Género

Por Josefina Arguello.

Visionaria, y acertada la frase de Julio Cortazar para definir en un sola línea nuestro país. Traigo a colación esta expresión porque el otro día almorzando con mi pareja me decía que yo era su mujer ideal pero…violenta. Antes de fenecer en una acalorada discusión, intercambiamos opiniones y él concluyó que mis reclamos son apasionados, a lo cual yo argumenté que él exageraba un poco porque aunque he sido “enfática” en mis demandas, (y un poco histriónica) nunca le he dicho una palabra inapropiada y nunca he tenido un gesto de agresividad con él. Obviamente, que este hecho me ha llevado a la conquista de este artículo, reflexionar sobre la frase de Cortazar y de mi amado.

No es novedad que nuestro país ha sido escenario de impetuosas guerras intestinas, con grandes potencias, contra dictaduras, por co-gobiernos, parlamentarias, contra dinastías, burguesía oligarca y burguesía mediática,  por poder y por no poder. En este barroco contexto es evidente que los períodos de paz y negociaciones para sostener esa armonía han sido relativamente cortos. No obstante, una sociedad que intenta una incipiente democracia, se ha visto arrinconada a resolver sus diferencias a punta de piedra, machete, pistola y garrote. De allí que hayamos bendecido como héroe nacional a Andrés Castro que mató de una pedrada a un gringo. Fuerte icono para las futuras generaciones. En la última Bienal de arte gráfico Centroamericano, el arquitecto nicaragüense Marcos Agudelo ganó un premio por recrear este momento de la historia.

La presencia femenina en estas reyertas siempre ha sido determinante, aunque minoritaria, muchas mujeres se destacaron por el apoyo incondicional a movimientos armados que tenían como principal objetivo resolver diferencias o restablecer la democracia en el país.

Este marco, si bien ha favorecido a que la mujer sea partícipe y protagonista de hechos históricos trascendentales la violencia hacia la mujer todavía es una batalla aun no ganada. El 25 de noviembre del 1960 la Organización de Naciones Unidas en Asamblea General declara esta fecha como “Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Femenina” en homenaje a las tres hermanas Mirabal, destacadas activistas políticas y brutalmente asesinadas en República Dominicana durante la época del Dictador Rafael Trujillo. Cuarenta y nueve años después, diariamente en nuestro país se arremete contra una mujer.

Comisaría-Policía

De acuerdo al informe presentado por la Policía Nacional al mes de Agosto del 2009, del total de 106,934 víctimas por diferentes delitos, 51,711 corresponden a victimas femeninas. En comparación con las cifras totales del año 2008 que presentó 50,462 de víctimas femeninas se observa que hay un aumento de 1,249 víctimas solo al mes de agosto. Sin embargo, no hay una gráfica específica que indique cuántos homicidios o asesinatos fueron mujeres. Según una nota aclaratoria, dice que estos delitos están tipificados de acuerdo al nuevo código procesal penal como parricidios u homicidios.

Aunque la primer Comisionada General de la Policía, Aminta Granera, es mujer, la sección “Genero” de la página web de la Policía Nacional se limita a un calendario de eventos en los cuales participan funcionarios de esa Institución. El apartado de la Comisaría de la Mujer, al abrirlo nos muestra un minúsculo formulario para realizar una denuncia y éste no indica a quién se está dirigiendo la misma.

Red de Redes.

Quienes definitivamente tienen un monitoreo exhaustivo de las víctimas que a diario aparecen en los medios de comunicación, incluyendo radio, prensa y televisión son la Red de Mujeres contra la violencia. Según informe sobre femicidios en el año 2008 cerró con 79 mujeres asesinadas atrozmente y 32 femicidios al mes de junio 2009.

De acuerdo a las gráficas, las edades entre 21 y 30 años de edad son las que presentan un incremento en los crímenes, muchas de ellas fueron violadas y torturadas antes de asesinarlas. Del total de mujeres incluyendo casos de niñas y adolescentes, el 85 % tenía un historial de violencia con su agresor. El 24 % de estos victimarios eran esposos o parejas de las víctimas y el 27.27 % eran vecinos, amigos, ex novios, ex parejas y familiares de las víctimas.

La fuerza física parece ser la favorita para perpetuar estos asesinatos, muchas de ellas murieron por estrangulamiento, presentando el 36 % del total de armas o medios utilizados para agredir a mujeres. Managua y Matagalpa son los departamentos con más alto índice de violencia hacia mujeres, mostrando un 29 % para cada uno.

Al final del reporte, la Red de Mujeres hace una serie de enunciados y llama principalmente al Gobierno, la Fiscalía, Policía y Corte Suprema de Justicia para que sean examinadas las leyes para la protección de las mujeres que son víctimas de maltratos y de violencia doméstica, que no haya retardación de justicia y principalmente que todos los actores hagan una enérgica campaña de educación en contra de la cultura del abuso de poder, la misoginia y el femicidio.

Lo que no se termina de entender de dicho informe es que se aprecia entre renglones la insistencia de legalizar el aborto en las mujeres, sin embargo no se muestran gráficas de muertes registradas por el mismo.

¿La ó el INIM?

Con el tradicional formato “courier new” y el discurso inconfundible de la primera dama de la República Rosario Murillo, el Instituto Nicaragüense de la Mujer, tiene una retorica enmohecida del ideal que debería ser la equidad de género. Su página no presenta sección alguna del sumario de fallecimientos por violencia en contra de las mujeres.

Sus informes hablan sobre el papel que debe tener el Instituto como principal promotor del cumplimiento del 50 % de mujeres que ocupen “puestos de dirección” para poder lograr la ansiada equidad desde la nomenclatura de la institucionalidad. El apoyo que se debe dar a las mujeres que expresen deseos de participar en cualquier campaña electoral. Nos facilitan un catálogo de 12 enunciados, curiosamente me recordó los 12 pasos AA, para culminar en el 12avo. con la magnánima nirvana de igualdad entre los géneros.

Sin embargo, exponen tres interesantes apartados “Supresión del lenguaje discriminatorio”, “No al abuso de poder”Trato respetuoso y equitativo” los cuales parecen una sana intensión por parte de este Instituto de que se cumpla y sea un ejercicio permanente en todas y cada una de las Instituciones del estado así como los entes Autónomos.

Al parecer estos mandatos solo se cumplen entre los compañeros y compañeras que pertenecen al actual Frente Sandinista, porque fue contradictorio, tiempo atrás, el discurso irrespetuoso contra la Periodista Sofía Montenegro, reconocida feminista, concebida en el seno de la familia Sandinista. Ahora tildada de Somocista, vendida a la derecha.

Por presiones de los lectores, la oficialista “Radio Ya”,  retiró la noticia de su sitio Web sobre la también periodista Patricia Orozco y otras dos compañeras que semanas atrás denunciaron el incidente de discriminación que sufrieron en León por agentes de la Policía Nacional pero el titular de “Radio Ya” violaba los mandatos de “trato respetuoso”, “supresión del lenguaje discriminatorio” y “no al abuso del Poder”.

En medio de las víctimas…los medios.

Escabrosas noticias, repugnantes titulares, re-victimización y el más cruel amarillismo sufren por parte de los medios las familias y víctimas afectadas por la violencia intrafamiliar. Es bochornosa la manera como los y las periodistas en su afanosa labor por sostener los rating abusan nuevamente a mujeres, niñas y adolescentes quienes insistentemente preguntan sobre un hecho tan dramático como una violación o asesinato ocurrido.

Asilados en “su libertad de expresión” y “búsqueda de información”, los periodistas acorralan a sus entrevistadas que vienen huyendo del pozo oscuro de la violencia y al final del túnel quien las espera es un elocuente profanador de los medios de comunicación. El extremo son las insolentes dramatizaciones y burdas expresiones que algunos medios radiales utilizan al informar una noticia en la cual está una mujer infelizmente involucrada.

Meridianos y Paralelos

En comparación a los usos horarios que en otras latitudes en términos de violencia acaecen, Nicaragua es un país con mucha libertad y leyes que protegen a la niñez, adolescencia y mujeres. Hay mucho por hacer, mucho por dialogar, por incluir y negociar. Todavía no es suficiente, la cultura de cambio es fundamental.

Me siento afortunada de no haber nacido en culturas donde una mujer viuda se sienta a la puerta a esperar qué hombre se la lleva primero, o en culturas donde la mujer no tiene derecho a sentir placer sexual, en sociedades que es mal visto que una mujer tome de la mano libremente a su hombre por las calles y en cambio deben caminar atrás, siempre atrás. De ciudades enteras en conspiración con la desaparición y asesinato de millares de mujeres.

Me siento dichosa cuando transpiro hormonas idealistas de equidades salariales, profesionales, de liderazgo y puedo contender en el campo de las ideas con un hombre en igualdad de condiciones. Me siento afortunada de no lucir tatuajes oscuros en el rostro, en las piernas, en el alma como algunas amigas y compañeras de trabajo que bajo la mentirilla “me caí” ruedan y ruedan en el círculo alucinante de la violencia.

Soy venturosa acurrucada en la hondura de mis hermanos quienes siempre me han dado un trato dignificante. Soy feliz porque en el cuadrilátero de los sentimientos, pensamientos desde nuestra esquina de géneros, mi hombre y yo vamos aprendiendo, hilvanando, demostrando que el que se cansa de conversar primero es quien no está dispuesto al cambio, al no ser vos ni yo sino nosotros.

Desde este pugilato incluyente nadie es vencedor ni vencido, mientras estemos los dos arriba todavía la campana no suena.

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