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Discutida en el seno de nuestra organización, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de Venezuela, en asambleas representativas de sindicatos y comunidades, la propuesta presidencial de enmienda Constitucional, hemos recogido una serie de críticas y elaboraciones útiles para el debate sobre dicha convocatoria, que  exponemos a continuación.

Como es bien sabido la propuesta se ajusta al artículo 340 de la Constitución Bolivariana, que reza de este modo: “La enmienda tiene como objeto la edición o modificación de uno o varios artículos de ésta Constitución, sin alterar su estructura fundamental” (CB. Capítulo I Título IX s p n)

Así mismo  en  el artículo 230 que se refiere al período y a la reelección presidencial encontramos lo siguiente: El período presidencial es de seis años. El Presidente o Presidenta de la República puede ser reelegido o reelegida, de inmediato y por una sola vez, para un nuevo período.(s p n )

Ambos texto son claros y se ajustan a derecho, invalidando el argumento “táctico” de carácter propagandístico difundido por la oposición capitalista de que le enmienda no es constitucional, puesto que – según sus juristas- para modificar el artículo 230 de reelección inmediata por una sola vez (sic) a reelección inmediata y continua, es necesario una reforma constitucional, siendo ésta rechazada en el 2007.

Los artículos referidos puntualizan con meridiana claridad el carácter constitucional de la enmienda  distinto al de Reforma, por tanto queda evidente que la réplica de la derecha es falsa, sin sustento constitucional y que por lo tanto la convocatoria a enmienda para la reelección inmediata y continua, es correcta.

Es claro que el proceso revolucionario venezolano marcha hacia una mayor conciencia de los sectores más avanzados de la sociedad en función del socialismo, de la soberanía y el antiimperialismo; de que la política del proceso revolucionario y los acontecimientos generales que conmueven la crisis capitalista mundial, indican la necesidad de enmendar o reformar a fondo en el futuro mediato varios artículos de la actual Constitución Bolivariana, ambiguos y colaboracionistas con los planes del neo- liberalismo capitalista, impuestos a la ANC DEL 99 por la derecha miquelenista y sus aliados de la época, que aún la Constitución Bolivariana conserva, no  ajustándose a la lucha de clases moderna, a los avances políticos del pueblo venezolano y a los cambios sociales alcanzados por sus luchas.

La Constitución actual por ejemplo, no toma en cuenta el papel motriz de la clase obrera dentro del socialismo y el antiimperialismo, el poder popular de las masas como gobierno directo. Muchos de sus artículos repiten los viejos conceptos de la Cuarta República y otorgan ventajas inconcebibles al capitalismo monopolista, dejando verdaderas troneras constitucionales por donde pueden pasar cómodamente las corrientes opositoras, los  neo liberales y la llamada “derecha endógena” del proceso, resultando  incompatibles con la marcha de éste hacia el socialismo científico.

El socialismo revolucionario es un objetivo histórico alcanzable en la Venezuela de hoy, independientemente de los errores políticos cometidos, de la polémica  interna sobre el tipo de socialismo a construir y de las críticas a las diversas variables ideológicas de la derecha, como la burocracia, la conciliación y otros rémoras del proceso que truncan los cambios anticapitalistas del proceso hacia el socialismo.

La enmienda propuesta de continuidad al cargo de Presidente de la República y otros cargos de elección popular, si bien no reforma ni cambia la estructura de la actual Constitución, contribuye en este caso a la coherencia del proceso, a la continuidad de los planes sociales, retarda la estrategia fascista de la ultra derecha encabezada por FEDECAMARAS-VENAMCHAM, el imperialismo norteamericano y los partidos de la oposición venezolana, suficientemente ensangrentados en los últimos cincuenta años. Lobos disfrazados de ovejas que solo esperan una mejor oportunidad para dar el zarpazo contra los revolucionarios, el proceso de cambio y las masas populares.

La enmienda constitucional facilita el fortalecimiento de las fuerzas socialistas y comunistas dentro de la lucha de clases, permite bloquear las acciones de la derecha endógena  dentro del Estado, retardan o anulan las políticas anticapitalistas, favoreciendo al mismo tiempo los avances del proletariado, del socialismo y el movimiento nacional antiimperialista en continuo crecimiento.

Pero en este momento, la propuesta de enmienda Constitucional del artículo 230, se presenta al lado de un problema mayor que debe ser también considerado: la bancarrota del capital financiero y el colapso del sistema capitalista mundial, acontecimientos que generan un caos que apenas comenzando ya lanza a la calle a millones de trabajadores en Europa, Estados Unidos y Asia, expropia los ahorros de  decenas de millones de personas, embarga las viviendas de centenas de miles de familia que quedan desguarnecidas, dispara los precios de los alimentos, produciendo una hambruna mundial.

En consecuencia la situación hace de la enmienda un problema doble: por un lado la continuidad de los planes sociales y la lucha ideológica, por otro, la necesidad de tomar previsiones elementales respecto al colapso capitalista mundial y sus efectos inocultables en América Latina y Venezuela para los próximos tiempos.

Resulta una grave irresponsabilidad  triunfalista difundir que la crisis general del capitalismo no va afectar a los países capitalistas dependientes, como el caso venezolano. Ciertamente que algunas medidas tomadas por el gobierno progresista de Chávez, pueden atenuar el impacto, pero no salva de la crisis, ésta es de carácter prolongado y estructural.

Las reservas internacionales muy por encima de los $40 millardos, el Fondo de Garantía y otras reservas, la protección de las divisas con el control de cambio a pesar del saboteo de los monopolios y la banca; los planes sociales sostenidos en salud, deporte, cultura y educación etc. son medidas correctas, mitigan la situación de los más pobres, pero no detienen el tsunami capitalista. Estas medidas deben complementarse con otras medidas internas como la congelación de precios de la canasta básica, la expropiación por decreto del latifundio para impulsar la agricultura a fondo y cortar la grotesca importación de bienes y servicios, la disolución concreta de los monopolios privados, como aparece expresada en la Constitución Bolivariana etc.

En estos momentos son perentorias algunas medidas de emergencia tomadas a tiempo como: establecer una alianza estratégica programática entre las fuerzas revolucionarias que operan dentro del Estado, con el movimiento marxista leninista del país y la clase obrera respetando su autonomía histórica. Así mismo, es necesario generar políticas en los organismos del Estado para implementar la formación ideológica socialista en el seno de los trabajadores. Planteamos que al lado de la propuesta de enmendar el artículo 230, se dejen abiertos los mecanismos legales para enmendar los artículo 318 y 320 del BCV, en los que esta Institución se declara autónoma, insubordinando sus funciones respecto al ejecutivo y al Estado, constituyéndose en un verdadero feudo “ autónomo”, injustificable dentro de la unidad nacional, estimulado por la banca privada y los monopolios imperiales, situación potencialmente grave  frente al  colapso que estremece  al mundo capitalista.

Que el referido artículo 320 que consagra la obligación del Estado de “promover y defender la estabilidad económica...para asegurar el bienestar social” debe establecer ante la bancarrota bancaria mundial, la estatización del sistema financiero bajo el control de los trabajadores en alianza con el Estado popular.

Existen precedentes al respecto en Venezuela y Latinoamérica. En nuestro caso, la formidable quiebra bancaria de 1996  obligó al Estado venezolano a encargarse del 60% de la banca privada y sus pasivos. La nación perdió por aquella quiebra bancaria y la fuga de los banqueros, más de 10 mil millones de dólares,  decenas de miles de ciudadanos perdieron sus ahorros y sus empleos. FOGADE pudo correr solo con el 14% de los ahorros desfalcados por los banqueros y estos volaron al exterior esperando mejores tiempos, como en efecto sucedió porque el Estado capitalista con los dineros del pueblo, “auxilió” a los pillos de la banca y le devolvió sus bancos y activos como si nada hubiera pasado.

Aquella bancarrota financiera local es pálida frente a la actual bancarrota financiera mundial. Hay que actuar con firmeza y decisión, miles de millones de salarios y ahorros del pueblo llenan las bóvedas de la banca privada en Venezuela y ésta, al contrario de lo que declaran sus apologistas, no es de fiar.

¡POR LA ENMIENDA Y LA ESTATIZACIÓN DE LA BANCA PRIVADA ¡

ÚNETE LUCHA VENCEREMOS

Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de Venezuela


 

 

 

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