Por Armando Tezucún

El lunes 9 de septiembre estudiantes de la Escuela Normal Central Para Varones protestaron porque el Ministerio de Educación (MINEDUC) ha incumplido con entregarles el pago del bono de transporte y becas de estudio. Estos dos beneficios son un compromiso que asumió el gobierno y constituyen una ayuda para las familias trabajadoras que tienen a sus hijos estudiando en los establecimientos públicos. El Mineduc no ha entregado el bono durante cuatro meses, lo que hace una deuda de Q 120 por cada estudiante (Diario La Hora 9/09/13).

Esta es al menos la cuarta ocasión en que los compañeros estudiantes de los institutos públicos realizan acciones demandando el cumplimiento de lo que el Ministerio les ha prometido. El 13 de agosto los estudiantes del Instituto Nacional Central Para Varones manifestaron en las afueras del Congreso de la República, donde supuestamente se encontraba la ministra Cynthia Del Águila; en esta ocasión el presidente de la Asociación de Estudiantes, Óscar López, manifestó que en los últimos meses no habían recibido el bono y en lo que va del año las becas brillan por tu ausencia (La Hora 13/08/13). El 19 del mismo mes los de la Escuela Normal Central Para Varones marcharon de la sede de su establecimiento al Ministerio de Educación. A inicios de septiembre los mismos compañeros realizaron una toma del edificio del instituto, que solo fue cubierta por los noticieros televisivos.

El lunes 9, los compañeros de la Normal Central junto a los del vecino Instituto Técnico Vocacional Imrich Fischmann bloquearon el paso frente a su establecimiento educativo, quemando llantas. Tenían la intención de marchar de nuevo al Mineduc,  pero esta vez el ministro de gobernación López Bonilla les envió a sus esbirros de la Policía Nacional Civil, quienes disolvieron la protesta utilizando gases lacrimógenos, en medio de una lluvia de piedras que les lanzaban los compañeros (La Hora 09/09/13).

Esta lucha de los compañeros de enseñanza media adquiere relevancia en la capital, donde las movilizaciones de los normalistas en contra de la reforma a la carrera magisterial han disminuido considerablemente debido, en gran parte, a la aplicación del represivo Acuerdo 1505-2013.

Las protestas son un indicativo del fracaso del Ministerio y el gobierno en cubrir las necesidades del estudiantado, además de las conocidas deficiencias en infraestructura, materiales, alimentación, etc., que debería cubrir la educación pública y gratuita. Los últimos gobiernos han aplicado la política de invertir sus recursos principalmente en la educación primaria y preprimaria, en detrimento la educación media, el bachillerato y las carreras de diversificado. Esto ha deteriorado el nivel de los establecimientos públicos de enseñanza media en todos los sentidos, y ha permitido la proliferación de colegios privados que cobran cantidades exorbitantes y realizan cobros ilegales de todo tipo. Para las familias trabajadoras, inscribir a sus hijos en básicos, bachillerato y diversificado es cada vez más un lujo, y  las elevadas mensualidades no significan de ninguna manera una elevada calidad de la enseñanza.

Si el problema de los bonos y las becas es general, se debe trabajar por una coordinación de los estudiantes para unificar las protestas y tener más fuerza y efectividad. Las demandas deben ampliarse gradualmente a la exigencia del incremento de la calidad de la enseñanza pública a nivel medio y el aumento del presupuesto para inversión del Mineduc en este sector. Sabemos bien que las autoridades están aplicando la política neoliberal de dejar la enseñanza media en manos de los comerciantes de la educación que buscan lucrar por medio de los colegios privados. El resultado es el descenso dramático de la inscripción de estudiantes en establecimientos con una tradición y prestigio que se remonta a inicios del siglo pasado, como el Instituto Nacional Central Para Varones. Esta es la situación en la ciudad capital, puede que sea distinta en los departamentos.

Exhortamos a los compañeros de los institutos públicos de la capital a que inicien la ardua labor de construir una coordinadora de estudiantes que unifique las luchas e incluya la de los compañeros normalistas contra la modificación de la carrera de magisterio; indudablemente deben involucrar a los padres de familia y a los docentes conscientes y  progresistas. Para ello es indispensable terminar de una vez por todas con las rivalidades sin sentido entre varios institutos, alentadas por elementos lumpen ajenos al estudiantado, que han provocado enfrentamientos violentos entre compañeros.

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