Por Alberto Castro

Los frijoles forman parte importante en la alimentación de la gran mayoría de salvadoreños y centroamericanos, a grado tal que muchas veces se dice que aunque sea para los frijoles hay que conseguir. La presencia de este alimento en los platos alimenticios se ha visto amenazada debido al aumento en su precio, el porcentaje del cual ha rondado hasta un 100%.

Mientras los políticos debaten, los trabajadores seguimos pagando el alto costo de los frijoles

El encarecimiento del precio de los frijoles es un problema que se ha dado a nivel de la región centroamericana. Existen diferentes y contradictorias explicaciones, lo que ha llevado a cuestionamientos entre diputados de la derecha arenera y del FMLN, quienes a la vez buscan sacar ventaja política al respecto. Félix Ágreda, diputado arenero, ha solicitadoapoyar a los productoresque se quedaron fuera de la producción porque a su criterio hubo un sesgo político en la entrega de los paquetes agrícolas; así mismo, Carlos Reyes no desaprovechó la oportunidad y manifestó "Acá, dijeron que Alba estaba comprando frijoles. No vaya a estar acaparando Alba Petróleos."(EDH. 11/07/14). Por la otra parte, Audelia López, del FMLN, manifestó "…Existencia de frijol hay. El problema radica en el acaparamiento que algunos malos comerciantes han realizado de este producto básico. La especulación de este producto ha generado escasez, lo cual ha permitido que se eleve el precio del frijol." (EDH. 11/07/14).

Desabastecimiento y especulación

El mercado del frijol se abastece tanto de la producción nacional como de la importación regional. En el primer caso, según el Ministerio de Agricultura y Ganadería, hubo una "producción récord" en la última cosecha de frijol, que llegó, según ellos, a 2.8 millones de quintales. Dicho aumento de la producción es cuestionado por los productores, pero no descartan que sí hubo un incremento.

En el caso de la importación regional, a mayo del 2014 Amy Ángel, de FUSADES, indicó que los datos de importación que se tienen en este año dan fe de que la producción ha sido "muy buena…En los primeros tres meses de este año se ha comprado afuera un total de 20 mil quintales, generalmente importamos mucho más que eso, son 200 mil quintales al año dependiendo del precio y la producción nacional". Todo apunta a que sí existe un aumento de la producción, entonces surgen la interrogante ¿en dónde están los frijoles? ¿Por qué el aumento de precios si la producción nacional fue mejor?

En el Socialista Centroamericano al respecto se señaló que “…El problema de la actual escasez parece originarse en Nicaragua, el principal productor de frijol en la región, donde el gobierno ha fomentado la siembra y exportación de frijol negro a Venezuela, por los altos precios que representa: 20 o 30 dólares más por cada quintal… La reducción de la producción de frijol rojo en Nicaragua tiene un impacto directo en la escasez de frijoles en El Salvador, Honduras y Costa Rica. Los comerciantes e intermediarios privilegian las ventas al extranjero, en vez de saturar el mercado local. Los mueve la sed de ganancia, y no se preocupan de suplir las necesidades de los trabajadores y el pueblo.” (http://www.elsoca.org)

Mientras los campesinos producen, los grandes comerciantes se quedan con las ganancias

Quienes se encargan de la producción de los granos básicos son los miles de pequeños y pobres campesinos a quienes el gobierno facilitó semillas de la transnacional Monsanto; por otra parte estuvieron los créditos blandos como los otorgados por Alba, lo cual hasta cierta medida comprometía la venta de las cosechas a dicha empresa.

Los campesinos son los verdaderos productores, pero son los que menos ganancias ven, ya que los grandes comerciantes poseedores del capital les compran las cosechas a los precios que ellos imponen. Para obtener mejores ganancias, estos grandes comerciantes venden la producción en otros países que no necesariamente son centroamericanos. A este proceso de explotación del campesinado se ha sumado el grupo de Alba, quien durante la campaña ofertó los frijoles a un precio bajo, pero ante este aumento de precios no ha dado respuesta.

Debemos exigir que la producción agrícola sea destinada a satisfacer el consumo nacional y regional, y que el Estado garantice mejores condiciones para el campesinado; que sea el mismo Estado quien directamente se encargue de la compra y distribución de la producción agrícola y del combate a los especuladores. Los precios de estos productos deben ser accesibles a las grandes mayorías.

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