"He regresado tras de mí, he vuelto tras mis pasos y los de mis iguales… He sentido tantas otras veces la vorágine apaciguada de mis compañeros estudiantes, amigos y amigas que están llamados a recuperar lo que es suyo, lo que era nuestro… lo que fue, es y será siempre del Pueblo".

Sueña y dice desde el silencio de un mural Oliverio Castañeda de León, desde la esfinge que solo el heroísmo y el tiempo puede tallar, desde el más acá y nunca desde el más allá del olvido.

Por Juan P. Castel

Hay hoy un especial nexo entre las circunstancias y el pasado, que trasforman la actual situación que transita por las aulas, los pasillos y las plazas de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), la única universidad pública del país, siendo también el centro de estudios con la mayor concentración estudiantil en la patria centroamericana –cerca de 140 mil matriculados comprendidos en el Campus Universitario Central, Paraninfo Universitario y Centro Universitario Metropolitano CUM, para mediados de 2017–; una autentica unión de crisoles que se ha levantado ante la historia como el vínculo entre el empuje siempre rebelde y quimérico del estudiante para con la sociedad, que se ha vuelto a ella en los momentos clave de su historia para buscar en su seno a los mejores hijos e hijas del pueblo, a los más capaces, a los más heroicos por no decir aventados y sin miedos, a sus líderes y a sus mártires que ayer como hoy están preparados para asimilar su compromiso con la historia, con los que antes que nosotros lucharon por lo nuestro, por lo que es suyo… por lo que fue siempre del estudiante y del pueblo. ¡Nuestra AEU!

Es hoy cuando la intensa acumulación de fuerza y la tradición de lucha obtenida en los combates pasados de tres generaciones unidas por un mismo ideal (1998-2017), el de restituir al estudiantado su dirección política, su cabeza y su liderazgo cercenado por lo peor de la intervención militar con la que se valió en el pasado el Estado y su régimen contrainsurgente para el aniquilamiento de los mejores cuadros de la vanguardia estudiantil, cuadros que en el auge de la lucha revolucionaria contra las dictaduras, fueron el vínculo entre la población urbana y los movimientos indígenas, obreros y campesinos, así como entre la juventud desarraigada a las sombras de la desigualdad perpetua y sus pares de aquella Guatemala profundamente olvidada y negada tantas otras veces.

¡Recuperemos nuestra AEU!

Una consigna sin tiempos, sin fases y sin edades definidas pero con mucha fuerza simbólica que esta vez se encuentra –a pesar de los oportunistas de siempre– al servicio de las y los estudiantes, compañeros y amigos de luchas pasadas, de esa acumulación de fuerza intransigente que hoy vislumbra futuro en este presente tan realizable por nuestros sueños; Recuperemos Nuestra AEU es una consigna a-generacional donde intervienen los sentimientos de una vanguardia estudiantil que paso a paso le va arrancando terreno a la descendencia de la reacción militar que en el pasado ocupara, marchara y manchara nuestra alma mater con el acribillamiento de las mentes más clarificadas de estudiantes, docentes y de los rectores más comprometidos con nuestro futuro como colectividad, de la instauración del miedo por la bota militar, que solo la sinrazón le puede oponer a la luz de la sabiduría universitaria.

Es pues tarea de la masa estudiantil afianzar la lucha de la vanguardia que ha venido retomando plaza a plaza, pasillo a pasillo entre comunicado y llamados, en los lugares comunes que ayer y hoy son exclusivamente del estudiantado. Serán desde luego los estudiantes en un amplio movimiento y no los programas de tal o cual grupo y sus intereses políticos particulares o los de los individuos que lo conforman los que decidirán estas últimas batallas por la restitución de lo NUESTRO. Por ponerle fin a este exilio interior en el que muchos crecimos en nuestra casa de estudios y bajo el cual nos encontramos huérfanos a la sobra de Oliverio Castañeda, de Robin García, Aura Marina, Rogelia Cruz, Hector Interiano, Edgar Palma Lau y de tantos otros que regresan hoy en nuestras voces y en nuestros rostros levantando en alto el puño y la consigna, sin miedos y raudos con un tiempo al que le hemos anunciado que es nuestro, que será nuestro.

La política del magnífico y sus boyardos

La marejada destinada al desconocimiento que el pasado 20 de septiembre del 2016 se pronunció contra los usurpadores, auto proclamados líderes estudiantiles, caricaturas de parásitos cuarentones y vividores de la representación estudiantil, sostenidos materialmente desde las sombras por la mayoría de representantes en el Consejo Superior Universitario (CSU) y por las rectorías de Estuardo Gálvez y de su antes segundón Alvarado Cerezo, ahora rector con vistas a relegirse con la maquinaria corrupta del compadrazgo y el nepotismo que tanto le ha costado a la academia y al país, que tienen su única casa de estudios, hecha rehén de una suerte de camarilla de boyardos que crecen de cintura, pero nunca lo harán de ideas.

Es así que la postura oficial del CSU y del “magnifico” rector Carlos Alvarado es apoyar el proceso eleccionario o por lo menos aparentar que lo apoyan, aunque en la realidad la administración universitaria y los boyardos del consejo se asemejan más a un grupo de saboteadores agazapados por el miedo a la ilegal Comisión Transitoria que ocupa la AEU desde hace más de tres lustros. Usando el discurso de dos grupos estudiantiles que pugnan por la dirección política del estudiantado más número de Centroamérica, aunque tras bastidores este discurso del rector y de sus consejeros sea la amenaza para la administración clara, que con la caída de los violentos parásitos enemigos de los estudiantes se destaparía sus relaciones económicas y sus negocios oscuros con el beneplácito de las últimas tres administraciones y como estas participaron abiertamente de los negocios como socios o siendo peones silenciosos del poder oculto de estos mafiosos que viven sus últimas horas maniobrando entre la amenaza, la violencia y la diplomacia para no perder el control de la caja registradora que se ha vuelto para ellos cobrar cinco quetzales por cada uno de los más 200 mil matriculados en 2017 a nivel nacional, sin hablar del latrocinio y la dadivas emanadas del CSU para la Huelga de Todos los dolores, que no le devuelven nada al estudiante ni en la calidad de la educación ni en mantenimiento de los medios para tal fin.

Es sabido por todos que los que tienen secuestrada nuestra AEU son en el mejor de los casos ladrones y malandros de baja monta que han dedicado su vida a cuidar los negocios de venta de licor afuera de la universidad, al servicio de empresas de seguridad privada y en el peor de los casos asesinos de estudiantes, de trabajadores, hasta de un decano y no estudiantes como quiere hacerlo parecer el magnífico barrigón y su comparsa en el CSU. Y es teniendo este paisaje de trasfondo en donde se suceden declaraciones como la que el decano de facto de la Facultad de Ciencias Médicas, el Dr. Mario Herrera Castellanos hiciera a uno de los integrantes del CEEU: asegurando saber de rumores de que la ilegal Comisión Transitoria, causará disturbios el lunes 21 de agosto cuando le toque a los estudiantes de carreras en el plan diario ejercer su voto para desterrarlos a la basura. Es en estas afirmaciones donde se puede ver el contubernio solapado que los administradores, que deben ser servidores del estudiante, que son la razón de ser de la universidad, acentuando la postura marciana de que el conflicto es entre dos grupos estudiantiles y que ellos pueden solo limitarse a ser observadores pasivos, claro desde luego saboteando todo lo que el sector estudiantil democrático hace para recuperar nuestra AEU.

Nuestra política

La política estudiantil del momento debe ser la de apoyar incondicionalmente a las y los compañeros del Consejo Electoral Estudiantil Universitario (CEEU) y a los voluntarios que el 19, 20 y 21 de agosto estarán ejecutando el proceso eleccionario, un proceso desconocido para todos, ya que el yugo anti democrático funcionalizado por el miedo pesa sobre dieciocho años de dictadura gansteril. No hay mejor manera de llevar acabo esta política que asistiendo a las votaciones, sin miedos, demostrando que la voz estudiantil no le pertenece a los impostores, si no al propio estudiante. Pero debemos ir más allá, debemos comprometernos no solo como estudiantes, si no como ciudadanos privilegiados por una educación superior que solo cubre al 0.1 % de la población guatemalteca, a ir a votar y a respaldar por medio de acciones contundentes, conscientes y consecuentes –como se escucha entre los pasillos universitarios– a respaldar el voto y a respaldar el resultado, sin importar cuál de las planillas o proyecto político gane, reiteramos que el cambio solo emanará de la movilización consciente de los estudiantes, votando y defendiendo la democracia, democracia que será tan fuerte como nosotros queramos que sea, diciéndoles con acciones a los matones y secuestradores de nuestros órganos estudiantiles que deben irse, que deben desalojar sedes, representaciones y demás instancias que solo le han pertenecido y le pertenecen al estudiante. Este no es el tiempo de desplomes y controversias, ese tiempo llegará cuando purguemos a los corruptos, perversos y asesinos de nuestra universidad, debemos dejarlo claro, la democracia será tan fuerte como nosotros la erijamos, hay hoy entre pasillos, libros y salones una vanguardia que ha dibujado la senda a seguir, como estudiantes debemos afianzarla y hacerla nuestra, avanzar sin titubeos y apartar a los que directa o indirectamente se sirven de que las cosas sigan igual en nuestra universidad, en ¡NUESTRA AEU!  RECUPERÉMOSLA ES NUESTRA.

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