Por Gregorio Mateo Raudales

Desde hace tres semanas ha surgido en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) una reactivación de la fuerza y manifestación estudiantil a través de la articulación entre sectores: Asociaciones de Carrera, Movimientos Independientes (Movimiento Amplio Universitario [MAU], Avanzada-CU), y estudiantes independientes en general. La lucha estudiantil se muestra en directo rechazo de la aplicación de las Normas Académicas, que entraron en vigencia progresivamente a partir del primer período académico de 2015.

Para el 2014, las consignas del “Movimiento Estudiantil” de la UNAH se concentraban en el rechazo a la aprobación de las Normas Académicas. Sin embargo, la poca claridad de propuestas en medio de la lucha permitió un golpe crucial en el proceso de exclusión llevado a cabo por las autoridades de la Universidad, a partir de la consolidación de la Cuarta de Reforma Universitaria en el 2008 –traducido en un reajuste administrativo, que elimina la representación estudiantil y blinda una burocracia tecnócrata en los órganos de gobierno de la UNAH.

La Asambleas Estudiantiles y la construcción democrática entre sectores

Como consecuencia de lo anterior, desde el inicio del segundo período de 2016 en la UNAH, han venido desarrollándose Asambleas estudiantiles permanentes, iniciadas entre la vanguardia de estudiantes de Ciencias Sociales (sociología, historia, trabajo social, antropología, desarrollo local y psicología). Estas Asambleas pretenden consolidar una visión democrática y amplia de la lucha, permitiendo discutir las posturas que cada asociación –en su legítimo derecho de representar las necesidades de sus carreras­– pueda aportar en la construcción de una propuesta alternativa, desde y para los estudiantes, del actual proceso de reforma.

Las Asambleas se han desarrollado en dos momentos. Primero, a través de los espacios inmediatos, es decir, las y los estudiantes de cada carrera organizados en una asociación de estudiantes; y segundo, posteriormente, en una asamblea amplia, donde se dilucidan las posiciones de cada asociación y/o movimiento, y permite el desarrollo de una dinámica más directa y propositiva de la lucha. Gracias a estos espacios, las manifestaciones y actividades programadas por la articulación denominada Movimiento Estudiantil Universitario (MEU), se han logrado con una segura legitimidad de parte de un gran número de sectores estudiantiles –exceptuando, para aclarar, a los Frentes tradicionales [Frente de Reforma Universitaria, Frente Unido Universitario Democrático y la Fuerza Universitaria Revolucionaria], quienes muestran una actitud de silencio y complicidad ante la problemática.

El 23 y el 25 de mayo se hizo la entrega a la Rectoría, Vicerrectorías y Consejo Universitario, de un pliego doctrinario de propuestas y un recurso de inaplicabilidad de las Normas Académicas, respectivamente. Ante la invisibilización de tales documentos, el MEU decidió acompañar la entrega de los mismos con una jornada de mediatización y presión, de las cuales, las actividades más fuertes propuestas por las asambleas han sido la toma de edificios, que han paralizado el funcionamiento normal del período, y las tomas del Bulevar Suyapa (bulevar enfrente de Ciudad Universitaria en Tegucigalpa).

La persecución estudiantil, y la violencia institucional

Ante tal clima de ingobernabilidad propiciado por la lucha estudiantil, las autoridades universitarias han dispuesto una estrategia de persecución, represión y criminalización. Las autoridades permitieron la violación de la “Autonomía” universitaria por miembros de la Policía Nacional (PN) y Policía Militar (PM), quienes por autorización de rectoría han ingresado sin restricción a partir del 19 de julio del 2015, en el desalojo “académico” –como lo denominó la rectora Julieta Castellanos– de las tomas de julio, con más de mil efectivos de represión (El Heraldo, 19 de julio 2015; El Liberatdor, 22 de julio 2015); y siendo más específicos, entrando para reprimir más cruentamente la protesta estudiantil, el jueves 26 de mayo y el 1 de junio del presente.

De esta última represión resultaron 5 compañeros y compañeras con heridas graves, y con necesidad de intervención médica; más de 12 compañeros/as con heridas leves; amenazas verbales por parte de miembros de la seguridad privada de la UNAH: ESPA, y un intento de asesinato con arma de fuego a nuestros compañeros por miembros de la misma compañía criminal que “custodia” la persecución interna de estudiantes en la Universidad. Ante esto, las autoridades no mostraron descontento o indignación, más bien hicieron conocer su visto bueno a la agresión policial, alegando “actos vandálicos que se han producido dentro del campus por parte de estas personas encapuchadas”, y procediendo “ante el Ministerio Público a hacer la denuncia correspondiente, dado el riesgo que corren los bienes públicos que son custodiados por la Universidad”, dicho por parte de la rectora por ley, Rutila Calderón (Presencia Universitaria, 1 de julio 2016).

Perspectivas: viejas y nuevas visiones del movimiento y la lucha estudiantil

Sin embargo, la lucha estudiantil no se detiene o amedranta. Las propuestas presentadas por el MEU, e ignoradas por las autoridades universitarias, son parte de una serie de demandas realizadas por fuerzas estudiantiles vanguardistas que desde el 2010 han emprendido una resistencia al arbitrario proceso de Reforma Universitaria. No es nueva la estrategia de coerción, mediática y política, donde la criminalización resulta el recurso más viable para desmoralizar y desmovilizar la manifestación estudiantil.

A lo interno de la dirigencia del MEU vemos una renovación significativa de generaciones. Misma que enfocó sus energías, en los primeros días de lucha, en visiones cortoplacistas de las acción estudiantil, pero que ha retomado un discurso cada vez más claro sobre la necesidad de consolidar una articulación de estudiantes coherente, que permita establecer una práctica política y académicas desde los estudiantes a largo plazo; que permita incidir, y por tanto, construir y redireccionar un nuevo sentido de la reforma universitaria.

No se espera menos que violencia de una burocracia universitaria intransigente, ante el aumento del poder estudiantil. La lucha de los estudiantes enfatiza en la necesidad de garantizar espacios integrales de participación estudiantil, donde se de paso a un proceso de representación y diálogo permanente, democrático y auténticamente pluralista; capaz de incluir las necesidades de los sectores estudiantiles, sociedad civil y docente, siendo éstos –contradictoriamente al sentido histórico de la Universidad latinoamericana– los más excluidos en la Cuarta Reforma Universitaria.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) y junto a las barricadas de la lucha estudiantil universitaria de la UNAH, llamamos a profundizar las asambleas estudiantiles que refuercen la lucha y la resistencia hasta la definitiva derogación de las Normas Académicas promulgadas de manera dictatorial y unilateral por la burocracia dirigida por la Sra. Julieta Gonzalina Castellanos Ruiz. La universidad es un bien de los pueblos de honduras, por lo tanto debe ser un derecho el poder optar a la educación superior universitaria. También hacemos el llamado a las asociaciones, organizaciones docentes y de trabajadores a cerrar filas alrededor de la lucha estudiantil por una educación inclusiva y para el pueblo. ¡¡UNAH PÚBLICA TE QUIERO!!

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