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HONDURAS.- Convocar a un Paro Cívico Nacional y anular las elecciones fraudulentas

La situación en Honduras es altamente explosiva. Pasemos abruptamente de la resiliencia de las masas, que venían de soportar los brutales planes de ajuste económicos del gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH), a una situación de descontento generalizado, con ribetes insurreccionales, ante el manoseo, manipulación y evidente cambio de las cifras electorales por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras.

 

Abruptamente, sin mayores explicaciones, la ventaja de casi el 5% de los votos que tenía Salvador Nasralla fue paulatinamente aminorada, por los magistrados del TSE, hasta que finalmente el candidato oficialista fue colocado con casi el 2% de votos de ventaja, situándolo como el virtual ganador de las elecciones. Al momento de cerrar esta edición, con el 93% de las actas escrutadas, JOH aparece con el 42,93% de los votos, mientras que Nasralla aparece con el 41,42% de los votos.

Esta actuación poco transparente del TSE ha encendido la llama de la protesta popular. Honduras está prácticamente paralizada. Los seguidores de Nasralla de manera espontánea han comenzado a tomarse puentes y puntos estratégicos de las carreteras, y los puntos neurálgicos de las principales ciudades, como una tradicional forma de protestar contra el fraude electoral. Se han producido enfrentamientos violentos con la Policía que intenta desalojar a los piquetes de protesta.

Las cosas se le han complicado al Partido Nacional. La cúpula nacionalista creyó que, con la división del voto opositor, la reelección de JOH era pan comido. Pero la agradable sorpresa la dieron las masas quienes se inclinaron masivamente por Nasralla, superando los prejuicios ideológicos, como una forma de manifestar su repudio a la reelección presidencial en Honduras. Nasralla no solo le pisó los talones a JOH, sino que mostraba una clara tendencia a ganar las elecciones, hasta que los magistrados del TSE comenzaron a revertir los datos que le eran favorables.

Pero, incluso, si sumamos los votos de la Alianza y del colaboracionista Partido Liberal (PL) tenemos el hecho que más del 60% de los votantes, manifestaron su rechazo a la reelección de JOH. Este solo dato explica el incendio revolucionario que comienza a producirse en Honduras.

A estas alturas, jueves por la noche, ya debería haber un ganador de las elecciones, pero si todavía no existe una declaratoria oficial se debe, en primer lugar, a la resistencia espontanea de las masas que presionan desde la calle, amenazando con una verdadera insurrección popular.

En la medida que la crisis se agudiza, llama poderosamente la atención que los principales dirigentes de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, como Mel Zelaya y el propio candidato Salvador Nasralla, casi han desaparecido de la escena, dejando completamente solos y sin orientaciones claras a sus seguidores. El día lunes 27 Nasralla llamó a defender el voto, pero después firmó un Acuerdo con la OEA comprometiéndose a respetar los resultados, y después se retractó. Estos zig zag desorientan a las masas en lucha. El partido LIBRE no se ha pronunciado oficialmente llamando a la protesta nacional, tampoco se ha colocado al frente de la nueva resistencia.

El proceso electoral ha sido desnaturalizado, por las manipulaciones abiertas y descaradas del Partido Nacional. La voluntad de la mayoría no ha sido respetada. Proclamar ganador a JOH con base a una diferencia de apenas el 2% de los votos, no solo es una estupidez política, sino un abierto desprecio a la democracia que tanto pregonan y dicen defender la oligarquía y la burguesía hondureña.

Por ello, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a los piquetes de autoconvocados a mantenerse firmes, la lucha que se inició en las calles el día 30 de noviembre, es lo que ha evitado por el momento que proclamen a JOH como nuevo presidente. Llamamos a Nasralla, al partido LIBRE, a que convoquen inmediatamente a un Paro Cívico Nacional, para evitar que JOH sea proclamado y ungido como nuevo presidente. Debemos mantener la lucha en las calles hasta lograr la anulación de las elecciones fraudulentas, y la convocatoria a un nuevo proceso electoral que tenga como primer punto, la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente que elija un gobierno provisional y que redacte una nueva Constitución.