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La utilidad del voto nulo en El Salvador y Costa Rica

Centroamérica vive una coyuntura muy particular. Después de la derrota de la revolución nicaragüense en 1990, la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador (1992) y los Acuerdos de Paz en Guatemala (1991-1996), se ha consolidado, por un lado, la ofensiva neoliberal, y por el otro lado, se han intensificado los procesos electorales, con participación de las antiguas guerrillas y fuerzas de izquierda.

El resultado final, largo y contradictorio, ha sido la transformación del FSLN y FMLN en poderosos partidos nacionalistas burgueses con influencia de masas, logrando el sandinismo recuperar el gobierno en el año 2007. El FMLN ascendió al gobierno en el año 2009. La excepción de este proceso ha sido la URNG en Guatemala, que lejos de convertirse en una poderosa fuerza electoral, ha sufrido desprendimientos y se ha debilitado. Este vacío fue ocupado por el partido socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), llevando al empresario Álvaro Colom a la presidencia de la República (2008-2011)

Entonces, mientras se aplican los planes neoliberales y los tratados de libre comercio, tenemos que las antiguas guerrillas ganaron las elecciones en Nicaragua y El Salvador, instaurando gobiernos que aplican los mismos planes neoliberales, pero con programas de asistencia social. Esta política la aplicó Colom en Guatemala, lo ha hecho Funes en El Salvador, Daniel Ortega en Nicaragua y hasta el gobierno de Porfirio Lobo en Honduras. Todos los gobiernos de la región, aun con diferencias ideológica, tienen este gran punto en común: aplicar planes neoliberales con programas de asistencia social.

Los efectos de la crisis económica del capitalismo también han producido fenómenos de masas a la izquierda, como el surgimiento del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) que, aunque es un partido burgués por su conducción, programa y políticas, contradictoriamente agrupa a la mayoría de la izquierda de Honduras. Lo mismo ha ocurrido en Costa Rica con el crecimiento electoral del Frente Amplio (FA), un partido de reciente fundación que acaba de obtener el 17% de los votos en las pasadas elecciones de febrero de este año.

Los revolucionarios de ayer son ahora los más grandes defensores de las hambrientas y débiles democracias burguesas. Toda la izquierda centroamericana, con muy raras excepciones, vive una borrachera electoral.

Los socialistas centroamericanos, a diferencia de la izquierda reformista, sabemos que las elecciones no son un fin en sí, sino un medio de agitación del programa revolucionario. La táctica electoral depende de cada situación concreta. En Honduras, por ejemplo, en las elecciones de noviembre del año pasado, llamamos a votar por los candidatos luchadores que estaban inscritos en las lista de LIBRE. En Costa Rica, en las pasadas elecciones de febrero de este año, llamamos a votar críticamente por el Frente Amplio, porque representaba un inusual fenómeno de ruptura política con los partidos patronales.

En El Salvador, en cambio, llamamos a votar nulo, porque el gobierno del FMLN no implicó ningún cambio sustancial en relación a los gobiernos de ARENA. Aunque ambos partidos representan diferentes grupos sociales, coindicen en mantener el statu quo creado por la Constitución de 1982.

En la segunda vuelta electoral en El Salvador y Costa Rica, a realizarse en marzo de este año, también hemos llamado a votar nulo en ambos países, porque no creemos que se debe votar por el “mal menor”, sino que ante la imposibilidad de que los trabajadores presenten candidaturas propias, se debe protestar manifestando nuestro rechazo el establishment capitalista. Aparentemente el voto nulo es estéril, pero en realidad no lo es: nos ayuda a organizar la protesta en el marco de las elecciones, manifestando nuestro rechazo al orden social y político existente. Esta es una precondición para realizar acciones de mayor envergadura. La utopía socialista debemos hacerla realidad, y por ello no debemos caer en el juego de apoyar al FMLN en El Salvador, o al PAC en Costa Rica, como las opciones de mal menor. La gota de agua penetra la roca y la perfora, eso queremos con nuestra protesta del voto nulo en esta coyuntura.

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