Europa

Por Sergio Barrios Escalante

Científico Social e Investigador, Escritor, Editor de la RAF-Tulum.

(La cuestión del Estado, Consideraciones políticas esenciales)


“…A estas alturas, es erróneo asumir que por definición los pueblos indígenas estamos en contra del Estado, pero sí estamos en contra de continuar al margen de los procesos políticos y administrativos que busquen la redefinición de los tres poderes del Estado.

…. Reconocemos que nuestra fortaleza y continuidad colectiva se ha basado en no haber tirado a la basura los principios ancestrales de nuestras abuelas, de los ancianos y de los principales de nuestras comunidades…

Kina`oj n` Nabèy Tag Amaq`

(Posicionamiento de los Pueblos Indígenas ante la situación nacional)

Comunicado de Prensa: Guatemala, 14 de junio, 2009.

Debido al enorme impacto y profundidad de la actual crisis económica mundial, la importancia cardinal del Estado ha retornado de nuevo al centro de la atención internacional.

Y en particular, relativo al proceso de integración regional autonómica (IRA), la centralidad del Estado en cualquier esquema exitoso de implementación también está fuera de toda discusión. Lo discutible ahora es bajo qué luces discursivas debe ahora replantearse el análisis y el debate conceptualmente estructurado sobre esta tarea histórica de pendiente implementación en América Latina y el Caribe.

En este breve texto (parte III de la serie), propongo cuatro ejes básicos para profundizar y reactualizar esa discusión: primero, discutir acerca del carácter ontológico de los Estados Latinoamericanos; segundo, elevar el nivel heurístico de su marco de análisis interpretativo; tercero, reconocer los desafíos concretos y prioridades de la integración regional autonómica (IRA), y cuarto, debatir respecto al tipo de Estado que requiere la exitosa implementación de la IRA en América Latina y el Caribe.

El carácter ontológico de los Estados latinoamericanos

Para comenzar, conviene señalar la importancia de reactualizar la interpretación sobre la génesis real de los Estados latinoamericanos. Consensuar al menos tres “hipótesis supremas” respecto a su origen común (por muy amplia y general que éstas sean), ahorra desgaste analítico y ayuda a sortear ciertas trampas interpretativas derivadas de la innegable heterogeneidad de las sociedades latinoamericanas.

Si nos apoyamos en una óptica wallernsteniana, podemos construir una primera premisa: esta nos permite explicar la existencia de los Estados latinoamericanos como parte del proceso histórico derivado de la expansión del sistema-mundo capitalista (SMC) en ésta zona del mundo, es decir, en nuestro sub-continente.

La segunda “hipótesis suprema” sería una derivación lógica de la anterior: indistintamente de sus características socio-histórico particulares, los Estados latinoamericanos son el producto de la alianza de casi dos siglos entre las élites del gran capital transnacional y las oligarquías criollas, herederas estas últimas del control hegemónico local, tanto en las etapas colonial como neo-colonial.

La tercera premisa se relaciona con la marcada naturaleza dependiente del Estado latinoamericano (en lo financiero, político, económico, tecnológico y cultural), cualidad negativa que se deriva del hecho histórico de ser un producto concreto del subdesarrollo, es decir, de la subordinación periférica de largo plazo a centros hegemónicos muy concretos.

A diferencia de lo sucedido en las sociedades del Norte, cuyos Estados son el producto de naciones que ciertamente pasaron por la etapa del atraso, pero estas nunca atravesaron por la condición del sub-desarrollo.

La diferencia fundamental entre atraso y sub-desarrollo no podría ser más abismal. Lo primero denota una fase apenas transitoria de insipiencia en el desenvolvimiento de las fuerzas productivas, mientras lo segundo (subdesarrollo), denota una tara congénita relativa a la falta de mecanismos endógenos que garantizan la acumulación y reproducción de capital basado en el despliegue de las propias fuerzas productivas. Deficiencia estructural que a su vez, perpetúa la condición dependiente.

La importancia de discutir sobre estas premisas fundamentales acerca del origen de los Estados latinoamericanos, radica en que ello nos permite dilucidar en pleno siglo XXI, cuánto sigue pesando la influencia de estos factores histórico-estructurales en las dinámicas de los Estados-Nación latinoamericanos (quien dude de la importancia de eso, que voltee su mirada hacia ese nuevo colonialismo que en estos tiempos se está reeditando en Perú y otros sitios de ALC).

El Marco de análisis interpretativo.

Si intentáramos elevar el proceso de la integración regional autonómica al rango de paradigma (el nivel en el cual durante mucho tiempo se colocó en ALC a los procesos de desarrollo, de dependencia y de sub-desarrollo), podríamos entonces perfectamente apertrecharlo con sus respectivos axiomas, teoremas, teorías y conceptos, de la misma forma como cotidianamente se construyen los “pisos” en la formalización de cualquier “edificio teórico-científico”, en cualesquiera rama de la ciencia.

En este sentido, una rápida relectura de Henrique Cardoso y Enzo Faletto, quienes a fines de los años sesenta presentaron una interesante metodología para el análisis del fenómeno de la dependencia y el desarrollo en Latinoamérica (“Dependencia y desarrollo en América Latina; F.H. Cardoso y E. Faletto; Editorial Siglo XXI, México, 1971), permite descubrir un interesante enfoque metodológico por ellos usado en dicho texto, y aunque hoy en día una buena parte del contenido del ensayo esté ya rezagado, sus principales líneas de análisis y enfoque siguen siendo del todo válidas, en particular, por la audacia que presentan los ambiciosos objetivos interpretativos que utilizaron en dicho ejercicio analítico.

Una de las principales conclusiones a las que llegaron sus autores en el citado ensayo, fue que indistintamente de las vicisitudes y fracasos de la experiencia latinoamericana, en sus intentos por formar economías industriales desde la periferia del sistema-mundo capitalista (SMC), era importante reflexionar acerca de la pertinencia o no de sustituir el planteamiento de la dependencia por el de la interdependencia (algo que hoy en día se menciona para el caso de la IRA.

En dicho texto (que en realidad es la expresión sintetizada de una serie de debates interdisciplinarios realizado por los autores con mucha gente), Cardoso y Faletto analizaron la especificidad de la situación estructural de las naciones latinoamericanas conjuntamente con su situación política, y demostraron como los intereses de poder y las alianzas para garantizar la hegemonía de grupos y facciones de clase, internos y externos, han de ser considerados para explicar situaciones de dominación, pues como ambos analistas sostienen en su libro, éstas no son un simple resultado ineludible del grado de diferenciación alcanzado por el sistema económico.

Para llegar a ésta como a otras interesantes conclusiones que siguen estando vigentes hoy en día y, que perfectamente son de igual aplicabilidad para la IRA, Cardoso y Faletto se auxiliaron de un enfoque metodológico compuesto por dos líneas básicas de interpretación; la primera, consistió en considerar los problemas del desarrollo económico a partir de la perspectiva de interpretación que insiste en la naturaleza política de los procesos de transformación económica.

Para lograr lo anterior, los autores explican las múltiples relaciones existentes entre los procesos económicos, las condiciones estructurales y la situación histórica, partiendo de la base de que para llegar a comprender la naturaleza verdadera de las transformaciones económicas, se requiere dilucidar las diversas situaciones históricas en las cuales éstas se desarrollan y contextualizan (op cit, p. 161).

La segunda línea básica de interpretación consistió en explicar la compleja y dinámica relación que se establece entre Estado, clase y producción, ello a nivel nacional como internacional, basados en el supuesto de que estas relaciones se hacen posibles mediante una red de intereses y de coacciones que ligan a unos Estados con otros, a unos grupos sociales con otros y a unas clases con otras (op cit, p. 162)

En suma, la virtud notoria que se aprecia en este enfoque metodológico (indistintamente del momento histórico en el que lo aplicaron), es el rol de centralidad que le proporcionan al Estado (y no sólo a los del mercado), visto éste como categoría analítica, que subsume no sólo la dimensión política que subyace detrás de los procesos de transformación económica, sino además, embrida igualmente otras dimensiones analíticas esenciales como las relaciones entre Estados, clases y entre factores endógenos y exógenos de la producción.

En consecuencia, es oportuno señalar que al realizar un análisis serio sobre el proceso de integración regional, dejando de lado la cuestión de la naturaleza y el carácter de clase que comporta el Estado (cualquier Estado latinoamericano), no sólo refleja una notoria deficiencia interpretativa y metodológica, sino además, refleja un gravísimo error de tipo político.

Por lo demás, según mi parecer, la relectura de la metodología empleada por Cardoso y Faletto en el texto citado, permite no sólo identificar la conexión sistémica existente entre los distintos factores que conforman la ecuación del subdesarrollo y la dependencia latinoamericana, sino, además, proponen una audaz forma de realizar la interpretación de esa conexión sistémica.

El uso de esa misma propuesta metodológica podría igualmente ser explorado para el caso de la compleja ecuación formada por la integración regional autonómica.

Breve inventario de los desafíos y prioridades de la IRA a inicios del siglo XXI.

Hoy en día nadie discute el hecho de que en ALC el proceso de integración regional autonómico requiere de un Estado con ciertas adaptaciones o transformaciones, sino es que de un tipo especial de Estado.

Pero ante la necesidad de dar respuesta a la respectiva pregunta: ¿Qué tipo de Estado se requiere para la efectiva implementación de la IRA?, primero se debe establecer con claridad cuáles son los principales desafíos y prioridades de tal proceso integrador.

Toussaint, quien considera que América Latina debería aprovechar la actual crisis económica mundial para impulsar una integración favorable a los pueblos, y para desligarse parcialmente del sistema capitalista (“Latinoamérica: en pro de una integración regional y una desvinculación parcial del mercado capitalista mundial”; E. Toussaint; Alainet, 10/10/08), ha hecho recientemente una especie de inventario de ello.

Me permito extraer del mismo algunos de los aspectos más relevantes, los cuales cito ahora aquí sin ningún orden especial;

-Unificar en un solo proceso los diversos proyectos de integración (Alba, Unasur, Mercosur, Comunidad Andina de Naciones), bajo la éjida de la justicia social.

-Replicar en otras naciones (y con sus propias características) el ejemplo de las Asambleas Constituyentes de Venezuela (1999), Bolivia (2007) y Ecuador (2007-2008).

-Dotar de una dimensión política a la IRA, construyendo un Parlamento Latinoamericano (evitando los errores de la Comisión Europea frente al Parlamento de la euro-zona).

-Retiro del Banco Mundial, el FMI y la OMC.

-Avanzar hacia una moneda común latinoamericana.

-Establecer (o restablecer) un control estricto de los movimientos de capitales y del cambio, a fin de evitar la fuga de capitales y los ataques especulativos contra las monedas de la región.

-Seguir el ejemplo de Bolivia y retirarse del Centro Internacional de Resolución de Diferendos en materia de Inversiones (CIADI), que al estar dominado por el BM, en los litigios entre los Estados latinoamericanos y las grandes empresas siempre favorecen a las segundas.

-Los Estados latinoamericanos deben ajustarse a la doctrina Calvo, y negarse a renunciar a su jurisdicción en casos de litigio con otro Estado o con empresas privadas.

-Evitar que el Estado sea llevado a nacionalizar las pérdidas de los bancos.

-Seguir el ejemplo de Ecuador, que estableció una comisión de auditoría integral de la deuda pública externa e interna, a fin de determinar la parte ilegítima, ilícita o ilegal de la misma (evitar casos como los de la deuda pública interna de países como Brasil, Colombia, Argentina, Nicaragua y Guatemala, cuyos montos son absurda y desproporcionadamente desmesurados, de tal forma que desvía hacia el capital financiero parasitario una parte considerable del presupuesto del Estado).

El tipo de Estado que se necesita en la integración regional autonómica (IRA) en América Latina y el Caribe.

Finalmente, pero de absoluta primerísima importancia, resulta vital observar el hecho innegable de que la exitosa implementación de la IRA en nuestra región, requiere entre otras cosas, el replanteo bajo nuevas luces de un conjunto de aspectos esenciales en torno al Estado, que según el criterio de Miliband, son concomitantes a su esencia (“El Estado en la sociedad capitalista”: R. Miliband, Siglo XXI Editores, México, 1976).

Entre ellos tenemos los siguientes;

Su naturaleza (el Estado no es una “cosa”, tampoco es el gobierno, ni lo son las instituciones que lo conforman, ni siquiera es el régimen político por si mismo…conviene pues, analizarlo como estructura y como proceso); su carácter de clase (Miliband enfatiza la necesidad de dilucidar las relaciones -y el tipo de las mismas- que se producen entre las èlites del Estado y las èlites económicas, entre otras cosas, para comprender cómo se produce lo que él denomina la “colonización administrativa” de los estratos superiores del Estado).

La tecnocratizaciòn (el autor cita a Karl Mannheim, quien señalaba que “la tendencia fundamental de todo pensamiento burocrático es la de trocar los problemas políticos en problemas de administración…un peligro real también existente para el caso del proceso de la IRA); otro factor lo constituye el rol de las unidades del gobierno sub-central (las municipalidades o gobiernos locales obviamente juegan un papel clave en el proceso latinoamericano de la IRA); el rol de los aparatos administrativos de la violencia (el ejército, las fuerzas paramilitares de seguridad y policiales, todo ello requiere y consume presupuestos, adelantan o frenan procesos políticos, económicos, etc.).

Por último, y quizá uno de los aspectos más cruciales, se refiere a las recientes experiencias de reformas constitucionales emprendidas por Venezuela, Bolivia y Ecuador. Resulta m evidente la importancia de incorporar este otro factor a la ecuación de la IRA.

A raíz de tales procesos de reforma constitucional, surge la discusión acerca de su justificación histórica, el sujeto social (o fuerzas motrices) de las mismas, los mecanismos y procedimientos políticos de su diseño, preparación, consulta, aprobación e implementación, el carácter sistémico de tales cambios etc.

En suma, el proceso de integración regional autonómica es una ecuación con múltiples y complejos factores. Los arriba citados (y los enfoques interpretativos propuestos), son apenas algunos de los cuales resulta imprescindible tomar en consideración.

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