Por Juan P. Castel

“Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase”.

Vladimir Ilich Lenin.

Nuestra burguesía, un conglomerado heterogéneo –alejado del monolitismo de la casta criolla colonial a la que debe su origen– ha demostrado con el tiempo, su poco o nulo interés por la institucionalidad pública, cuando se trata de pagar y hacer efectivo el régimen impositivo (los impuestos), el cual ellos, como los viejos consortes criollos, son reticentes a pagar. En un país donde el secreto bancario domina las relaciones de sus exiguos especuladores y la condonación de impuestos –de mano de los gobiernos de los empresarios al mando de Oscar Berger y Álvaro Colom– a los llamados “grupos económicos” del país se ha vuelto con el tiempo la política de la fracción burguesa que hace gobierno en el cada vez más ingobernable Estado guatemalteco.

Los detentadores de la renta nacional han hecho oídos sordos a un problema que tiene su origen en los gobiernos anteriores al de los actuales “patriotas”. Por su lado también han ignorado los comentarios hechos por los representantes de los órganos de control burgués internacional. “En la evaluación efectuada a Guatemala por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en julio pasado, resaltó que existe riesgo si no se logran aumentar los recursos financieros, ya que provocaría tensiones importantes que podrían desestabilizar la macroeconomía” (Prensa Libre 10.11.14). A la delicada situación del actual gobierno y del aparato estatal y su debido funcionamiento, se espera que el congreso apruebe el endeudamiento de las arcas públicas por un estimado de Q14.3 millardos, que vendrían a formar parte del presupuesto ordinario de la nación para el 2015, que ronda los Q71.8 millardos.

Ante el posible incremento de la deuda del país, que rondaría en un 2.5% de Producto Interno Bruto (PIB), el representante del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) Hermann Girón dijo: “debería aprobarse en cifras menores a las que se presentaron en el anteproyecto, para no superar el déficit que se fijó como aceptable y no sobrepasar el dos por ciento del PIB” (El Periódico 11.11.14).

Fuera de los problemas que la falta de liquidez le genera a los grandes consorcios comerciales y a los especuladores financistas, los verdaderos problemas ya se hacen sentir en los servicios públicos que el Estado debe brindar a la sociedad; dándose los casos de impago de obras que se han quedado varadas y municipalidades que solo han podido ejecutar la mitad del presupuesto asignado para el 2014. Hay que hacer especial énfasis en los ramos de salud, educación y demás servicios básicos, que se han visto seriamente mermados.

“Crisis financiera del Estado deriva en paros y peticiones” esta es la primera plana del matutino de mayor tiraje en la república (Prensa Libre 12.11.14). Por su parte los sindicatos blancos (STEG-FNL) y sus líderes oportunistas han optado por presionar al gobierno en los hechos para que apruebe los bonos del tesoro que ayudarían a terminar al gobierno el año fiscal 2014. Las bancadas en el congreso han decidido aprobar el presupuesto 2015, pero negociando para que el gobierno patriota reduzca el gasto, todo esto, junto con la presión de las cámaras de la burguesía se ha vuelto un verdadero embrollo para el gobierno.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) consideramos que el impago de los servicios públicos de primera necesidad no puede negociarse o estrangularse, ni en las actuales condiciones, ni verse disminuidos en el presupuesto del año 2015. Por lo tanto hacemos notar las argucias por las cuales la burguesía embauca al pueblo. Ninguno ha hablado que la brecha fiscal (que ronda ya los Q2.3 millardos) no es causada por la clase media o los sectores populares, que en su generalidad pagan los impuestos; esta brecha se origina en una reforma fiscal inocua, hija de un gobierno y una fracción burguesa incapaz de hacerle frente a los grandes capitales guatemaltecos, que son reticentes a pagar impuestos. Los movimientos sociales de la ciudad y el campo deben seguir presionando al gobierno, para que acabe con la condonación de impuestos, que le debe prioridad al gasto público nacional, por sobre el pago de la deuda exterior a los grupos usureros del capitalismo internacional. Un impuesto sobre el capital de los grandes grupos financieros es necesario, cabe recordar que a nivel mundial desde la crisis inaugurada en el 2008, la única rama de la economía que no ha dejado de reportar ganancias, son los consorcios financieros y la banca guatemalteca no es la excepción.

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