Por José René Tamariz

Hipótesis Sobre los Posibles Desenlaces del Conflicto entre los EEUU y China

En este apartado intentamos realizar algunas aproximaciones de los posibles escenarios en que podría derivar el gran conflicto del siglo XXI entre los Estados Unidos y China por la hegemonía del mundo. Debemos aclarar que plantear pronósticos sobre eventuales desenlaces de semejantes situaciones es arriesgado y problemático. De ahí que se plantearán varios modelos posibles que, tomando en cuenta la historia de ascensos y caída de potencias, puedan aproximar desenlaces de esa gran contienda y conflicto de superpotencias.

1. Modelo de la rivalidad entre Alemania y Gran Bretaña. De acuerdo con Lenin de todos los países europeos “…Inglaterra es la primera que se convierte en país capitalista, y hacia mediados del siglo XIX, al implantar el librecambio, pretendió ser el “taller de todo el mundo”, proveedor de artículos manufacturados para todos los países, los cuales debían suministrarle, a cambio de ello, materias primas…” (V.I. Lenin: El imperialismo fase superior del capitalismo. Obras Escogidas. Editorial Progreso, página 741). Es interesante la similitud de ese país como “taller de todo el mundo” con el de China como “fábrica del mundo”, aunque no es lo mismo, ya que el primero es un país imperialista en consolidado y el otro en ascenso. L

Ese monopolio de Inglaterra es cuestionado por otras potencias capitalistas en ascenso que le imponían medidas proteccionistas para protegerse de aquel, pero principalmente por Alemania. Este país imperialista aumento su producción industrial de tal modo que ni su mercado interno ni el de sus colonias podía absorberla, lo cual lo obligó a buscar de forma desesperada nuevos mercados, mediante diferentes formas que, al final, termina en la primera guerra mundial. Al respecto Lenin plantea que “Gracias a sus colonias, Inglaterra ha aumentado “su” red ferroviaria en 100.000 kilómetros, cuatro veces más que Alemania. Sin embargo, todo el mundo sabe que el desarrollo de las fuerzas productivas de Alemania en este mismo período, y sobre todo el desarrollo de la producción hullera y siderúrgica, ha sido incomparablemente más rápido que en Inglaterra, dejando ya a un lado a Francia y Rusia. En 1892 Alemania produjo 4.9 millones de toneladas de hierro fundido, contra 6.8 de Inglaterra, mientras en 1912 producía 17,6 contra 9,0, esto es ¡una superioridad gigantesca sobre Inglaterra! Ante esto, cabe preguntar: en el terreno del capitalismo, ¿qué otro medio podía haber que no fuera la guerra, para eliminar la desproporción existente entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la acumulación de capital, por una parte, y el reparto de las colonias y de las “esferas de influencia” del capital financiero, por otra?”. (Ídem).

Asimismo, también “… Alemania desafió el dominio británico sobre los mares al crear una gran armada, que complementaba al que ya era el ejército de tierra más poderoso. Europa se había precipitado, en efecto, hacia un sistema bipolar sin flexibilidad diplomática. Su política exterior se había convertido en un juego en el que uno gana y el otro pierde”. (Kissinger, 2017: 530 y 531). 

Entonces, esa rivalidad de poder por el dominio del mundo entre el Inglaterra y Alemania condujo de forma inevitable a la primera guerra mundial y, posteriormente, a la segunda guerra mundial. Aunque existen algunas similitudes entre esa rivalidad inter imperialista de Alemania e Inglaterra y China y Estados Unidos, sin embargo, existen diferencias fundamentales. Actualmente, China ha tenido el acceso a los mercados mundiales y mediante de su gran capacidad exportadora, producto de la alta inversión extranjera que ha tenido y del desarrollo de sus fuerzas productivas, logró su gran desarrollo, además de la transferencia de tecnología desde el exterior. Sin embargo, ese desarrollo vertiginoso en todos los ámbitos, ha conllevado al actual conflicto con los Estados Unidos. Por su parte, China, a diferencia de Alemania, no está dispuesta, en este período, a realizar una guerra directa contra los Estados Unidos para imponer su hegemonía total. Por otra parte, otra gran diferencia entre la rivalidad Alemania-Inglaterra es que, en una eventual guerra entre China y Estados Unidos, no sólo se podría utilizar armas convencionales, sino también armas nucleares y otros tipos de armas tecnológicas, lo cual tendría consecuencias para la humanidad impensables e incalculables.

2. Modelo de Coevolución. Este modelo es planteado por el estratega imperialista, Henry Kissinger, que fue el principal negociador y artífice del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y China. Según Kissinger “Este término implica que los dos países persiguen sus imperativos internos, colaboran en la medida de lo posible y adaptan sus relaciones para reducir al mínimo la posibilidad de conflicto. Ninguna de las dos partes aprueba todos los objetivos de la otra ni da por supuesto que exista una confluencia de intereses, si bien las dos pretenden establecer y desarrollar intereses complementarios”. (Kissinger, 2017: 539 y 540). Más adelante, ese estratega imperialista plantea que “… Cada una de las partes tiene excesiva envergadura para dominar a la otra. Por consiguiente, ninguna puede definir las condiciones de la victoria en una guerra o en algún tipo de conflicto de guerra fría…”. (Ídem).

El planteamiento de una relación entre China y los Estados Unidos de “coevolución” es idealista y ha sido superado por la realidad y envergadura del conflicto entre ambas superpotencias. Ese tipo de “relaciones armónicas” entre ambas naciones son inviable. La rivalidad escaló a niveles tan grandes y crecientes que hacen posible el camino de “coevolución”. Se realizan, entre ambas partes, reuniones de alto nivel y más bien la dispuesta y conflictividad aumenta. Es así que han viajado a China el secretario de Estados de los Estados Unidos, Antony Blinken, la secretaria del tesoro, Janet Yellen, y, otros altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos para aliviar y limar diferencias, pero no han dado resultados. El conflicto continúa y se incrementa.

3. Modelo de Coexistencia Pacífica. La denominada “coexistencia pacífica” fue una “teoría” y práctica política-diplomática creada por Nikita Kruschow, después de la muerte de Stalin. Tenía como objetivo racionalizar y atenuar los conflictos y tensiones entre el llamado bloque socialista y el bloque occidental capitalista de los años 50. Las principales características de la “coexistencia pacífica” era evitar una guerra mundial; la distensión entre los dos bloque, socialista y comunista; respeto a las áreas de influencia de cada bloque; evitar el uso de armas nucleares; evitar situaciones de crisis extremas; negociaciones para limitar el arsenal nuclear; vías de negociaciones directas para dirimir situaciones conflictivas.

En aquel período de “coexistencia pacífica”, aunque existía un equilibrio o paridad de armas nucleares entre las superpotencias de Estados Unidos y la Unión Soviética, sin embargo, era evidente que había una superioridad económica y tecnológica del imperio estadounidense y el mundo occidental respecto al denominado bloque socialista. En la actualidad, la superioridad de los Estados Unidos frente a China es fundamentalmente en el terreno militar, no así en el terreno económico y tecnológico. No obstante, a como se apuntó en uno de los apartados anteriores existe una guerra comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos que, lejos de disminuir o atenuarse, se recrudece cada vez más.  

En septiembre del año 2022, el ahora ministro de relaciones exteriores de China, Wang Yi, en un discurso dado en la sede de la Sociedad de Asia en Nueva York “… destacó que China elige la paz y está comprometida con el desarrollo pacífico, y que la expectativa más básica de China respecto a las relaciones chino-estadounidense constituye la coexistencia pacífica”. (Wang Yi Habla sobre la Coexistencia Pacífica entre China y Estados Unidos. Ministerio de Relaciones Exteriores de la RPCH. 22 de septiembre de 2022).

Al final de su discurso, Wang Yi “…indicó que el mayor obstáculo para la coexistencia pacífica entre China y Estados Unidos es la mentalidad de Guerra Fría. Tal y como el colonialismo se abandonó gradualmente en el siglo XX, la mentalidad de Guerra Fría se ha convertido desde hace mucho tiempo en un anacronismo en el siglo XXI. Algunas personas en Estados Unidos esperan derribar a China repitiendo la táctica de contención utilizada en la antigua Unión Soviética y rodear a China a través de juegos geopolíticos como la “Estrategia sobre el Indopacífico”. Tales intentos solo resultarán inútiles, porque China no es la antigua Unión Soviética y el mundo no es lo que era. Solo después de despertarse cuanto antes del sueño anticuado de la Guerra Fría, uno puede enfocar y manejar las relaciones entre China y Estados Unidos de una manera sensata, racional y realista”. (Ídem).

Es importante mencionar que, recientemente, la presidenta de Taiwan, Tsai Ing-wen, en un intento de suavizar y atemperar la situación conflictiva con el imperio chino, le hizo un llamado al gobierno de China a una relación de “coexistencia pacífica”, pero respetando el “statu quo” entre ambas naciones, tales como la “soberanía nacional” y el “modo de vida democrático y libre” de Taiwan. Es evidente que el gobierno chino no aceptará el “statu quo” actual de la isla de Taiwan a la cual considera una provincia rebelde, pero parte de su territorio y de la cual no renuncia anexarla, aunque sea por la fuerza de las armas.

Igual que el planteamiento de “coevolución” de Kissinger, el planteo de “coexistencia pacífica” entre China y Estados Unidos de parte de los chinos es ilusorio e idealista, ya que las diferencias son bien profundas entre ambas superpotencias. Estados Unidos realiza todas las estratagemas en el terreno económico, comercial, tecnológico y militar para la “contención” de China. A su vez, China realiza todos los mecanismos y maniobras a su disposición para evitara dicha contención y seguir avanzando en todos los ámbitos para alcanzar y superar a los Estados Unidos. Por tanto, existe un punto muerto de las relaciones chino-estadounidense, en donde, al parecer el conflicto y choques militares serían inevitables en algún momento histórico.

4. Modelo de Guerras Regionales. Es posible que el actual conflicto entre las dos superpotencias de Estados Unidos y China derive, en algún momento histórico, en enfrentamientos armado y militares de forma regional en las denominadas “guerras regionales”. Un ejemplo de caso de guerra regional es la actual guerra de Rusia contra Ucrania la cual ha tenido múltiples repercusiones y consecuencias internacionales y un realineamiento de fuerzas. La eventual anexión de la isla de Taiwan por parte de China es una posibilidad de guerra regional de China en Asia. Todo parece indicar que, por el momento, China no está todavía en la determinación de anexarse por la vía de la fuerza militar dicha isla. China, trabaja primero en seguirse fortaleciendo en diversos terrenos para dar ese paso que podría tener consecuencias de guerra internacional, ya que Estados Unidos y Europa podría intervenir directamente en ese conflicto.

Otra posibilidad de guerra regional podría ser el conflictivo mar de la China Meridional y que es reclamado por cinco Estados como Brunei, Indonesia, Malasia, Filipinas y Vietnam. Es una zona rica en petróleo y otros recursos, además de una región geoestratégica, ya que una gran cantidad de la navegación marítima y comercio internacional circula por esa vía. Estados Unidos reclama dicha como una zona internacional con derecho libre de navegación de todo tipo, incluida la armada de ese imperio. Frecuentemente, el ejército de los Estados Unidos realiza grandes maniobras militares con otros ejércitos de diversos países como Filipinas, Australia y otros países. Por su parte, China realiza también constantemente maniobras militares en dicha zona.

 Además “China no reconoció en su momento el arbitraje del Tribunal de la Haya, cosa que ya había advertido previamente. Las reivindicaciones y disputas que enfrentan Pekín con sus vecinos marítimos han llamado también la atención de Estados Unidos que busca detener la carrera de China hacia la cumbre del poder mundial anunciada por Xi Jinping en el XX Congreso del Partido Comunista de China. En el mar de China Meridional se encuentran las dos cadenas de islotes rodeados de cayos, atolones y bancos de arena deshabitados que, sin embargo, tienen un alto valor geoestratégico y económico. Porque se supone que es una zona con abundantes recursos naturales de gas y petróleo”. (El Debate. 09/11/2023).

A futuro, las guerras regionales pueden estar asociadas a los bloques regionales, aunque es muy diferentes a la época de la guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Actualmente, existen dos bloques de países claramente delimitados y con intereses compartidos. Por un lado, se encuentra el bloque imperialista capitalista de los Estados Unidos, Europa, Japón y otros países desarrollados y, por el otro, está el bloque de China y la Federación Rusa, con aliados menores como Irán y Corea del Norte. Es importante destacar, que la “asociación estratégica” de China y Rusia suman una mayor capacidad de armas nucleares, constituyendo una fuerza de armas de destrucción masiva de gran capacidad, de destrucción incalculables.

La regionalización o bloques de países que se han realizado que, aparte de los bloques antes mencionados, son más heterogéneos, tales como los BRICS ampliado y la RCEP; la alianza Aukus y QUAD. El realineamiento de estos bloques heterogéneos en presencia de una u otras eventuales guerras regionales entre las grandes superpotencias no se sabe el campo que escogerán. No obstante, juegan en el tablero internacional. En el caso de la guerra regional de Rusia contra Ucrania se han observado las posiciones políticas y rol de varios países. Rusia, ha logrado burlar y superar las gigantescas y brutales sanciones de los países occidentales con sus alianzas regionales, tales como con el gigante de India, China y otros países de diversos continentes.

Es muy probable, que las fuerzas armadas y nuevos armamentos se estrenen en eventuales guerras regionales entre los grandes poderes mundiales y los distintos bloques sean participes directos, indirectos y neutrales de los futuros conflictos militares. Esos son escenarios aún impredecibles que es muy difícil determinar. Los pronósticos a gran escala y futuro tienen graves riesgos de ser inciertos y de gran incertidumbre.

5. Modelo de Guerra Total. Este último modelo tiene alguna similitud con la primera y segunda guerra mundial con la gran y profunda diferencia que existen arsenales de armas de destrucción masiva como las nucleares y otras modernas como las hipersónicas, cibernéticas, Laser, microondas de alta potencia, pulso electromagnético, haces de partículas y otras que se desarrollan en secreto. El uso, eventual, de esos diferentes tipos de armas en una eventual guerra total entre las superpotencias mundiales y otros países, tendrían repercusiones, efectos y consecuencias impensables, incalculables y catastróficas mundiales. No obstante, es una hipótesis última, pero dicha posibilidad sería la incursión de la humanidad en la barbarie.

Por José René Tamariz

El Actual Conflicto entre China y Estados Unidos

Cuando China y Estados Unidos reestablecen sus relaciones el comercio entre ambos países era minúsculo. Es así que “En la época de la muerte del dirigente comunista, el comercio de Estados Unidos con China sumaba 336 millones de dólares, cifra ligeramente inferior a la del comercio de Estados Unidos con Honduras y una décima parte de la de este país con Taiwan, que contaba aproximadamente con 1,6 por ciento de la población de China”. (Kissinger, 2017: 348). Producto de la apertura y reforma de Deng y de la política de los Estados Unidos de explotar un nuevo y grandísimo gran mercado, tanto por su gigantesca mano de obra barata y otras ventajas, al fin de la década de los años 90 “… el comercio entre los Estados Unidos y China se había cuadruplicado, y las exportaciones de este país a Estados Unidos se habían multiplicado por siete. Las multinacionales estadounidenses consideraban que China era un elemento básico para sus estrategias comerciales, tanto como lugar de producción como, cada vez más, mercado monetario a título propio. China, por su parte, invertía reservas en efectivo, que crecían día a día, en bonos del Tesoro estadounidense (en 2008 iba a convertirse en el principal titular extranjero de deuda de los Estados Unidos)”. (Ídem)

El desarrollo vertiginoso de China en diferentes ámbitos, pero especialmente en tecnología avanzada, ha creado un creciente y fuerte conflicto con los Estados Unidos. Actualmente “La escalada de la tensión entre los Estados Unidos y China es una realidad. Washington y Pekín se encuentran involucrados en una guerra comercial cuyo epicentro reside entre los sectores económicos, tecnológicos y de defensa. Desde el veto de Huawei impulsado por el expresidente Donal Trump, los ataques y represalias n han dejado de surgir desde ambos bandos”. (xataca.com, 20 de julio de 2023). Asimismo, los Estados Unidos, desde la administración Trump, ha sancionado muchas empresas de diversos sectores a las cuales se le ha impuesto la prohibición de inversión en ese país, así como también se les ha aumentado los aranceles.

Más recientemente, la administración Biden, ha avanzado mucho más en las sanciones contra China, pero principalmente, en el sector de alta y avanzada tecnología como los semiconductores, inteligencia artificial y ordenadores cuánticos. Según el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos la prohibición de invertir, ya sea por parte de sus empresas y de países aliados, en esas ramas tecnológicas en “países de interés” (China, Hong Kong, Macao) tiene como objetivo “defender la seguridad nacional estadounidense protegiendo tecnologías críticas para la próxima generación de innovaciones militares”. (www.ambito.com, 9 de agosto de 2023).

Por su parte, China como respuesta a esas prohibiciones y sanciones de los Estados Unidos prohibió “Las exportaciones chinas de dos minerales raros esenciales para la fabricación de semiconductores se redujeron a cero en agosto, un mes después de que Beijing impusiera restricciones a las ventas al exterior alegando motivos de seguridad nacional”. (CNN, 22 de septiembre de 2023). Es importante destacar que China produce el 80% y 60% del galio y germanio en el mundo, respectivamente. Los golpes y contragolpes están en curso y desarrollo entre los Estados Unidos y China.

Sin duda algunas, toda esa política de prohibiciones y sanciones contra China por parte de los Estados Unidos tiene el objetivo de contención del avance y desarrollo y, eventual primacía y hegemonía mundial, de China respecto a ese imperio en proceso de decadencia. En su Estrategia de Seguridad Nacional el gobierno de los Estados Unidos plantea que “Nos proponemos competir de manera eficaz con la República Popular China, que representa el único competidor que tiene la intención y, cada vez más la capacidad de redefinir el orden internacional, y al mismo tiempo contener a una Rusia peligrosa”. (U.S. DEPARTMENT of STATE. Ficha informativa: Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno Biden-Harris. 12 de octubre de 2022). 

De esa “estrategia de seguridad” y, por ende, de la caracterización de China (único competidor con intención y capacidad de redefinir el orden internacional) que hace los Estados Unidos se han derivado todas las políticas de prohibiciones y sanciones contra el emergente imperio chino, sus empresas, diversos sectores y funcionarios. En realidad, el imperio estadounidense no se propone “competir” de forma “leal y sana” o de tú a tú con China, sino que lo hace violando todas las normas del mercado, imponiendo medidas punitivas y represivas contra el mercado, avance y desarrollo de del emergente imperio chino. Esa política de “contención” hacia China por parte de los Estados Unidos tiene como uno de los trasfondos tratar de impedir la utilización de las tecnologías avanzadas en China para usos militares, ya que teme quedar rezagado en uno de los sectores estratégicos en donde tiene supremacía y hegemonía mundial.

Al respecto de la cuestión militar, los Estados Unidos invierten masivamente en “Un sector militar estadounidense poderoso… haciendo frente a las agresiones, disuadiendo los conflictos, proyectando fortaleza y protegiendo al pueblo estadounidense y sus intereses económicos. Estamos modernizando nuestras fuerzas militares, promoviendo tecnologías avanzadas e invirtiendo en nuestro personal de defensa para que Estados Unidos esté en mejores condiciones de defender nuestra patria, nuestros aliados, nuestros socios e intereses en el extranjero, así como nuestros valores en el mundo”. (Ídem).

Por otra parte, el conflicto y roces entre los Estados y China se manifiesta y produce en la denominada región Indo-Pacífico. El objetivo del imperio yanqui es contrarrestar y reducir la influencia de China en esa estratégica región del mundo. Ese conflicto se extiende también en relación al proyecto estratégico de China conocido como “franja y ruta de la seda” lanzada en el año 2013. Recientemente, frente a ese gran proyecto chino los “Estados Unidos y la UE han anunciado … la puesta en marcha de dos nuevos proyectos, el Corredor Económico India-Oriente Próximo-Europa y el Corredor Transafricano, ambos enmarcados dentro de la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Globales puesta en marcha hace dos años”. (elEconomista.es. 9 de septiembre de 2023). 

El primer gran proyecto conjunto imperialista es la conexión por tierra y mar de Europa con Oriente Medio Próximo e India. El segundo proyecto público-privado interimperialista será la construcción de una nueva línea férrea desde el puerto occidental de Angola, República Democrática del Congo, Zambia y hasta el océano Índico. No se conocen los detalles de inversión de esos dos megaproyectos de los Estados Unidos y la Unión Europea, ni las fechas de inicio. En todo caso, lo que se puede señalar es que están muy rezagados respecto al gran megaproyecto de la “nueva ruta de la seda” chino que inicio desde el año 2013 y lleva 10 años de avances y en proceso de ejecución.   

De otro lado, es importante y necesario mencionar el rol de liderazgo a nivel mundial que ha venido jugando y ejerciendo Cina, como un fuerte contrapeso al poder de los Estados Unidos. Por ejemplo, mediante el rol de mediador jugado por el gobierno de China para el restablecimiento de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita. Algunos analistas, referente a ese papel de China sostienen que “… Lo relevante, sin embargo, es que retrata la consolidación de China como mediadora en asuntos globales y subraya la pérdida de peso de los Estados Unidos en la región”. (La Nación, 27 de abril de 2023). 

Los chinos, retomando de forma simultánea la concepción de “sistema-mundo” (núcleo-periferia) de Immanuel Wallerstein y de los “tres mundos” de Mao, los readaptan y reactualizan, planteando que “El surgimiento de un nuevo sistema-mundo y la profundización de la cooperación Sur-Sur permitirá a China: entrar en la vanguardia de la economía y la política mundiales; reunir recursos globales para construir un sistema internacional de “tres anillos”; aliviar las presiones internacionales; y romper los cercos. Tras más de cuarenta años de Reforma y Apertura, China debe ajustar su comprensión de la “Apertura” y lograr un nuevo avance en su pensamiento sobre las relaciones exteriores. Por supuesto, siempre que sea posible, China debe esforzarse por mantener la cooperación con Occidente. Mientras éste no opte por enemistarse completamente con China, no debemos renunciar a encontrarnos con ellos a mitad de camino”. (Yawen, Cheng: Construyendo los “nuevos tres anillos: la opción de China ante un posible desacoplamiento total. 22 de mayo de 2023. Tomado de ESPALMARX. Investigador y director de doctorado en la Escuela de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghái).

El concepto de Mao de los “tres mundos”, año 1974, incluía a Estados Unidos y la Unión Soviética en el primer mundo; Europa y Japón, en el segundo mundo y los países subdesarrollados en el tercer mundo. Ahora, los denominados “tres anillos” están conformados de la siguiente manera. El “primer anillo” está formado por Oriente Medio, Asia Central y Oriental (conectada con recursos financieros del mundo y China y la división internacional del trabajo con los países de esa región); el “segundo anillo” está conformado por Asia, África y América Latina (materias primas, bienes industriales y la ayuda de China debe dirigirse preferentemente a esos países) y el “tercer anillo” corresponde a los países desarrollados o industrializados (comercio de bienes industriales, tecnología y conocimientos). El planteamiento de “un nuevo sistema internacional de “tres anillos” de China es congruente con todas sus políticas audaces de iniciativas, megaproyectos, inversiones y relaciones, en todos los ámbitos, con los países de diferentes continentes, principalmente, con los del “anillo” uno y dos.

Como se puede observar, el orden de los “tres mundos” y “tres anillos” se invirtieron, exceptuando a la extinta Unión Soviética. Los chinos, al restablecer sus relaciones con los Estados Unidos, utilizando sus contradicciones y conflicto con el ex URSS, priorizaron y aprovecharon muy hábilmente sus vínculos con el “primer mundo” para su gran crecimiento económico, industrial, tecnológico, social e incluso militar. Es cierto que esa priorización le costo realizar ingentes concesiones materiales a Estados Unidos y occidente. Actualmente y desde hace algún tiempo, China, debido a su gran capacidad económica y sed de materias primas para su desarrollo y expansión, ha privilegiado y priorizado sus vínculos, a todos los niveles, con los países del primer y segundo “anillos”.

China, como parte de su planteamiento y estrategia de los “tres anillos” ha venido construyendo una serie de proyectos, iniciativas y alianzas. Dentro de ese marco se inscribe la construcción del bloque o grupo BRICS y su reciente ampliación a Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Irán, Etiopía, Egipto y Argentina. Dentro de ese marco también se encuentran las denominadas “Iniciativa de Seguridad Global” y la “Iniciativa para el Desarrollo Global” y el Acuerdo Integral de Asociación Económica Regional (RCEP). Asimismo, se encuentra la fundación y operación del Banco Asiático de Infraestructura e Inversiones y el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), como contraparte del Banco Mundial (BM), con sede en el centro económico de China, Shanghái, así como otras iniciativas de mediación y demás. Ha creado swaps de divisas con diversos países y acordado el pago entre países en yuanes como mecanismo de prescindir del dólar como moneda de intercambio comercial, en la búsqueda de su sustitución en la medida de sus alcances. La visión estratégica de parte de China en la construcción de un “nuevo orden internacional”, convirtiéndose como actor principal, basado en la conformación de los “tres nuevos anillos” está orientado y direccionado por el eventual total “desacoplamiento” de los Estados Unidos y los países occidentales de China. De cara a ese eventual acontecimiento, también China ha reforzados sus vínculos económicos y alianza militar con Rusia. La alianza de China con Rusia obedece a que los chinos temen que, en algún momento, de su conflicto con los Estados Unidos se vea sometido a las sanciones a que está siendo sometida Rusia por la guerra contra Ucrania.

Las Diferencias de la Guerra Fría entre los EEUU y la ex URSS y entre los EEUU y China

Sin duda alguna, las contradicciones y conflicto actuales con las consecuencias de “guerra comercial, tecnológica y la lucha por el dominio en Asia” nos llevan a plantear que existe una reedición, pero en otros planos, de una nueva “guerra fría” entre los Estados Unidos y China. Sin embargo, existen claras diferencias entre la primera guerra fría (Estados Unidos y Unión Soviética) y esta segunda versión (Estados Unidos y China). Veamos.

En el caso de la primera “La singularidad de la guerra fría estribaba en que, objetivamente hablando, n había ningún peligro inminente de guerra mundial. Más aún: pese a la retórica apocalíptica de ambos bandos, sobre todo del lado norteamericano, los gobiernos de ambas superpotencias aceptaron el reparto global de fuerzas establecido al final de l segunda guerra mundial, lo que suponía un equilibrio de poderes muy desiguales pero indiscutido. La URSS dominaba o ejercía una influencia preponderante en una parte del globo: la zona ocupada por el ejército rojo y otras fuerzas armadas comunistas al final de la guerra, sin intentar extender más allá su esfera de influencia por la fuerza de las armas. Estados Unidos controlaban y dominaban el resto del mundo capitalista, además del hemisferio occidental y los océanos, asumiendo los restos de la vieja hegemonía imperial de las antiguas potencias coloniales. En contrapartida, no intervenía en la zona aceptada como hegemonía soviética”. (Hobsbawn, 2022: 230 y 231). Sin embargo, las superpotencias se enfrentaron militarmente, de forma indirecta, en conflictos militares regionales como, por ejemplo, Vietnam, la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, Nicaragua y otros lugares.

La segunda guerra fría en curso, no está basada en acuerdos formales como la primera, sino que se produce por el arrollador ascenso de China como superpotencia en abierto desafío al poder dominante y hegemónico mundial de los Estados Unidos. El imperialismo estadounidense realiza y ejecuta todas las medidas a su alcance y que su poder le brinda para la “contención” del poder de China, pero el problema es que este país y su gran desarrollo en general es demasiado grande para “contenerla” actualmente. Otro punto conflictivo entre ambas superpotencias es alrededor de Taiwán y la eventual reunificación forzosa de esa isla por parte de China. Entonces, esta nueva versión de segunda guerra fría gira alrededor de la lucha por la hegemonía mundial entre una superpotencia en ascenso y otra superpotencia aún hegemónica, pero en proceso de sostenido de declive y decadencia, tanto nacional como internacionalmente. Por ejemplo, recientemente, la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings rebajó la calificación de EE.UU. de AAA a AA+ debido al sobreendeudamiento y enfrentamientos sobre el aumento del límite de la deuda, a pesar de haberse resuelto ese problema en el Congreso de ese país. Asimismo, es evidente que los Estados Unidos han perdido influencia entre muchos países en el mundo.

Por otra parte, debido a la guerra de Rusia contra Ucrania y la guerra fría en curso entre los Estados Unidos y China los países y bloques tienen una carrera frenética por rearmarse. Como parte de esas situaciones conflictivas los “… Estados Unidos, Europa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se están rearmando, como casi todos en Medio Oriente y Asia, incluido Japón, que ha iniciado su mayor acumulación de fuerza militar en décadas”. (La Nación, 6 de enero de 2023). Alemania se ha rearmado de forma masiva, al grado de convertirse en la tercera y más grande potencia militar del mundo, después de China y Estados Unidos.

El rearme masivo del bloque imperialista (Estados Unidos, Unión Europea y Japón), tanto en armamento a todos los niveles (tierra, mar y aire) como en tropas, no es para tener guardado semejantes arsenales de armas sino para utilizarlos en eventuales guerras regionales que se prevén en los centros de los países imperialistas. El nivel del rearme europeo militar actual se encuentra a los mismos niveles de la guerra fría o bien los ha superado.

Por otra parte, según el documento de estrategia de la OTAN “La Federación Rusa es la amenaza más importante y directa para la seguridad de los aliados y para la paz y la estabilidad de la zona euroatlántica. Procura establecer esferas de influencia y control directo mediante la coacción, subversión, la agresión y la anexión…”. Y, más adelante, ese mismo documento señala que “Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China (RPC) ponen en peligro nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores. La República Popular China emplea una amplia gama de instrumentos políticos, económicos y militares para ampliar su presencia en el mundo y proyectar poder, al tiempo que mantiene la opacidad sobre su estrategia, sus intenciones y su rearme militar… La RPC aspira a controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructuras esenciales y materiales y cadena de suministro estratégicos. Utiliza su ventaja económica para crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia… La profundización de la asociación estratégica entre la República Popular China y la Federación Rusa, y sus intentos de socavar el orden internacional basado en reglas, que resultan en el reforzamiento mutuo, son contrarios a nuestros valores e intereses”. (OTAN 2022: CONCEPTO ESTRATÉGICO).

Como se puede observar, las posiciones de los bloques de países enfrentados por el control y hegemonía del mundo, así como el establecimiento de un nuevo orden internacional, están bien claros en los documentos de “estrategias” tanto de los Estados Unidos como de la OTAN. Por su lado, el Partido Comunista Chino (PCCh) en su 20° congreso realizado en el octubre del año 2022 delineó su política en el terreno militar al plantear que “El presidente Xi Jinping ordenó que las fuerzas armadas acabaran su proceso de modernización para 2035. Según dice, Pekín debería convertirse en una potencia militar de “clase mundial” capaz de “pelear y ganar guerras”, para 2049”. (BBC NEWS MUNDO). De acuerdo con esas informaciones, China se está preparando de forma acelerada en el terreno militar para llegar un ejército con la capacidad de luchar, realizar y ganar guerras cuando el país celebre los 100 años de revolución. Sin embargo, ese objetivo estratégico de China podría tener, en algún momento, alteraciones en caso de choques imprevistos con los Estados Unidos. El caso de Taiwan, con maniobras y contramaniobras militares de gran envergadura de los ejércitos de China y Estados Unidos en el estrecho de ese país y mar meridional, podrían derivar en enfrentamientos inesperados entre ambos países con consecuencias imprevistos.

Por otra parte, según “Los estrategas del Departamento de Defensa aseguran que China quiere transformar el Ejército de Popular de Liberación en una “herramienta militar creíble” para el año 2027. Pero en el documento de este año revela que será en 2049 cuando el gigante asiático tendrá la capacidad de intimidar y de luchar contra las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de igual a igual. La modernización de su sistema de armas, la expansión de las bases militares y las capacidades de guerra avanzadas son el objetivo marcado por Pekín, sostiene EEUU”. (La Razón 25 Internacional, 12 de mayo de 2022). En ese mismo artículo, se plantea que el “nuevo concepto operativo central” de China es la “guerra de precisión multidominio” o “guerra híbrida”.

Más adelante se sostiene que “Los mandos militares estadounidense han asegurado que lo que más les preocupa de su rival es… que China triplicará con creces su arsenal de ojivas nucleares hasta llegar a la simbólica cifra de 1.500 unidades para 2035. Actualmente se cree que dispone de unas 400 ojivas después de haber doblado la cantidad en tan solo un año, muy por debajo de las 3.750 armas nucleares de Estados Unidos. China se ha negado hasta el momento a adherirse a las negociaciones en las que participan Rusia y China sobre el control de armas y condiciona su presencia a que las dos potencias con los arsenales más grandes del mundo reduzcan primero su inventario nuclear”. (Ídem). Es evidente que China pretende alcanzar una paridad de armas nucleares con los Estados Unidos para tener la capacidad no sólo de disuasión sino también de pelear, eventualmente, contra los Estados Unidos en condiciones de igualdad nucleares. Asimismo, China está incrementando a todos los niveles sus capacidades militares, sus lanzadores de misiles balísticos intercontinentales pasó de 100 a 300 en 2022; los lanzadores para armas de alcance intermedio pasaron de 200 a 250; sus barcos de guerra son de 340, mayor que los de EE.UU; aumento de destructores de misiles guiados Tipo-52D Luyang III; cruceros de misiles guiado tipo 055; aumento de la flota de submarinos de varios tipos a 70; incremento de la fuerza aérea con motores WS-10 y WS-20, cazas J-10 y J-20; aumento de sistemas de armas hipersónicas y la construcción de nuevas base militares en diferentes países. 

Mao Tse Tung saluda al presidente Richard Nixon en Pekin, 1972

Por José René Tamariz

La Revolución China de 1949

China era gran un país por su extensión territorial y su gran población, pero era una nación semicolonial y semifeudal, en donde los diversos imperialismos, imponían sus tratados onerosos, y, los terratenientes en conjunto con la burguesía controlaban la mayor parte de la tierra, la economía y la política, mientras la mayoría de la población padecía de terribles hambrunas, epidemias y pobreza. De acuerdo con diferentes fuentes documentales “Hasta 1949 China fue un país atrasado: el problema alimentario no estaba resuelto, y las epidemias (cólera, peste, paludismo, etc era muy frecuentes. El 75% de las tierras estaba en manos de una oligarquía de grandes terratenientes, no existían comunicaciones modernas y la subordinación al capital extranjero era absoluta. La base de la economía consistía en una agricultura arcaica, totalmente insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias mínimas de la población. Esa era la causa de las frecuentes epidemias y de un malestar que, a veces, se traducía en estallidos revolucionarios. Según cálculos de la ONU, la renta per cápita era 5% de la de Francia y la mitad de la de la India. La industria concentrada en las grandes ciudades, pesaba muy poco en el conjunto nacional. En las fábricas, en 1941, la jornada laboral era de 12 horas y el trabajo de las mujeres y niños legal”. (La Enciclopedia, volumen 4, página 3108 y 3109).

Esas condiciones miserables de la población de china y de semi colonización de China, fueron los factores que posibilitaron la realización de la revolución de 1949, acaudillada por el partido comunista chino, bajo la dirección del “gran timonel” Mao Tse-Tung. La revolución china fue, esencialmente, campesina no obrera, dado que el peso mayoritario era de los campesinos. Es importante señalar que dicha revolución se hizo en contra de la burocracia stalinista. De acuerdo con el historiador Hobsbawn “Así, por ejemplo, la URSS no sentía grandes deseos de que los comunistas tomaran el poder en China, pero eso fue lo que sucedió a pesar de todo”. (Hobsbawn, 2022: 231). En los informes de la Internacional Comunista no aparecía China y el colmo fue que el embajador soviético huyó con los nacionalistas hacia Cantón. Según el historiador en mención “… “…Todavía en abril de 1949, al abandonar Chiang Kai-shek su capital, Nanking, el embajador soviético -el único entre todo el cuerpo diplomático- se unió a él en su retirada hacia Cantón. Seis meses más tarde, Mao proclamaba la República Popular”. (Ídem).

La revolución china fue un grandísimo paso y avance del movimiento revolucionario y popular a nivel mundial, ya que se derrotó a las fuerzas nacionalistas de la derecha, encabezada por Chiang Kai-shek, y del imperialismo en una gran nación y en el país más poblado de la Tierra. El triunfo revolucionario en China se realiza a pesar y en contra de las desastrosas políticas de Stalin y su camarilla, unas veces oportunistas y otras ultraizquierdistas. Mao Tse-Tung, dirigente indiscutible de la revolución china, reivindicaba a Stalin y, por ende, era un stalinista que no conocía el marxismo, además era un provinciano que nunca había salido de China, excepto después del triunfo revolucionario cuando viajó a la exURSS. El mismo Mao así lo reconoce cuando escribía que “Fue a través de los rusos que los chinos encontraron el marxismo. Antes de la Revolución de Octubre, los chinos no sólo desconocían a Lenin y Stalin, sino que ni siquiera conocían a Marx y Engels…”. (Tse-Tung, Mao: Sobre la dictadura democrática popular. Página 439). Por tanto, Mao era un “comunista” nacionalistas que, lejos de apoyarse en el marxismo, se nutría de eruditos chinos, tales como Sun Tzu, incluso Confucio y otros intelectuales caseros.

Por tanto, Mao y la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh), seguía a pie juntillas la línea de la Internacional Comunista (IC), liderada por Stalin. Hasta el último momento, Mao intentó aplicar la política stalinista de formar gobierno conjunto con sectores de la “burguesía nacional”, pero la realidad es que esa burguesía, con el triunfo de la revolución, había huido con los nacionalistas a Taiwán. Fue tan profundo el triunfo de la revolución china que el ejército nacionalista, derrotado, huyó a esa isla junto a los restos de la burguesía y demás clases reaccionarias. Entonces, Mao y el PCCh, tuvo que proclamar la República Democrática Popular China el 1 de octubre de 1949. Posteriormente, Mao y el PCCH, en los años 50 se vio obligado a profundizar la reforma agraria, iniciada en ciertas zonas en 1947, así como realizar la nacionalización de los medios de producción, establecer el monopolio del comercio exterior y establecer un conjunto de medidas progresivas que condujeron a China hacia una sociedad post capitalista. Siguiendo el modelo de la antigua ex URSS, en China se planificaron y realizaron los denominados planes quinquenales.

Relaciones y Conflicto con la ex URSS

La URSS, después del triunfo de la revolución china en 1949, le dio asistencia material, militar, financiera y asesoría en diversos campos a China. Sin embargo, las relaciones amistosas entre ambos gobiernos duro muy pocos años. “… A partir de 1956, el rápido deterioro de las relaciones con la Unión Soviética, que concluyó con la ruptura entre ambas potencias comunistas en el año 1960, condujo a la retirada de la importante ayuda técnica y material de Moscú…”. (Hobsbawn, 2022: 464). Las causas de la ruptura entre esas dos potencias se producen por diversas razones.

Mao visitó Moscú en diciembre de 1949, es decir, a dos meses de haber tomado el poder en China. Su intención de viajar a la ex URSS era establecer una alianza con la Unión Soviética. Inicialmente, Stalin no quería realizar dicha alianza con Mao, ya que planteaba que bastaba el contenido de la antigua alianza que había establecido con Chiang Kai-shek, derrotado por la revolución china. Sin embargo “Después de un mes de negociaciones, Stalin cedió y aceptó un tratado de alianza. Así y todo, insistió en que Dalian y Lushun tenían que seguir como bases soviéticas hasta que se firmara un tratado de paz con Japón. Moscú y Pekín acordaron finalmente un Tratado de Amistad, Alianza y Asistencia Mutua el 14 de febrero de 1950. En él se estipulaba lo que buscaba Mao y lo que Stalin había querido evitar: un compromiso de asistencia mutua en caso de conflicto con una tercera potencia. En teoría, el pacto obligaba a China a ayudar globalmente a la Unión Soviética. En la práctica, proporcionaba a Mao protección en caso de que se agravaran una serie de problemas en ciernes”. (Kissinger, 2017: 135). Más adelante, Kissinger plantea que “China tenía que pagar un precio muy alto: la minería, el ferrocarril y otras concesiones en Manchuria y en Xiajiang; el reconocimiento de la independencia de Mongolia Exterior; la utilización por parte de la Unión Soviética del puerto Dalian y el uso, hasta 1952, de la base naval de Lushun. Unos años después, Mao seguía quejándose con amargura a Jruschov sobre el intento de Stalin de establecer “semicolonias” en China a través de estas concesiones”. (Ídem).

Entre los años 1956 hasta 1963 se produjeron diferencias entre Moscú y Pekín por diferentes temas tanto nacionales como internacionales. No obstante “En este estado de cosas, en 1963 se puede considerar producida la ruptura de las relaciones entre el PCCh y el PCUS, tras la firma de un tratado entre la URSS y Estados Unidos sobre pruebas nucleares y la Conferencia de los partidos comunistas en Moscú, en la que ambos partidos se intercambiaron duras acusaciones. Mao llegó incluso a afirmar que “en la URSS había sido restaurado el capitalismo” y que ésta se había tornado en “social-imperialista”. (Sierra, Ander: La ruptura de las relaciones sino-soviéticas: causas y consecuencias. Diciembre 7, 2021).

Mao no aceptó ser miembro del pacto de Varsovia creado en el año 1955 por la Unión Soviética como una contraparte de la OTAN. China, más bien se incorporó al denominado Movimiento de Países No Alineados (MPNA). Al final, después de múltiples diferencias entre la dirigencia china y soviética, se produce la ruptura entre ambos. La realidad es que Mao nunca aceptó estar bajo el control y órbita de la Unión Soviética, mantuvo su independencia, ya que él y el PCCh habían realizado la revolución china contra las orientaciones de la burocracia stalinista. Además, que dirigía un gran país con la población más grande de la Tierra y, por ende, era demasiado grande para dejarse controlar por la ex URSS tal como hacía ésta con los demás países del bloque socialista.

En una versión dada por Deng Xiaoping a unos estudiantes de Estados Unidos al respecto de su ruptura con la ex URSS señala que “Otro aspecto de autosuficiencia es depender de nuestros ahorros y no pedir prestado dinero a tercero. En una ocasión tuvimos que pedir prestado mucho dinero a la Unión Soviética, y fuimos acumulando una deuda con ellos. Después, la Unión Soviética trató de controlarnos a través de la deuda. Querían convertirnos en un país satélite de Europa del Este. Así que rompimos con ellos”. (Lampton, David: Adónde va China. Editorial Stella Maris S.., 2015, España. Página 71). 

Relaciones de China y los Estados Unidos

En julio de 1971 una delegación de los Estados Unidos, encabezada por Henry Kissinger, visitó China en total secreto para iniciar las conversaciones con Mao y Zhou, presidente de la República Popular China y primer ministro, respectivamente, para establecer relaciones entre ambas naciones después de más de 20 años de interrupción. Posteriormente, siete meses después, en el año 1972, Richard Nixon, presidente de la República de Estados Unidos, visita China para negociar con Mao el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y demás entre los dos gobiernos.

El producto final de esa visita a China y de las negociaciones de Nixon con Mao fue el denominado “Comunicado de Shanghái” en el que se abordaron diversos temas y en él se plantea el reconocimiento, por parte de Estados Unidos, de la “política de una sola China”. En ese comunicado se señala que “La parte de Estados Unidos declara: Estados Unidos reconoce que todos los chinos de un lado y otro del estrecho de Taiwan afirma n que no hay más que una China y que Taiwan forma parte de ella. El gobierno de Estados Unidos no discute esta postura. Reafirma su interés en un acuerdo pacífico sobre la cuestión de Taiwan llevado a cabo por los propios chinos. Teniendo en cuenta esta perspectiva, ratifica el objetivo final de la retirada de todas las fuerzas e instalaciones militares estadounidenses de Taiwan. Mientras tanto, irá reduciendo las fuerzas e instalaciones militares de Taiwan a medida que disminuya la tensión en la zona”. (Kissinger, 2017: 288). A su vez con ese reconocimiento, los Estados Unidos abandonan su posición de más de veinte años de reconocer a al gobierno de Taiwan como el “legítimo” gobierno de toda China.

Como resultado de esas conversaciones y de otras posteriores, surge una especie de “semialianza” entre el gobierno de Mao y el imperialismo de Estados Unidos para contrarrestar el poder de la Unión Soviética a la cual el “gran timonel” veía como un gran peligro. Referente a lo anterior, Kissinger plantea que “Tras la visita de Nixon a China, surgió una sociedad que no respondía a los compromisos que se incluían en los documentos. Aquello no fue ni siquiera una alianza táctica basada en acuerdos informales. Se trató más bien de una semialianza, nacida de los acuerdos que surgieron en las conversaciones con Mao -en febrero y noviembre de 1973- y de las largas reuniones con Zhou, tras interminables horas en 1973. A partir de entonces, Pekín ya no pretendió limitar o controlar la proyección del poder estadounidense, como había hecho antes de la visita del presidente Nixon. Por el contrario, la meta declarada por China fue la de contar con Estados Unidos como contrapeso respecto al “oso polar” por medio de un plan estratégico explícito”. (Kissinger, 2017: 293). El adjetivo “oso polar” se refiere a la ex URSS.

Sin duda alguna, las negociaciones del gobierno de los Estados con el gobierno de China y su posterior restablecimiento de relaciones diplomáticas y otras, tenían como objetivo central ganarse un gran aliado del bloque comunista para debilitar el poder soviético en el terreno internacional, y, a su vez, hacer un contrapeso y rebalanceo del poder mundial de los Estados Unidos.

El Desarrollo Económico, Social, Militar y Científico-Tecnológico de China

Aunque la revolución china de 1949 y su posterior desarrollo condujo a muchos progresos en diversos campos, tales como la unificación nacional de China; el aumento de la producción de cereales en más de un 70% entre los años 1949 y 1956; el incremento de la producción de acero de forma artesanal; el crecimiento económico en general; la creación de guarderías comunales y comedores que liberaban a las mujeres de los oficios domésticos y del cuido de sus hijos y otras medidas progresivas, sin embargo, las políticas equivocadas de Mao denominadas “gran salto adelante” (industrialización y colectivización) y la “revolución cultural” que duró diez años condujeron a terribles penalidades y grandes retrocesos de la población china, así como grandes purgas dentro del Partido Comunista Chino (PCCh). La primera política condujo a una grande y espantosa hambruna que mató a unos 40 millones de chinos. Se considera la mayor hambruna del siglo XX.

Por su parte, durante la segunda política “… Mao Tse-tung alcanzó su clímax durante la “revolución cultural” de 1966-1976, una campaña contra la cultura, la educación y la intelectualidad sin parangón en la historia del siglo XX. Cerró prácticamente la educación secundaria y universitaria durante diez años; interrumpió la práctica de la música clásica (occidental) y de otros tipos de música, destruyendo los instrumentos allí donde era necesario, redujo el repertorio nacional de cine y teatro a media docena de obras políticamente correctas (a juicio de la esposa del Gran Timonel, que había sido una actriz cinematográfica de segunda fila en Shanghái), las cuales se repetían hasta el infinito…”. (Hobsbawn, 2022: 500). Miles de intelectuales y miembros del PCCH fueron obligados a realizar trabajos físicos en el campo para ser “regenerados”. De acuerdo con estadísticas chinas, se calcula que, entre 1969 y 1970, apenas había unos 48 mil estudiantes universitarios, 23 mil en instituciones de educación técnica, 15 mil estudiantes en educación y cuatro mil estudiantes de ciencias naturales en un país que, en ese momento, tenía 830 millones de habitantes, es decir, apenas un 0,01 % de la población total.

Después de la muerte de Mao en el año 1976 y, previamente, el regreso, rehabilitación y ascenso de Deng Xiaoping, este personaje se convirtió en el artífice de las reformas económicas (liberalización y apertura) que iniciaron y desarrollaron las políticas de mercado que condujeron al actual capitalismo de Estado que existe en China. Mao, rehabilitó a Deng y, en vida aún del “gran timonel”, inició y, posteriormente, desarrolló lo que denominó “el socialismo con características chinas” o también “un país, dos sistemas” en donde pueden coexistir el “sistema socialista” y el “sistema capitalista”. Sin embargo, esa es una utopía burocrática inexistente. En realidad, China es un país con un sistema de capitalismo de Estado, dirigido por el Partido Comunista Chino (PCCh)

Deng Xiaoping, con su política de apertura, liberalización y desarrollo del capitalismo de Estado, haciendo grandes concesiones al capital extranjero, principalmente a empresas de los Estados Unidos, permitió el desarrollo económico, social, científico-tecnológico y militar de China. Es necesario mencionar que Deng fue dos veces purgado (1966 y 1976) (1966 y 1976) por Mao. En la segunda purga, no fue encarcelado porque fue protegido por el Ejército Popular de Liberación (EPL) en sus bases militares de Pekín y el sur del país. Tras la muerte de Mao, asume el poder, de forma temporal, Hua Guofeng, pero, poco a poco, comenzó a perder poder en la medida que ascendía Deng y en 1981 dimite de sus cargos, pasando a manos de Xiaoping. Deng en 1978, retomando la política de su predecesor, Zhou Enlai, lanzó oficialmente las denominadas “cuatro modernizaciones” en la agricultura, industria, defensa nacional, ciencia y tecnología.

En la agricultura se eliminan las comunas agrícolas y se produce la extensión de las parcelas privadas. En la industria se elimina la política de autosuficiencia económica, convirtiendo a “… China en un destino para la inversión directa extranjera (IDE) y el empleo de capital extranjero para construir plataformas manufactureras y de ensamblaje en zonas costeras elegidas por sus condiciones favorables para producir exportaciones, y, por tanto, ganar en divisa extranjera. Esto no tardaría en implicar el desarrollo de Zonas Especiales Económicas (ZEE) en las provincias de Fujian y Guangdong (Shantou, Xiamen. Shenzhen, y Zhuhai), así como el desarrollo de un interesante experimento de gobernanza (democrática) en Shekou. Las políticas económicas y administrativas relacionadas con las cuatro ZEE se difundieron en varios puntos geográficos en la década de 1980: la apertura en Shanghái a principios de los años noventa fue un paso muy notable en esa dirección”. (Lampton, 2015: 59). Al mismo tiempo, se terminó la fijación de precios; se otorgaron incentivos económicos a trabajadores; se dio libertad para la fijación de los salarios, así como para la contratación y despidos de trabajadores. En 1980 China se incorpora al FMI y al BM y, por ende, se otorgaban los préstamos extranjeros al país. En 2001 se incorpora a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Producto de esa política aperturista y liberalización China experimenta, inicialmente, un gran cambio en su estructura económica, ya que “En cuanto a la evolución de la propiedad privada, en 1977 los campesinos seguían habitando en comunas y la actividad industrial era casi en su totalidad un sector del Estado. En cambio, en 2009, las empresas propiedad del estado (EPE) sumaban sólo un 11,5 por ciento de la producción nacional bruta, sólo un 8,1% de las ganancias y un simple 10 por ciento del empleo industrial -mientras que consumían la desproporcionada cifra de un 31 por ciento de inversión. Por otro lado, lo que el Banco Mundial llama “empresas privadas puras” sumaban el 29,6 por ciento de la producción nacional bruta, un 28 por ciento de beneficios y un 33,7 por ciento de la mano de obra industrial, mientras que obtenía sólo un 21 por ciento de la inversión total”. (Lampton, 2015: 68).

Más adelante, ese autor plantea que “Volviendo a la estructura de la economía china, en 1978, el 28 por ciento del PIB procedía de las industrias primarias (básicamente la agricultura), un 48 por ciento de la industria secundaria (manufactura) y un bajísimo 24 por ciento de empresas terciarias (servicios). En 2008, la industria primaria como porcentaje del PIB había descendido a un 11 por ciento, la industria secundaria conservaba su 48 por ciento, y la terciaria había crecido a un 40 por ciento (llegando a un 43 por ciento a mediados del año 2012)”. (Ídem). Es en ese período de tiempo que a China se le conocía como la “fábrica del mundo” y “locomotora mundial”, ya que en el país se ensamblaba y producía todo tipo de productos. Para el año 2021, la estructura económica de China era: 7,1% del PIB en agricultura, silvicultura y pesca, el 39% en industria y el 53% en servicios. Actualmente, la situación ha cambiado mucho, puesto que China se ha especializado en la elaboración de muchos productos tecnológicos y tecnología avanzada. Sobre el progreso y desarrollo de tecnología avanzada en China y el conflicto con el imperialismo estadounidense sobre ese tema nos referiremos en otro apartado, así como también sobre el tema militar.

Por otro lado, es importante destacar que China creció, de forma sostenida, a más del 10% en tres décadas. En el decenio 1981-1990 el crecimiento del PIB chino fue del 9,36%; en la década de 1991-2000 el PIB creció el 10,54% y en el decenio 2001-2010 su crecimiento fue del 10,55%. Es decir, que desde el año 1981 al 2010 el PIB chino tuvo un crecimiento del 10,15%.  Sin embargo, ya para el período del 2011-2020 el crecimiento del PIB chino se redujo al 6,83%. La economía china, en este último decenio, experimenta un proceso de desaceleración. No obstante, a pesar de todo y de la pandemia, se crecimiento es mucho mayor que en los demás países imperialistas o desarrollados. En el año 2021 y el 2022, el PIB de China fue del 8,5% y 3%, respectivamente. Sacando un promedio de ambos años de la presente década se obtiene un promedio de 5,75%, lo cual indica una tendencia al proceso de ralentización y de agotamiento del modelo chino, ya que, tanto por las contradicciones internas de su desarrollo y crecimiento interno acumulado como por sus conflictos y contradicciones con los imperialismos estadounidense, europeo y otros, están conduciendo a ese país a sus límites de crecimiento y, eventualmente, a crisis y retrocesos.

Otros hitos logrados por China en su crecimiento económico y desarrollo se encuentran los siguientes: en el año 2009 se convierte en el principal país exportador, desplazando a Alemania; en 2010, se transformó en la segunda economía del mundo, desplazando a Japón y su PIB es 17,3 billones de dólares, sólo superado por el PIB de Estados Unidos que es de 23 billones de dólares; en el 2014, se convirtió en el más grande receptor de inversión extranjera directa (IED); en el año 2015, fue el país que más enviaba IED al extranjero.

En el terreno de la ciencia y tecnología, China, mediante el apoyo del Banco Mundial (BM), envió a miles de chinos a estudiar a las universidades de los Estados Unidos para convertirlos en ingenieros y especialistas en ciencia y tecnología. Veamos. “… En 1978 había cincuenta estudiantes chinos en el primer contingente que llegó a los EE.UU.; en 1984, esa cifra había aumentado a 14.000; en el curso académico de 2010-2011, China tenía 157.558 estudiantes matriculados en universidades y centros de educación superior en EE.UU.; y en el curso académico de 2011-2012, la cifra había aumentado otro 23% hasta alcanzar los 194.029 estudiantes”. (Lampton, 2015: 54). Por otra parte, Deng reabrió las universidades que, prácticamente, fueron cerradas durante la “revolución cultural”, pasando de 165.000 estudiantes en 1978 a 5,3 millones de estudiantes en el 2009.

Por otra parte, en el terreno social China ha logrado hitos históricos mundiales únicos en la reducción de la pobreza. Más de 850 millones de personas salieron de la pobreza, constituyendo el 70% de la disminución de la pobreza mundial, mientras que para el año 2021, el gobierno chino declaró oficialmente que se había eliminado la pobreza extrema en el país. La esperanza de vida en China pasó de 76,9 años en 2015 a 78,8 años en 2023. La tasa de mortalidad materna se redujo de un 26,1% por cada 100 mil personas al 16,1% en 2021.  La mortalidad infantil pasó de la tasa de 10,3 por cada 100 mil nacimientos al 5,0 por cada 100 mil.

Por José René Tamariz

Introducción

El siglo XXI está determinado por el actual conflicto que se desarrolla entre los Estados Unidos y China por la disputa de la hegemonía mundial entre esas dos grandes superpotencias. Es importante señalar algunas características generales de China. Este país es el tercero más grande en territorio a nivel mundial después de Rusia y Canadá, ya que posee unos 9.55 millones de kilómetros cuadrados. Desde el punto de vista de extensión territorial China es un país continente. Es el segundo país más poblado de la Tierra después de la India, pues tiene 1.412 miles de millones de habitantes. Administrativamente tiene 23 provincias, 5 regiones autónomas y 4 municipalidades bajo el control del gobierno central, así como dos regiones administrativas especiales, Hong Kong y Macao, antes colonias de los viejos imperios de Gran Bretaña y Portugal.

El caso de China es inédito en la historia mundial. La transformación de un país que fue semi colonia de diversos imperialismos a ser potencia mundial. La explicación de semejante fenómeno social y político se encuentra en diversos factores. El principal fue la revolución de 1949 que logró unificar la nación, el carácter de la revolución anticapitalista que expropio la tierra y fábricas, así como las maniobras de la dirigencia del partido comunista chino que analizaremos adelante.

Breve Reseña Histórica

China es un país y una cultura ancestral. Tiene miles años de existencia. Por la extensión de sus grandes territorios los chinos se consideraban como un mundo, de ahí que era una sociedad que se consideraba como la única civilización mundial y consideraba a las demás naciones extranjeras y otros grupos étnicos como bárbaros. Entonces, China era una sociedad sinocéntrica. Al respecto algunos historiadores plantean que “… China no sólo era mucho más homogénea “nacionalmente” que la mayoría de los demás países -cerca del 94 por 100 de su población estaba compuesta por chinos han-, sino que había formado una sola unidad política, aunque rota intermitentemente, durante un mínimo de dos mil años. Y lo que es más, durante la mayor parte de estos dos milenios el imperio chino, y probablemente la mayoría de sus habitantes que tenían alguna idea al respecto, habían creído que China era el centro y el modelo de la civilización mundial…”. (Hobsbawm, Eric: Historia del Siglo XX. Editorial Crítica. México, mayo 2022, página 460). Por otra parte, es necesario señalar que China fue un imperio antiguo comprendido entre los años 220 antes de cristo hasta el año 1912. Antes de esa época se sucedieron diversos gobiernos dinásticos. Entre los años 475 a 221, durante el periodo de los llamados reinos combatientes, se produjo dos siglos y medio de caos. La historia antigua de China estuvo marcada por diversas guerras civiles intestinas, el desmoronamiento del Estado, fragmentación y división del territorio en diversos Estados.

Las dinastías de la era antigua fueron tres. La primera dinastía real Xia que existió entre el 2700 a.C. y el 1600 a.C. fue fundada por un personaje llamado Yu. “…. Después de morir Yu, su hijo Qi heredó su posición, lo cual suscitó la oposición de la tribu You Hu. Luego de derrotar a You Hu, Qi fue reconocido entre las diversas tribus. Desde entonces el sistema hereditario fue reemplazado por el de cesión”. (Conocimientos Comunes de La Historia China. Oficina del Consejo Internacional del Idioma Chino. 11 de noviembre de 2006). La dinastía Xia duró 471 años y tuvo 17 soberanos. La segunda dinastía Shang surgió en 1600 a.C. y finalizó en 1046 a.C. con la derrota del último soberano de esa dinastía Shang Zhou Wang a manos de Zhuo Wu Wang y sus tribus aliadas. Entonces, en el 1046 a.C., Zhou Wu Wang, fundó la tercera dinastía y perduró hasta el año 221 a.C., bajo diversos períodos occidental, primavera y otoño y los reinos combatientes (475-221). En el período de estos últimos reinos, la dinastía Qin derrotó a los demás seis reinos, logrando unificar China que se encontraba muy dividida.

Posteriormente, surgen diversas dinastías de la era imperial que estuvieron formadas por la dinastía imperiales de Qin, Han, Sui, Tang, Liao, Song, Xia, Jiin, Yuan, Ming y Qing. Durante la primera dinastía imperial del emperador Qin Shi Huang, además de lograr la unificación de China, fundó el Estado feudal pluriétnico e inicia la construcción de la famosa Gran Muralla China y otras obras de importancia.

En China se realizaron cuatro grandes inventos, a saber, la fabricación del papel, la construcción de la brújula, la imprenta, la pólvora y armas de fuego. Algunos historiadores de la ciencia y tecnología señalan la importancia de China en la invención y desarrollo de la gran técnica, ya que “Por las fechas en que las antiguas civilizaciones de Oriente Medio y el Mediterráneo alcanzaban su cenit, se estaba desarrollando en China una notable civilización que persistiría, con una extraordinaria continuidad social, hasta el siglo pasado, aproximadamente. Con palabras llamativas, aunque imprecisas, Whitehead describía la China como el país que representaba el máximo volumen de civilización conocido en la historia. Aunque pueden discutirse, sin duda, algunas de sus afirmaciones, los estudios del Dr. Needham y sus colaboradores han señalado hasta qué punto el resto del mundo debe a los chinos muchos de sus inventos…”. (Cardwell, Donald: Historia de la tecnología. Alianza Editorial. Madrid, España, 1996. Páginas 34 y 35). Más adelante, Cardwell, plantea que “La técnica sencilla y empírica es la forma más simple de la pequeña tecnología… La gran técnica comienza con las civilizaciones: la Gran Muralla China, las pirámides de Egipto, los acueductos y las calzadas romanas. La gran técnica y la gran tecnología exigen decisiones en los niveles más altos del Estado, la utilización de expertos, una mano de obra masiva e inversiones a gran escala…”. (Ídem).  

China también tuvo varios grandes pensadores e intelectuales, tales como, Lao Zi, Confucio, Zhuan Zi, Mencio, Xun Zi, Mo Zi, y Han Fei Zi.  China, además tuvo uno de los grandes estrategas militar, Sun Wu, que escribió la primera obra militar del mundo conocida como el “Arte de la Guerra de Sun Zi”.

La Semi colonización de China en el Siglo XIX y XX

En el siglo XIX que comprende desde 1801 hasta 1900 se produce la primera revolución industrial, período entre 1750 y 1840, así como el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Es el denominado siglo de la industrialización. En ese marco “… Inglaterra asumió la delantera internacional con la Revolución Industrial, convirtiéndose en el país capitalista más poderoso del orbe. Con el objetivo de ampliar los mercados de venta de los productos industriales y ocupar mayores lugares productores de materias primas, desencadenó una guerra de agresión contra China, conocida como la I Guerra del Opio. China fracasó en esta guerra y se vio obligada a firmar con Inglaterra tratados desiguales, entre los que se cuenta el Tratado de Nanjing. Desde entonces la soberanía y la integridad territorial de China fueron objeto de destrucciones y comenzó a transformarse en un país semicolonial y semifeudal”. (Ídem). La primera Guerra del Opio se realizó entre 1839-1842. China fue fácilmente derrotada militarmente por Gran Bretaña debido a que había quedado rezagada en el desarrollo de la industrialización, armamento y fuerza naval, la ciencia y tecnología. Ese tratado de Gran Bretaña y China, le impuso a éste la entrega de la isla de Hong Kong; la indemnización de 21 millones de taeles de plata; la apertura al comercio británico de los puertos de Guangzhou, Xiamen, Fuzhou, Ningbo y Shanghai y la regularización de los aranceles comerciales. Ese rezago se debió a que China era una sociedad cerrada, sinocéntrica, que no tenía relaciones diplomáticas con el resto del mundo, excepto con Rusia, ni tampoco quiso asimilar los desarrollos tecnológicos del mundo occidental.

Después de esa primera derrota de China, se sucedieron una serie de agresiones y presiones de otros países imperialistas que demandaban su parte del pastel. Los imperialistas franceses, estadounidenses, rusos, japones y otros, exigieron su parte del territorio chino, así como diversas concesiones para el comercio, mediante tratados onerosos para China. En la II Guerra del Opio, China vuelve a ser derrotada militarmente por la alianza imperialista de Gran Bretaña y Francia. Se firmó “… Tratado de Tianjin chino-inglés y chino-francés, cuyo contenido abarca: permitir a las legiones extranjeras establecerse en Beijing, abrir más puertos para el comercio, permitir a misioneros extranjeros difundir la religión libremente en los diversos lugares del interior de China, e indemnizar a Inglaterra y Francia”. (Ídem).

Por su parte, el imperialismo ruso que era el único país que tenía representación diplomática en Pekín, utilizando la estratagema de mediador entre el conflicto británico-francés y China, logró quedarse con una amplia zona china de Manchuria y Vladivostok, ganándose una base naval y 900 mil km2. Por su parte, los Estados Unidos “… A raíz del tratado británico, el presidente estadounidense John Tyler envío sin demora una misión a China con la intención de conseguir unas concesiones similares para su país, la precursora de la política posterior de “puertas abiertas”. (Kissinger, Henry: China.  Penguin Random House Grupo Editorial. España, 2022, páginas 73 y 74).

Posteriormente, en Japón “… Luego de la reforma Meiji, la economía capitalista japonesa experimentó un acelerado desarrollo y su poderío nacional aumento en gran medida. Su ambición de agresión y expansión se hizo cada vez más mayor, y en julio de 1894 envió tropas a Corea para atacar por sorpresa los barcos chinos que transportaban soldados. Así estalló la Guerra China-Japón”. (Ídem). Después de muchos combates en diversos lugares ocupaciones del ejército japones a territorio chino y miles de muertos, China es derrotada y termina firmando el Tratado de Shimonoseki que pone fin a la primera guerra china-japonesa. Ese tratado impone la entrega de la península de Liaodong, la isla de Taiwan y China reconoce la independencia de Corea, renunciando a cualquier reivindicación de territorio de ese país, así como también indemnizó con 200 millones de taeles (unos ciento cincuenta millones de dólares en ese momento) a Japón.

En 1898 surge el Movimiento Yihetuan de resistencia contra las agresiones extranjeras, logrando apoyo en diversas provincias y del movimiento de masas. Dado que ese movimiento era muy fuerte y no pudo ser controlado por el gobierno de Qing, entonces “… En junio de 1900, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Francia, Rusia, Japón, Italia y Austria organizaron tropas aliadas que marcharon a Beijing. El gobierno Qing declaró la guerra a las potencias imperialistas. Yihetuan desplegó combates encarnizados contra las tropas aliadas de las ocho potencias imperialistas. Como el gobierno de Qing no tenía una firme resolución de oponer resistencia al enemigo, Yihetuan, muy mal organizado y con atrasados métodos de combate y armas, no pudo evitar su derrota final…”. (Ídem). Al final, el gobierno de Qing traiciona al movimiento Yihetuan, aliándose con los imperialistas para aniquilar a dicho movimiento. Producto de esa derrota militar se termina firmando el Tratado de 1901 en el cual China “… debía pagar indemnizaciones bélicas por 450 millones de taeles de plata a los agresores, en un período de 39 años, totalizando entre capital e intereses 980 millones de taeles de plata…”. (Ídem).

Entre los años 1911 hasta la revolución de 1949 acaudillada por Mao Tse-tung se realizaron una serie de movimientos de lucha tanto armados como civiles en China contra los tratados onerosos, así como contra la dinastía de turno. Asimismo, se producen dos revoluciones, previas a la del 49, la primera en 1911, encabezada por Sun Yat-sen, quien fue presidente por un corto período de tiempo que luego cedió al militar Yuan Shikai que era hombre de confianza de los imperialistas. Después de la muerte de éste, el país es controlado por una serie de “señores de la guerra”. Sun Yat-sen fue el primer presidente de la República de China y fundador del partido nacionalista Kuomintang.

Entre el año 1920 y 1927, producto de la política de la Internacional Comunista dirigida por Stalin, se establece la política de colaboración de los comunistas con el partido nacionalista del Kuomintang. Dirigentes comunistas chinos, incluido Mao Tse-tung, se integraron a ese partido burgués. Esa “… alianza entre el Kuomintang y el Partido Comunista avanzarían hacia el norte desde sus bases de la China meridional, en el curso de su gran ofensiva de 1925 -1927, situando a la mayor parte de China bajo el control de un solo gobierno por primera vez desde la caída del imperio en 1911, antes de que el principal general del Kuomintang, Chiang Kai-shek, se volviera contra los comunistas y los aplastara…”. (Hobsbawm, 2022: 77). La política equivocada de la Internacional Comunista y de los dirigentes del partido comunista chino de colaboración con el partido nacionalista burgués del Kuomintang, condujo a una gran masacre de comunistas y miles de civiles.

Posteriormente, la política de la Internacional Comunista (IC), dirigida por Stalin, pasa de una política oportunista de colaboración de clases con el partido nacionalista del Koumintang que, condujo a una masacre de los comunistas y otros sectores obreros y populares, a una política ultraizquierda de toma del poder, cuando se había producido un reflujo del proceso revolucionario que, igual que en la anterior política oportunista, condujo a la derrota de la revolución de 1927 y, a una aplastante masacre de unos 8.000 comunistas y de miles de obreros y campesinos   En una reunión de emergencia en agosto de 1927, el partido comunista chino, rectifica la orientación equivocada de alianza con el Kuomintang, produciéndose un giro radical de independencia y continuar la lucha armada en contra de las fuerzas del partido nacionalista burgués.

A partir de esos acontecimientos, inicia la guerra civil en China entre las fuerzas encabezadas por el Kuomintang y el partido comunista chino, la cual tiene dos etapas. La primera entre 1927-1937, luego la segunda entre 1946-1949. Entre ambas etapas se produce un proceso de interregno muy corto de frente o alianza entre el Kuomintang y el PCCH, en donde ambas fuerzas deciden luchar conjuntamente en contra de la invasión del imperio japonés.

La Revolución China de 1949

China era gran un país por su extensión territorial y su gran población, pero era una nación semicolonial y semifeudal, en donde los diversos imperialismos, imponían sus tratados onerosos, y, los terratenientes en conjunto con la burguesía controlaban la mayor parte de la tierra, la economía y la política, mientras la mayoría de la población padecía de terribles hambrunas, epidemias y pobreza. De acuerdo con diferentes fuentes documentales “Hasta 1949 China fue un país atrasado: el problema alimentario no estaba resuelto, y las epidemias (cólera, peste, paludismo, etc9 era muy frecuentes. El 75% de las tierras estaba en manos de una oligarquía de grandes terratenientes, no existían comunicaciones modernas y la subordinación al capital extranjero era absoluta. La base de la economía consistía en una agricultura arcaica, totalmente insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias mínimas de la población. Esa era la causa de las frecuentes epidemias y de un malestar que, a veces, se traducía en estallidos revolucionarios. Según cálculos de la ONU, la renta per cápita era 5% de la de Francia y la mitad de la de la India. La industria concentrada en las grandes ciudades, pesaba muy poco en el conjunto nacional. En las fábricas, en 1941, la jornada laboral era de 12 horas y el trabajo de las mujeres y niños legal”. (La Enciclopedia, volumen 4, página 3108 y 3109).

Esas condiciones miserables de la población de china y de semi colonización de China, fueron los factores que posibilitaron la realización de la revolución de 1949, acaudillada por el partido comunista chino, bajo la dirección del “timonel” Mao Tse-Tung. La revolución china fue, esencialmente, campesina no obrera, dado que el peso mayoritario era de los campesinos. Es importante señalar que dicha revolución se hizo en contra de la burocracia stalinista. De acuerdo con el historiador Hobsbawn “Así, por ejemplo, la URSS no sentía grandes deseos de que los comunistas tomaran el poder en China, pero eso fue lo que sucedió a pesar de todo”. (Hobsbawn, 2022: 231). En los informes de la Internacional Comunista no aparecía China y el colmo fue que el embajador soviético huyó con los nacionalistas hacia Cantón. Según el historiador en mención “… “…Todavía en abril de 1949, al abandonar Chiang Kai-shek su capital, Nanking, el embajador soviético -el único entre todo el cuerpo diplomático- se unió a él en su retirada hacia Cantón. Seis meses más tarde, Mao proclamaba la República Popular”. (Ídem).

China y Rusia, imperialismos emergentes, se alían para enfrentar al imperialismo norteamericano

Por Armando Sosa

Después de ser reelegido en octubre del año pasado como secretario general del Partido Comunista de China, Xi Jinping viene de ser reelecto como presidente de la República Popular por un nuevo periodo. Esto fue posible por la modificación de la constitución en el año 2018, que impedía sobrepasar dos periodos en el puesto. La Asamblea Popular, órgano subordinado al Comité Central del PCC, lo votó a la unanimidad, siendo el primer secretario general en concentrar un poder similar desde la muerte de Mao Zedong. Además, se garantiza un tres en uno al presidir también la Comisión Militar Central, máximo órgano castrense del país, lo que acentúa sus súper poderes.

China, el principal enemigo del imperialismo yanqui

La burguesía yanqui viene machacando desde hace tiempo sobre el peligro que representa China para sus intereses en todos los ámbitos.

Ante esta amenaza por parte de la burguesía yanqui, la nueva burguesía china cuenta con la figura de Xi como nuevo Bonaparte. Dentro del nuevo contexto mundial, China se ha erigido como una gran super potencia económica y militar.

“La economía de la República Popular China podría superar a la de Estados Unidos en 2035, de acuerdo con las proyecciones a largo plazo de la institución financiera global Goldman Sachs Group, que incluyen a 104 países y abarcan un período comprendido desde hoy hasta el año 2075.

Por lo que ha predicho Goldman Sachs en su reporte “The Path to 2075: Slower Global Growth, But Convergence Remains Intact”, China ya ha cerrado la brecha de su Producto Interno Bruto (PIB) respecto al de Estados Unidos, pues este pasó de equivaler un 12% de nuestro PIB en 2000 a casi un 80% en 2021.

Además, el crecimiento potencial de China permanece -según las cifras oficiales que ofrece el régimen asiático- significativamente más alto que el de nuestra nación, con una estimación del 4,0% contra el 1,9%, respectivamente para el período de 2024 a 2029. Sin dejar de mencionar que la sobrevaluación real del dólar frente al yuan chino debe revertirse -indican pronósticos- en los próximos 10 a 15 años.” (Diario de las Américas)

En el terreno militar, las cosas se presentan, si bien todavía con enormes diferencias con respecto al rival yanqui, pero las intenciones de la ANP en el recién terminado congreso, apuntan a intensificar los gastos en este rubro.

“China aumentará el gasto militar en más de un 7% este año, al tiempo que advierte sobre amenazas "que no paran de crecer".

El anuncio fue hecho en la Asamblea Popular Nacional (APN), un organismo que confirma las decisiones el Partido Comunista Chino gobernante, y que en esta ocasión debe sellar el tercer mandato del presidente Xi Jinping.

El presupuesto militar de Pekín, que se sitúa alrededor de US$225.000 millones, no sobrepasa aún al de Estados Unidos, que es cuatro veces mayor.

Pero los analistas creen que China minimiza la cifra total de cuánto gasta en defensa.

El primer ministro saliente, Li Keqiang, dijo a la APN que "están aumentando los intentos externos de reprimir y contener a China".(BBC.com)

China y otros países denominados como economías emergentes, como la India, Rusia, son países que han desarrollado a un desarrollo capitalista a gran velocidad en las ultimas décadas. China y Rusia , como antiguos estados obreros, donde la restauración capitalista ha pasado por procesos diferentes, pero con resultados similares en cuanto a los regímenes políticos vigentes.

Estos son países con regímenes bonapartistas autoritarios, donde la figura central es el equivalente a las figuras de poder de antes de las revoluciones. Una especie de nuevo zar encarnado por Putin y un nuevo emperador personificado por Xi Jinping.

Este desarrollo, donde la clase obrera es sometida a nuevas y brutales formas de explotación y control, no pueden ser llevadas a cabo dentro de un marco democrático burgués clásico. De la misma manera que la contra revolución económica y social que se da en el marco del proceso de globalización económica en los países desarrollados, que tienden a la instauración cada vez más de regímenes bonapartistas, con figuras como Trump, Meloni, Orban y compañía , en las economías emergentes, la burguesía opta por figuras equivalentes pero con rasgos todavía más exacerbados.

Rusia y China: un nuevo eje estratégico

La primera visita oficial de Xi Jinping, después de su reciente investidura, se ha llevado a cabo en Rusia.

Rusia como potencia militar y nuclear es un aliado estratégico para la burguesía china. La guerra en Ucrania representa un riesgo también para los chinos. Un posible debilitamiento de Putin en este marco podría fragilizar la posición de China en el concierto internacional. Los intercambios comerciales entre los dos países han crecido en forma exponencial en los últimos años, producto de las sanciones occidentales contra Rusia, pero no solamente.

“En los dos últimos años, el comercio entre Rusia y China aumentó en más de 70.000 millones de dólares, es decir, un 65%....Nikolái Vavílov también destaca que la producción de alto valor añadido tiene un papel básico, ya que se pueden alcanzar los 220.000-250.000 millones de dólares anuales mediante el suministro de materias primas. Sin embargo, la estrategia de diversificación de la oferta distribuirá los recursos rusos entre la India y otros actores. El sinólogo también predijo que Europa volverá a adquirir las materias primas rusas.” (Sputnik).

¿Un escenario como en 1914-1918?

Esta situación apunta a que los bloques imperialistas se consolidan y la perspectiva de un nuevo conflicto inter imperialista son cada vez más cercanas. Los socialistas revolucionarios no tenemos, como los revolucionarios de los tiempos de Lenin y Trotsky, una bandera que levantar que no sea la de la clase obrera para evitar una nueva carnicería a escala planetaria con enormes y graves consecuencias para la subsistencia de la vida tal y como la conocemos.

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