Por Nicolas Le Brun

El  11 de enero, las tropas francesas empezaron una incursión armada contra las fuerzas de los grupos terroristas islámicos acantonados en el norte de Mali, una antigua colonia francesa, que según el gobierno francés, ayudaría a restablecer la soberanía de dicha nación. La operación bautizada “serval”, empezó con incursiones aéreas para luego poner un contingente de setecientos cincuenta hombres en un inicio y que ahora rondan los dos mil.

 

Sin embargo toda esta palabrería rimbombante no es más que eso, un discurso que profiere el gobierno francés para poder justificar su maniobra en un territorio conocido como el Sahel, compuesto por varios grupos étnicos y dividido durante más de un siglo por los designios de la metrópoli francesa y del resto de las potencias coloniales europeas. Este territorio se extiende desde Senegal y tiene en su punto más oriental al Djibouti. Toda esta zona se encuentra llena de grandes yacimientos de petróleo, además de importantes minas de uranio y hierro, lo que la convierte en una zona estratégica para los intereses comerciales de la Unión Europea, pero también de los Estados Unidos, que importan buena parte del petróleo para su consumo de Nigeria, país limítrofe con Mali y que también se encuentra en conflicto entre diferentes regiones, básicamente el Norte, denominado islamista contra el Sur, denominado cristiano.

La Unión Europea, recién galardonada con el premio Nobel de la Paz, ha corrido con mucha timidez a prestar una ayuda a cuenta gotas al gobierno socialista de Hollande, ayuda que en los hechos los une en virtud de los intereses que cada uno de los antiguos amos del continente africano tiene en cada uno de estos países. Pero también han conformado una fuerza multinacional compuesta por los ejércitos de las antiguas colonias, que han aportado, al mejor estilo de las intervenciones de la OEA en República Dominicana en los años sesenta, un grupo de un  millar de soldados que combaten en esta fuerza, compuesta por  tropas de Senegal, Burkina Faso, Costa de Marfil, Togo, Benin, Niger y Nigeria, aparte del apoyo logístico de países como Argelia, que han permitido el uso del espacio aéreo para esta operación.

Una tierra convulsa y una operación planificada

Los Estados Unidos han dejado en manos de los socios europeos la seguridad, bien entendida desde el punto de vista imperialista, de la zona en cuestión. En noviembre del año 2012, el Ministro francés de la defensa,  Jean-Ives Le Drian anunciaba ya los planes de esta intervención. En sus declaraciones dadas al cotidiano francés “Libération”, el ministro argumentaba lo siguiente: "La situación ha cambiado, dice Jean-Yves Le Drian, y la defensa europea se ha convertido en una necesidad. Por lo menos tres razones. En primer lugar, los estadounidenses han anunciado claramente su reequilibrio para Asia y el Pacífico. En segundo lugar, la necesidad de seguridad - como se muestra en el Sahel - sigue siendo importante para Europa. En tercer lugar, todos nos enfrentamos a graves limitaciones presupuestarias”.

Pero la operación ha sufrido sus transformaciones, sobre todo en cuanto a las realidades impuestas por la fuerza de los acontecimientos y el papel limitado que han jugado las otras potencias europeas, como la Gran Bretaña y Alemania, que en esta época del año anterior aseguraba el ministro francés, iban a prestar un apoyo decidido a la operación pero que meses más tarde, son solo las tropas francesas las que han aterrizado en el frente. "Sobre el terreno, tendremos instructores, no tropas de combate, dijo Jean-Yves Le Drian. Enfrente, que tendrán que enfrentar a miles de combatientes. Por lo tanto, primero debe asegurarse de que el concepto de operaciones y retenido definido por los africanos se está realizando. Los europeos los apoyan con capacitación y apoyo logístico”. Esto se debe fundamentalmente a que esta zona es como el patio trasero de los franceses y a que son predominantes sus intereses en esta zona, por lo tanto la inversión en tropas y recursos de las otras potencias es limitada.

En año 2010, el Servicio Europeo para la Acción Exterior, presentaba los riesgos de la región, básicamente por el aumento de la pobreza y de la actividad de los grupos radicales islamistas que intentaban ganar adeptos a partir de las prédicas religiosas. Pero sus líneas de acción estaban claramente definidas; el texto de este servicio es claro

“Esta estrategia se refiere principalmente a los países más afectados por los problemas de seguridad conjuntos: Malí, Mauritania y Níger, y se centra en cuatro líneas de acción

* Información adicional: desarrollo, el buen gobierno y la resolución de conflictos internos contribuyen al desarrollo social y económico general en el Sahel y fomentar y apoyar el diálogo político interno en los países de la región para que las soluciones sostenibles, tensiones sociales locales, fortalecer subsistente política y étnica transparencia administrativa y la obligación de que este informe a nivel local, para promover la capacidad institucional para restaurar y / o mejorar la presencia administrativa del Estado, particularmente en el norte de Níger y Malí;…

 * Política y la diplomacia: la promoción de una visión y estrategia para el país en cuestión para que puedan hacer frente a las amenazas transfronterizas que se enfrenta la seguridad y hacer frente a los problemas de desarrollo a través del diálogo sostenido en el diálogo de alto nivel sobre la seguridad, fortalecimiento y desarrollo en el Sahel con diversos asociados (incluidos los países del Magreb, organizaciones regionales y de la comunidad internacional en general).

* Seguridad y estado de derecho: el fortalecimiento de la capacidad de los Estados en las materias de seguridad, mantener el orden y el imperio de la ley a fin de que puedan combatir de frente a las amenazas y hacer frente al terrorismo y el crimen organizado de una manera más efectiva y especializada, con medidas para garantizar el buen gobierno.

Control del Estado;

* La prevención y la lucha contra el extremismo violento y la radicalización: ayudar a fortalecer la capacidad de las empresas para luchar contra el extremismo, apoyando a los grupos socialmente marginados, especialmente a los jóvenes vulnerables a la radicalización, fortalecimiento de los servicios sociales básicos y oportunidades económicas y la ayuda al empleo, apoyo a los Estados y legítimos actores no estatales para desarrollar e implementar estrategias para luchar contra este fenómeno.”

Es decir, que la intervención militar siempre ha sido inminente y que después de la primavera árabe, la radicalización de estos grupos se ha incrementado, no solo en estos países sino que en todo el resto del norte de África.

Los grupos que combaten en el norte de Mali tienen sus ramificaciones en una zona de varios miles de miles de kilómetros a través de este espacio. De ahí la dificultad de las tropas de intervención para poder controlar efectivamente la región, donde serán superados por varios obstáculos y la resistencia podría empezar a cristalizar después de los primeros golpes de las tropas invasoras. El ejercito maliense es un típico ejercito burgués, que además se ha visto involucrado en el golpe de estado del pasado mes de marzo y que pone en jaque el Estado Nacional, creado en 1960, después de la independencia de los franceses y que luego llevó al poder a gobiernos proclives a la antigua metrópoli.

Nuestra política

La crisis en el Sahel es responsabilidad de las potencias coloniales que han creado un panorama de miseria y explotación sin control de los recursos naturales. Esto ha provocado también importantes daños ambientales que han dado como resultado crisis alimentarias. Los grupos étnicos, separados y agrupados al antojo de los antiguos amos, sirvieron para poder afianzar el poder colonial. En este momento, las reivindicaciones de los tuaregs y otros grupos étnicos por el reconocimiento de sus derechos fundamentales se han visto pisoteados por las fuerzas armadas.

Los socialistas estamos en contra de la intervención armada imperialista y creemos que los islamistas no van a resolver tampoco las necesidades de los pueblos oprimidos. Pero es urgente enfrentar la intervención militar en este terreno y darle a los franceses y la Unión Europea una derrota que de paso un gobierno revolucionario que permita el desarrollo de estos pueblos y la defensa de las libertades democráticas para las masas.