Por Sebastián Chavarría Domínguez

La celebración del 30 aniversario del derrocamiento de la dictadura somocista fue celebrada por el presidente Daniel Ortega, con la plaza “Juan Pablo II” abarrotada de simpatizantes, con un discurso mesurado y con pequeños cambios en la coreografía que nos indican un nuevo giro político del FSLN hacia la derecha. Las grandes banderas rojinegras dieron paso a la bandera azul y blanco, símbolo de la nicaraguanidad, dándole un carácter de fiesta nacional, institucional, al derrocamiento del somocismo.

La reelección

Ortega aprovecho que la plaza estaba llena para plantear en su discurso la necesidad de reformar la constitución, no solo para instaurar un pleno régimen parlamentario, sino que defendió abiertamente la reelección continua, siguiendo el modelo norteamericano. “Vamos a seguir planteando que no se les niegue ese derecho al pueblo, a escoger a quien quiera para candidato para eso están los votos, con el voto el pueblo premia o castigo. Los diputados dicen estar en contra de la reelección, pero ellos se reeligen todo el tiempo, ¿por qué no dicen que no se vuelvan a reelegir los diputados?, a los alcaldes no los dejan reelegirse, que el derecho de reelección sea para todos”.

Esta parte del discurso confirma que en las próximas semanas, el FSLN iniciara una ofensiva política a favor de las reformas constitucionales que incluyen la reelección inmediata de Daniel Ortega.

Exaltando a los empresarios

En otra parte de su discurso Daniel Ortega exaltó el rol de los grandes empresarios que acompañaron la delegación oficial del gobierno sandinista que fue a negociar con el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI). En un acto que se suponía se ensalzaría el rol de los obreros y campesinos que murieron por el triunfo de la revolución, ocurrió algo inaudito: Daniel Ortega alabo al multimillonario Carlos Pellas, dueño del grupo Banco de América Central (BAC), al multimillonario Ramiro Ortiz, dueño del grupo BANPRO, ligado al grupo PROMERICA, y Juan Bautista Sacasa, presidente de la Junta directiva del Banco de Finanzas (BDF) ligado al grupo Motta de Panamá. El único grupo financiero que no acompaño al gobierno fue BACENTRO, ligado al grupo LAFISE que tiene como principal dueño al banquero Eduardo Montelagre, jefe de las fracciones del liberalismo.

Ortega no solo alabó a los millonarios, sino que calificó esa reunión como el encuentro "kafkiano", ya que los banqueros en esa cita apoyaron la política económica del gobierno sandinista, al plantearles a los representantes del FMI que no se podían aplicar políticas fuertes contra el país, porque iban a provocar daño a la economía.

Ortega dijo "Aquel diálogo era realmente kafkiano porque los empresarios nicaragüenses hablando con el FMI, expresaron que no debían practicar ese tipo de medida porque iban a provocar daño a la economía y pobreza, esperamos que pueda avanzar".

En realidad, el discurso de Ortega es “kafkiano” porque los millonarios no fueron a la reunión con el FMI a defender el proyecto político del FSLN, sino a defender sus propios intereses económicos como banqueros.

Es un secreto a voces que los banqueros son el sector no productivo que más ganancias ha tenido en los últimos años. A ellos les preocupa la estabilidad macrofinanciera, que es el ambiente que les permite hacer negocios. Lo demás se lo dejan al FSLN, los banqueros no se preocupan por las libertades democráticas, a ellos solamente les interesa la buena marcha de los negocios y punto!

En realidad, ocurre todo lo contrario: que los banqueros hayan ido a hablar a favor del gobierno sandinista, significa que el FSLN se ha distanciado de sus objetivos revolucionarios desde hace 20 años, fecha que coincide con el fracaso de la revolución.

La lucha contra el golpe de Estado en Honduras

En una parte de su discurso, Ortega se refirió a la lucha contra el golpe de  Estado en Honduras. El gobierno de Ortega no ha realizado movilizaciones de masas contra el golpe de Estado y más bien ha mantenido una intensa actividad diplomática a favor de la restitución de Manuel Zelaya en la presidencia de Honduras, incluso se mostro conciliador con los fuerzas armadas golpistas.

Ortega insistió en que “Zelaya debe ser restituido tal como ordenan las resoluciones adoptadas por todos estos organismos, pero no por cascos azules, ni por fuerzas intervencionistas", al tiempo que pidió a las fuerzas armadas hondureñas que "reflexionen", ya que "no es posible que ellas mismas manden a reprimir al pueblo" y que este golpe "siga afectando a la región y a la comunidad internacional".

Patricia Rodas, canciller del gobierno de Zelaya, y representante del ala izquierda del gobernante partido Liberal en Honduras, tomó la palabra y afirmo que “Se les acabó el tiempo, se acabaron los golpistas. Este día comienza la marcha definitiva hacia Tegucigalpa, Choluteca, San Pedro Sula”

La realidad es que la solidaridad del gobierno sandinista ha sido únicamente en el campo diplomático, y no en la lucha efectiva contra el golpe de Estado. Después de 30 años podemos reafirmar, una vez mas y sin temor a equivocarnos, que el FSLN ya no es un partido revolucionario.

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