Por German Aquino

Las elecciones presidenciales realizadas el pasado nueve de marzo del presente año dan como resultados definitivos 1,495,815 votos (50.11%) para el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), 1,489,451(49.89%) para Alianza Republicana nacionalista (ARENA), 3,198 votos impugnados, 19,579   nulos y 8,915 abstenciones, con dichos resultados el ganador definitivo es el FMLN.

ARENA de la confrontación al dialogo

Con la finalidad de transmitir ánimos y fuerzas a sus bases a pocos horas del evento electoral y cuando los resultados   preliminares le favorecían aun sin haberse terminado de escrutar todas las actas ARENA declaro como ganador a Norman Quijano, minutos después cuando los resultados empezaban a variar aunque mínimamente a favor del FMLN,   Norman Quijano manifestaba nadie nos va a robar esta victoria…Vamos a luchar, si es preciso, con nuestra vida, exaltaba a las fuerzas armadas y desconocía instituciones como el Tribunal Supremo Electoral (TSE) manifestando que “…no hay tribunal supremo electoral que valga, que nos quiera arrebatar esta victoria”. Una vez dado a conocer los resultados preliminares y conocido públicamente el estrecho margen la derecha arenera cambio inmediatamente de su discurso confrontativo y guerrerista y adujeron que había existido fraude por parte del FMLN, señalando como elementos sin consistencia el hecho que presos habían votado, doble voto por parte del FMLN, no renovación de DUI por parte de RPN, etc. A la vez misma recurrieron a la movilizaciones, interponer recursos ante el TSE, los cuales fueron admitidos pero declarados improcedentes y finalmente recurrieron a uno de sus bastiones como lo es la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia la cual declaro improcedente la petición de revisar voto por voto.

La rancia burguesía y el imperialismo confieren legalidad del gane del FMLN

Luego del largo proceso electoral, en el que ya conocemos el ganador de la contienda electoral la clase trabajadora no ha ganado nada, quien ha ganado es la burguesía y el imperialismo que han logrado atraer a nuestra clase social únicamente como clientela de votación en la única forma de participación política que poseemos, con sus dos representantes ARENA que representa al sector hegemónico y FMLN que representa un sector de la burguesía en ascenso a través de las empresas Alba.

ARENA en defensa del sector que representa aprovechando su recuperación en la segunda vuelta electoral y el estrecho margen de gane quiso hacer ver que el gane del FMLN era ilegal, dar fortalezas a su militancia pero fundamentalmente presionar para negociar con la cúpula del FMLN, quienes entendieron el mensaje por lo que pronto a través de sus candidatos llamo al dialogo y a la negociación.

Inicialmente una parte el empresariado salvadoreño tradicional aglutinado en la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) a través de su presidente Jorge Daboub, inicialmente manifestó que "El país no puede reconocer algo que no ha terminado en su proceso y en su legalidad". De igual manera la embajadora Mari Carmen Aponte señalo mientras no se hayan terminado ciertos recursos presentados por ARENA no daba el reconocimiento al gobierno del FMLN.

A la fecha el TSE ya legalizo y entrego las credenciales correspondientes a Salvador Sánchez Ceren como presidente electo de la república de El Salvador y Oscar Ortiz como vicepresidente lo cual ha sido aceptado por el empresariado salvadoreño, el imperialismo y la derecha arenera. Abra que ver que acuerdos y compromisos asumió la cúpula del FMLN por fuera de su militancia con el empresariado y el imperialismo y en función de que intereses está.

Todo apunta que resultado de dichas negociaciones el FMLN buscara implementar un gobierno de unidad nacional en el cual seguirá manteniendo el actual sistema económico y político imperante, se continuara con las políticas imperiales, etc. siendo necesario continuar luchando con dicho sistema.

Por lo tanto nosotros no celebramos el triunfo del FMLN, lejos de eso seguiremos luchando en contra del actual sistema económico y político imperante.