Economía


Por José René Tamariz

El presente artículo constituye el inicio de una discusión que los marxistas revolucionarios debemos comenzar con el desarrollo inédito de la cuarta revolución industrial y de la ciencia y tecnología en el mundo. Actualmente existe un interesante debate internacional sobre el futuro de las sociedades capitalistas con el desarrollo de la inteligencia artificial y, por ende, de los procesos de automatización y robotización en diferentes sectores de la producción industrial, agrícola y de múltiples servicios. La sustitución de oficios, profesiones y, por tanto, de mano de obra por parte de las máquinas es un problema viejo que, en la modernidad, adquiere aspectos de ciencia ficción convertidos en realidad o cerca de hacerse realidad: meseros robots, vehículos de reparto automatizados, automóviles sin choferes, autos voladores. Un artículo de la BBC del 2013 señalaba que “Si en un futuro próximo un robot puede ser camarero, enfermero, oficinista y un larguísimo etcétera: ¿qué pasará con los humanos?”. Estas son preguntas que se deben responder y resolver en los próximos años.

Las Revoluciones Industriales

Según Ernest Mandel “A partir de los años 40 del siglo XX, empiezan a aparecer los signos precursores de una tercera revolución industrial. La primera se fundó en la máquina de vapor, y la segunda en el motor eléctrico y el motor de explosión. La tercera revolución industrial está fundada en la liberación de la energía nuclear y el empleo de máquinas electrónicas. La utilización productiva de la energía nuclear constituye la primera respuesta que el ingenio de los hombres ha encontrado al problema, angustioso para algunos, de la pérdida de recursos energéticos mundiales. La segunda respuesta, sin duda definitiva, será la de la utilización de la energía termonuclear y solar” (Mandel, Ernest: Tratado de economía marxista. México, 1969). A esto último señalado por Mandel, nosotros le agregamos la utilización de las energías alternativas o limpias, incluso frente a las contaminantes como la energía nuclear, tales como la solar, mencionada por él, la hidráulica, la eólica, la geotérmica y el hidrógeno. Ahora se habla de la cuarta revolución industrial.

¿En qué consiste la cuarta revolución industrial? Según Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, en la última reunión celebrada en enero del año 2017 en Davos, sostuvo que, entre las cinco prioridades del mundo, se encuentra “En primer lugar… la Cuarta Revolución Industrial, que está redefiniendo industrias enteras, y creando otras nuevas desde cero, gracias a los innovadores avances en inteligencia artificial, robótica, Internet de las Cosas, automovilismo, impresión, nanotecnología, biotecnología y computación cuántica. Estas tecnologías solo han comenzado a mostrar su pleno potencial; en 2017, veremos cada vez más lo que solía ser ciencia ficción convertido en realidad…”. (Schwab, Klaus: Cinco prioridades de liderazgo para 2017).

Revoluciones Industriales y Empleo

Todas las Revoluciones Industriales han traído aparejadas al desarrollo de las fuerzas productivas y de grandes beneficios de la humanidad, nuevos problemas, retos y desafíos para trabajadores. La maquinización de la producción industrial, ahora, igual que en el pasado, la automatización y robotización tiende a la destrucción de fuentes de trabajo en diversos tipos de empleos y creación de nuevos tipos de trabajos. Al mismo tiempo que la maquinización destruye la demanda de trabajo, hace disminuir los salarios, aumenta la productividad y también la plusvalía de los capitalistas. Veamos algunos ejemplos de lo que pasó en diferentes etapas. De acuerdo con Mandel “Una máquina que economiza salarios empuja a los productores fuera de la producción. El maquinismo provoca desempleo obrero. Y lo provoca tan directamente que sus víctimas intentaron al principio destruir esas máquinas que los condenaban a la miseria (movimiento de los Luddites en Gran Bretaña; movimiento análogo en Francia, 1816-1825). Entre 1840 y 1843, a consecuencia de la competencia de la industria mecánica del lino, el número de hilanderas flamencas a domicilio descendió de 221,000 a 167,000. En 1824-1825, la introducción de máquinas de tejer mecánicas provocó en Inglaterra un desempleo considerable y los salarios se redujeron en un 50%”. (Ídem).

Por otra parte “… la automatización entraña un desarrollo tal de la productividad del trabajo que solo una transformación completa del sistema económico… puede a la larga evitar que se convierta en una constante fuente de perturbación… El número de trabajadores ocupados en la producción desciende sin cesar de manera relativa y, a veces, incluso de manera absoluta. De 1953 a marzo de 1960, la producción industrial aumentó en los Estados Unidos en más del 22%; el empleo industrial disminuyó en un 11%... En Francia, de 1953 a octubre de 1961, el número de empleados en la industria sólo aumentó en un 4%, en tanto que la producción industrial había aumentado en un 89%”. (Ídem)

Más adelante sostiene Mandel que “El desempleo de una masa de obreros que no encuentra trabajo debido a la competencia de las máquinas, se convierte en una institución permanente del modo de producción capitalista. Esta masa de obreros forma el ejercito industrial de reserva… En la primera fase del capitalismo industrial, cualquiera sea el país en que se establece el modo de producción capitalista, la destrucción del artesanado por la gran industria provoca un angustioso problema de desempleo…”. (Ídem).

Los procesos de producción industrial semiautomáticos se implantaron en la década de los años 30 del siglo pasado, provocando desempleo. Posteriormente “Para pasar de la producción semiautomática a la automatización pura y simple, es preciso eliminar trabajo manual a la entrada y salida de la cadena, en la puesta en marcha y detención de las máquinas, así como en el control de la calidad y la cantidad de la producción, así como en el trabajo de vigilancia general. Estas funciones se realizan por aparatos electrónicos…”. (Ídem). En el marco de la cuarta Revolución Industrial, donde raya los niveles de ciencia ficción, al mismo tiempo de los grandes desarrollos y beneficios a la humanidad que pueden traer las innovaciones, la ciencia y la tecnología, los problemas, desafíos y retos para los trabajadores y la humanidad se agigantan.

Por otro lado, como dato moderno “Según un estudio publicado por la Universidad de Oxford, el 47% de los trabajos en Estados Unidos serán automatizados en una o dos décadas. Según la firma McKinsey, se pueden automatizar tareas que totalizan el 45% del tiempo de los empleados con tecnología existente…”. (La Nación, 26 de mayo del 2017).

De otro lado, la robotización se incrementa día con día en varios países, principalmente, en Estados Unidos, Alemania, Japón, China y Corea del Sur. Estos cinco países acaparan las tres cuartas partes mundiales de las ventas totales de robots y su uso se concentra en sectores productivos como la industria automotriz, electrónica, médica y otras. De acuerdo con datos del 2011, Corea del Sur era el país con mayor densidad robótica por trabajadores -347 robots para cada 10 mil empleados. Le seguía Japón con una densidad robótica de 339 robots por cada 10 mil trabajadores. China aspira a llegar a una densidad robótica de 150 robots por cada 10 mil trabajadores. Se encuentra un poco rezagado, pero es muy probable que, en el curso de varios años, desplace a aquellos países en la compra y utilización de robots en diversos sectores de las actividades productivas y de servicios.

¿Hacia Dónde Conduce el Capitalismo Imperialista a las Sociedades con la Automatización y Robotización?

El capitalismo imperialista está llevando al mundo actual a niveles de desarrollo insospechados con la cuarta revolución industrial, pero al mismo tiempo introduce grandes perturbaciones y nuevos problemas a la humanidad. Con la automatización y robotización de diversos sectores productivos y de servicios, a diferencia de los procesos de maquinización anteriores, la destrucción de empleo podría ser inmensos, mientras que la creación de nuevas fuentes de trabajos sería muy especializados y menores que su destrucción. El uso de robots en diversas actividades plantea la necesidad de nuevas legislaciones, respecto a los servicios que presten los dueños de esos autómatas. El uso de robots no requiere de pagos de salarios, ni de pago de seguridad social, ni de impuestos, así como de necesidad de alimentación.

El ejército industrial de reserva (léase desempleados) no solo se producirá en esa área, sino también en diferentes actividades productivas y de servicios. Significa que el nivel de menesterosos, producto del desempleo, aumentará significativamente. Al aumentar la masa de desempleados y disminuir los salarios promedios de los trabajadores, producto de la competencia de los robots, por ende, también disminuirá la cantidad de compradores y demanda en el mercado para los capitalistas.

En la actualidad se ha abierto todo un debate sobre si gravar con impuestos a los robots. Bill Gates, plantea que para “… aliviar la desigualdad y compensar los costos sociales implícitos por los efectos de desplazamiento que conlleva la automatización…” 1 los robots deben pagar impuesto sobre la renta o bien los dueños de robots deben pagar un fuerte impuesto por reemplazar a los trabajadores con robots. Por otro lado, el economista Yanis Varoufakis, en contraposición a Gates, plantea la creación de un tal “dividendo básico universal (DBU), financiado con el rendimiento de todo el capital”.

Algunos tecnócratas, hace tiempo, consideraron la creación de un sistema económico en que esa gran masa de menesterosos, creados por la desocupación masiva de la automatización y robotización, podrían ser alimentados gratuitamente, como los proletarios antiguos en el Imperio romano. Incluso, podrían surgir viejas formas de esclavitud de esa gran masa de menesterosos desocupados.

Al final, la automatización y robotización para que no lleve a la degradación a los trabajadores, se hace necesario que estén bajo el control del Estado en una nueva sociedad, el socialismo. En este sistema, la automatización y robotización, puede liberar a los trabajadores de los trabajos “penosos, sucios e insalubres”, dejando tiempo libre para la reflexión, la investigación, el ocio y la diversión. El trabajo que exista o bien la cantidad de horas de trabajos disponibles en la sociedad podrían distribuirse entre la cantidad de trabajadores, teniendo pleno empleo. Pero esto solo podría ser posible en una sociedad socialista organizada y planificada.

Hemeroteca

Archivo