Historia

Fidel Castro saliendo de prisión

Por Polideuces Romero.

Hoy en día se dice muy poco de la gesta titánica que significo la revolución Cubana. Esta ha quedado rezagada por el la potencia económica que ha significado el chavismo y la estabilidad económica y política de la nueva generación de izquierda, es decir, la del socialismo del siglo XXI, quienes han sabido administrar el Estado burgués sin poner en grandes apuros las grandes empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras. Pero es en estos días que estamos más obligados a redescubrir la historia de la revolución cubana, más aún, cuando la restauración capitalista es un hecho, y el capitalismo de Estado en Cuba logró algo impensable, la restauración de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Por esto, es indispensable que nos adentremos en cómo surge la revolución cubana y su dirección política a inicios de la década del 50 del siglo pasado. Esto nos dará una luz del nacimiento y desarrollo de la historia misma de la revolución. Es por esta razón, que en esta edición del Socialista Centroamericano recordaremos el asalto al cuartel Moncada y las consecuencias políticas que surgieron del mismo.

La dictadura de Batista.

El 10 de marzo de 1952 se realiza un golpe militar que lleva al poder al dictador Fulgencio Batista. Este no es un personaje extraño a la política en la isla, todo lo contrario, había sido presidente en 1940 y para esa época, era un personaje por el cual se entretejían los hilos del poder en Cuba. En ese primer mandato demostró ser un actor fiel del imperialismo norteamericano, y al igual que muchas dictaduras en el subcontinente declaró la guerra a los enemigos de Estados Unidos en la segunda guerra mundial.

Para 1952 lanza su candidatura a la presidencia de la Republica, pero las encuestas lo sitúan en el tercer lugar, y siendo respaldado por el ejército, algunos sectores políticos y el imperialismo norteamericano, estaca un golpe de Estado. Sin duda alguna, el golpe de Estado radicaliza a una buena parte de la población sobre todo a los sectores estudiantiles, entre estos estaría el hoy místico Fidel Castro.

Los movimientos contra la dictadura.

Sin duda alguna, ya pasados los años, la figura de Fidel Castro es para nuestras nuevas generaciones de revolucionarios algo místico, como nacida de una novela revolucionaria. Esto nos hace difícil ver el desarrollo del personaje histórico, en honor a la verdad, Fidel Castro inicia su carrera política no como un comunista convencido, el y su movimiento nacen en la lucha contra la dictadura y como muchas veces pasó, fueron cambiando con el paso del tiempo. Veamos una entrevista publicada luego del triunfo de la revolución Cubana: “Jules Dubois, periodista ligado a los monopolios norteamericanos, cuenta en su libro Fidel Castro un episodio de fines de los años ’50. Distinguidos personajes de la ciudad de Santiago de Cuba le ofrecieron un banquete del que participaron: Daniel Bacardí, presidente de la Cámara de Comercio; Fernando Ojeda, destacado exportador de café; el Reverendo padre Chasbede; los presidentes del Rotary Club y del Club de Leones, entre personajes representativos de otros grupos. En un extremo de la mesa había una silla vacía ante un cubierto puesto y un letrero que decía reservado. El importante cafetalero le informó a Dubois que ese lugar era para «un compatriota nuestro que tenía el propósito de asistir a esta cena pero no pudo. Nosotros lo comprendemos porque está realizando importantes servicios para Cuba; se llama Fidel Castro»” (NAHUEL MORENO Guevara: héroe y mártir de la revolución permanente Dos métodos frente a la revolución latinoamericana, Introducción de Carlos Miranda)

De esta narración podemos ver los anales del movimiento castrista no está enfocado en cambios revolucionarios, sino más bien es un lucha en contra de la dictadura y el poder centralizado, es decir, en restablecer el Estado de derecho roto por el golpe de Estado de Fulgencio Batista. Esto, vinculado a una serie de reformas sociales, particularmente en el campo, en donde se centraban las principales desigualdades en la isla. Este programa político lo analiza el filósofo francés Jean Paul Sartre, quien da sus impresiones del movimiento castrista: “En resumen, diré que un movimiento que empezó bajo la forma de un putsch, vio desaparecer uno tras otro sus objetivos, descubriendo objetivos nuevos cada vez más populares y profundos, en una palabra más revolucionarios” (Ídem)

El asalto.

Como ya se mencionó, el origen del movimiento que lucha en contra de la dictadura no es proletario, es más bien una escisión de uno de los partidos más fuertes y tradicionales de la isla: “el Partido del Pueblo (ortodoxo), que había fundado en 1948 Eduardo Chibás encabezando una escisión del partido gobernante.” (Ídem) Este hecho le da características particulares al movimiento que lucha contra la dictadura. La tendencia no sería crear las condiciones subjetivas en la clase proletaria para que esta encabece una insurrección, sino realizar operativos espectaculares que levanten la conciencia de la población, y a través de los mismos se tome el poder. Esta formas están inspiradas en la enorme tradición de lucha de los partidos tradicionales conservadores y liberales que se levantaban en armas contra de su opositor.

Para 1953, un año después del golpe de Estado se estaba gestando un operativo espectacular, este fue planificado a realizarse en Santiago de Cuba. Este cuartel era el segundo mas grande en la isla después del de la Habana. Asimismo, su posición geográfica es propicia por la lejanía con la Habana, y sobre todo, porque la zona es costera, rodeada por la playa, permitiendo así, el desarrollo de un operativo con mayor posibilidades de defensa, asimismo, permitía replegarse a las montañas para iniciar una lucha guerrillera. De hecho la zona es reconocida por haber sido propicia para la lucha guerrillera en la década de los treinta, por ende, su elección no era descabellada. Según algunas fuentes, principalmente las oficiales, el movimiento logra reclutar 1300 personas.

El 26 de Julio de 1953 se inician los operativos militares, los insurgentes contaban con un contingente de 135 militares, divididos en tres comandos, uno dirigido por Fidel Castro, otro por Raúl su hermano, y el tercero Abel Santamaría.

El enfrentamiento logra liberar el hospital militar, pero es repelido, a inicios de ese año otro grupo había intentado capturar el cuartel Columbia sin mayor éxito. El grupo principal, dirigido por Fidel, llegó según lo previsto hasta una de las postas, la tercera, logrando desarmarla. Pero una patrulla de recorrido que llegó inesperadamente, y un sargento que apareció de improviso por una calle lateral, provocaron un tiroteo prematuro que alertó a la tropa y permitió que se movilizara rápidamente el campamento. La sorpresa, factor decisivo del éxito, no se había logrado. Se entabló batalla pero ya la suerte estaba echada, los insurgentes tuvieron que replegarse para intentar salvar sus vidas y buscar como replantearse la lucha. El operativo costó la vida de 60 personas, y una cruenta represión del régimen.

“La historia me absolverá”

Al mismo tiempo, se inicia un proceso de captura de los implicados y su enjuiciamiento. En estos juicios Fidel Castro se volvería celebre, pues asume su propia defensa y se encarga de denunciar los crímenes de la dictadura militar y propagandiza el programa de su movimiento. En un golpe espectacular de los hechos, el dictador ordena declararle enfermo para que no pueda presentar su defensa en los juicios, acto que es denunciado por el insurgente, mandando una carta que sería famosa por la frase: “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa. La historia me absolverá.” (El juicio del Moncada - Testimonio acusatorio pronunciado el 16 de octubre de 1953)

Casi seis años después triunfaría la revolución cubana, en la isla se iniciaría un proceso singular, solo realizado en Cuba y es la gestación del primer Estado Obrero en América. Este giro es sorprendente sobre todo si tomamos en cuenta que el movimiento 23 de julio no se planteaba la construcción del socialismo, sino la creación de un Estado de derecho apegado a la constitución, claro está realizando algunas reformas al sistema. La respuesta para que la dirección cubana girase al bloque socialista y tuviese independencia, la encontramos en dos factores fundamentales: “La posibilidad de que un movimiento nacionalista pequeño burgués hubiera empezado a construir un estado obrero resultó de un doble tipo de presiones sociales.

En primer lugar, la voluntad de la burguesía y el imperialismo yanqui de detener la revolución una vez caído Batista, y el ahogo y amenazas cada vez más fuertes hacia Castro y la revolución. En segundo término y lo más importante, las masas cubanas habían entrado en la arena revolucionaria en un número y con una potencia extraordinaria, y la dirección castrista apeló a ellas para enfrentar la presión del amo imperial. En medio de esta batalla feroz es que el castrismo en el gobierno avanzó hacia dos de las tareas fundamentales de la revolución latinoamericana: la liberación nacional, rompiendo los pactos que ataban a Cuba al imperialismo, y la revolución agraria, iniciando la expropiación de los latifundios y la entrega de tierras a los campesinos. Al mismo tiempo atacó los más inmediatos problemas de miseria en que estaban hundidas las masas laboriosas de la isla.” (Ídem)

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