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“Panamá Papers”: lavado de dinero y evasión fiscal

La filtración de millones de documentos del Bufete Mossack Fonseca, en Panamá, ha puesto al descubierto una verdad poco conocida: el dinero proveniente del narcotráfico y de los negocios turbios, así como los capitales de sectores empresariales y grupos políticos de América Latina, se lavan en decenas de miles de fantasmales compañías “off shore” esparcidas por el mundo en los llamados paraísos fiscales. Estas mal habidas fortunas multimillonarias no pagan impuestos, mientras todos los gobiernos, especialmente en Centroamérica, le piden a la población que pague más y más impuestos.

Mientras en Centroamérica todos los Estados son afectados, en mayor o menor medida, por crónicas crisis fiscales, y los gobiernos pujan por reducir aún más los salarios de los trabajadores, golpeando incluso a la clase media con mayores impuestos, los grandes grupos económicos gozan de una completa impunidad en materia fiscal

Los documentos del escándalo conocido como “Panamá Papers” salpican a todos los grupos económicos y partidos políticos de Centroamérica, sin excepción. Y es que todos coinciden, no solo en hacer negocios con el erario público, sino en evadir el pago de impuestos, trasladan sus inmensos capitales a Panamá, y de ahí a otros paraísos fiscales, siempre buscando como ocultar sus fortunas.

Según informes de la CEPAL, en América Latina “el 10% más rico posee el 71% de la riqueza y tributa sólo el 5,4% de su renta”, mientras que “en Estados Unidos, la contribución de los más acomodados es del 14,2%. Y en algunas naciones europeas excede el 20%.”. Mientras que los sistemas tributarios se basan en impuestos directos (a las rentas y la propiedad) e indirectos (al consumo que pagamos todos cuando compramos productos), la mayoría de la recaudación fiscal se basa en impuestos al consumo: “Si bien la recaudación fiscal creció más del 42% en los últimos 25 años en América Latina y hoy se sitúa en un 21,7% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que es un récord histórico, la realidad es que sólo un tercio de esta carga impositiva se basa en impuestos a la renta.” Es decir, en Latinoamérica se logra todo un ‘record’ sobre las espaldas de la mayoría de la población del país, y una minoría obscenamente ultra millonaria no aporta ni la mitad de la recaudación de impuestos de toda la región.

Los documentos recientemente filtrados en Panamá, demuestran que los empresarios y políticos nadan en montañas de riqueza y ganancias cada vez más grandes, y son los trabajadores y sectores populares (incluso pequeño-burgueses), los que viven en la miseria. La crisis del capitalismo se traduce en que las riquezas se concentran en cada vez pocas manos, mientras el resto de la población de la sociedad viven en la desesperación.

El documento de Panamá muestra que el capital financiero se nutre de este dinero escondido en los paraísos fiscales. Una reducida minoría de especuladores financieros domina la economía mundial, la industria, la banca y los servicios, mientras miles de millones de seres humanos vivimos bajo la esclavitud asalariada, donde cada vez se gana menos y cada vez más se pagan más impuestos.

La izquierda centroamericana y el movimiento sindical no podemos quedarnos callados o hacernos los sordos y ciegos ante semejante escándalo. Este 1 de Mayo, las centrales obreras y campesinas de Centroamérica debemos exigir que todos esos capitales sean nacionalizados. La oligarquía financiera debe rendir cuenta sobre este inmenso lavado de dinero. Es hora que los trabajadores enarbolemos las consignas de nacionalización de los bancos que han sido utilizados para trasladar esas fortunas a los paraísos fiscales. Así mismo, debemos exigir una reforma fiscal que obligue a los empresarios y grupos económicos que ganan más, a que paguen más impuestos. Quien gana más debe pagar más. Los sindicatos del sector bancario de Centroamérica deben ponerse al frente de la lucha por nacionalizar la banca bajo control de los trabajadores.

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