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Por Olmedo Beluche

En julio el ministro banquero “panameñista” de Economía, Alberto Vallarino, dio a conocer sus ajustes al ya conocido y repudiado Plan Quinquenal, publicado el año pasado. Los planes de Vallarino, el presidente Martinelli y su combo es en grande: obras faraónicas que elevarían el presupuesto gubernamental hasta los 14,000 millones de dólares en 2012 (en 2009 no llegaba a 11,000 millones).

La base de este fastuoso presupuesto es: un alto endeudamiento público que el próximo año llegaría a 12,525 millones de dólares, en 2014 superaría los 14,000 millones y en 2015 le quedaría al próximo gobierno una deuda de, al menos, 15,307 millones de dólares. Desde que asumió, hace dos años, Martinelli aumento la deuda pública en 2,000 millones.

Esta deuda no contabiliza los 5,000 millones, por lo menos, que cuesta la ampliación del Canal de Panamá y que éste y el gobierno anterior han sacado de la contabilidad pública. Deuda que tampoco contabiliza a algunas empresas estatales que por ser autónomas, Vallarino ha inventado que sus presupuestos no entran en las finanzas estatales, como: el Aeropuerto de Tocumen, y la empresa que administrará los corredores Norte y Sur, una vez que se concrete la estafa de su “nacionalización” por la bicoca superior a los 1,000 millones de dólares, entre otras.

Alto endeudamiento que no se detiene pese al fuerte incremento de los impuestos realizados por varias reformas fiscales de Vallarino (Que han producido ingresos por más de 2,500 millones de dólares este año) y que golpean los ingresos de las familias de capas medias, la pequeña y la mediana empresas. Aumento del endeudamiento público, que todos los panameños deberemos pagar, pese a los crecientes aportes del Canal de Panamá al gobierno central que deben promediar de aquí a 2014 los 950 millones de dólares anuales.

Este presupuesto fastuoso se invierte en obras megalómanas cuyos beneficiarios directos son empresas directamente relacionadas con el Presidente Martinelli, sus ministros y sus socios. Un ejemplo; El diario La Estrella (29/7/11) denuncia que Juan Carlos Fábrega Roux, socio del ministro Vallarino en el banco Prival y en el hotel Bristol Buenaventura, financia una de las islas artificiales concedidas a la empresa ICA (Corredor Sur) y a la vez es directivo de la estatal Empresa nacional de Autopistas, que compra dicho corredor. Es decir, juez y parte beneficiada. Porque el criterio es a decir de un reciente decreto de Martinelli, una sociedad “público-privada”, que bien traducido significa “deuda pública beneficios privados”. O, como diría él: “entran millonarios y salen multimillonarios”.

Estas obras e inversiones públicas no están mejorando el nivel de vida del pueblo panameño, pero los costos recaerán sobre sus bolsillos. Además, el alto ritmo de crecimiento tiene un efecto secundario nefasto para los asalariados, que los economistas llaman “recalentamiento”, es decir, alta inflación de los precios. Inflación que en lo que va del año ha superado el 6 por ciento. Que se expresa en un encarecimiento inusitado del canasta básica alimenticia (sobre los 15 balboas este año) y del costo de la vivienda en todo el territorio nacional, en especial en el área metropolitana de Panamá.

Ante los cuestionamientos de algunos sectores, Vallarino y Martinelli han sostenido que ese alto endeudamiento no es problema porque la relación deuda/PIB está bajando. Es decir, que mientras haya crecimiento económico, no hay problema con endeudarse, según ellos. Y aquí entra la lógica agiotista de Vallarino que proyecta que la economía panameña seguirá creciendo a pasos agigantados hasta 2014 para alcanzar los 40,992 millones de dólares, desde los 26,700 millones en que se encuentra en 2011, es decir, 14,292 millones más o un incremento relativo del 53%!!!

El problema del “optimismo” a costa ajena de Vallarino es que, salvo Dios (si existe), nadie puede predecir el ritmo real de crecimiento de la economía capitalista en los próximos años. Y, más bien, las estimaciones internacionales, de la cual depende la economía panameña, son negativas. En este momento la Unión Europea y el propio gobierno de Estados Unidos están sumidos en la incertidumbre financiera justamente por el alto endeudamiento de sus estados, el cual amenaza con un “default” (o incapacidad de pagar) que puede llevar a la debacle al euro a partir de la crisis económica que se abate en países como Grecia, Irlanda, Portugal, España y la propia Italia. Esto se está traduciendo en un alza de los intereses bancarios que, sin duda, incrementarán todavía la abultada deuda panameña.

Si se produjera el peor escenario, una nueva recaída económica en Europa y EE UU, peor que la de 2008, todos los planes de Alberto Vallarino se caerían como castillo de naipes. Y lo peor es que las consecuencias las pagaría el pueblo panameño con mayores recortes sociales, privatizaciones y cargas impositivas. El que no lo crea que mire lo que está pasando en Europa: los banqueros causantes de la crisis ahora quieren que los estados como Grecia o España paguen la deuda a costa del despido de miles de empleados públicos, la rebaja de los salarios de éstos, el alto desempleo, el aumento de la edad de jubilación hasta los 67 años de edad, más privatizaciones, etc.

Ese es el futuro que nos espera si no detenemos el alocado endeudamiento público a que nos someten el banquero Vallarino y el comerciante Martinelli en beneficio de ellos y sus empresas. En realidad, bajo el capitalismo los asalariados no tienen futuro, ya que cuando hay crecimiento económico el flujo de la riqueza no gotea para abajo, y cuando hay crisis la pagan los trabajadores.

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