Por Úrsula Coj

Por tercera vez en el año, el Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) realizó movilizaciones y bloqueos en las carreteras, los días 12 y 13 de julio; las dos primeras acciones tuvieron lugar en los meses de marzo y mayo.

Las compañeras y compañeros de CODECA han venido demandando la renuncia del presidente Jimmy Morales, de los 14 miembros de su gabinete y de decenas de diputados corruptos del Congreso. Además, exigen la nacionalización de la industria de producción y distribución de energía eléctrica y de otros servicios públicos que fueron privatizados por gobiernos anteriores. En las protestas recién pasadas CODECA fue más específico, y pidió la convocatoria a elecciones generales anticipadas, y que se instale una Asamblea Nacional Constituyente Popular y Plurinacional.

A pesar del amparo planteado por las cámaras empresariales ante la Corte de Constitucionalidad para obligar al gobierno a reprimir las protestas, los bloqueos se realizaron el día 12 con normalidad en unos doce tramos carreteros, siendo hasta el día 13 que la Policía Nacional utilizó medidas de presión para desalojar a las compañeras y compañeros, pero sin conflictos notorios. Ese día CODECA realizó también una marcha en la capital, que pasó por el Congreso de la República, la Casa Presidencial y el Palacio de la Cultura.

Se demanda la renuncia del presidente por considerarlo incapaz y corrupto, corresponsable de la tragedia en la que murieron quemadas 41 jovencitas del hogar Virgen de la Asunción, y se añade la petición de la renuncia de todo su gabinete; a cerca de 110 diputados se les acusa de aceptar sobornos de la empresa constructora brasileña Odebrecht para que fueran aprobados sus contratos y la cual dejó numerosas carreteras inconclusas e intransitables. Para reemplazar a estos funcionarios se plantea que se adelanten las elecciones y se convoque a la Asamblea Constituyente. Se exige también la renuncia de jueces y de fiscales del Ministerio Público que están implicados en corrupción. 

Vale la pena considerar la pertinencia o no de las demandas planteadas por los compañeros de CODECA. El Partido Socialista Centroamericano ha venido sosteniendo la exigencia de que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente de  los Trabajadores y los Pueblos, en el mismo sentido que le dan los compañeros, al llamarla Popular y Plurinacional. Consideramos que en este momento esa consigna solo puede ser planteada a nivel propagandístico, a diferencia de la coyuntura de crisis política de 2015, cuando debido a la enorme movilización de masas en contra del gobierno del Partido Patriota, podía ser planteada a nivel de agitación, como una salida real a la crisis (estamos hablando de propaganda y agitación en el sentido que daba Lenin a estos términos).

Por otro lado, todo gobierno burgués, por su misma condición de estar al servicio de las clases explotadoras, puede ser acusado en cualquier momento y coyuntura, en mayor o menor medida, de no responder a los intereses del pueblo, de ser inepto, de ser corrupto, etc. pues siempre tendrá cola que le machuquen. El punto es determinar en qué momento es válido, como táctica política, exigir la renuncia, tanto del jefe de gobierno como de sus ministros, y de la mayoría de los diputados, en base a esa ineptitud y corrupción.

La coyuntura actual es totalmente diferente a la de 2015, cuando decenas de miles de guatemaltecos hicieron suya la consigna de exigir la renuncia de Otto Pérez y Roxana Baldetti. En este momento, pedir la renuncia de Jimmy Morales y su gabinete no está movilizando al grueso de la población; ni siquiera las demás organizaciones campesinas, sindicales y populares se están uniendo a CODECA en estas movilizaciones. Y la razón es simple, la inmensa mayoría del pueblo piensa que la CICIG y el Ministerio Público están haciendo bien su trabajo y están persiguiendo y castigando a los corruptos, y que más pronto que tarde caerán sobre Morales y sus secuaces. La política del imperialismo estadounidense de limpiar la casa para fortalecer el Estado de Derecho y la institucionalidad burguesa, para tener una Guatemala más estable que no produzca migrantes ilegales, está dando sus frutos.  

Por ello creemos que es más bien el momento de impulsar luchas más sectoriales, que vayan fogueando a los diferentes sectores de trabajadores, campesinos y pueblos originarios, y hacer énfasis en la unidad de las organizaciones sociales y políticas de izquierda; parte esencial de ello es no fomentar la confianza en las instituciones del Estado burgués que persiguen a los funcionarios corruptos, pues lo que buscan, a tono con los dictados de los Estados Unidos, es tener en Guatemala un capitalismo más funcional y moderno, jamás un Estado al servicio de los trabajadores, de los oprimidos y los explotados.

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