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Por la derrota de la intervención imperialista y el triunfo de una revolución de los trabajadores y el pueblo

Para defender nuestro propio proceso revolucionario.

Respuesta a Otto Van Der Velde del PRT de Venezuela

Por Ricardo Galíndez

Militante de la CSR – El Topo Obrero

Derrotemos el Oportunismo

Desde hace semanas venimos polemizando por diversos canales con compañeros y camaradas sobre el tema de Libia, que en particular lo hemos tomado en nuestra corriente CSR-El Topo Obrero como un punto central en el proceso de formación de nuestros militantes y el fortalecimiento organizativo del equipo. Esto es así, por considerar que Libia es parte del proceso revolucionario que recorre el norte de África y en este momento el punto más agudo del desarrollo de la lucha de clases a escala planetaria, a diferencia de algunos compañeros que usando un método unilineal, solo ven la intervención imperialista como la pretensión de apoderarse del petróleo y el agua de Libia para quebrar voluntad de la OPEP de “defender los precios del petróleo” y no de quebrar un proceso revolucionario en Libia e influir en Túnez y Egipto.

El análisis del proceso revolucionario norafricano y libio en particular está poniendo a prueba las concepciones teóricas y métodos de análisis y de trabajo de todos los revolucionarios del mundo. En un artículo anterior “Libia, Rubén González: Un debate trascenden​te para la revolución socialista en Venezuela” aprovechamos para clarificar que es posible y necesario saber defender las posiciones proletarias revolucionarias, bajo circunstancias de alianzas para impulsar luchas anti imperialistas o simplemente democrático burguesas donde se presente la circunstancia de activar junto a fuerzas de de la derecha burguesa. Podemos entender que para algunos compañeros la cosa pudo no quedar clara y ello se comprueba con posteriores artículos y correspondencias del propio camarada Jesús González del PRT y posteriormente del máximo dirigente de dicha organización, Otto Van Der Velde quien en un artículo que nos hizo llegar por correo, nos dirige sus críticas sin mencionarnos explícitamente, pero a buen entendedor pocas palabras, lo que aprovecharemos para extendernos y profundizar en el debate, que ojalá no se convierta en un diálogo de sordos, pues siempre existe la oportunidad de enmendar las falsas concepciones disfrazadas de marxistas. Difícil, pero no imposible.

El artículo de Otto Van Der Velde se titula “Sobre una falsa consigna” en el cual se explaya en darnos una visión sobre la lucha en Libia, partiendo de una serie de citas o medio citas generales que poco o nada nos dicen, más allá de la conclusión de que quienes sostenemos la condena de la intervención militar imperialista y la defensa del pueblo libio a exigir la caída de Gadafi, como “Infantilismo de Izquierda” porque Lenín dijo que: “que sin tomar en cuenta el proceso de las ideologías, ni la táctica, ni el conjunto de las contradicciones, creían marchar en línea recta hacia el comunismo, cuando en realidad haciendo un círculo caían en el otro extremo.” y precisamente Otto nos acusa de infantilistas de izquierda, sin decirnos nada pero nada de lo que pasa en concreto según él, en el campo de la guerra civil Libia a menos que todas las contradicciones estén analizadas y concentradas en que si el imperialismo atacó Libia, nosotros debemos abandonar la consigna de abajo Gadafi, o las demandas reivindicativas de las masas y solo pelear contra la intervención imperialista.

Analicemos algunas de sus afirmaciones generales. El camarada Otto por un lado nos dice: “Los más atrevidos incluso exhortan al envío de armamento a grupos opositores y jefes tribales libios que nadie sabe que se proponen”. Admitiendo su afirmación que él no sabe nada sobre quiénes son y qué se proponen los integrantes de “grupos opositores” a Gadafi, que de acuerdo a nuestro análisis surgieron de las propias contradicciones de la sociedad libia, donde no se admite la menor disidencia y cuenta con el desempleo juvenil más alto del norte de África y la mayor desigualdad social, inmersa en la dinámica de las revoluciones de Argelia y Egipto. ¿Cómo es que se atreve a acusar de “atrevido” a quienes planteamos desarrollar la solidaridad con armas a los insurgentes revolucionarios sino con milicianos para apoyar la insurrección revolucionaria que ha sido acorralada por las fuerzas “tribales” como le gusta decir al camarada al ejército bien armado de Gadafi, para hacerlos aparecer como una pobre y atrasada fuerza militar?. ¿No es más bien algo bastante “atrevido” e irresponsable realizar esa acusación sin tener los elementos de juicio para caracterizar la insurgencia revolucionaria”?

Pero el camarada Otto, realmente es contradictorio, pues por un lado afirma que no tiene elementos para caracterizar a la oposición a Gadafi, pero por otro señala refiriéndose a la comparación entre la revolución rusa y la libia: “(2) La revolución de febrero en Rusia había abierto un enorme boquete democrático y de lucha social, no sólo en las áreas urbanas e industriales de Moscú, San Petersburgo etc. sino en las inmensas zonas campesinas de toda Rusia. …. Su dirección y la militancia además de competentes, estaban curtidas en el marxismo, fogueada por la larga experiencia de combates clandestinos y/o legales contra el zarismo. Por otro lado la carnicería y la miseria producto de la primera guerra mundial habían agotado en las clases y estamentos sociales, toda credibilidad de ellas en el zarismo y la burguesía rusa.

Nada de esto existe aún en el conflicto Libio (negritas nuestras). A pesar de ello, el radicalismo de las masas crea, desde lejos, fantasías excitantes (negritas nuestras) en nuestros círculos obreristas. Dominados por el sectarismo muchos de sus grupos olvidan las consecuencias que para la formación de una conciencia de poder, ha tenido la desorganización ideológica de las masas libias, la confusión propagandística del régimen, la represión de masas e ilegalización de los comunistas y los sindicatos durante décadas, por parte del nacionalismo militar burgués de Gaddafi.” Como vemos, después de decir desconocer lo que pasa en Libia, ahora pasa a decirnos, por la negativa, lo que son los insurgentes y cómo ha sido el desarrollo de su conciencia de clase, qué son los Comités Populares que nosotros y otros grupos de izquierda revolucionaria hemos hecho mención y para los cuales planteamos un programa político para que se desarrollen como verdaderos organismos de doble poder. Si sabe tantos detalles de la evolución de las clases sociales en Libia y de los insurgentes, entonces debería saber que esos “Comités Populares” desde un principio se plantearon objetivos políticos democrático burgueses como es el derrocamiento de Gadafi, un dictador “anticomunista” como lo reconoce el camarada y añadimos antiobrero y antipopular, enemigo de cualquier tipo de libertad de organización, expresión y movilización para las masas libias o los inmigrantes que trabajan en condiciones de semiesclavitud en los campos petroleros, puntos que Otto no toca, quizás porque el “objetivo o contradicción principal” es la agresión imperialista, tesis que maneja partiendo de una concepción maoista y no leninista y entonces lo que le pasa a los trabajadores y el pueblo no es objeto de su defensa política.

Pero hay más conocimiento. Otto nos dice sin ningún titubeo que algunos radicales “Sin tomar en cuenta todo estos elementos reales, los izquierdistas transfieren a los “comités populares”- muchos de ellos bajo la influencia del “gobierno de transición”” Léase bien “muchos de ellos bajo la influencia del gobierno de transición”. ¿qué nos dice con esto? Pues sencillamente que existen “Comités Populares” que no están bajo la influencia del gobierno de transición y por lo tanto no están apoyados por el imperialismo norteamericano. ¿Aún haciéndole la concesión al camarada, le preguntamos ¿por qué no apoya el PRT a unos rebeldes que todavía tienen independencia política y organizativa de las fuerzas imperialistas en su justa lucha contra el dictador anticomunista Gadafi y llama a prestarle solidaridad con armas y milicias internacionalistas para que no tengan que buscarlas en el campo enemigo? ¿Acaso será camarada, que el radicalismo de las masas libias, que han llegado al punto de preferir morir en combate que seguir bajo la dictadura de Gadafi le ha creado desde lejos, geográfica y políticamente hablando fantasías excitantes a algunos y por lo tanto ven espejismos de que TODA la rebelión se debe a la manipulación preparada hace décadas por organismos como la CIA, el Pentágono, más el Mosad y otras organismos y agencias imperialistas?

¿REVOLUCIÓN PERMANENTE O REVOLUCIÓN POR ETAPAS?

El camarada Otto hace mención en su artículo de una caracterización sobre la revolución rusa que nos parece muy correcta. Ella se dio “en el marco de un proceso revolucionario ininterrumpido de dos revoluciones." Que dentro del partido estaban “los que aceptaban las tesis de Lenin de la revolución ininterrumpida, advirtiendo la incapacidad del gobierno provisional y la burguesía rusa para cumplir las reivindicaciones de paz y tierra exigida por las grandes masas.” Tesis defendida por Trotsky desde 1905 y que al coincidir Lenin con estas, facilitó el ingreso de creador de la Teoría de la Revolución Permanente al partido Bolchevique.

¿Cuáles son algunos de los elementos que indicaban que se desarrollaba un proceso “ininterrumido” o permanente: el derrocamiento de los zares en la revolución de febrero de 1917 dio paso a un gobierno “democrático”, el de Kerenski, que al no poder satisfacer las demandas de los trabajadores y campesinos de de pan y tierra y de pactar la paz sin anexiones, por la incapacidad de la oligarquía la burguesía rusa para hacerlo, vio sin poder impedirlo el desarrollo al máximo de los organismos de doble poder (soviets) que habiendo surgido en 1905 se terminaron de desarrollar y potenciar en 1917, los cuales ejercían un poder paralelo en todas las instancias de la gobernabilidad del país. El dilema era o se impulsaba la toma del poder por los soviets, los cuales de haber nacido como comités de fábricas para conducir los reclamos laborales normales, habían asumido diversas tareas que le son inherentes al funcionamiento de un estado burgués (en un momento Lenin pensó que podían ser los sindicatos sobre quienes apoyarse para tomar el poder) o se sufriría una derrota histórica. El partido Bolchevique logró ganar, en años – pocos meses, la mayoría de los delegados en los principales soviets, sobre todo en Petrogrado y Moscú y son estos organismos quienes derrocan al gobierno capitalista imperialista e instauran el primer gobierno obrero de la historia, haciendo salvedad de la experiencia de la Comuna de París. Este paso de un gobierno burgués a uno obrero, con apoyo de la mayoría del campesinado, se dio de manera contínua “ininterrumpida”, sin etapas y casi sin disparar un tiro.

El partido Bolchevique, tanto durante la intentona golpista de Kornilov como en su alianza con los social revolucionarios (SR)en el Soviets, no perdieron su autonomía organizativa porque mantuvieron la estructura de su partido independiente de toda otra organización y su independencia política, puesto que en el primer caso ellos requerían derrotar a Kornilov sin dejar de luchar contra Kerenski y todos los grupos reformistas o de derecha por el control de los soviets, pues este pretendía entrar a Petrogrado, el centro más importante del proletariado revolucionario y masacrar a las masas, con lo que hubiese producido la derrota del proceso revolucionario. En el caso de la alianza en los soviets con los SR de izquierda, una vez tomado el poder, también mantuvieron su partido aparte, e impulsaron de manera consecuente una reforma agraria y ayuda a los campesinos, que al ver que los SR no eran consecuentes en esto, los abandonaron y le dieron el apoyo directo a los bolcheviques. Cuando “salió en defensa del gobierno de Kerensky, o mejor decir cuando salió contra el proto fascista de Kornilov en defensa de las libertades democráticas y los soviets, el partido Bolchevique jamás se puso a la orden de Kerenski, ni disolvió su estructura organizativa en el partido de los mencheviques ni ningún otro. Actuó con total autonomía, exigiéndole a Kerenski que liberara a todos los presos políticos bolcheviques y demás obreros que eran retenidos por el gobierno y plena libertad de acción para detener la columna militar de Kornilov, lo cual se hizo a tiempo. Mao hizo todo lo contrario al desarrollar su frente anti japonés fusionándose con el Kuomintang, partido nacionalista burgués chino y esto, bajo el mando Chiang Kai Chek, provocó una masacre en las filas proletarias generando una derrota a la revolución china que costó años en recuperarse.

En Libia, aún no existiendo un partido de tipo leninista, las masas, mostrando una inteligencia y una intuición admirable desde el inicio de su insurgencia empezaron a desarrollar unos organismos que llamaron Comités Populares los cuales, empezaron en una dinámica contradictoria, pero ascendente, a asumir ciertas tareas como el del orden público en los barrios y la distribución de alimentos, lo cual le confería características de doble poder. Así mismo se empezaron a constituir milicias para enfrentar la represión. La dinámica de la lucha (confrontación del ejército con las masas movilizadas) generó tanta tensión que las bases del ejército libio se fracturaron y de allí el principal armamento de los insurgentes. Otto y los demás camaradas del PRT deben saber que las primeras armas no fueron ninguna donación de las fuerzas imperialistas, que por el contrario, es Gadafi quién empezó a recibir armamento y municiones del gobierno Egipcio, que de seguro lo hace con total conocimiento del imperialismo norteamericano que financia a los generales egipcios desde hace décadas. ¿Cierto camaradas? Pero no solo recibe armas de Egipto, sino también ha recibido refuerzos de mercenarios desde Túnez. Todo esto se sabe y las fuentes de información no son precisamente las imperialistas, sino las de una izquierda muy variada de Europa y del África e internacionalistas.

¿Qué el imperialismo presionó para declarar la intervención militar “en contra” de Gadafi? Nadie ha negado este hecho. Solo un tonto de a metra lo haría. Ahora bien, también en este punto, como en todos los demás hay que hacer un análisis concreto y lo más detallado posible y no uno general, vago e impreciso. Una de las cosas que hay que preguntarse es ¿Esa ayuda ha sido la requerida para producir una derrota determinante al gobierno? Nada que ver. Los mismos sectores rebeldes que ven con ilusión la intervención de la OTAN lo han señalado con claridad. Si las fuerzas imperialistas hubiesen querido armar seriamente a las fuerzas insurgentes para que derrotasen a Gadafi, le hubiesen entregado tantas armas y de calidad como lo hicieron con los miembros de la resistencia musulmana en la época de la invasión “soviética” a Afganistán. Si no lo han realizado es porque aunque en la dirección de la insurgencia pareciera haberse consolidado una mayoría que simpatiza con el imperialismo, no todo está lo suficientemente claro como para armarlos y darles superioridad militar sobre las fuerzas militares de Gadafi.

Todo indica que ante esta situación el imperialismo está jugando al desgaste de ambos campos, tanto el de Gadafi como el de los insurgentes. Un juego criminal que muchos revolucionarios entre ellos muchos marxistas leninistas, incluso trotskistas no quieren ver y de allí su política de querer hacer del campo insurgente uno monolítico pro imperialista al cual aplicarle una de las caras de la teoría de la revolución por etapas, que como bien lo indica Otto, es creación de los mencheviques, defendido en 1917 por algunos dirigentes del partido bolchevique, entre ellos Stalin, que luego como jefe del gobierno soviético le dio pleno impulso provocando gigantescas derrotas del proletariado en el mundo entero por décadas.

SOLO VER LA LUCHA ANTIIMPERIALISTA ES PREPARAR LA MASACRE

Colocarse hoy día en la guerra civil libia en el campo “principal” del anti imperialismo, sin decirnos en concreto que ha de pasar con los decenas de miles de jóvenes que se incorporaron en las milicias ante los ataques del ejército libio, qué ha de suceder con los Comités Populares y su incipiente funciones de doble poder, es colocarse a fin de cuentas al lado del carnicero Gadafi que en primer lugar no va a ser consecuente en la lucha contra el intervencionismo, como no lo fue Chiang Kai Chek en China frente a la invasión japonesa y como no lo ha sido el mismísimo Gadafi desde hace unos bastantes años a esta parte, como nos lo revelan los datos de quiénes controlan la explotación petrolera, en dónde realiza sus inversiones y quién es el que ha creado verdaderos campos de concentración para retener a los inmigrantes africanos que quieren saltar el charco del Mediterráneo o que fue el autor de la expulsión de los palestinos de Libia para complacer a los gringos y a los sionistas. Desde los 90 del siglopasado ha sido un consecuente proimperialista y apenas pueda se va a ensañar contra las masas que se atrevieron a rebelarse. Quiénes solo ven el peligro de la Invasión, se están poniendo del lado de las mismas fuerzas político sociales que lucharon del bando del ejército fascista de Francisco Franco, que no perdió tiempo ni esfuerzo por masacrar a los trabajadores y campesinos que se atrevieron a presentarle resistencia.

Solo hablar de defender a Gadafi, es desdecir precisamente de la fulana independencia político organizativa mencionada por el dirigente del PRT, lo cual pareciera solo defiender de verbo, pues actualmente en este país árabe, de las pocas, sino las únicas organizaciones que surgen del seno del pueblo, son esos Comités Populares y que pueden desarrollar la independencia de clases. Comités Populares que por falta de una vanguardia política marxista, no han levantado un programa político que ayude a la unificación de todas las capas explotadas y oprimidas de la población para derrotar a Gadafi, al imperialismo y al mismísimo capitalismo, e iniciar la construcción del socialismo en un proceso “ininterrumpido”, de la misma manera que se desarrolló en la Rusia de 1917. Construir esa vanguardia es una tarea de primer orden.

Sino es así, sería interesante que el camarada nos explicara como en medio de la guerra civil en Libia, en medio de una intervención imperialista, las masas insurgentes y “el proletariado conserva su autonomía de clase” frente a la burguesía libia y las imperialistas, cómo pueden conservar en concreto su independencia y autonomía político organizativa. Si nos trasladamos al campo de la lucha de clases en Venezuela, nuestra posición se traduce en levantar las banderas de los trabajadores y el pueblo, frente a las políticas capitalistas del gobierno de Chávez como la pasada devaluación del bolívar, el falso control obrero que se desarrolla en las empresas de Guayana, la política de despidos en empresas como la Mitsubishi, los aumentos de precios, el enjuiciamiento de participantes en luchas obreras y populares como Rubén González, Sabino Romero, los trabajadores de Transporte Camila de SIDOR, los directivos sindicales de Alentuy en Barquisimeto, la entrega de guerrilleros colombianos al gobierno del asesino y represor de Santos, sin dejar de apoyar las políticas positivas que este desarrolle como las Misiones, con todas sus limitaciones y declinación por la misma crisis y dinámica del capitalismo. Esta es nuestra posición, comer chicle y caminar al mismo tiempo sin que se nos enrede el modo de andar, pues no hay por qué. Esa es una de las enseñanzas del buen marxismo.

Actualmente se desarrolla en Venezuela un conflicto en las empresas cementeras con el gobierno de Chávez, donde los trabajadores reclaman el cumplimiento de las cláusulas del contrato colectivo, la discusión del nuevo contrato y que se cambien los actuales gerentes que llevan la empresa a la quiebra. Es muy probable que muchos marxistas mecanicistas no se pronuncian a favor de los trabajadores, pues sacan a relucir las contradicciones que mantiene el gobierno de Washington con el de Chávez. Para nosotros, sin desmerecer las amenazas imperialistas, estas no nos pueden apartar los intereses de la clase esperando que algún día este sea más fuerte. ¡NO!. La fuerza de los trabajadores se acrecienta en su lucha, en su confrontación con la burguesía y los cambios de conciencia pueden ser lentos, pero también rápidos y violentos como está pasando con la de los pueblos del norte de África, como sucedió entre el 11A y el 13A, man´que le pese algunos sectores revolucionarios pequeñoburgueses.

Si Lenin y Trotsky hubiesen pensado como el camarada Otto, de que los factores desigualmente desarrollados en la Rusia de 1917, donde de una población de unos 150 millones de habitantes, tan solo 8 millones lo constituía el proletariado y la inmensa mayoría del resto estaba integrado por campesinos bajo relaciones feudales, semifeudales o comunidades nómadas ¿algunas tribales amigo Otto? No hubiesen impulsado la consigna TODO EL PODER A LOS SOVIETS, pues se habrían puesto a esperar que el desencadenamiento de la contradicción capital-trabajo pudiese arrojar “… a mediano plazo, una correlación política de fuerzas favorable al proletariado” es decir que se hubiese podido pensar en luchar por destruir el capitalismo e iniciar la construcción del socialismo. Lamentablemente para Otto, Lenin y Trotski y la mayoría del Comité Central del partido Bolchevique, tomaron en cuenta que en la época del imperialismo, las fuerzas productivas locales estaban subordinadas a las globales y por lo tanto habían alcanzado el máximo desarrollo y hasta habían empezado a descomponerse, y que de no aprovechar el desarrollo de la máximas tensiones existente entre las clases sociales, tan solo se iría a una profunda derrota.

En Libia ¿quién niega la existencia de extremas tensiones entre las clases y entre sectores sociales que no pertenecen a la etapa capitalista? ¿Pero tienen todas el mismo peso específico en determinar las posibles orientaciones en una lucha? Claro que no. Por el carácter dependiente de la economía Libia: exportadora de petróleo, las clases precapitalistas y el campesinado ya no tienen la oportunidad de desarrollarse plenamente y determinar el carácter de una revolución, sino que tienen que aliarse con una de las clases fundamentales que son la clase obrera o la burguesía. Lo mismo sucede en nuestro país. En el caso venezolano, esta distorsión en el desarrollo de las clases se mostró desde los propios momentos de la emancipación de la corona española. Los blancos criollos fueron en todo momento temerosos de la independencia. Solo en el momento de la invasión de España por parte de las tropas napoleónicas estas se atrevieron a plantearse una cierta autonomía, que en el transcurso del desarrollo de las contradicciones en la península, en todo el continente europeo entre las potencias colonialistas, en el propio continente americano y en la patria de Bolívar, esta autonomía, tras una cruenta guerra se convirtió en una independencia económica del imperio español, pero para ir a caer bajo el dominio inglés, el capitalismo librecambista más avanzado de la época.

Los blancos criollos de Venezuela y el continente indo afro hispano americano, que habían logrado infringirle una derrota histórica a la corona capitalista española, no fueron capaces de estructurarse para desarrollar economías independientes, o mejor aún una sola economía, que se lanzasen al mercado internacional a competir con sus antiguas potencias que las colonizaron, sea la portuguesa o la española o la inglesa. No pudieron construir una sola nación de carácter federativo y no solo por la culpa de las potencias europeas o la Norteamérica naciente, sino por su propia capacidad como clase dependiente y temerosa de las potencias capitalistas existentes, a las cuales solo se les podía frenar, desarrollando todo el potencial del pueblo esclavo y de los mestizos e indígenas, tal y como lo planteó Bolívar al final de la guerra de independencia, pero a lo cual temían la aplastante mayoría de nuestros blancos criollos, aparte de su corta visión económica. Ya entonces, las clases dominantes le temían más al pueblo organizado y en armas que a otros burgueses más poderosos que se los devoraban lenta y progresivamente.

En la Venezuela contemporánea, la burguesía venezolana al igual que la libia, le tienen un profundo pavor a las masas explotadas y oprimidas. Parte de su odio hacia Chávez es debido a que este ha apelado a las masas para desarrollar su proyecto político. El retroceso político de Gadafi y del Nasserismo en general tiene que ver con las limitaciones de todas las burguesías nacionales frente a las burguesías transnacionales. Para desarrollar un proyecto de independencia total, las burguesías nacionales tienen que enfrentarse a toda la capacidad de las multinacionales y ello solo es posible movilizando el pueblo trabajador, lo cual les aterra más aún que las amenazas y agresiones imperiales, pues en la dinámica social, aún sin partido revolucionario, estas tienden a levantar sus propias banderas cuestionando las propias estructuras del estado burgués, mientras que con sus congéneres imperiales pueden aunque sea soñar con unos acuerdos donde queden como socios menores. ¿No escuchamos como el Gadafi, siendo agredido política y militarmente por las potencias imperialistas, en sus discursos hay una búsqueda de conciliar con estas, planteándose ser la mejor garantía para la estabilidad del país y para que los inmigrantes del continente africano no invadan los países de Europa? ¿Es un problema de valor personal? Nada que ver. Es un problema de proyecto político y de la fuerza social necesaria para alcanzar una verdadera independencia nacional. Las burguesías de los países del norte de África, así como la de Venezuela y la de todos los países coloniales y semicoloniales son incapaces de desarrollar las fuerzas productivas de manera independiente, prefiriendo morir en manos de los amos imperiales que las de las fuerzas revolucionarias del pueblo trabajador y sus aliados naturales, los campesinos pobres y en el caso de Libia de los jóvenes, de los profesionales y de los sectores oprimidos de las “tribus”.

Ya que el camarada Otto saca una cita del camarada Trotsty que dice “para que la revolución sea inevitable las contradicciones de clase deben forzarse hasta el punto máxima tensión…” como queriendo decir que la guerra civil en Libia no es un punto de máxima tensión, sería bueno que se aprendiese otra que la complementa y la enriquece y es aquella donde un período revolucionario se caracteriza por que las clases dominantes no pueden seguir dominando como lo venían haciendo y las masas no quieren seguir siendo gobernadas como hasta el presente y esto es precisamente lo que está sucediendo en Libia y también en Venezuela. Las masas explotadas y oprimidas libias se han levantado en una insurrección y piden nuestra solidaridad. Han llegado al punto de haberle perdido el miedo a la muerte, pero para ganarle la batalla a la misma, que se disfraza con los colores de los países imperialistas, así como del verde de Gadafi, requieren, aparte de un programa político de revolución “ininterrrumpida”, armas y milicias probadas en el combate militar. Negarles esta solidaridad es empujarlas en manos de una de las caras de la muerte como es la fuerza militar intervencionista de la OTAN, que se las da pero a cuenta gotas. Esta es la verdad verdadera que sectores pequeño burgueses, empleadores de un marxismo mecánico, quieren ocultar porque parecieran temerle más a una revolución democrático socialista, que a la dominación de su propia burguesía. Le temen al pueblo en armas y el desarrollo de organismos de doble poder o de características soviéticas, pues ello le impediría seguir hablando de revolución en medio de excelentes tertulias sin arriesgar un solo rasguño.

CHÁVEZ Y SU POSICIÓN ANTI INTERVENCIONISTA IMPERIALISTA

El presidente Chávez ha sido desde el inicio de la insurrección revolucionaria de las masas libias ha sido consecuente en considerarlas un brazo ejecutor de las fuerzas imperialistas para tumbar a Gadafi y así apoderarse de su petróleo y más adelante sumó el agua.

Chávez y no solo él, ha defendido a Gadafi como socialista y defensor del petróleo y la unidad de la OPEP. Para Chávez el carácter totalmente antidemocrático del régimen de Gadafi le ha importado un pito, contrario a lo que sostiene debe ser el socialismo en Venezuela, así como los datos de que todo el petróleo en Libia es explotado por multinacionales y de que hasta semanas antes de la insurgencia revolucionaria de las masas, era tratado por todas las potencias imperiales como su niño mimado.

Parejo de estos elementos Chávez ha señalado que la intervención norteamericana en Libia va a golpear a la OPEP lo cual nos afectaría en nuestro principal producto de exportación: el petróleo. Siendo cierto esto, el presidente debería ir más allá de la denuncia de la invasión y plantearse el desarrollo de imponentes movilizaciones en Venezuela y en todos los países del mundo y en especial de la OPEP, denunciando la criminal actuación de la OTAN y los gringos junto al impulso de la propuesta de NI UNA GOTA DE PETRÓLEO PARA LOS PAÍSES INTERVENCIONISTAS EN LIBIA pues es nuestro petróleo y el de otros países el que alimenta la maquinaria de guerra de los países imperialistas.

¿Es una idea loca, sacada de una mente desquiciada políticamente como lo señala el camarada del PRT Jesús González en un correo electrónico? ¿Qué tiene de locura? ¿Acaso no fue el propio presidente Chávez quien tiempo atrás ante las amenazas de invasión por parte de tropas norteamericanas a nuestro país quien planteó que si eso sucedía el gobierno ordenaría la voladura de todos los pozos petroleros? ¿Acaso esta medida anunciada por Chávez no es mucho más “loca” que la planteada por mi en el debate desarrollado con Jesús González y que hoy reitero, pues la misma no solo afectaría a los países que están interviniendo militarmente en Libia, sino que también a los que no y que nos compran petróleo? ¿Cuál de las organizaciones y sectores que apoyan al presidente llamó loca esta idea? ¿Acaso no es loca si la plantea Chávez y si lo es si lo hace otro sector en circunstancias similares, puesto que un triunfo de la intervención militar imperialista golpearía a la OPEP y con ello a nuestra principal fuente de ingresos generando serios problemas económicos? ¿Por qué esperar pasivamente a que los imperialistas triunfen, si antes podemos golpear su capacidad de combate, no solo por el corte en el suministro de petróleo, sino también por las movilizaciones de masas que se deben impulsar en todo el mundo, lo que nos conduciría a una situación similar a la vivida en los momentos más importantes de la campaña TROPAS GRINGAS FUERA DE VIET NAM, o si lo prefieren Yanquis Go Home?

Hay camaradas que nos han preguntado que si se derrota la invasión imperialista en Libia, ¿No se produciría una rápida derrota de los insurgentes?

Nosotros creemos que la intervención imperialista no tiene ningún fin de evitar la masacre de civiles ni ayudar a que el pueblo libio elija un gobierno democrático a su gusto. Su objetivo primordial es evitar que el pueblo libio desarrolle un proceso revolucionario y en el caso norteamericano, ocupar un espacio o todo de serle posible, en la explotación del petróleo libio, que hoy realizan Italia, Francia, España e Inglaterra. Es posible que el cese de la agresión imperialista a Libia le permita a Gadafi avanzar su ejército sobre las desorganizadas milicias insurgentes y las pueda derrotar, eso es cierto, pero el problema es que de triunfar la intervención imperialista, será Washington quien decida el tipo de gobierno que se ha de instaurar en Libia y para ejemplo tenemos el de Lobo en Honduras y Karzai en Afganistán. Nada bueno nos hemos de esperar de un triunfo mediante la intervención de la OTAN. Los revolucionarios no podemos apostar el futuro de ningún pueblo a las fuerzas imperialistas, solo a los del propio pueblo, contando con la solidaridad de pueblos hermanos y de las fuerzas revolucionarias. Es por esta razón que insistimos en nuestras propuestas de ¡Fuera las fuerzas imperialistas y sus títeres de Libia! ¡Por la implementación de solidaridad en armas y milicianos con los insurgentes revolucionarios!.

ES NECESARIO CONSTRUIR UNA DIRECCIÓN POLÍTICA REVOLUCIONARIA

En algunas discusiones dadas en nuestros equipos de base, algunos camaradas de la CSR señalan que el problema de esta solidaridad sin otra propuesta que la enriquezca, es que aparece como un apoyo político a la dirección formal de la oposición a Gadafi que está integrada fundamentalmente por miembros de la derecha incluyendo a ex ministros y funcionarios civiles y militares del propio de Gadafi y en los cuales no podemos poner ni un solo gramo de confianza. Este señalamiento es totalmente válido y es por ello que tenemos que complementar nuestra política con de la que es indispensable construir una Dirección Política Marxista Revolucionaria, sin la cual es imposible que se consolide un triunfo realmente revolucionario antiimperialista – anticapitalista en este país norafricano. Ese Partido Leninista de Combate alternativa a las direcciones burgueses debe impulsar un programa de demandas que ayude a la unificación de todo el pueblo explotado y oprimido libio entre las cuales deben estar por la expropiación de todas las empresas y capitales pertenecientes a Gadafi, su familia y testaferros, así mismo de todos aquellos capitales que le apoyaron hasta el día de hoy y aquellos que promueven la intervención imperialista; Todas las empresas deben ser expropiadas sin indemnización y deben funcionar bajo control de los trabajadores oriundos de Libia y de los inmigrantes; Se debe impulsar una reforma agraria radical que dote de tierras a los campesinos y a aquellos sectores que laboran en condiciones no capitalistas; Por la extensión, multiplicación y centralización de todos los organismos obreros y populares que sirvan para la participación y toma de decisiones de manera democrática a todos los niveles de la vida nacional, cuestión básica para la construcción integral de un nuevo estado realmente proletario socialista; Por la solidaridad con todos los pueblos que luchan contra los gobiernos autócratas y dictatoriales o falsamente democráticos que solo sirven a los grandes capitales internacionales y nacionales y por Federación de Repúblicas Socialistas del Norte de África y el Medio Oriente.

Aprender del proceso revolucionario libio y del norte de África es importantísimo vista que en los mismos se mezclan tareas, antiimperialistas, democrático burguesas, reivindicativas y las propiamente socialistas, cuestiones que son parecidas, no idénticas en lo formal, con las tareas que debemos resolver los revolucionarios del mundo y venezolanos en particular. Saber identificar las propuestas programáticas que hemos de levantar para impulsar la unidad de la clase obrera con el resto de las clases explotadas y oprimidas por el capitalismo, es un ejercicio que se aprende en el trabajo social revolucionario. Impulsar la solidaridad revolucionaria militante con el pueblo Libio contra la intervención imperialista y contra el dictador Gadafi, es un deber de los revolucionarios del mundo.

Desde la CSR – El Topo Obrero, mantenemos nuestro compromiso y hacemos un llamado a todos los militantes y organizaciones anti imperialistas, auténticamente revolucionarias, a impulsar la lucha para que cese el envío de petróleo a los países que apoyaron la Intervención en Libia, por el fortalecimiento de las organizaciones de masas libias como los Comités Populares y las milicias para fortalecer la participación democrático revolucionaria del pueblo en su lucha por su emancipación económica y social, así como en Venezuela nos declaramos totalmente solidarios con la lucha de los trabajadores de las egresas cementeras, de los de Mitsubishi, de los de enfermería al servicio del estado, de los de las empresas de Guayana que esperan la discusión de su contrato colectivo. Todos estos problemas obreros esperan la solidaridad militante de los verdaderos marxistas del mundo.

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