Economía

Entrevista al economista Joseph Stiglitz

Por Michael Knigge (Deutsche Welle)

En una entrevista con Deutsche Welle, el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz habla de nacionalizar los bancos, el panorama para los países en desarrollo y la necesidad de un regulador financiero internacional. Joseph Stiglitz recibió el Premio Nobel de Economía en 2001. Bajo el Presidente Bill Clinton fue presidente del Consejo de Asesores Económicos de 1995 a 1997. Fue economista principal del Banco Mundial de 1997 a 2000 y autor principal del Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de 1995, el cual recibió el Premio Nobel de la Paz compartido. Actualmente es profesor en la Universidad Columbia en Nueva York.

DW-WORLD: Muchos expertos temen que aunque las cosas están mal ahora, aún no hemos visto lo peor de la crisis. ¿Comparte usted la creencia de que nos enfrentamos a un largo descenso que pudiera rivalizar con la gran depresión?

Joseph Stiglitz: Vivimos en un mundo muy diferente al de la Gran Depresión. Entonces teníamos una economía de manufactura. Ahora tenemos una economía del sector de servicios. Muchas personas en Estados Unidos ya están trabajando parte del tiempo porque no pueden conseguir trabajo de tiempo completo. La gente están hablando más acerca de medidas coherentes de desempleo, y estas muestran un desempleo de muy altos niveles, alrededor de 15 por ciento. Así que es claramente un descenso serio. Otra gran diferencia entre ahora y la Gran Depresión es que entonces no teníamos una red de seguridad. Ahora tenemos seguro de desempleo.

DW: Los economistas Nouriel Roubini y Nassim Taleb, quienes predijeron el descenso de la economía global, han hecho un llamado para la nacionalización de los bancos a fin de detener la debacle económica, ¿Está usted de acuerdo?

Stiglitz: Lo cierto es que los bancos están en muy mala situación. El gobierno de EE.UU. ha vertido cientos de miles de millones de dólares con muy pocos resultados. Los ciudadanos norteamericanos se han convertido en propietarios mayoritarios de un gran número de bancos importantes. Pero no tienen el control. Cualquier sistema que tenga una separación de la propiedad y el control es una receta para el desastre.

La única respuesta es la nacionalización. Esos bancos ciertamente están en bancarrota.

DW: El Instituto Internacional de Finanzas estima que el flujo privado de capital hacia los países en desarrollo se reducirá en unos dos tercios. ¿Estamos llegando a una situación en la que pudiéramos ver un colapso total de muchos países en desarrollo?

Stiglitz: Pienso que muchos gobiernos de naciones emergentes en realidad tienen un sistema bancario central mucho mejor que el de Estados Unidos. Ellos comprendieron los riesgos de exceso de influencia, la excesiva dependencia en los préstamos de bienes raíces, así que realizaron acciones mucho más prudentes. Muchos países en desarrollo también acumularon grandes reservas y están en mejor situación para enfrentar esta crisis que hace una década.

Pero algunos se enfrentarán a tiempos muy difíciles, suspensión de pagos. Algunos de estos países están sufriendo por haber prestado demasiada atención a lo que ha estado sucediendo en Estados Unidos.

DW: ¿Se deben tomar medidas para ayudar a esos países en desarrollo?

Stiglitz: Definitivamente. Pienso que es absolutamente imperativo no solo en interés de esos países, no solo desde una perspectiva humanitaria, sino desde una perspectiva de estabilidad global. No es posible tener una fuerte economía global cuando hay grandes zonas de agitación económica.

El Banco Mundial ha hecho un llamado a los países industrialmente avanzados para que a medida que rescaten a sus propias industrias y brinden subsidios, separen algunas cantidades para los países en desarrollo, los cuales no pueden competir en este desigual campo de juego.

DW: El Presidente Obama atacó a los bancos por pagar miles de millones en regalías a los ejecutivos mientras estaban aún al borde del colapso. ¿Está usted de acuerdo con él de que su comportamiento es “vergonzoso” e “irresponsable”?

Stiglitz: Sí, es vergonzoso e irresponsable. Pero no es una sorpresa… durante años los ejecutivos de firmas norteamericanas han defendido sus escandalosas compensaciones, diciendo que es importante como plan de incentivo. ¿Cómo se pueden entregar bonos de miles de millones de dólares cuando una firma ha tenido pérdidas records de miles de millones de dólares? No se les deben dar regalías, se les debe castigar. A no ser que estén recompensando a la gente por fracasar

DW: En su discurso en el Foro Económico Mundial, la Canciller alemana Merkel advirtió a EE.UU. acerca del proteccionismo y criticó los subsidios a las fabricantes norteamericanos de autos. ¿Tiene ella razón? ¿Cree usted que existe el peligro de que EE.UU. acuda a medidas proteccionistas?

Stiglitz: Sí, muy probablemente. Siempre hemos sabido que el proteccionismo adopta dos formas. Tarifas y subsidios. Los subsidios distorsionan el campo de juego al igual que las tarifas. Los subsidios son mucho más injustos y aún más distorsionantes, porque mientras que los países desarrollados pueden entregar subsidios, los países pobres no pueden darse ese lujo. Los países ricos están distorsionando el nivel del campo de juego al entregar grandes subsidios, no necesariamente con intención de protección, pero con las consecuencias de la protección.

DW: Merkel recientemente hizo un llamado para la creación de un organismo internacional de supervisión financiera, y está creciendo el consenso a favor del tema. ¿Cuán realista cree usted que es que los gobiernos y compañías entregarían la soberanía a una entidad internacional?

La idea de Merkel es muy importante y hace mucho que la apoyo. Tiene que haber una coordinación de la política económica global más allá del FMI, que ha fracasado, y del Banco Mundial. No se puede decir que debemos tener fronteras abiertas sin una regulación global. Es inconcebible que mientras avanzamos permitamos productos financieros que son muy riesgosos, fabricados en países con regulación inadecuada, que vengan sin regulación a Estados Unidos y viceversa. Las compañías internacionales que están comprometidas con la globalización debieran estar a la vanguardia de este llamado a favor de la regulación internacional.

 

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