Economía

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Por Patricio Guzmán

Cuando se habla del sistema financiero en Chile, normalmente vienen a la mente los bancos y las empresas que les prestan servicios externos, si vamos un poco más allá incorporamos a las AFP, las compañías de seguro, mercados especializados como la Bolsa de comercio, pero en general no le damos la relevancia que merece el sector del retail en el sector financiero, una zona gris entre lo comercial y financiero que ha tenido tres décadas de crecimiento explosivo, y endeudamiento masivo.

El sector llamado ‘retail’ (Cadenas de tiendas de consumo masivo) es uno de los negocios con mayor crecimiento en la economía chilena y además es un segmento que encabeza la internacionalización de las grandes empresas. El retail combina la venta al por menor de los más variados artículos, junto con la universalización del crédito hacia sectores cada vez más amplios y diversos, incluyendo a los que tradicionalmente habían sido dejados de lado por el sistema bancario tradicional, segmentos en los que se incluyen tanto masas de compradores como de comercio menor que ofrece crédito a través de las tarjetas retail.

Comité de Retail Financiero: Contra la base única de deudores.

Las principales empresas del sector: Falabella, Cencosud, Ripley, La Polar y D&S Wal-Mart están agrupadas en el Comité de Retail Financiero, la asociación de grandes empresas del retail.

Entre ellas, solamente D&S que maneja Líder y Ekono, centros comerciales y marcas propias, es de capitales extranjeros. Ya que la familia Ibáñez, los propietarios iniciales la vendieron a Wall Mart, el gigante más grande en el mundo en el rubro, de capital norteamericano.

El comité se ha opuesto públicamente a la idea de legislar para que exista una base única de deudores que sume la información de deudores del sector bancario y retail, con el argumento que es una cuestión de privados, y que beneficiaria a los bancos pero no a ellos. El registro posiblemente develaría la gravedad del sobre endeudamiento en Chile, y frenaría la concesión de muchos nuevos préstamos, con lo que la bicicleta de los deudores que toman créditos para pagar podría caerse.

Este sector con su glamour, sus luces, colores, espacios amplios y gratos, es responsable de gran parte de la sensación de progreso y ascenso social que embarga desde hace un par de décadas a sectores crecientes de la población. Los grandes del retail son las tiendas ‘anclas’ de los mall, los nuevos templos de los adoradores del consumo, el Moloch contemporáneo en cuyas llamas se consumen los sobre endeudados. Los centros comerciales, a los que tarde o temprano todos acudimos, son un negocio inmobiliario en el que las cadenas de retail tienen una gran participación.

La zona gris del sistema financiero.

Hace mucho que el principal negocio del sector Retail de la economía dejó de ser prioritariamente comercial, para pasar a ser principalmente financiero. Las cadenas de retail más importantes ya cuentan con sus propios bancos; es el caso de Banco Paris, Banco Falabella, Banco Ripley.

En realidad los productos que se venden en sus cadenas de tiendas, sirven para prestar dinero a altas tasas de interés. El 70% de las ventas se realiza con tarjetas de crédito. Con la ventaja sobre la banca tradicional, que no están sujetos a las regulaciones legales del sector bancario y la fiscalización de ninguna superintendencia financiera. El retail encontró la manera de sacar beneficio del alto porcentaje de la población chilena no bancarizado, o al menos no plenamente bancarizado, porque no constituye sujeto de crédito para los bancos por sus ingresos bajos, y falta de garantías reales. El mayor riesgo potencial, y la dificultad de obtener crédito en otras fuentes, permiten a estas cadenas cobrar intereses francamente abusivos, muy superiores a los de la banca tradicional. Gran parte del sobre endeudamiento, que según estadísticas oficiales alcanza a cuatro quintiles de los chilenos, cuyos gastos superan a sus ingresos, especialmente de los jóvenes, se explica por las agresivas políticas de colocación de crédito de estas cadenas.

Pero no hay que creer que la venta masiva ha dejado de ser un negocio en si misma para estas gigantescas cadenas, los grandes volúmenes les permiten acceder a precios y condiciones casi sin competencia, y a marginar en algunos artículos, como la ropa importada de Asia, márgenes de ganancia, que pueden llegar hasta 14 veces el precio de costo puesto en Chile. Es decir un increíble 1.400%.

El impacto de la crisis global en Chile, especialmente en el año 2009 cuando se produjo la mayor contracción de la demanda del consumidor, mostró a los empresarios la debilidad de apostar puramente por el negocio financiero. En la revista Capital,  El gerente general de Paris, Jaime Soler lo expresó de la siguiente manera: “yo siento que la mirada nuestra y de la industria está cruzada por tener una operación más responsable, por ver cómo sustentar el formato. En Chile, el retail fue conceptualizado bajo la premisa de que era un negocio financiero, pero el desafío ahora está en cómo yo hago este negocio rentable, cómo sustento el formato por sí solo, porque finalmente el negocio financiero también tiene sus amenazas. Yo siento que ahí está el primer gran cambio que se viene”.([1])

En un artículo de la misma revista, el gerente general de La Polar, Nicolás Ramírez, plantea los cambios de la industria tras la crisis. “Todos los kilos y kilos de catálogos ya no serán la tónica. Ahora hay una micro segmentación e Internet pasará a ser una herramienta estratégica, así como la eficiencia que deberá lograr cada vendedor, que tendrá que ser capaz de hacer una colocación integral sobre departamentos que van más allá del suyo”.([2])

Sobreendeudamiento.

Las estadísticas muestran que cuatro quintiles de la población chilena gasta más de lo que percibe como ingresos. ¿Cómo puede lograrse esto? Gastando el patrimonio acumulado, o adquiriendo deudas. Diferentes estudios han mostrado la magnitud del sobre endeudamiento en Chile. El problema es transversal, se encuentra en todos los sectores de la población, solo se libra el grueso del 20% de mayores ingresos. Pero afecta más a los trabajadores de menos ingresos. Los más endeudados son personas que ganan menos de $400.000.

Un estudio de Origina [3], realizado sobre una muestra de 6.719 personas, reveló que 50% de los trabajadores debe nueve veces o más su renta bruta y destinan sobre el 50% de su sueldo liquido a pagar mensualmente préstamos de consumo. De ellos más del 25% debe más de doce veces su renta bruta mensual.

Se supone que una persona está sobre endeuda cuando su deuda supera siete veces su ingreso bruto, o que destine más del 20% de su sueldo mensual al pago de las obligaciones derivadas de las deudas, o simplemente que no sea capaz de cancelar intereses más capital. El estudio de Origina mostró una situación generalizada que supera estos parámetros.

El sobre endeudamiento actúa como una reducción de la remuneración, la gente continúa financiando su nivel de consumo y el pago de la deuda anterior, con niveles crecientes de endeudamiento, o sea se solicitan préstamos para pagar deudas y consumir, hasta llegar a un punto de crisis, cuando ya no es posible acceder a nuevos créditos adicionales que permitan seguir viviendo en este juego popularmente conocido como ‘la bicicleta’.

De acuerdo con el estudio de Origina, solamente un 30% de los sobre endeudados cayó en esta situación por eventos catastróficos, como enfermedades. El resto, la mayoría simplemente cree que se puede vivir permanentemente con un nivel de consumo superior al que los ingresos le permiten.

Estas cifras indican que estamos cerca de una bomba de tiempo, el acceso al consumo mediante el crédito crea una percepción de bonanza, puede estimular la economía, pero se trata de una ‘burbuja’. Una situación de morosidad generalizada puede desencadenar una crisis de proporciones, con efecto dominó. De hecho fue una cosa que ocurrió así, con las llamadas ‘hipotecas tóxicas’ en los Estados Unidos, lo que gatilló la crisis global, en 2008. La “Gran Recesión” entre cuyas consecuencias todavía se encuentra el mundo.

Jóvenes con deudas y morosos antes de trabajar.

Según los datos recogidos en la sexta Encuesta Nacional de Juventud, la situación de los jóvenes es peor si cabe. De acuerdo con información recogida por el Instituto Nacional de la Juventud, en 2009, en la Sexta Encuesta Nacional de la Juventud, más del 50% de los jóvenes está endeudado, y de ellos 6 de cada 10 deja de pagar lo que debe, es decir entra en la categoría de moroso, y de paso en Dicom (el sistema de información de morosidad con amplias consecuencias posteriores en temas tan relevantes como el acceso al empleo).

De estos jóvenes deudores, el 57,3% de los casos es con tiendas comerciales, el 33,7% está endeudado con los bancos.

16,1% de los jóvenes toman créditos para pagar sus estudios, y 3.5% está endeudado con crédito hipotecario, el resto es mayoritariamente para consumir.

De acuerdo con el estudio del INJUV, un porcentaje del 29,2% de los jóvenes que han contraído deudas se encuentra en mora, es decir, está atrasado en los pagos. De este número el 32,5% está atrasado con empresas retail.

El 59,3% de los jóvenes endeudados declaró en el estudio que su principal fuente de ingresos es el dinero que reciben de sus padres. Muchos padres se enteran que sus hijos tienen tarjetas de crédito, o están sobre endeudados, cuando comienzan a llegar las cartas de cobranza a sus casas. Las empresas retail saben que los jóvenes no tienen capacidad de pago. Pese a su condición juvenil (entre 15 y 29 años), o tal vez precisamente por ella,  y a sus pequeñas fuentes de ingresos, las instituciones financieras han definido a los jóvenes como clientes, logrando endeudar a más de la mitad de la población juvenil, en realidad cuando son estudiantes ni siquiera les piden que estén trabajando, se dan por satisfechos con ‘capturarlos’ desde jóvenes, esperando que como profesionales jóvenes en el futuro cercano sean buenos clientes, mientras tanto esperan que sus padres terminen haciéndose cargo de sus deudas. Cuando los padres los obligan a cerrar sus tarjetas, ya hay una obligación contraída para pagar.

Inversiones en el extranjero

Después de crecer sin parar en Chile llegó el momento que las cadenas miraron mercados en otros país. Los destinos han sido principalmente Argentina, Perú, Brasil y Colombia.  Ya en 1993 Falabella comenzó su internacionalización con la entrada a Argentina mediante la apertura de una tienda en Mendoza. Le siguieron luego locales en Rosario, Córdoba, San Juan y Buenos Aires.

Las otras cadenas comerciales siguieron sus pasos engrosando el número de las ‘multilatinas’ chilenas, las empresas que han saltado fuera de las fronteras.

Según el diario Estrategia: “De acuerdo a un estudio elaborado por Deloitte, en el cual se mide a las 250 empresas de retail con mayores ventas, la compañía ligada a Horst Paulmann, Cencosud, lideró por primera vez el ranking de este año a nivel latinoamericano, desplazando al segundo lugar a la brasilera Grupo Pao de Acúcar, que por años había permanecido a la cabeza de la medición. Con ventas por US$11.226 millones en el año fiscal americano 2008–2009, la chilena ocupa el puesto 80 a escala mundial, 32 escaños más arriba que en 2009. En un artículo de El Mercurio de 12 de enero de 2010, respecto a al misma noticia, informa que “Cencosud se ubica en el lugar número seis de los retailers con mayor crecimiento (el año pasado era el 10) y la sigue Falabella en el puesto 15 (cuatro puestos más arriba que el año anterior). A pesar de la crisis económica mundial, América Latina logró posicionar por primera vez 10 empresas dentro del ranking de las 250 mayores empresas de ventas al detalle. Éstas siguen proviniendo sólo de tres países: México, Brasil y Chile.”

El modelo, de consumo sostenido por el endeudamiento más allá de lo razonable avanza voraz por el continente, con su promesa engañosa de mejor nivel de vida.

Detrás del sobre endeudamiento se esconde el punto de no retorno, cuando nuevos créditos para pagar deudas dejan de ser una opción y se generalizan las deudas impagas, con el peligro del contagio y la crisis en todo el sistema. Es la fragilidad de un modelo basado en la quimera que se puede gastar sistemáticamente más de lo que los ingresos permiten realmente.

Notas:

[1] La industria Retail en Chile 2010 - Revista Capital, número 270 (26 de febrero al 11 de marzo de 2010)

[2] Idem.

[3] EMOL. Blogs. Julio Pizarro V. Estudio revela que 50% de los trabajadores debe nueve veces o más su renta por consumo. 10 de septiembre 2010.