticas dictadas por los gobiernos areneros.

Ya para el 2012 se rompió el hermetismo del proceso de diálogo entre los miembros de la Mara MS 13 y la Pandilla 18. En los momentos en que dicho proceso se hizo público se hablaba ya de una tregua entre ambas estructuras, pero se negaba que existiera una negociación entre ellos y el gobierno. Se reconoció la existencia de dicha tregua mediante un comunicado conjunto en el cual manifestaban “LOS VOCEROS NACIONALES DE LA MARA SALVATRUCHA MSX3 Y LA PANDILLA XVIII al pueblo salvadoreño hacemos saber:.2...desde el año anterior hemos iniciado internamente un profundo proceso de reflexión y análisis sobre los graves y acuciantes problemas que enfrenta nuestro país, de los cuales nosotros hemos sido parte, como consecuencia de la guerra que nos hemos visto obligados a librar por causas sociales de exclusión, marginación, represión y de sobrevivencia. Las reflexiones en mención nos han llevado a las siguientes conclusiones: a) Que si somos parte del problema, también podemos ser parte de la solución. b. que no deseamos seguir haciendo la guerra ni mucho menos seguirla profundizándola… 8- Valoramos que el proceso que hemos abierto es histórico y será de mucho beneficio para el país por eso pedimos no lo bloqueen…A los que viven de hacer análisis les invitamos a renovar el esquema con el que analizan nuestro fenómeno, mientras nos sigan analizando solo como fenómeno delincuencial sus análisis serán erróneos y de igual manera sus recomendaciones para resolverlo, es necesario que entiendan de una vez por todas, que somos un fenómeno social y que la guerra que nos hemos visto obligados a librar, tiene causas socioeconómicas y por tanto su solución no solo es legal y de represión sino también con medidas sociales y económicas…El Salvador, 19 de marzo de 2012.”

¿Es posible el ir más allá de la tregua?

Muchos sectores se muestran escépticos ante la tregua de la pandilla y la mara, y tratan de deslegitimar y desprestigiar dicho proceso; mientras esto sucede las iglesias evangélicas compiten contra la iglesia católica para ser tomadas en cuenta y ser partícipes del proceso.

La campaña mediática y de deslegitimación que ha lanzado ARENA contra dicho proceso últimamente ha llevado a un enfrentamiento entre el Fiscal General de la República y ministro de la defensa. Esta campaña busca restar votos a sus contendientes, lo que ha obligado a los demás candidatos presidenciales a retirar el apoyo a la tregua.

Respecto a este proceso de pacificación, Miguel Insulza, Secretario General de la OEA a manifestado que la organización de la OEA “apoya de manera inequívoca y firme el trabajo de los municipios libres de violencia, para todo lo necesario, para que ese respaldo político se fortalezca y mantengamos un diálogo permanente con los señores alcaldes” (Diario Co Latino. 27/07/2013). Un proceso similar de pacificación se busca implementar en Honduras.

Al igual que el Acuerdo de Paz entre el FMLN y ARENA, el proceso de pacificación actual pareciera una necesidad para ejecutar los proyectos económicos de la clase dominante y los dictados por el imperialismo, ya que en el Plan de Acción Conjunto 2011-2015, documento elaborado en el marco del Asocio para el crecimiento, consideran como restricciones vinculantes al crecimiento, “la inseguridad y el crimen y la baja productividad en el sector de bienes transables”. De esta manera indirectamente estaría mediatizando a las maras y pandillas, quienes han manifestado ser “…un subproducto social de las nefastas políticas socioeconómicas derivadas de los modelos que se han implementado en el salvador desde hace muchos años…”.

Capitalismo, causa estructural de la violencia y delincuencia

Toda la población clama por una solución al problema de la violencia y la delincuencia. El gobierno que logre concretizar los planes de pacificación estaría resolviendo transitoriamente el problema generado por las maras y las pandillas, lo que le permitiría acumular capital político y ser partícipe de los proyectos económicos. Pero mientras la situación socioeconómica quedaría igual; por lo tanto los trabajadores, campesinos, y demás sectores populares debemos movilizarnos y luchar contra el estado burgués y el imperialismo.