Por Sebastián Chavarría Domínguez

Los efectos de la crisis económica, y la reducción de los montos de la ayuda petrolera venezolana, comienzan a hacerse sentir en el plano político, especialmente en el desarrollo de la campaña electoral.

No hay observación electoral

El gobernante Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN) acaba de finalizar su Congreso, en donde los delegados resolvieron postular nuevamente a Daniel Ortega como candidato presidencial, dejándole la opción de escoger a todos los candidatos a diputados, alcaldes, diputados del PARLACEN, incluida la designación del candidato a la vicepresidencia.

El pleito interno dentro del FSLN, sobre la posible postulación de Rosario Murillo, quien maneja el gobierno y el aparado del FSLN, como candidata a la vicepresidencia, quedó momentáneamente pospuesto, dejando a Daniel Ortega tan importante decisión. De tomar este paso, una candidatura presidencial Ortega-Murillo, cierra el ciclo del control familiar sobre el FSLN y colocaría a Murillo como primera designada en la línea de sucesión.

Pero la noticia más impactante de este Congreso fue el discurso de Daniel Ortega, cerrando toda opción de observación electoral: “Observadores sinvergüenzas. Aquí se acabó la observación, que vayan a observar a otros países (…) Ahí no hay observación, ni Unión Europea ni OEA, que se vaya a pronunciar… Ellos saben que en Nicaragua se enfrentan a un pueblo que tiene vocación antimperialista” (La Prensa, 04/06/2016)

La bandera de la “observación electoral” ha sido una exigencia de Estados Unidos, a través de las declaraciones de Laura Dogu, embajadora norteamericana en Managua, quien declaró lo siguiente: “Yo he dicho muchas veces que es importante traer observadores de fuera de Nicaragua para las elecciones… Esto es parte de un proceso democrático en cualquier país. Tenemos elecciones en los Estados Unidos, dos días después de las elecciones en Nicaragua y hemos mandado invitaciones a varios grupos, uno de los grupos es de Europa y países como Rusia, ellos pueden venir a hacer observaciones a los Estados Unidos, es una práctica completamente normal tener elecciones democráticas en cualquier país”. (La Prensa, 18/05/2016)

También ha sido el eje político de ataque de la oposición burguesa, representada en la Coalición Nacional por la Democracia (CND), conformada por el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y otros partidos minoritarios.

Las declaraciones de Daniel Ortega cierran toda posibilidad de observación electoral, por el momento, complicando el panorama para la participación de la CND en la campaña electoral, quienes han denunciado reiterados fraudes en su contra.

El agotamiento del modelo asistencialista

El sandinismo está reaccionando con agresividad ante el colapso de su modelo de capitalismo salvaje con asistencialismo social, que estuvo construido en la última década con base en la ayuda liquida de la cooperación petrolera venezolana. La crisis económica y política en Venezuela, donde el gobierno de Nicolás Maduro pende de un hijo, los cambios de gobierno en Argentina y Brasil, la crisis mortal del proyecto del ALBA, es un factor internacional adverso al FSLN.

A lo anterior debemos agregar el fenómeno de Donald Trump, quien se perfila como un candidato de los grupos monopólicos de Estados Unidos, una nueva versión de Ronald Reagan, en momentos de profunda crisis de Estados Unidos. Una posible presidencia de Donald Trump amenaza con traer cambios violentos en la relación de Estados Unidos con el resto del mundo. Este es un factor que la dirigencia sandinista toma muy en cuenta al momento de tomar decisiones políticas.

A nivel interno, aunque la economía mantiene su ritmo moderado de crecimiento, ya hay síntomas de crisis. El sandinismo ha encendido las alarmas, y ha tomado medidas discretas, no visibles al público, como recortar el gasto público y mantener un moderado endeudamiento. La mejoría en la economía en la última década, no calma a las masas, las que no se conforman, sino que estas piden siempre más y mejores niveles de vida, sobre todo los asalariados y la clase media. Estos dos últimos sectores sociales son quienes más resienten la política cambiaria de deslizamiento del córdoba del 6% anual en relación al dólar, lo que hace que los salarios se esfumen y los negocios de la clase media sufran las consecuencias

Entonces, bajo estas circunstancias nacionales e internacionales, el FSLN ha decido endurecer posiciones, tomando en cuenta que la administración Obama está debilitada, y que todavía existe una incertidumbre si el próximo presidente de Estados Unidos será demócrata o republicano, pero deciden adelantar posiciones en torno a cualquier opción futura.

Otro golpe a Montealegre y la CND.

Desde la desaparición del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) como opción electoral antisandinista, la corriente del banquero Eduardo Montealegre se venía perfilando como una opción de recambio.

Cuando Montealegre fue expulsado del PLC, se refugió en la casilla No 9 de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), y bajo esa bandera fue candidato presidencial en 2006. Pero en 2008, el sandinismo maniobró y logró arrebatar la personalidad jurídica de ALN, otorgándosela a la corriente Eliseo Núñez padre, adversaria de Montealegre, despojándolo de la personalidad jurídica y de los sellos de ALN. Entonces fue cuando Montealegre llegó a un acuerdo con el ex vicepresidente Virgilio Godoy e ingreso al PLI, tomando rápidamente el control de las estructuras, desplazando a la vieja guardia de clase media, que se sentía molesta por las imposiciones del banquero Montealegre.

El PLI históricamente ha sido un partido pequeño burgués, de clase media, que se opuso a la dictadura de Somoza García y al control de éste sobre el Partido Liberal. Durante los años de la dictadura, la militancia del PLI colaboraba con la guerrilla del FSLN. Después de 1979, el PLI formó parte de los primeros gobiernos de Unidad Nacional hasta 1984 cuando Virgilio Godoy, ministro del trabajo, rompió con el FSLN, realizando un giro hacia la derecha, llamando al boicot electoral.

Godoy no pudo ser candidato presidencial de la UNO en 1990, conformándose con la vicepresidencia. Después de 1990, se convirtió en el enemigo principal del FSLN en la oposición, hasta que el ascenso del entonces alcalde de Managua, Arnoldo Alemán, opacó al PLI. Durante la campaña presidencial de 1996, el PLC de alemán se atrajo a casi el 90% de las estructuras del PLI, dejando en harapos a esta organización.

La vieja guardia del PLI, desplazada por el sector de Montealegre, se siente el legítimo representante de las tradiciones del liberalismo independiente, por haber resistido las embestidas de la dictadura somocista, del sandinismo después, y recientemente de Arnoldo Alemán.

Y así surgió el conflicto por los sellos del PLI. Durante la campaña del 2011, el PLI levantó la candidatura presidencial de Fabio Gadea Mantilla, aún bajo la incertidumbre del pleito legal por los sellos del PLI. En esa ocasión, el PLI de Montealegre quedó como segunda fuerza electoral, pero dentro de una Asamblea Nacional copada por la mayoría absoluta del sandinismo, sin más opciones que desgañitarse dentro del parlamento, sin posibilidades de aprobar leyes ni de hacer nada.

Este pleito durmió el sueño de los justos durante cinco años, para ser resuelto el pasado 7 de junio cuando la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia dictó sentencia, otorgándole la representación legal del PLI al sector de Virgilio Godoy, representado por Pedro Reyes.

La sentencia que resolvió la Litis dentro del PLI obedece a un cálculo frio de la conducción sandinista, que deja a la CND sin casilla electoral, puesto que el MRS también fue despojado de la personalidad jurídica en junio del 2008. Ante este panorama, la CND solo tenía dos opciones: negociar la participación en las elecciones con el PLI en manos de Pedro Reyes, o usar la casilla del Partido Anticorrupción (PAC) de Moisés Hassan. La primera opción fue rechazada tajantemente por Montealegre, quien paso a organizarse como “ciudadanos por la Libertad”. La segunda opción también fue liquidada por la Sala Constitucional, al decidir mediante otra sentencia, sobre la existencia de un pleito interno dentro del PAC, que ninguno de lo sectores en conflicto tenía la representación legal de esa organización.

De esta manera, sin violencia ni encarcelamientos, con dos sentencias leídas por los magistrados, el sandinismo ha dejado por fuera del proceso electoral a la CND, por no tener representación legal ninguno de los sectores que lo componen.

Todo indica que el sandinismo va a jugar con las fracciones del liberalismo. Mientras el PLC de Arnoldo Alemán, desgastado y desprestigiado, se prepara para la campaña electoral, el sandinismo ha dado oxígeno al sector olvidado de Virgilio Godoy, enemigo acérrimo del PLC, para dividir y equilibrar las fuerzas de sus opositores, impidiendo que cualquiera de estas canalice el descontento popular.

Ganar fácilmente las elecciones

El sandinismo está acostumbrado a presionar para negociar, pero todo indica que, aunque retroceda en algunas medidas en el futuro, tiene la meta de realizar las elecciones sin una opción política que le cuestione el poder.

La estrategia del FSLN es causar desasosiego entre el voto independiente, que es la mayoría, para promover la abstención. Estamos ante una situación similar a 1984 cuando, en medio de la guerra y la agresión imperialista, el FSLN hizo todo para que la Coordinadora Democrática Nicaragüense (CND) no participara en las elecciones, de manera que tal que tuvo plena libertad para asignar escaños para la Asamblea Nacional Constituyente que redactaría la Constitución.

Ahora, aunque la coyuntura es diferente, debido al agotamiento del modelo sandinista, el FSLN no se arriesga a una sorpresiva derrota electoral, y prefiere pasar una difícil coyuntura internacional endureciendo posiciones a lo interno, para mantener el control del poder ante los años difíciles que se avecinan.