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100 años después: retomemos las vitales enseñanzas de la Revolución Rusa

Este 7 de noviembre del 2017 (octubre en el viejo calendario juliano) los socialistas internacionalistas conmemoramos el 100 aniversario de la Revolución Rusa de 1917, el hecho revolucionario más trascendental del Siglo XX, cuyo ejemplo se proyecta como un fantasma amenazante que asusta a capitalistas y banqueros en el siglo XXI.

 

Rusia era el país capitalista más atrasado de Europa, un subimperialismo que oprimía a decenas de pueblos, especialmente a su mayoritaria población campesina. No obstante, la economía, bajo las leyes del desarrollo desigual y combinado, había logrado construir una clase obrera numéricamente pequeña, muy combativa políticamente, concentrada en los principales centros urbanos.

Por las condiciones de la autocracia en Rusia, la clase trabajadora tuvo que combinar la lucha económica con la lucha democrática contra el absolutismo. No hubo tiempo ni condiciones para el desarrollo de partidos reformistas de la clase trabajadora, como ocurrió lamentablemente en Alemania, con el desarrollo de la aristocracia obrera, base de la socialdemocracia.

El estallido de la primera guerra mundial, en donde los principales imperialismos (Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos) luchaban implacablemente por mercados, materias primas y colonias, obligó al zarismo a ubicarse en uno de los campos imperialistas, sometiendo las endebles bases económicas del imperio zarista a presiones brutales que provocaron el colapso de la economía y la muerte de millones de soldados rusos en los frentes de guerra.

En febrero de 1917 (marzo en el viejo calendario juliano) triunfó una espontanea insurrección popular que derrocó a la monarquía de los Romanov. Había triunfado una revolución democrática, los trabajadores estaban a la cabeza, reconstruyeron rápidamente el Soviet (con base a la experiencia de la revolución fracasada de 1905), un verdadero organismo de poder, pero terminaron entregando el gobierno a la timorata burguesía.

El Partido Bolchevique era pequeño, pero venia de acumular enormes experiencias de la lucha revolucionaria. Lenin regreso inmediatamente del exilio y escribió sus famosas Tesis de Abril, en la que proclamó que la revolución democrática debía conducir a la revolución socialista, y que el proletariado no podía confiar en la burguesía y debía aspirar a instaurar su propio gobierno. León Trotsky regresó también del exilio y coincidió totalmente con el Partido Bolchevique, al que ingreso a mediados de 1917.

La crisis del capitalismo, los millones de campesinos que vestidos de soldados morían en los frentes de guerra, el hambre, la miseria, el desempleo, crearon condiciones objetivas tan duras que las masas giraron hacia la izquierda y coincidieron con las posturas bolcheviques. Lenin había sintetizado la consigna de todo el poder a los Soviets, y también la de “paz, pan y tierra”, la que sintetizaba las aspiraciones de las masas.

Los sucesivos gobiernos reformistas de alianzas con la burguesía, uno tras otro, fueron cayendo en crisis, hasta que noviembre de 1917 los bolcheviques, dirigidos por Lenin y Trotsky, encabezaron la insurrección y tomaron el poder, instaurando el primer gobierno de los trabajadores.

Después vino la guerra civil, la Rusia soviética debió enfrentar a 14 ejércitos imperialistas, lo que fueron derrotados por el Ejército Rojo, cuyo comandante en jefe era León Trotsky. Los bolcheviques triunfaron, pero el país estaba destruido. Lenin murió en 1924. Los bolcheviques concebían la revolución rusa como el inicio de la revolución mundial, pero Rusia a pesar que había triunfado estaba aislada. El imperialismo mundial había logrado contener la rebelión de los trabajadores en los principales países. La situación era muy compleja.

En el Partido Bolchevique se desarrollaron dos corrientes: la stalinista que había logrado copar los principales puestos, y la Oposición de Izquierda dirigida por Kamenev, Zinoviev, Bujarin y Trotsky. El stalinismo se impuso fusilando a los opositores, exiliando a Trotsky, estableciendo una dictadura contra el propio partido Bolchevique, destruyéndolo, burocratizándolo. El marxismo fue prostituido por la nueva ideología stalinista. Todas las enseñanzas de Lenin fueron desvirtuadas, colocadas patas para arriba.

Desde el exilio, Trotsky alertó que las políticas de Stalin estaban sentando las bases para la restauración del capitalismo en la URSS. Trotsky y sus seguidores fueron perseguidos, asesinados, calumniados, hasta el propio Trotsky fue asesinado por agente de Stalin, pero décadas después se comprobó que el análisis de Trotsky era acertado, cuando en 1990 se produjo la caída del PCUS y se inició la restauración capitalista en la ex URSS. Ahora Rusia es un imperialismo emergente. Los antiguos funcionarios del PCUS son ahora la nueva burguesía. La revolución rusa fue derrotada, pero ha dejado grandes enseñanzas a los trabajadores del mundo, sobre cuales caminos debemos transitar para no cometer los mismos errores.

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