Por Orson Mojica

Desde que fue forzado a abandonar la presidencia en enero del 2021, Trump ha tenido que afrontar muchos costosos juicios civiles y penales, que amenazaban con dejarlo por fuera de una próxima campaña electoral. Las acusaciones estatales y federales sumaban casi una centena de varios tipos de delitos. Una condena por delitos automáticamente sacaría del juego a Donald Trump, porque lo enviaría a la cárcel. El Partido Demócrata ha creído, hasta el momento, que los jueces y el sistema judicial de Estados Unidos pueden detener a Trump, e inhibirlo políticamente.

En enero del 2024, un jurado civil de Nueva York  condenó a Trump a pagar 83,3 millones de dólares en daños a la columnista E. Jean Carroll, por haberla difamado repetidamente durante años. En febrero, Trump fue condenado por un juez de Nueva York a pagar una multa de 350 millones por  defraudar durante una década a bancos y aseguradoras, mediante la Organización Trump, inflando el valor de sus propiedades.

A pesar de la presión judicial, la estrategia de Trump ha sido retrasar al máximo la culminación de estos juicios, mientras iniciaba una nueva campaña por la presidencia de Estados Unidos. Cualquier sentencia condenatoria quedaría anulada por la inmunidad presidencial, si Trump llegase a ganar la presidencia en noviembre del 2024.

La percepción sobre los delitos cometidos por Trump, ha comenzado a cambiar entre la población. Cada vez es menor la cantidad de votantes demócratas o independientes que piensan que Trump es un criminal. Este fenómeno está asociado al desencanto político con la gestión y administración del presidente Biden. Los votantes republicanos siempre han cerrado filas en relación a la inocencia de Trump.

Vanos intentos de aplicar la enmienda 14

El principal argumento utilizado por los demócratas, con el objetivo de inhabilitar políticamente a Trump, es que este fue el promotor de una turba enfurecida que tomó el edificio del Capitolio el 6 de enero del 2021, con el objetivo de evitar que el Congreso declarase la victoria de Biden en las elecciones de noviembre del 2020.

Algunas cortes estatales, como las de Maine y Colorado, emitieron sentencias prohibiendo a Trump presentarse a las elecciones internas. Trump se anotó la primera victoria legal al obtener una sentencia favorable de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, con mayoría de magistrados conservadores, incluyendo los nombrados por el. En esta sentencia, los magistrados argumentaron que “(…) los estados pueden inhabilitar a las personas que ocupan o intentan ocupar un cargo estatal. Pero los estados no están facultados por la Constitución para aplicar el artículo 3 en relación con los cargos federales, especialmente la Presidencia (…) Nada en la Constitución delega en los estados la facultad de aplicar el artículo 3 a los titulares de cargos y candidatos federales” (CNN, 4/03/2024)

La 14 enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, fue aprobada en julio de 1868, después de finalizada la guerra civil. El numeral 3 contiene una prohibición para optar a cargos federales: “Ninguna persona podrá ser senador o representante en el Congreso, ni elector del presidente y vicepresidente de los Estados Unidos, u ocupar cargos, civiles o militares, en los Estados Unidos, o en cualquier estado, si, habiendo prestado juramento previamente como miembro del Congreso, o como oficial de los Estados Unidos, o como miembro de cualquier legislatura de algún estado, o como oficial del poder ejecutivo o judicial de ese estado, para defender la Constitución de los Estados Unidos, ha incurrido en insurrección o rebelión contra los mismos, o ha dado auxilio o consuelo a sus enemigos. Pero el Congreso puede, por voto de dos tercios de cada Cámara, retirar tal inhabilidad.

Esta norma fue adoptada para evitar una nueva secesión. Los demócratas han depositado todas sus esperanzas en que los tribunales finamente condenen a Trump por haber promovido una “insurrección o rebelión” con la toma del Capitolio por sus partidarios.  En realidad, la protesta violenta  de los partidarios de Trump no llega a la categoría de “insurrección o rebelión”. Incluso, no cubre al presidente, por ser inconcebible que el presidente organice una “insurrección o rebelión” contra su propia administración.

Es poco probable que, sin un juicio previo que condene a Trump por “insurrección o rebelión”, la mayoría de magistrados conservadores emita una sentencia condenatoria que impida a Trump ser candidato a la presidencia, aplicando el numeral 3 de la enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos.

La gestión económica de Biden

A la administración Biden le tocó lidiar con un fenómeno inflacionario que ha provocado mucho descontento social. Durante la pandemia, Trump imprimió billones de dólares para subsidiar a los hogares que fueron afectados por la parálisis económica. El apoyo económico y militar a la guerra en Ucrania, también ha sido financiado con dinero recién impreso.

Si bien es cierto que Biden logró evitar una recesión económica, los votantes perciben la realidad de otra manera. Las cifras macroeconómicas indican un moderado crecimiento de la economía en Estados Unidos, pero el deterioro económico de la clase media y de los trabajadores, es espeluznante.

Las ultimas encuestas reflejan que Biden tiene apoyo únicamente en el 36% de los votantes, es decir, dos tercios de la población desaprueba la gestión de Biden, sobre todo en lo relacionado a la economía y la pérdida del poder adquisitivo.

Paul Krugman, premio Nobel de Economía en 2008, defiende a capa y espada las políticas de Biden, y se queja amargamente que la percepción de la ciudadanía sea otra. “(…) En septiembre del 2023, los precios al consumo eran aproximadamente un 19% más altos que justo antes de la pandemia. Los salarios medios también habían subido, aproximadamente en la misma proporción, y los sueldos de los trabajadores no supervisores (la mayor parte de la mano de obra) habían subido bastante más. Pero como la naturaleza humana es como es, resulta lógico que la gente tenga la sensación de que, a pesar de haber obtenido más ingresos, la inflación se los ha arrebatado”. (El País, 11/11/2023)

Krugman ha perdido la seriedad científica, no aporta datos sobre cuanto aumentaron realmente los salarios, el malestar de la población no es gratuito. Y continúa reprochando a los trabajadores, que la economía anda muy bien. ““El desempleo sigue cerca de su nivel más bajo en 50 años, y a pesar de ello, la inflación ha descendido rápidamente; los precios al consumo no subieron nada en octubre, aunque eso fue en parte ruido estadístico. (…) Sin embargo, las encuestas sobre la confianza de los consumidores y los sondeos políticos siguen mostrando que los estadounidenses tienen una visión muy negativa de la economía durante la presidencia de Joe Biden. (El País, 25/11/2023)

La inflación ha descendido y la tasa de desempleo se encuentra en el 4%, pero esto no es suficiente. Por su parte los republicanos, explotan ese sentimiento “pesimista” en la gente. La política de la Reserva Federal para combatir la inflación por medio de altas tasas de interés, dificulta la adquisición de nuevas viviendas. Ante el deterioro de los salarios, la población recurre a un mayor endeudamiento, por eso ha aumentado el descontento social contra la administración Biden.

Auge en la sindicalización y huelgas

Y es que la inflación y el constante deterioro de los salarios en el tiempo, provocaron un inusitado aumento de la sindicalización y de las peticiones laborales. Mas de 16,2 millones de trabajadores estaban organizados en sindicatos, extendiéndose la organización al sector de servicios. El auge en el surgimiento de sindicatos trajo también un aumento de huelgas por aumento de salarios

En 2023, 458,900 trabajadores participaron en implicados en 33 grandes paros o “paros laborales importantes”, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). El número de trabajadores involucrados en paros laborales mayores aumentó un 280% en 2023, volviendo a los niveles vistos por última vez antes de la pandemia COVID-19. En el año 2022, los trabajadores en huelga fueron apenas 120,600. Este renacer de luchas sindicales abarcó a la industria automotriz, enfermeras, profesores de escuelas públicas hasta guionistas y actores de Hollywood.

En marzo de 2023, unos 2.200 trabajadores de la Universidad de Michigan se declararon en huelga durante cinco meses. La huelga concluyó con un rotundo triunfo laboral: un nuevo contrato de tres años que incluía importantes aumentos salariales en los tres campus, protecciones contra el acoso, baja por parto remunerada, cobertura del seguro médico para la atención sanitaria de afirmación de género y una bonificación por firma de 1.000 dólares

Entre 2013 y 2023, las ganancias de los tres gigantes de la industria automotriz (Ford, General Motors y Stellantis) habían aumentado en 250.000 millones de dólares, mientras que los miembros de la United Auto Workers (UAW) no habían visto un ajuste salarial desde 2009.

Por ello, el 15 de septiembre de 2023, más de 12.000 trabajadores, organizados en UAW se declararon en huelga en General Motors, Ford y Stellantis tras expirar su contrato

En total, participaron en el paro unos 53.000 trabajadores. Era la primera vez que la UAW hacía huelga en los tres fabricantes de automóviles al mismo tiempo. La histórica huelga terminó con un aumento del 33% para los trabajadores

Las huelgas también se extendieron a los empleados públicos, especialmente sanidad y educación. En octubre de 2023, más de 75.000 trabajadores sanitarios de Kaiser Permanente representados por una coalición de múltiples sindicatos protagonizaron la mayor huelga sanitaria registrada en la historia de Estados Unidos, que abarcó a enfermeras, técnicos médicos y personal de apoyo en cientos de centros de Kaiser en siete estados y el Distrito de Columbia, con los mayores grupos de trabajadores de Kaiser en huelga en California. Tras tres días de huelga, los trabajadores alcanzaron un acuerdo provisional que incluía un aumento salarial general del 21% en cuatro años, primas adicionales y remuneración por rendimiento compartido, así como nuevas iniciativas de formación, educación y contratación para aumentar la plantilla. El acuerdo también fijó un nuevo salario mínimo para los trabajadores sanitarios de Kaiser.

El 16 de noviembre de 2023, más de 5.000 trabajadores de las cafeterías Starbucks se declararon en huelga en protesta por la negativa de la empresa a negociar de buena fe para alcanzar un primer contrato. Los trabajadores de 43 estados, en 391 de las tiendas propiedad de Starbucks, votaron a favor de la sindicalización

El ascenso sindical en Estados Unidos es una consecuencia directa del deterioro de los salarios y de las condiciones de vida de los trabajadores. Las cifras oficiales no registran las luchas ni el malestar de los trabajadores en las empresas pequeñas o medianas

El resultado de las elecciones primarias

En el bando republicano el discurso agresivo de Donald Trump se ha impuesto en detrimento de sus competidores que, uno a uno, fueron retirándose de la contienda. El principal oponente de Trump, pero que maneja un discurso similar a este, fue Ron Di Santis, el popular gobernador de Florida, en enero de 2024 tuvo que anunciar su retiro de la nominación presidencial republicana.

“(…) Ahora, tengo claro que la mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle otra oportunidad a Donald Trump. Trump es superior al actual titular, Joe Biden. Eso está claro. Firmé un compromiso para apoyar al candidato republicano y cumpliré ese compromiso. Tiene mi respaldo porque no podemos volver a la vieja guardia republicana de antaño, una forma reenvasada del corporativismo recalentado que representa Nikki Haley” (El Pais, 21/01/2024)

Los rivales menores también quedaron tirados en el camino. Al final, después del supermartes, el dia en que hubo elecciones primarias en 15 Estados, Trump había acumulado 1078 delgados, frente a 94 delegados de Nikky Haley. Trump necesita 1215 delegados para obtener la nominación, de hecho, ya la tiene en la bolsa de su pantalón.

Nikky Haley tuvo que retirarse de la contienda, en silencio, sin dar su apoyo publico a Trump, sus declaraciones fueron breves: “Ahora es responsabilidad de Donald Trump ganarse los votos de aquellos en nuestro partido y fuera de él que no lo respaldan, y espero que lo haga (…) La política se trata de atraer a la gente a tu causa, no de rechazarlos. Nuestra causa conservadora necesita urgentemente a más gente. Este es el momento de que él (Trump) elija". (DW, 06/03/2024)

Biden no tuvo contrincantes serios.

La crisis debilita a Biden

En la campaña electoral del 2020, después de las intensas jornadas contra el racismo, desencadenadas por el asesinato de George Floy, un segmento importante de jóvenes, blancos y negros, así como latinos, estaban muy entusiasmados con la candidatura del senador Bernie Sander, pero al final, este, presionado por la cúpula del partido demócrata, declino a favor de Joe Biden.

Este segmento, junto con los independientes, decidió la victoria a favor de Biden. Las ultimas encuestas rebelan que este segmento de jóvenes y latinos esta decepcionado con la administración Biden.

En diciembre de 2023, una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult encontró que “en conjunto, 58 por ciento de los votantes en estados importantes –Arizona, Georgia, Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Carolina del Norte, Nevada– tienen una percepción negativa de Biden”. (La Jornada, 15/12/2023).

La principal critica se centra en que Biden y los demócratas no escuchan el clamor popular.

Muchas encuestas son tendenciosas, pero la última encuesta nacional de New York Times (un medio de comunicación asociado al Partido Demócrata) revela algo sorprendente: “En general, el 40 por ciento de los votantes dijo que las políticas de Trump los habían ayudado personalmente, en comparación con sólo el 18 por ciento que dice lo mismo sobre las políticas de Biden. En cambio, el 43 por ciento de los votantes dijo que las políticas de Biden los habían perjudicado, casi el doble de la proporción que dijo lo mismo sobre las políticas de Trump” (The New York Times, 4/03/2024).

En resumen, la encuesta New York Times/Siena College lanzó una estruendosa señal de alarma, de que las cosas no andan bien para Biden. Paralelamente, el debilitamiento de Biden se traduce lentamente en un fortalecimiento de Trump. Dada la polarización entre demócratas y republicanos, la batalla la decidirán los independientes. Pero algo es innegable: Biden ha perdido apoyo entre quienes se movilizaron contra el racismo en 2020, ahora agravado por el apoyo incondicional a Israel que masacra al pueblo palestino en Gaza.

Trump a la ofensiva

Uno de los puntos que Trump más explota en sus discursos, es la crisis migratoria en la frontera con México, y la “invasión” de migrantes. Trump se quejó de que “Estas son las personas que están entrando en nuestro país, y vienen de cárceles y vienen de prisiones y vienen de instituciones mentales y vienen de manicomios y son terroristas. Los están introduciendo en nuestro país. Y es horrible. Estados Unidos está siendo invadido por el crimen migrante Biden. Es una nueva forma de violación viciosa a nuestro país. Es el crimen migrante”. Y prometió que si ganaba la presidencia, ejecutaría “la mayor deportación de inmigrantes sin papeles”. (El País, 1/03/2024)

Mientras Trump ataca la política migratoria de Biden, que ha sido desbordada por centenares de miles de migrantes que se agolpan en la frontera con México, este se limita a quejarse de que los republicanos no aprueban los fondos necesarios para reforzar la vigilancia militar de la frontera sur.

El discurso del Estado de la Unión

El 7 de marzo, el presidente Biden rindió su cuarto informe ante el Congreso, sobre el estado de la Unión, en el cual sobresalieron algunos ejes políticos de su campaña presidencial.

Para Biden, Estados Unidos se encuentra ante “momentos sin precedentes en la historia de la Unión. (…)  la libertad y la democracia están siendo atacadas al mismo tiempo en el extranjero y en nuestro país. En el extranjero, Putin de Rusia sigue adelante invadiendo Ucrania y sembrando el caos en Europa y otros lugares (…)”

Sin decirlo claramente, insinuó que los seguidores de Trump que se tomaron el Capitolio el 6 de enero del 2021, “colocaron a la democracia estadounidense bajo amenaza”. El enemigo externo es Putin y Rusia, y el enemigo interno es obviamente Donald Trump y el Partido Republicano.

En relación a la derogación del derecho al aborto, Biden criticó a “(…) aquellos que alardean de haber revocado Roe v. Wade no tienen idea del poder de la mujer en Estados Unidos. (…) Se dieron cuenta cuando la libertad reproductiva estaba en la papeleta y ganó en el 2022, 2023 y se darán cuenta de nuevo en 2024”.

El derecho al aborto será una de los ejes centrales de la campaña de Biden, Sobre la buena marcha de la economía, dijo lo siguiente: “(..) Heredé una economía al borde del abismo. (…) Quince millones de nuevos empleos en tan solo 3 años. ¡Eso es un récord! La menor tasa de desempleo en 50 años. (…) ¡Los salarios continúan aumentando y la inflación disminuye!. La inflación se ha reducido de un 9 % a un 3 %, ¡la menor en el mundo!”.

Los trabajadores y la clase media perciben la realidad económica de otra manera. Sienten, y están en lo correcto, que han perdido poder adquisitivo, que todo está más caro, y eso le pasará factura a Biden en las próximas elecciones.

Una de las banderas de los republicanos ha sido la lucha contra el déficit fiscal, por eso insisten en recortar programas sociales y reducir los impuestos. Biden, en su ultimo año, ha insistido en lo inverso: “La última administración estableció un recorte tributario de dos billones de dólares que beneficiaba extremadamente a los muy acaudalados y a las grandes corporaciones y que hizo explotar el déficit federal. (…) Agregaron más cantidad a la deuda nacional que ningún otro término presidencial en la historia de Estados Unidos (…)  hay 1.000 multimillonarios en Estados Unidos.

¿Saben cuál es el promedio de tasa tributaria federal para estos multimillonarios? ¡Es 8,2 por ciento! Esto es bastante menos de lo que la gran mayoría de los estadounidenses paga.”

Del discurso de Biden, y también de los discursos de Trump, se pueden apreciar algunos ejes políticos de la campaña electoral que se avecina. Biden retomará la consigna de 2020, de que los ricos paguen mas impuestos, para atraer votos. Trump, por su parte, vuelve a insistir en la rebaja de impuestos a los ricos. No obstante, de nada sirve plantear más impuestos a los ricos, si continúan los recortes a los programas sociales y si la gente no se siente directamente beneficiada. Este será un tema central de la campaña electoral.

Una revancha entre ancianos

En términos generales debemos guardar respeto por las personas de la tercera edad. Sin embargo, Trump, que tiene 76 años, se burla constantemente de las capacidades de Biden, de sus caídas, de sus olvidos, de sus lapsus, etc, convirtiendo la burla en un eje de ataque contra Biden, el primer presidente en tener 80 años de edad, y que lucha por su reelección.

En una reciente entrevista, Hilary Clinton, reconoció que, efectivamente, Biden es un hombre viejo. “Alguien me dijo el otro día... 'Bueno, pero, ya sabes, Joe Biden es viejo'. Le dije: '¿Sabes qué? Joe Biden es viejo. Sigamos adelante y aceptemos la realidad. Joe Biden es viejo'. Así que tenemos una contienda entre un candidato que es viejo, pero que ha hecho un trabajo efectivo y no amenaza nuestra democracia. Y tenemos otro candidato que es viejo, apenas tiene sentido cuando habla, es peligroso y amenaza nuestra democracia” (Fox News, 5/03/2024)

De esta manera, adelantándose y reconociendo la vejez de Biden, los demócratas tratan de amortiguar los golpes de Trump, sobre la avanzada edad y la supuesta incapacidad de Biden para gobernar, neutralizando el principal eje de ataque de los republicamos hasta el momento.

Por Leonardo Ixim

El poderoso sindicato United Auto Workers (UAW) inició el pasado 15 de septiembre una huelga en la industria automotriz norteamericana que afecta los tres principales monopolios de la fabricación de automotores, Ford, General Motor y Stellantis, amenazando con extenderse a Tesla, fabricante de autos eléctricos donde los trabajadores han estado exigiendo el derecho a la libre sindicalización.

El alto costo de la vida, producto de la escalada inflacionaria, afecta desigualmente al trabajador, pues, por ejemplo, tan solo en el primer trimestre estas empresas ganaron 20 mil millones de dólares. Esto obligó a UAW a aprobar en agosto una huelga con el 95 por ciento de apoyo de los afiliados; este sindicato tiene en su militancia a 150 mil trabajadores.

A esto se suma una serie de huelgas tan solo este año, como la de guionistas y actores de Hollywood, la primera en ese sector en más de 40 años, quienes acaban de lograr un acuerdo provisional. También está la de los mensajeros de la empresa de paquetería UPS, la de los trabajadores de la industria hotelera en Los Ángeles. Generando, según el periódico pro capital financiero Wall Street Jornal, tan solo en agosto pérdidas por 400 mil millones de dólares.

Las demandas del UAW

Estas demandas, calificadas como audaces y fundamentales para comenzar a revertir décadas de retroceso de conquistas en el sector, son las siguientes: En cuanto al salario, la exigencia es de un aumento del 40%, igualando así al aumento que han recibido los ejecutivos de las empresas durante el periodo de vigencia del último contrato; además exigen una reducción de la jornada laboral de 40 a 32 horas semanales sin reducción salarial; también revertir el retroceso sufrido por el sector con la introducción de un sistema de estamentos que hizo que los nuevos contratados tengan salarios más bajos y no tuvieran beneficios de salud y pensiones de retiro, es decir poner fin a un nivel inferior de salario y prestaciones para los trabajadores contratados desde 2007, conocido como COLA por sus siglas en inglés

Finalmente, exigen que se implemente una cláusula de ajuste salarial de acuerdo al costo de vida, pues debido a la inflación, los salarios reales han disminuido en los últimos años, incluso cuando las empresas registraron beneficios récord o casi récord, los sueldos de los directores ejecutivos de los fabricantes de automóviles aumentaron hasta un 40% y los precios de los automóviles se dispararon a máximos históricos.

A largo plazo según CNN, “uno de los principales problemas que subyacen a las negociaciones es la preocupación del sindicato por la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de plantas. El sindicato (cita este medio) dice que han cerrado 65 plantas en lo que va del siglo, debido a una combinación de automatización, subcontratación y pérdida de cuota de mercado a favor de los fabricantes de automóviles no sindicados (…)  al sindicato le preocupa que los planes de los fabricantes de invertir decenas de miles de millones de dólares cada uno, para pasar de los coches de gasolina tradicionales a una gama de vehículos totalmente eléctricos, les cueste más puestos de trabajo en el futuro (https://cnnespanol.cnn.com/2023/09/15/huelga-general-motors-ford-stellantis-trax/)

A UAW, sigue citando este medio, le preocupa: “Que se necesitan menos horas de trabajo para ensamblar los vehículos eléctricos que los de gasolina, porque tienen menos piezas móviles. Los fabricantes de automóviles se apresuran a construir una serie de plantas para ensamblar las enormes baterías de los vehículos eléctricos que alimentarán los nuevos coches, pero tienen previsto pagar salarios significativamente más bajos que los pagados a los trabajadores de la UAW en las plantas de motores y transmisiones que estarían en peligro con el cambio a los vehículos eléctricos” (Ídem).

Las Características de esta huelga

La huelga inició en tres plantas en Wentzila, Missouri, de General Motors, en Toledo, Ohio, de Stellantis, en Wayne, Michigan, de Ford; estas se sumaron a otras huelgas que habían iniciado previamente en Tuscaloosa, Alabama, de Mercedes Benz (dedicado a la producción de autopartes) y Pottsoun Pensilvania, de la empresa Dometic, también ocupada en la fabricación de autopartes. Estas huelgas han llevado a 13 mil trabajadores a la huelga, sin embargo, los trabajadores de la planta de Ford retornaron a sus labores, ante el compromiso de la patronal de iniciar negociaciones, algo que las otras empresas no han accedido; un gesto de buena voluntad de parte del sindicato que se puede volver en una forma debilidad, si la patronal de ese monopolio lo usa como forma de retardar y no acceder a las demandas del sindicato. Por ejemplo, Ford anunció estar dispuesto a ofrecer que los trabajadores temporales se conviertan en efectivos, pero sin ofrecer eliminar las diferencias salariales

De hecho, la dirección del sindicato, presidida por Shawn Fein, que asumió el control de este, desde una plataforma denominada United All Workers for Democracy, después de años de control de una burocracia conciliadora con las patronales y ligada al Partido Demócrata, maneja en el discurso un planteamiento clasista. Ha aplicado lo que se llama una estrategia escalonada de parálisis de las fábricas mencionadas, así como de los centros de distribución de las empresas GM y Stellantis en 38 lugares de 20 estados del país, anunciando que en la medida que el conflicto evolucione, se llamaría a los distintos obreros en diferentes puntos y fábricas a iniciar una huelga de pie, es decir ir sumando plantas y puntos de distribución, hasta llegar a una huelga general del sector.

Esta estrategia ha sido cuestionada por algunos sectores de base, señalando que el argumento de Fein por una huelga escalonada donde éste menciona es en función de la presión en la negociación y de usar el elemento sorpresa con el llamado a la huelga de pie sin que las patronales y los gerentes de la producción sepan, en última instancia genera confusión en la militancia del UAW, donde a partir del apoyo masivo que tuvo al interior de este sindicato para la iniciar la huelga, esto garantizaría un fuerte involucramiento.

Otro hecho que genera cierta diferencia interna es la aparición de Berni Sanders y algunos congresistas demócratas en mítines junto a Fein y la dirección del sindicato, pues aunque este proviene de un sector de base alejado de la burocracia pro ese partido, recordemos que el Partido Demócrata ha sido hábil para atraer al sindicalismo y a los movimientos como el de los derechos civiles, mujeres o ambientalista, conteniendo cualquier lucha social y de clases, en el marco de la institucionalidad burguesa. Cuestión tan necesaria en un país imperialista como es Estados Unidos y que no cuestione la hegemonía del Estado Monopólico Capitalista.

De igual forma, en Canadá, el sindicato de ese sector UNUFOR, asume una línea de negociación del convenio colectivo con la patronal automotriz, sin dar a conocer públicamente el contenido de este, situación que genera suspicacia al interior de las bases de ese sindicato y que podría generar una huelga de solidaridad y reivindicación en toda Norteamérica, a la cual se podría sumar la fuerte industria mexicana.

La reacción de los políticos burgueses

Esta huelga, que según encuestas cuenta con el 70 % de apoyo de la población, en un contexto de importantes huelgas, como se dijo al inicio, genera preocupación en el establecimiento burgués imperialista.

Así, en un año preelectoral, cuando el apoyo a la aventura guerrerista de la OTAN en Ucrania ante  la también infame invasión rusa está por los suelos, así como en un estira y encoge de procesos penales contra el principal candidato republicano, el ex presidente Donald Trump, por su intento golpista al final de su mandato y los intentos de abrirle una investigación por corrupción de parte del Partido Republicano en el Congreso al hijo de Biden; la reelección de este y el intento de nominación de Trump por los republicanos, está en los principales objetivos de estos.

Si bien Biden intentó en un primer momento influir, como hizo meses atrás en la  huelga de ferroviarios deteniéndola en último momento pese a la voluntad de lucha de los trabajadores de ese sector, no lo logró esta vez; vuelve a perfilar su discurso pro sindical, exigiendo a las patronales que asuman el ejemplo de Ford, pero que a la vez dice estar dispuesto a apoyar él mismo las acciones huelguistas, eso a partir del llamado de Fein a Biden a militar en las acciones de huelga, declaraciones que desde nuestro punto de vista generan confusión en la base sindical.

Por otro lado, Trump anuncia su apoyo a las exigencias de los trabajadores automotrices,  aprovechando a cuestionar todos los planes de reconversión de sectores de la burguesía hacia la industria llamada verde, como los autos eléctricos, y a usar una demagogia nacionalista de retorno a la industria nacional, algo que los demócratas también usan, una situación a contrapelo del carácter internacional de la clase obrera y aun de las tendencias actuales del capitalismo global.

Los socialistas centroamericanos saludamos esta importante huelga en uno de los sectores claves de los mecanismos de acumulación capitalistas, por el hecho de que afecta directamente a las trasnacionales imperialistas. Consideramos de suma importancia que una tendencia del sindicalismo de base y democrático haya asumido el control de UAW, uno de los sindicatos históricos de ese país y que se retome las tradiciones del sindicalismo clasista de los años treinta y más, que durante los gobiernos neoliberales de Regan y de Clinton desactivaron la fuerza de los sindicatos. Así también alertamos de las veleidades con factores de poder ligados a los partidos burgueses que buscan mediatizar la huelga, por ende, es importante que cada paso de lucha y tomas decisiones, se de en asambleas de base en los distintos puntos y fábricas, avanzando a una huelga general de la industria automotriz en toda Norteamérica y generando huelgas de solidaridad otros países del continente como Brasil y Argentina que cuentan con esa industria.

Por Orson Mojica

La hegemonía económica y militar de Estados Unidos en el mundo se está desmoronando, lo que tiene una expresión directa en la crisis del dólar. Es un declive constante hacia el fondo del precipicio, a veces lento y a veces con sobresaltos, pero es una tendencia difícil de revertir.

Los acuerdos de Bretton Woods y la hegemonía del dólar

Un poco antes de finalizar la segunda guerra mundial, las potencias vencedoras se reunieron en 1944 en la localidad de Bretton Woods, Estados Unidos, para rediseñar el nuevo orden mundial. Ahí se definió el nuevo sistema monetario internacional, se decidió la creación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y se estableció la supremacía del dólar norteamericano como moneda internacional. Al finalizar la segunda guerra mundial Estados Unidos emergió como la principal economía del mundo. Inicialmente, el valor del dólar estaba vinculado al oro, pero en 1971 la crisis económica en Estados Unidos obligó a la administración Nixon a romper la vinculación del valor del dólar con el oro.

Esta decisión provocó una gran crisis financiera, pero la solidez de la economía de Estados Unidos permitió que el dólar continuase siendo la moneda de cambio internacional.

Neoliberalismo y desarrollo desigual y combinado

Al finalizar la segunda guerra mundial, Estados Unidos concentraba la mitad de la producción industrial mundial. El peso económico de Estados Unidos ha disminuido con el tiempo, especialmente después de la ofensiva neoliberal a partir del derrumbe de la URSS. Inicialmente, el capital transnacional avanzó colonizando las economías del este de Europa y de Rusia. Este proceso se había iniciado en 1972 en China, pero adquirió un salto de calidad después de 1990.

Bajo el auge del neoliberalismo y de la aplicación de tratados de libre comercio en diferentes regiones del mundo, muchos países fueron expoliados, pero también ocurrió un fenómeno contradictorio: ciertas áreas de las economías crecieron en las semicolonias. Algunos países experimentaron un desarrollo industrial y surgieron nuevos centros económicos como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica): En este proceso, desigual y combinado, en cuatro décadas, China resurgió como una potencia industrial que compite con las principales potencias imperialistas y que pone en jaque al orden económico de la postguerra.

El dólar y la deuda de Estados Unidos

Al ser el país emisor del dólar, moneda de cambio internacional, Estados Unidos tuvo en sus manos un poderoso mecanismo financiero. Al imprimir billetes de dólar sin el parámetro del oro, Estados Unidos obtuvo una ilimitada capacidad de financiar su deuda, exportando inflación a nivel mundial.

La supremacía del dólar dio a los bancos norteamericanos un poder inmenso, desplazando a Inglaterra y otros antiguos centros financieros, llegando a controlar el sistema financiero mundial. La deuda de Estados Unidos, aunque venia creciendo peligrosamente, se disparó después de la crisis financiera del 2008 cuando la administración Obama rescató a los principales bancos de Estados Unidos. Desde entonces no para de crecer.

La deuda de Estados Unidos ya llego a los 30 billones de dólares y representa el 118% de su PIB. En realidad, desde hace muchos años Estados Unidos tiene un nivel de vida artificial que se sostiene por su constante endeudamiento a partir de la emisión de miles de millones de dólares con menor valor.

China fue durante un tiempo el principal inversor en bonos de deuda de Estados Unidos, pero ha comenzado a deshacerse de ese tipo de instrumentos financieros.

La guerra en Ucrania aceleró la crisis del dólar.

El surgimiento de Rusia y China como nuevos imperialismos que se resisten a continuar siendo dominados por Estados Unidos, dio un nuevo impulso a la crisis del dólar. A raíz de la sanciones económicas y financieras contra Rusia, impulsadas por Estados Unidos y sus aliados, se produjo el reagrupamiento entre Rusia y China, una alianza que se postula como un nuevo polo de poder a nivel mundial. Ambos países comienzan a abandonar el dólar como moneda de cambio internacional, y han decido comerciar con sus monedas nacionales. Rusia anuncio que venderá su petróleo en rublos, su moneda nacional.

India mantiene viejos lazos comerciales y militares con Rusia, y también tomó la decisión de comerciar con sus respectivas monedas nacionales. Estos acontecimientos representan un golpe mortal a la hegemonía del dólar. Los principales países de Eurasia abandonan rápidamente al dólar como moneda internacional.

Brasil y Argentina se distancian del dólar

Uno de los primeros actos de gobierno del presidente brasileño, Luis Ignacio Da Silva, fue reunirse con Alberto Fernández, presidente de Argentina, y anunciar la atención de crear una moneda común para el comercio bilateral. Una vieja aspiración que no se ha podido concretar.

Desde 2014 hasta el 2023, el Real brasileño ha perdido la mitad de su valor frente al dólar. Argentina está en peores condiciones, sufre una decadencia económica sin precedentes, una inflación de más del 100% anual y una constante escasez de dólares, que limitan el comercio con Brasil, urgido de vender sus productos.

Brasil profundiza sus lazos con China

A finales de marzo del 2023, como un adelanto de los acuerdos que suscribiría con China, el gobierno de Lula anunció un acuerdo que permitiría comerciar utilizando sus monedas nacionales. China es el principal socio comercial de Brasil. El comercio entre ambos países fue de 150.500 millones de dólares en 2022. Las exportaciones brasileñas a China fueron de 89.700 millones de dólares. El 48% de las inversiones chinas en América Latina se concentran en Brasil, con un monto aproximado a 70.300 millones de dólares en el periodo entre 2007 y 2020, según el Consejo Empresarial Brasil-China.

El viaje de Lula a China no fue un acercamiento ideológico, sino una necesidad económica. En los últimos años, la industria brasileña sufre una gran crisis y ausencia de capitales a raíz de la implementación de la estrategia económica de Joe Biden de repatriar las principales industrias que abandonaron Estados Unidos con al auge neoliberal. En ese sentido, Biden ha superado a Trump, al aprobar una serie de leyes y decisiones administrativas (Decreto Buy América, Ley contra la inflación, Ley CHIPS, etc.) que crean enormes incentivos a las empresas para recolocar las industrias en suelo norteamericano.

En el acto de asunción de Dilma Roussef, como presidenta del Banco de los países del BRICS (Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica), Lula criticó la hegemonía del dólar y las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI): "¿Por qué todos los países están obligados a hacer su comercio amarrados al dólar? (...) ¿Quién decidió que el dólar sería la moneda (global) (…) Hoy un país necesita correr detrás del dólar cuando podría exportar en su moneda propia" (...) ¿Por qué un banco como el de los BRICS no puede tener una moneda que pueda financiar la relación comercial entre Brasil y China, entre Brasil y otros países de los BRICS? (…) Ningún banco puede estar asfixiando las economías de países como está haciendo ahora en Argentina el FMI o como hicieron con Brasil durante tanto tiempo y con todos los países del tercer mundo. Ningún gobernante puede trabajar con un cuchillo en la garganta porque (su país) tiene deudas". (France 24, 14/04/2023)

Fernando Haddad, poderoso ministro de finanzas de Brasil, en su viaje a China declaró que “el presidente Lula quiere una política de reindustrialización. Esta visita inicia un nuevo reto para Brasil: traer inversiones directas de China (…) Brasil también quiere tener fuertes lazos con Estados Unidos, pero algunas empresas estadounidenses tomaron la decisión de salir de Brasil”. (Los Ángeles Times, 15/04/2023)

Arabia Saudita acepta el petro-yuan

A inicios de abril del 2023, la reaccionaria monarquía de Arabia Saudita, durante muchos años un aliado clave de Estados Unidos en Medio Oriente, se he rebelado contra el dólar. En el plano económico, Arabia Saudita ha declarado que no solo aceptará que el paguen el petróleo con dólares, sino que también aceptará yuanes de China, el mayor importador de petróleo en el mundo. De esta forma, los dos grandes productores de petróleo a nivel mundial, Rusia y Arabia Saudita, dieron un paso adelante en independizarse del dólar, y comerciar su petróleo con las monedas nacionales de los países compradores.

En el plano político, Arabia Saudita se distancia de Estados Unidos y se acerca a China, quien ha servido de mediador para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita, poniendo fin a las rivalidades hegemónicas entre ellos que se libraba bajo la forma de un enfrentamiento religioso entre sunitas y chiitas. Los resultados están a la vista: la guerra civil en Yemen está finalizando, Arabia Saudita ha iniciado la distención con la dictadura de Bachar Al Assad en Siria, reconfigurando el statu quo en Medio Oriente.

Hacia bloques económicos regionales

Los economistas serios ahora aceptan que la ofensiva neoliberal, iniciada en 1990, ha llegado a su fin. La llamada globalización esta finalizando, dando origen a una creciente fragmentación de la economía mundial. Estados Unidos ha comenzado a aplicar una política proteccionista a su industria, otros países están respondiendo de igual manera. La locura neoliberal está dando paso a tendencias autárquicas que difícilmente revertirán el grado de entrelazamiento de la economía mundial. El resultado será la creación de bloques económicos, que pueden funcionar por un corto periodo, pero que en realidad son el preludio de una crisis generalizada del sistema capitalista. Hacia eso vamos.

Por R. Ibarra

Los trabajadores ferroviarios pueden representar la situación y las reivindicaciones del conjunto de la clase obrera de los Estados Unidos. En varios sectores se desarrollan acciones separadas sin que las confederaciones AFL-CIO, SEIU, ni grandes federaciones sindicales llamen a unir fuerzas para ir hacia una huelga general. 

Lo ferroviarios no tienen derecho de huelga, porque lo suprimió la ley ‘Taft-Hartley’ de 1947. Esta vez el gobierno Biden y ambas cámaras del Congreso han esgrimido esa ley para descarrilar el intento de los trabajadores de ir a la huelga como instrumento de lucha por un convenio laboral justo. 

La ley permite que las empresas sustituyan trabajadores en huelga por esquiroles, que despidan a los huelguistas, y amenaza con cárcel, grandes multas y despidos. Es el poder del Estado contra la huelga. 

Los patronos, el gobierno Biden y el Congreso alegan que la huelga ferroviaria en esta coyuntura histórica llevaría al colapso todo el sistema. El enfrentamiento del Estado con estos trabajadores repercutirá en el próximo periodo político hasta las elecciones presidenciales del 2024. Es un hecho trascendental. 

El sistema ferroviario de los Estados Unidos está en el corazón de la cadena de suministros al mercado. Aproximadamente el 30% de la carga se mueve por ferrocarril, y la Asociación de Ferrocarriles estadounidenses estima que una huelga ferroviaria nacional causaría más de dos mil millones de pérdidas al día. 

Las empresas ferroviarias obtuvieron 21.000 millones en ganancias en los primeros 9 meses de 2022. Ahora bien, costear el seguro de enfermedad durante 7 días a los trabajadores costaría al sector 321 millones de dólares al año. Es solo el 1,5% de esas ganancias. El problema, por lo tanto, no reside en la reivindicación misma, el propósito de los patronos es diezmar la fuerza del movimiento sindical en el conjunto de la clase obrera. La huelga no es cualquier huelga. 

Lo que distingue la situación actual es la crisis general del sistema y la potente clase obrera estadounidense entra en acción exigiendo a su organización sindical la lucha para evitar el desastre. 

Por otro lado, la huelga se realizaría en una coyuntura en la cual se juntan todas la crisis: crisis económica, con el choque profundo de la guerra comercial con China, que presiona constantemente con el aumento de la inflación y la posible recesión; crisis social derivada de la crisis económica; y crisis del sistema político e institucional que se ha revelado en las elecciones de mitad de legislatura de 2022.

Hay que poner de relieve que la pobreza generada por la situación económica ha producido la descomposición social, el aumento desmesurado del crimen y el fenómeno de comunidades de mendigos sin techo en las calles y parques de las principales ciudades.

Un movimiento nuevo que viene desde abajo 

En esta situación, hemos visto el desarrollo de un movimiento en el seno de la clase trabajadora, presionando por organizar sindicatos en sus lugares de trabajo, algo más generalizado de lo que se piensa, sea en Amazon, Starbucks o en los servicios de comida rápida, por poner solo algunos ejemplos. 

La tendencia a la baja en la organización sindical dominante durante décadas parece sufrir un cambio, para volver a subir, presionando a la cúpula sindical, hasta ahora implicada en la política oficial del Partido Demócrata.

Desde otro ángulo, podemos afirmar que la coyuntura actual se distingue del movimiento espontáneo Ocupa Wall Street, y también del movimiento contra la brutalidad policial Black Lives Matter, en las cuales la juventud y las comunidades oprimidas (las clases populares en los Estados Unidos) expresan su odio al sistema que los oprime y los mantiene en la pobreza. 

Además, en la actualidad más del 70% de la población apoya a los sindicatos, una aceptación no vista en muchas décadas, cuando los sindicatos eran culpados del desempleo generado por la desindustrialización / deslocalización de la industria y masificación de industrias en zonas francas en países con mano de obra barata. 

La clase obrera está en movimiento, levantándose por sus derechos contra los grandes partidos del sistema. Pero ese despertar de la clase obrera representa la mayor amenaza para la frágil estabilidad del sistema. 

El sindicato Railroad Workers United (RWU) está en lucha por reivindicaciones desde enero de 2022 cuando tomaron la decisión de ir a la huelga y se ha visto confrontado con el Partido Republicano y con el Partido Demócrata. Al fin, el 2 de diciembre ambos partidos se unificaron tras la patronal contra los intereses que el sindicato reclama. En una declaración el sindicato afirma: 

 “Los demócratas, luego los republicanos castigan a los trabajadores ferroviarios. Railroad Workers United (RWU) considera despreciable, pero no sorprendente, que ambos partidos políticos optasen ayer por ponerse del lado de las grandes empresas contra los trabajadores, votando en contra de los intereses de los trabajadores ferroviarios, no una, sino dos veces, en cuestión de horas. Sufrimos un doble golpe a manos de, primero, el Partido Demócrata; el segundo de los republicanos. En primer lugar, respondiendo a los deseos del presidente Biden y de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la Cámara votó a favor de un contrato contra el que habían votado la mayoría de los trabajadores ferroviarios de carga de EE. UU. El Senado rápidamente hizo lo mismo. Sus acciones simplemente anularon nuestras voces y deseos. Los trabajadores ferroviarios, como todos los trabajadores, deberían tener derecho a negociar colectivamente y participar libremente en actividades de huelga si los miembros lo consideran oportuno y cuando así lo deciden democráticamente. Pocas horas después de que la votación del Senado sellara nuestro destino el jueves por la tarde, sufriríamos una segunda derrota, esta vez a manos del otro partido de las grandes empresas, el Partido Republicano.”

Así que, pocas semanas después de las elecciones de mitad de legislatura (8 de noviembre) en las cuales afloraron todas las contradicciones entre republicanos y demócratas, súbitamente se unificaron en la Cámara baja para legislar en favor de los patronos ferroviarios contra los sindicatos, bajo la presión de los empresarios que dictaron su orientación al poder ejecutivo y al poder legislativo contra la huelga ferroviaria. Una maniobra parlamentaria burló los intentos del caucus progresista de apoyo a los sindicatos ferroviarios.

Los estrategas del Partido Demócrata maniobraron contra el caucus progresista que exigió la aprobación de una provisión que concedía 7 días pagados por enfermedad, aceptándolo, pero en una ley separada de la principal, lo que convierte la huelga en ilegal. 

Cuando ambas propuestas de ley llegaron al plenario del Senado, pasó la ley que prohíbe la huelga, pero no la otra, que obligaba a los patrones a pagar los 7 días por enfermedad. Ese punto fue lo que sirvió de detonante de la situación en el parlamento, aunque hay muchas reivindicaciones más en la propuesta del convenio colectivo en discusión.

La huelga planteada desde enero de 2022, está planeada para el 9 de diciembre, los trabajadores no han dado su última palabra. La ley significa que la huelga es ilegal, y el gobierno podría incluso militarizar todo el sistema. La confrontación entre los patronos a los que sigue el gobierno Biden, sometiendo al Congreso contra los trabajadores exige la más amplia unidad del conjunto de los trabajadores en lucha, incluyendo a los trabajadores no sindicados, los trabajadores desempleados y las comunidades pobres y oprimidas. 

Es un desafío a los dirigentes de las confederaciones AFL-CIO / SEIU y demás sindicatos. Y es también un desafío al conjunto del caucus progresista del Congreso. 

Por José René Tamariz

En el mes de octubre se produjeron dos eventos de gran trascendencia mundial. El gobierno de Joe Biden publicó el miércoles 12 su Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. En los diversos medios de comunicación se dio a conocer la versión pública de esa Estrategia, mientras que la versión secreta sólo la conocen los altos funcionarios del imperialismo estadounidense. El 16 de octubre se realizó el 20° Congreso del Partido Comunista de China (PCCH) en el cual se eligieron nuevas autoridades de ese partido y de gobierno, así como se delinearon las políticas y estrategias para el próximo quinquenio y hacia el año 2049, fecha en que se cumple los 100 años de la revolución china realizada en el año 1949. También es necesario mencionar que, dado el secretismo del PCCH, lo que se da a conocer públicamente es sólo una pequeña parte de la estrategia de ese partido y su gobierno.

Estados Unidos vs China

Mencionamos esos dos grandes acontecimientos internacionales porque el futuro de la humanidad estará determinado por la lucha Inter imperialista y desenlace de ese gran conflicto, supremacía y hegemonía mundial, entre esas dos grandes potencias. Sin duda alguna, existe claridad entre ambos bandos del conflicto mundial de que se están jugando el control mundial. La estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos plantea que China es “el único competidor con la intención de remodelar el orden internacional y, cada vez más, con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo”. (actualidad.rt.com). Anteriormente, a esa publicación, el secretario de Estados Unidos, Antony J. Blinken, había declarado que “China es el único país que tiene tanto la intención de redefinir el orden internacional como el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo. La visión de Pekín nos alejaría de los valores universales que han sostenido gran parte del progreso conseguido por el mundo en los últimos 75 años”. (BCN).

Con base en lo anterior, está claro que el imperialismo yanqui incrementa, cada vez más, su preocupación por las capacidades que tiene y ha desarrollado China en todos los ámbitos para disputarle su control y hegemonía mundial.

En ese congreso del PCCH se introdujeron dos nuevas modificaciones o actualizaciones al estatuto de ese partido “dos determinaciones” y “dos salvaguardas”. Evidentemente, esas determinaciones y salvaguardas giran alrededor de una mayor concentración de poder por parte de Xi Jinping y de su camarilla en el PCCH. La facción de Xi Jinping, al parecer, prácticamente purgó y eliminó a las demás fracciones burocráticas dentro del partido que le hacían competencia.  Esos cambios apuntan en la dirección de convertir a la República Popular China (RPC) en un “gran país socialista moderno en todos los ámbitos” al cumplir sus 100 años de fundación.  

Por otra parte, es importante mencionar que todas las políticas de la burocracia china han apuntado, primero, a su desarrollo económico y tecnológico, lo cual lo han logrado y, segundo, al tener las capacidades económicas y tecnológicas, desarrollar sus fuerzas armadas. China ha abandonado su política anterior de “desarrollo pacífico” por una más activa que prioriza a su ejército. De ahí que “El presidente Xi Jinping ordenó que las fuerzas armadas del país acabaran su proceso de modernización para 2035. Según dice, Pekín debería convertirse en una potencia militar de “clase mundial”, capaz de “pelear y ganar guerras”, para 2049”. (BBC NEWS MUNDO).

De acuerdo con ese mismo medio de comunicación “El crecimiento del presupuesto militar de China ha superado su crecimiento económico general durante al menos una década, de acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington”. (Ídem). Es evidente, que la burocracia china prepara a la RPC para pelear y ganar futuras guerras como potencia que aspira a la hegemonía mundial y, por ende, a una superación del imperialismo yanqui, no sólo por la vía económica y tecnológica, ambos ámbitos, en los cuales está logrando adelantarse a los Estados Unidos, sino también en el terreno militar en el cual aún, pese a todos sus desarrollos tecnológicos militares, no logra superar la supremacía de imperio estadounidense.

¿Existe una Nueva Guerra Fría?

Según el economista Nouriel Roubini “ya existe una guerra fría entre Estados Unidos y China, pero podría convertirse en una “guerra caliente” si el presidente Xi Jinping pretende unir Taiwan a China (…), así como también entre Occidente y potencias “revisionistas” como Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Pakistán. Básicamente, están desafiando el orden económico, social y geopolítico que Estados Unidos, Europa y Occidente crearon después de la segunda Guerra Mundial”. (finanzas.yahoo.com).  Analicemos un poco lo anterior.

En realidad, no existe una guerra fría como la que conocimos entre el imperialismo yanqui y la extinta Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS), puesto que tenía sus propias características, entre otras, tales como que existía grandes bloques de países alineados a la orbita de la Unión Soviética e igual al imperio yanqui, siendo este último mayoritario. También esa guerra fría se convertía, en ciertos períodos históricos, en guerra caliente en ciertas regiones del mundo. Asimismo, la ex URSS impuso su ideología estalinista, no sólo a los países bajo su control, sino también a cientos de partidos comunistas, guerrillas y movimientos de lucha en diversas naciones.

China, no tiene ninguna de las características antes señaladas. Sin embargo, existen y se desarrollan grandes conflictos económicos, tecnológicos y territoriales entre el imperialismo estadounidense y el emergente imperialismo chino. Las sanciones económicas y la negación al acceso a la tecnología de los Estados Unidos, impuestas por el gobierno de Trump, hacia China reflejaron esas graves contradicciones, así como la guerra soterrada y profunda que existe entre esas dos potencias en relación con los asuntos tecnológicos de los semiconductores (chip de 7 nanómetros), el 5G y 6G (telecomunicaciones y diversas áreas) y la inteligencia artificial (aplicación en armas modernas y otros ámbitos). Desde esos puntos de vista, se podría sostener que ambas potencias están involucradas y desarrollando en una especie de “guerra fría” en cuanto a esas cuestiones.

¿Se podría llegar a una eventual guerra en caliente entre China y Estados Unidos? Esa hipótesis es poco probable. La cuestión de Taiwán, aunque ha creado fuertes roces entre ambas potencias todavía no existen los factores y elementos que puedan conducir a ese desenlace. China, aún aspira a unificar esa isla a ella por la vía pacífica. Sin embargo, no descarta la vía militar para imponer esa unificación para lo cual China se prepara con la modernización de sus fuerzas armadas y armamento para “pelear y ganar guerras”, ya sea contra Taiwán y en otros territorios. Pero, para realizar ese objetivo necesita convertirse en potencia hegemónica.

De último, debemos sostener que no existe una “guerra fría”, tal como dice Roubine, entre las “potencias revisionistas” (Rusia, Irán, Corea del Norte y Pakistán) y Occidente, ya que ninguno de esos poderes regionales tiene la capacidad económica ni tecnológica para desafiar el poder de los Estados Unidos, aunque cuenten con cierto poder militar. Rusia que es un país que tiene relativa igualdad armamentista que el imperio yanqui, no obstante, se encuentra muy rezada en el terreno económico y tecnológico para enfrentar por si sola a los Estados Unidos. La guerra de Rusia contra Ucrania es una guerra regional. Obviamente, detrás de Ucrania se encuentran los Estados Unidos y Europa. No ampliamos sobre ese tema, ya que no es parte del presente artículo.

La Disputa de los Estados Unidos y China por la Región Indo-Pacífico

Debido a su importancia geoestratégica esa región actualmente es motivo de disputa entre el imperio estadounidense y el imperio emergente de China. La región Indo-Pacífico es una región biogeográfica que abarca el océano Índico, el océano Pacífico occidental y central y el mar que conecta a las dos áreas de Indonesia. También se dice que comprende desde Asia-Pacífico hasta Oriente Medio y África a través del océano Índico. Es una ruta estratégica para la iniciativa OBOR propuesta y desarrollada por China por la ruta terrestre “cinturón económico” de la Ruta de la Seda y la marítima que atraviesa Asia, Europa y África.

Al respecto de esa lucha por esa región en algunos medios de comunicación internacional se plantea “… lo que sucede y sucederá en el Indo-Pacífico sigue en proceso de incrementar los temas de la agenda internacional de seguridad y la posible confrontación entre los dos grandes actores que pretenden tener aquí un dominio político, económico y militar: China y los Estados Unidos… Efectivamente sobre la doctrina de un “Indo-Pacífico Libre y Abierto”, se está pasando desde una estrategia vertical a una horizontal…se está instaurando una fórmula en lo que lo bilateral está dando paso  la conformación de grupos transversales para la seguridad: QUAD, AUKUS y ahora, el Indo-Pacific Economic Framework (IPEF). Este último, tiene cuatro objetivos centrales… entre sus integrantes (Australia, Brunei, India, Indonesia, Japón, República de Corea, Malaysia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam): Economía conectada, Economía Resiliente, Economía Limpia y Economía Justa”. (BCN).

Más adelante, en ese escrito se señalan las preocupaciones China sobre la formación de ese bloque IPEF “… Por ejemplo, el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, como resultado de la propuesta IPEF norteamericano sostuvo que era importante establecer los “tres debería” y los “tres no debería” de los Estados Unidos en el Indo-Pacífico… “Primero… “debería promover el libre comercio y no debería establecer un proteccionismo disfrazado”. Segundo, … “debería promover la recuperación económica mundial y no debería desestabilizar la cadena industrial”. Tercero… “debería la apertura y cooperación y no debería crear una confrontación geopolítica”. … Wang Yi, postula que la estrategia de Washington apunta a “borrar el nombre de Asia-Pacífico e instalar el Indo-Pacífico (reposicionando a India); limitar la cooperación regional Asia-Pacífico, crear varios tipos de pequeñas camarillas bajo el lema de libertad y apertura; imponiendo EE. UU., de este modo, su estrategia en la cuestión de Taiwán y el Mar de China Meridional”. (Ídem).

Por tanto, lo más probables es que en esa región se enfrenten las estrategias de hegemonía y control del imperialismo yanqui el imperialismo emergente chino por esa zona de gran importancia en todas las áreas. Es posible que en esa región se libren futuras batallas de todo tipo por esa zona geoestratégica.

El Modelo de Competencia Inter Imperialista entre Estados Unidos y China

Lo novedoso de este modelo de competencia inter imperialista entre el ocaso del imperialismo estadounidense y el emergente imperio chino es que solamente dos potencias mundiales se enfrentan -enfrentarán- en las próximas décadas por la hegemonía y control mundial en todos los ámbitos. Europa no tiene cabida en esa lucha por esa hegemonía, ya que no tiene la centralidad de sus países para competir por esa superioridad mundial. Tampoco Rusia cuenta con las capacidades económicas y tecnológicas para disputar esa supremacía mundial como potencia.

La otra cuestión totalmente novedosa es que China es el único país que, habiendo sido un país colonial y semicolonial, ha logrado adquirir las capacidades económicas, tecnológicas y militares, esto último aún en desarrollo, para disputarle de tu a tu la hegemonía y control mundial al imperialismo yanqui. Dado que China no ha desarrollado todo su potencial militar, por ello se opone tajantemente a suscribir con los Estados Unidos cualquier acuerdo de control de las armas nucleares, ya que se encuentra aceleradamente trabajando en función de alcanzar en ese terreno al imperialismo yanqui.

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