Internacionales

neofascismo

Por Adrián Laurel

Los efectos de la crisis económica en la que se encuentra sumido el mundo capitalista, bajo la estela del neoliberalismo, conducen a crisis e inestabilidad de las sociedades democráticas. La clase dominante, desesperada, busca una salida rápida que responda a sus propios intereses: la implementación de rigurosos planes de austeridad o ajuste económico como el aprobado el mes pasado en Grecia.

A consecuencia de la crisis económica, las tradicionales democracias burguesas europeas se debilitan, se fragmentan y empobrecen aún más los estratos sociales, causando malestar generalizado en la población que sufre con cierta resignación las directrices económicas dictaminadas por los gobiernos de la Unión Europea. Existen sectores de la población que acatan sin mayores deliberaciones las decisiones tomadas por los líderes de la burguesía. No obstante, existen otros sectores que se rebelan por la izquierda, como el Movimiento de los Indignados en España, pero también existe otros sectores que se rebelan por la derecha y optan por la radicalización de consignas contra la decadente democracia burguesa y optan por la movilización activa con ciertos rasgos fascistas.

Neofascismo: efecto de la decadencia del capitalismo

Tanto en Europa como en Estados Unidos, y acaso en ciertos países de Latinoamérica, se ha visto el surgimiento de grupos ultranacionalistas que hacen uso de discursos xenófobos, racistas, de amplio sentido de intolerancia. Hacen énfasis en las contradicciones políticas y económicas del sistema capitalista vigente, y perciben las libertades políticas de la democracia actual como un ente esclavizador que beneficia solamente a unos pocos, sobre el conjunto de la nación. Debido a que la globalización utiliza una mascarada democrática, la contra respuesta es la negación de las conquistas democráticas- El fascismo exige mano dura para salir de la crisis económica y con ese discurso gana muchos adeptos.

Por definición es en el viejo continente donde dichos movimientos neofascistas se encuentran más consolidados y arraigados. Se pueden identificar en agrupaciones locales que actúan bajo un perfil marginal (grupo británico Blood and Honour (Sangre y honor), grupo de jóvenes del BBET (Sangre, Tierra, Honor y Fidelidad), de Bélgica, Guardia Húngara, Forza Nouva en Italia) y así están diseminados por todo el territorio europeo.

Son grupos tradicionalmente hostiles al socialism. Lla ultraderecha europea predica un feroz nacionalismo xenófobo, rechaza la sociedad multicultural, los inmigrantes -o los extranjeros en general-, se opone a la globalización, al liberalismo y a las organizaciones supranacionales como la Unión Europea y la OTAN. (La nación. Com.ar)

Por lo general, los miembros aglutinantes de estas agrupaciones neofascistas son personas pertenecientes a sectores de gran margen de vulnerabilidad, en desempleo y participan como fuerzas de choque o brazo armado de los partidos de extrema derecha, en sus respectivas naciones. Hacen uso de sus propios símbolos de mutuo reconocimiento (prohibidos desde la caída del nazismo), consignas y códigos de cómo establecer relaciones interpersonales. Bajo su propuesta, Europa deja de ser un término geográfico y se considera un término biológico.

El significado de los atentados terroristas en Oslo

El pasado viernes 22 de julio, Noruega vivió el mayor disturbio civil después de la finalización de la segunda guerra mundial (el país nórdico fue ocupado por los alemanes, sin poner resistencia). Primeramente se perpetró un atentado con coche bomba en el corazón del barrio de los ministerios en Oslo, que dejó siete muertos y nueve heridos graves. Simultáneamente, el autor de los hechos, identificado posteriormente por la policía noruega como Anders Behring Breivik de 32 años, se dirigió a un campamento de verano de las juventudes laborista (partido oficialista socialdemócrata) en la isla de Utoya, a 40 Km al oeste de la capital.

La actuación de este “loco” es apenas una primera manifestación del neofacismo que resurge en Europa. El asesino utilizo de móvil a los jóvenes políticos no para hacer reaccionar a los Estados europeos, ante la supuesta pérdida del patrimonio cultural de las naciones del viejo continente, sino más bien para estimular el crecimiento y desarrollo de las tendencias fascistas que subyacen en la decrepita democracia burguesa.

Desde un punto de vista sociológico, Noruega no es un lugar que de permisividad al advenimiento o surgimiento de grupos o personas con claras tendencias ultranacionalistas o fascistas. Siendo considerado el país más pacífico del mundo, donde la tasa de criminalidad está por debajo de la media, y fue calificado en 2010 por ser el país con mejor índice de desarrollo humano, los atentados terroristas de Oslo es una campanada de alerta del peligro que significan las tendencias fascistas en boga, producto de la crisis económica y de que todavía la clase trabajadora y la izquierda no se constituyen en una alternativa de poder

Dentro de los países nórdicos, Noruega cuenta con el partido más xenófobo y radical , el Fremskrittspartiet (FRP) o Partido del Progreso, que en las últimas elecciones legislativas de septiembre del 2009 logró el 22,9% de los votos y 41 escaños en el Parlamento. La coalición de centro izquierda encabezada por la socialdemocracia de Jens Stoltenberg logró la reelección, impidiendo un escenario que tenía horrorizados a muchos noruegos: un gobierno liderado por un partido ultranacionalista y xenófobo. (La vanguardia.com)

Crecimiento electoral de las corrientes fascistoides

El surgimiento de partidos de tendencias fascistas, posterior a la segunda guerra mundial, obviamente no es un fenómeno reciente. Ciertas células fascistas han permanecido trabajando en el anonimato, aun dirigidos por ex mandatarios nazis. No debemos olvidar el caso de la organización ODESSA, a finales de la segunda guerra mundial, cuyo rango de acción abarcaba desde Alemania, hasta Chile y su objetivo era mantener el legado del Tercer Reich y proteger a ex militares de la wermacht para que no fuesen capturados por los cazadores de nazis.

Si bien es cierto estos grupos fascistas se habían debilitado en las últimas décadas, el neofascismo ha encontrado apoyo social en las personas afectadas por la crisis económica (desempleo en un 10% en los 16 países que conforman la eurozona)

No solo Noruega ha visto crecer los índices porcentuales de sujetos a favor de ideologías políticas ultranacionalistas y fascistas. En Francia, el partido Frente Nacional, ahora bajo la dirección de Marine Le Pen, cosechó un 15% de los votos, progresa a una marcha uniformemente acelerada, en una última encuesta. El 45% de votantes del actual presidente Sarkozy esa en consonancia con la extrema derecha. (El país.com)

La causa de tan desmesurado auge de una fracción política que hace años se consideraba muerta, se debe "En primer lugar, por la mala marcha de la economía y por el mal humor y el pesimismo francés. Aquí la crisis se ve con más exasperación y protesta que en España, por ejemplo", explica Pascal Perrineau, director del Centro de Investigaciones Políticas de Sciencies Po y experto en extrema derecha. (El país.com)

Igualmente en Italia, el gobierno de Berlusconi tiene en el partido de extreme derecha, la Liga del Norte uno de sus más grandes aliados. El país transalpino sufre constantemente la inmigración ilegal de miles de refugiados norafricanos que desembarcan en la isla de Lampedusa, con destino al territorio continental de la “bota”. Hecho que no es bien visto por la ya mencionada fracción ultranacionalista que ha pretendido suspender su apoyo a la presidencia de Berlusconi (que ha implantado un modelo llamado “mano dura” ante la inmigración) si no toma medidas fuertes ante las crecientes oleadas de inmigrantes. Ante el aumento de la criminalidad y la inseguridad ciudadana, han sido las propias masas enardecidas las que toman sus propias iniciativas, como en el caso de las quemas de campamentos gitanos en Nápoles en 2008, acusados por la población napolitana como los causantes de los incrementos de criminalidad y desempleo.

Geert Wilders en Holanda se ha reconocido mundialmente como un bastión del ideario que combate contra el islam. Desde el partido Liberal holandés pretendió prohibir la construcción de mezquitas y el uso de burkas en suelo neerlandés. Se ha ganado la simpatía de personas que comparten el mismo descontento. Estrenó en 2008 un film de 17 minutos donde analiza el Corán, la piedra angular de la religiosidad del islam y lo califica como un libro que “apoya las conquista y supresión de las libertades de expresión”

Aplastar al fascismo con la movilización anticapitalista

Todas las crisis del capitalismo conducen a la polarización política y social. La democracia burguesa se debilita aceleradamente y surgen en su seno corriente fascistas que pretenden imponer el orden a garrotazos. Mientras la clase trabajadora no construya una dirección revolucionaria, la crisis del capitalismo puede ser aprovechada por corrientes fascistas.

Los atentados terroristas de Oslo son solo la primera gran advertencia de lo que está por venir. La clase trabajadora y la izquierda debemos prepararnos para librar esta inminente batalla.