Europa


Por Leonardo Ixim

El referéndum celebrado en Escocia el 18 de septiembre para decidir si esta nación se independiza del Reino Unido, pese a la victoria del No por más de 10 puntos, ha puesto en la discusión un problema básico planteado por los bolcheviques desde inicios del siglo pasado.

Nos referimos al derecho a la autodeterminación planteado por Lenin y Trotsky, quienes generaron importantes polémicas en el movimiento socialista en el umbral del triunfo de la Revolución Soviética. Este artículo se referirá sucintamente al tema del derecho de las naciones a decidir su autodeterminación, y además del caso de Escocia, al de Catalunya, entre otras regiones del mundo que abogan por tal derecho.

Como telón de fondo tenemos la crisis mundial capitalista y la constante caída de las tasas de ganancias para la mayoría de burguesías, la concentración del capital en grandes monopolios trasnacionales y los sentimientos nacionalistas de las burguesías en crisis por un lado; pero sobre todo tenemos el brutal ataque contra las condiciones de vida de los trabajadores en todo el mundo, por ejemplo en Europa, donde por casi 50 años gracias al Estado de Bienestar el capitalismo logró elevar su nivel de vida. Con la contrarreforma neoliberal de los 80s tales niveles empezaron a deteriorarse, volviendo surgir problemas que se consideraban resueltos como el paro, la miseria, la desigualdad, etc. Así, en algunas regiones donde existen nacionalidades que se consideran oprimidas, la salida de amplios sectores de la población es abogar por el derecho a la nación negada.

Pero a la par de esto, los conflictos interimperialistas entre Estados que defienden los hegemónicos monopolios trasnacionales y los emergentes, pese a las conexiones y dependencias existentes, ponen a la orden del día la amenaza de una guerra mundial y sus movidas geo estratégicos en el tablero mundial, interviniendo así en conflictos internos, muchos de ellos relacionados con exigencias nacionales.

Escocia

El referéndum, que tenía la figura de vinculante, pese a la victoria del No con un 55.3 % sobre el Sí con un 44.7 %, de un total de tres millones y medio de votantes, ha puesto en jaque a todo el régimen político británico y con ello la estabilidad de los grandes capitales imperialistas de ese país.

La victoria del No sobre todo se concentró áreas rurales y en poblados habitados por segmentos de pequeños propietarios o población proletaria desconcentrada. Fue votado en su mayoría por población de más de 50 años. El Sí solo triunfo en tres distritos, pero donde mayor concentración de población se encuentra, siendo la capital Edimburgo y ciudades principales como Glasgow y Aberdeen, donde se encuentra la mayoría del segmento proletario, obrero y urbano; siendo votado por mayoría de jóvenes y población joven adulta.

Pero más allá de los datos duros, se considera que después de esto el RU no será el mismo. Sin duda lo que movió a importantes sectores de la población a votar por el Sí, más que las reivindicaciones culturales o identitarias, fueron las brutales medidas de ajuste, que afectan derechos básicos de la población como el acceso a salud, educación, jubilación, el desempleo, etc.; medidas promovidas por los principales partidos del establishment, liberales, conservadores y laboristas.

Del lado independentista, el Scotland Nacional Party del Primer Ministro Alex Salman, partido que en el discurso es socialdemócrata, pero en la práctica realiza tímidos recortes sociales, lideró el llamado por el Sí; con la derrota, Salman anunció que no se reelegirá en las elecciones generales de mayo de 2015. De igual forma, del lado del Sí había una serie de partidos y organizaciones de izquierda y marxistas; unas más que otras abogaron por una salida socialista a la independencia, más a modo de consigna pedagógica movilizadora, otros como el Socialist Scotian Party se plegaron a la campaña de los nacionalistas y ahora llaman a votar por éstos en las próximas elecciones. Mientras una minoría, entre ellas el partido comunista, la LIT y The Militant, -con el argumento de que la separación implica apartar aún más a la clase obrera y sus organizaciones- desconocen el hecho de que un buen porcentaje del proletariado escocés le apuesta a la independencia.

Para evitar que el Sí triunfara, los partidos británicos y el primer ministro conservador David Cameron, prometieron cielo y tierra para que Escocia se quedara en la unión, por ejemplo mayor autonomía para el parlamento escocés en materias de política interna (salud, educación, comunicaciones, etc.), quedando en el limbo cuestiones como la situación fiscal, la explotación de petróleo y gas (en lo cual Escocia es rica) o la pertenencia a la UE. Tales promesas, que está por verse si se cumplen y que solo retrasan pero no rompen la ruta independentista, generaron escozor en sectores extremistas británicos, tanto del Partido Conservador, como en el xenófobo y anti europeo Ukip o en la tristemente célebre Orden de Orange, que marchó sobre Glasgow días antes del referéndum

El laborismo es el gran perdedor en este proceso (aunque la partidocracia en general no sale bien parada), pues Escocia es uno de los bastiones que más votos y diputados le genera. El referéndum sobre la independencia ha servido para foguear a la juventud y al proletariado en la defensa de sus derechos, al grado que después de conocer los resultados se generaron protestas y disturbios en las principales ciudades.

Pese a todo, esta independencia ahora pospuesta, tal como se planteó era a medias, pues se mantiene el reconocimiento a la monarquía, la libra esterlina, la pertenencia a la UE o a la OTAN. Con todo, esto ha sido una importante escuela de movilización para la población escocesa

Catalunya

En esta región, en los últimos años el movimiento independentista ha sido mayoritario, al grado de obligar a la burguesía catalana y su partido, Convergencia i Unio (CIU), y al presidente de la Generalitat Artur Mas, miembro de CIU, a convocar a un referéndum para el 9 de noviembre que a diferencia del de Escocia será solamente consultivo.

Una serie de crecientes movilizaciones se vienen dando desde 2010 para conmemorar la Diada -donde se recuerda la caída de las tropas catalanas por parte de las tropas borbónicas en 1707 en las guerras de sucesión por el trono español- y en general por el hastío que el pueblo catalán sufre por las medidas de recortes promovidas por Berlín y Bruselas, recortes que la misma CIU viene realizando. Mas, por su parte, usa la convocatoria al referéndum como una forma de aliviar la presión; en ese sentido el principal partido de oposición Esquerra Republicana de Cataluña, quien apoya la convocatoria de referéndum, tampoco ha sido un real opositor a las medidas de recortes. Otros, como Iniciativa per Catalunya Verds (que pertenece a Izquierda Unida), pese a estar de acuerdo en convocar sobre el derecho a decidir, no define una postura sobre la independencia.

En la posición contraria están una serie de grupos españolistas y partidos como el Partido Popular Catalán y Ciudadanos; el Partido Socialista Catalán se muestra en contra de la independencia y promueve una reforma del Estado por medio de un sistema federal y de mayores competencias para las Comunidades Autónomas.

La izquierda radical aglutinada en CUP ha impulsado el referéndum, oponiéndose a las medidas de austeridad del gobierno catalán; pese a eso es cuestionada por no levantar un programa socialista independentista como algunas organizaciones marxistas y trotsquistas minoritarias lo plantean; aunque al igual que en Escocia, existen grupos como Corriente Roja-LIT que se oponen por las mismas razones que en el RU.

En Madrid el gobierno de Mariano Rayo anuncia que el referéndum no tendrá ningún tipo de legalidad pese a que al ser consultivo, carece de fuerza legal, y busca que el Tribunal Constitucional lo declare inconstitucional. Es muy probable que esto suceda pues al ser éste, al igual que la monarquía los ejes de estabilidad del régimen político, mantendrán a toda costa el Estado burgués post franquista.

Queda por resolver, en caso de que salga afirmativa la independencia, qué hacer si el referéndum es solamente consultivo; y al igual que en Escocia, quedan pendientes cuestiones prácticas y trascendentales como la pertenencia de a la UE y al Euro. De igual forma, en ambas regiones el gran capital financiero, los poderes concentrados en Berlín y Washington, y hasta gobiernos como China, se han opuesto a cualquier intento independentista, pues sobre todo en el RU, esto significa la erosión de la fortaleza imperialista de estos Estados.

Desde el Psoca consideramos que el derecho a la autodeterminación de los pueblos y a decidir su futuro como Estado independiente es un principio que todo marxista y revolucionario debe apoyar e impulsar. Sin embargo, es importante hacer la salvedad de que en todos estos casos existen fuerzas burguesas que, en proceso de decadencia por la crisis capitalista, buscan renegociar con los grandes capitales, los gobiernos estatales o las metrópolis imperialistas y tener una mejor tajada del pastel. Pero esto al no ser un fenómeno químicamente puro, va acompañado del repudio del proletariado a las metrópolis locales, por el hecho de que la crisis cae sobre sus espaldas.

Sin embargo, todavía es un hecho discutible en la izquierda la evolución del proyecto imperialista de UE y qué postura tener ante ciertos elementos positivos mínimos que tiene (como la libre movilidad de personas), considerado que pesa más su naturaleza reaccionaria, como la criminalización de la migración o la imposición de medidas de ajuste para beneficio del gran capital alemán, gringo e inglés sobre todo, y en menor medida italiano y francés. La única salida para los pueblos del mundo son las confederaciones socialistas regionales y continentales.

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