Martinelli y Maduro: acusaciones mútuas por negocios fraudulentos

Por Emilio Young

La propuesta del gobierno de Panamá, de discutir la crisis venezolana en la Organización de Estados Americanos (OEA), como una forma de intervenir desde el exterior para presionar al gobierno de Nicolás Maduro a hacer concesiones políticas y económicas a la oposición burguesa de ese país, provocó una repuesta enérgica del gobierno de venezolano que declaró, el pasado 5 de Marzo, la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno de Panamá.

¿Se ha transformado la OEA?

Una vez que la propuesta de Martinelli se incluyó como punto de agenda del Consejo Permanente de la OEA, el presidente Maduro declaró: "He decidido romper relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno actual de Panamá y congelar todas las relaciones comerciales y económicas desde este momento (…) Nadie va a conspirar impunemente contra nuestro país para pedir una intervención contra nuestra patria, ya basta, ya, llamo al pueblo a unirnos en defensa de la soberanía, de la independencia (…)Fuera la OEA de acá por ahora y para siempre (…) Nuestro camino es el sur, la Celac, la Unasur, el Alba". (El Universal 6/3/2014)

Era lo menos que se podía esperar del heredero político de Hugo Chávez, pero no quedaba claro porque Maduro ordenaba “congelar todas las relaciones comerciales y económicas” con Panamá. El discurso antiimperialista de Maduro encendió los ánimos entre sus partidarios en Venezuela. La situación era tensa no solo al interior de Venezuela, por las arremetidas de la oposición burguesa, sino por el peligro que significaba que una posible resolución de la OEA abriera el camino a una intervención militar contra Venezuela.

Pero el discurso antimperialista se transformó en poco tiempo en elogios para la OEA. El Consejo Permanente de la OEA se reunió en Washington el 7 de Marzo y después de una maratónica sesión, con el voto en contra de Estados Unidos, Canadá y Panamá, emitió un corta resolución proclamando “su respeto al principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados (…) el reconocimiento, pleno respaldo y aliento a las iniciativas y los esfuerzos del Gobierno democráticamente electo de Venezuela y de todos los sectores políticos, económicos y sociales para que continúen avanzando en el proceso de diálogo nacional, hacia la reconciliación política y social, en el marco del pleno respeto a las garantías constitucionales de todos y por parte de todos los actores democráticos”.

Maduró en su repuesta giró 180 grados, estaba muy feliz, brincaba de alegría: “Más que de Venezuela, creo que (la resolución de la OEA) es una victoria de la dignidad de la América Latina y caribeña (…) Panamá pretendió agredir a Venezuela. Vino por lana y salió trasquilado (...) Nunca se había obtenido en la OEA una votación tan alta para una declaración tan importante desde el punto de vista histórico". (La Estrella 9/3/2014)

Política imperialista de dialogo y negociación

La política del imperialismo norteamericano y de la burguesía en América Latina no persigue el derrocamiento de Maduro, sino presionarlo para obligarlo a negociar con la oposición burguesa dentro de Venezuela. Todos temen una guerra civil, y prefieren cambios graduales al interior de ese país. La resolución de la OEA va en ese camino y coincide con la política del gobierno de Maduro que ya había convocado, el pasado 26 de febrero, a una “Conferencia Nacional por la Paz” en la que participa FEDECAMARAS, la principal coordinadora empresarial, y los principales grupos de la oligarquía como Miguel Pérez Abad de FEDEINDUSTRIA y Lorenzo Mendoza, presidente del Grupo POLAR, entre otros.

Oscuros y fraudulentos negocios en la ZLC

Pero una vez que se disipó el fantasma de la intervención militar contra Venezuela, ha salido a luz pública el pleito por una deuda de US$1.200 millones que empresarios venezolanos, ligados al gobierno de Maduro, deben a empresarios panameños por envío de mercancías desde la Zona Libre de Colon (ZLC).

Existen mutuas acusaciones de corrupción de ambos lados. Los empresarios de ambos países hacían negocios fabulosos aprovechando el encarecimiento del dólar en Venezuela, y al hecho que el gobierno de Maduro vendía dólares a precios oficiales, bajos en relación al mercado negro, creando una oleada especulativa.

La ruptura de relaciones con Panamá deja en el limbo esta deuda millonaria. Elías Jaua, Canciller de Venezuela, ha confirmado que “queda suspendida la revisión de esa deuda hasta tanto en Panamá no haya un Gobierno serio que respete las relaciones que deben tenerse de respeto mutuo”. (El Universal 6/3/2014)

A los empresarios gánster de la ZLC de Panamá ya los conocemos por su voracidad comercial, pero la existencia de grupos empresariales que se enriquecen a través de sus nexos con el gobierno de Venezuela, confirma nuestra critica al llamado “socialismo del siglo XXI”, que no es otra cosa que un capitalismo de Estado que está amamantando a una nueva “burguesía bolivariana”.

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