Historia

villa y zapata

Por: Raúl Jiménez Lescas[1]

1910. Luego de huir de su confinamiento en una cárcel de San Luis Potosí, Francisco I. Madero se fue para San Antonio, Estados Unidos de América y, desde ahí, proclamó el Plan de San Luis Potosí, mediante el cual convocó a todos los mexicanos a tomar las armas en contra del gobierno del general Porfirio Díaz, a partir de las 6 de la tarde del domingo 20 de noviembre de 1910.

México hace 199 años. Estamos en los primeros años del siglo XX. Los titulares de diarios hablan del hundimiento del Titánic. En mundo se encamina al estallido de la Primera Guerra Mundial. Pero México vive otra realidad. Don Porfirio Díaz se había afianzado en el poder por tres décadas, acallando a los opositores, abriendo las inversiones al capital extranjero, mientras que millones de campesinos, la mayoría de la población de ese entonces, se batía en la pobreza y, en algunos casos, en la esclavitud.[2]

Tras una famosa entrevista con un periodista estadunidense, Don Porfirio había dejado abierta la posibilidad de no reelegirse.[3] Después cambió de opinión. Don Francisco I. Madero se postuló a la Presidencia de la República contra la candidatura del general Porfirio Díaz, quien se pretendía reelegir nuevamente.

Para ello, Don Francisco I. Madero organizó el Centro Antirreeleccionista de México, el 22 de mayo de 1909, cuyo programa se resumía en el lema: “Sufragio Efectivo, No Reelección”. Luchaban contra más de 30 años de permanencia en el poder del general Porfirio Díaz.

Pese a la paz porfiriana, diversos grupos liberales se manifestaron contrarios a la dictadura de Díaz. Los clubes liberales de San Luís Potosí. El Partido Liberal Mexicano de los Flores Magón, ya desde 1900, declararon la guerra al gobierno porfiriano y, antes de 1910, organizaron diversas manifestaciones, huelgas como las de Cananea (1906) y Río Blanco (1907) y levantamientos armados en el norte del país y Veracruz.

Pero el gran momento se dio en 1910, tras el fraude electoral del supremo gobierno. En México, pese a las fastuosas celebraciones del Centenario de la independencia, sonaban tambores de Revolución.

El Plan de San Luís proponía, entre otras, las siguientes medidas:

1o.- Declarar nulas las elecciones.

2o.- Desconocer al gobierno del General Díaz, así como a todas las autoridades.

4o.- Además de la Constitución y Leyes vigentes, declarar ley suprema de la República el principio de No-Reelección del Presidente y Vice-Presidente de la República, Gobernadores de los Estados y Presidentes Municipales, mientras se hagan las reformas constitucionales respectivas.

5o.- Madero se asume con el carácter de Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos.

6o.- El Presidente Provisional antes de entregar el poder, dará cuenta al Congreso de la Unión del uso que haya hecho de las facultades que le confiere el presente plan.

7o.- El día 20 del mes de Noviembre, de las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente la gobiernan.

8o.- Cuando las autoridades presenten resistencia armada, se obligará por la fuerza de las armas a respetar la voluntad popular.

9o.- Las autoridades que opongan resistencia a la realización de este plan, serán reducidos a prisión para que se les juzgue por los tribunales de la República cuando la revolución haya terminado. Una de las primeras medidas del gobierno provisional será poner en libertad a todos los presos políticos.

10o.- El nombramiento de Gobernador Provisional de cada Estado que haya sido ocupado por las fuerzas de la revolución, será hecho por el Presidente Provisional.

11o.- Las nuevas autoridades dispondrán de todos los fondos que se encuentren en las oficinas públicas, para los gastos ordinarios de la administración y para los gastos de la guerra, llevando las cuentas con toda escrupulosidad.

Y, el Transitorio: A.- Los jefes de fuerzas voluntarias tomarán el grado que corresponda al número de fuerzas a su mando.

B.- Todos los jefes, tanto civiles como militares, harán guardar a sus tropas la más estricta disciplina; pues ellos serán responsables ante el Gobierno Provisional de los desmanes que cometan las fuerzas a su mando, salvo que justifiquen no haberles sido posible contener a sus soldados y haber impuesto a los culpables el castigo merecido.

C.- Si las fuerzas y las autoridades que sostienen al General Díaz fusilan a los prisioneros de guerra, no por eso y como represalia se hará lo mismo con los de ellos que caigan en poder nuestro; pero en cambio, serán fusiladas dentro de las veinticuatro horas y después de un juicio sumario, las autoridades civiles o militares al servicio del General Díaz, que una vez estallada la revolución hayan ordenado, dispuesto en cualquier forma, transmitido la orden o fusilado a alguno de nuestros soldados.

D.- Como es requisito indispensable en las leyes de la guerra que las tropas beligerantes lleven algún uniforme o distintivo y como sería difícil uniformar a las numerosas fuerzas del pueblo que van a tomar parte en la contienda, se adoptará como distintivo de todas las fuerzas libertadoras, ya sean voluntarias o militares, un listón tricolor, en el tocado, o en el brazo.

Y, concluía: “Conciudadanos: No vaciléis pues un momento: tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria que no podemos mancillar. Sed como ellos fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria.”. (ver recuadro). Bajo éste Plan, inició, hace 199 años la Revolución Mexicana.

Recordemos, brevemente lo que Don Francisco I. Madero escribió en, el hoy, famoso Plan de San Luis Potosí de 1910:

CONCIUDADANOS:

Si os convoco para que toméis las armas y derroquéis al Gobierno del general Díaz, no es solamente por el atentado que cometió durante las últimas elecciones, sino para salvar a la Patria del porvenir sombrío que le espera continuando bajo su dictadura y bajo el gobierno de la nefasta oligarquía científica, que sin escrúpulo y a gran prisa están absorbiendo y dilapidando los recursos nacionales, y si permitimos que continúe en el poder, en un plazo muy breve habrán completado su obra: habrá llevado al pueblo a la ignominia y lo habrá envilecido; le habrán chupado todas sus riquezas y dejado en la más absoluta miseria; habrán causado la bancarrota de nuestra Patria, que débil, empobrecida y maniatada se encontrará inerme para defender sus fronteras, su honor y sus instituciones.

“Por lo que a mí respecta, tengo la conciencia tranquila y nadie podrá acusarme de promover la revolución por miras personales, pues está en la conciencia nacional que hice todo lo posible para llegar a un arreglo pacífico y estuve dispuesto hasta a renunciar mi candidatura siempre que el general Díaz hubiese permitido a la Nación designar aunque fuese al Vicepresidente de la República; pero, dominado por incomprensible orgullo y por inaudita soberbia, desoyó la voz de la Patria y prefirió precipitarla en una revolución antes de ceder un ápice, antes de devolver al pueblo un átomo de sus derechos, antes de cumplir, aunque fuese en las postrimerías de su vida, parte de las promesas que hizo en la Noria y Tuxtepec.

“Él mismo justificó la presente revolución cuando dijo: ‘Que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder y ésta será la última revolución.’.

“Si en el ánimo del general Díaz hubiesen pesado más los intereses de la Patria que los sórdidos intereses de él y de sus consejeros, hubiera evitado esta revolución, haciendo algunas concesiones al pueblo; pero ya que no lo hizo... ¡tanto mejor!, el cambio será más rápido y más radical, pues el pueblo mexicano, en vez de lamentarse como un cobarde, aceptará como un valiente el reto, ya que el general Díaz pretende apoyarse en la fuerza bruta para imponerle un yugo ignominioso, el pueblo recurrirá a esa misma fuerza para sacudirse ese yugo, para arrojar a ese hombre funesto del poder y para reconquistar su libertad.

Conciudadanos: No vaciléis pues un momento: tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria que no podemos mancillar. Sed como ellos fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria.

SUFRAGIO EFECTIVO. NO REELECCIÓN. San Luis Potosí, Octubre 5 de 1910. FRANCISCO I. MADERO.”.[4]



[1] Director de la Eedut-SUEUM, correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[2] KENNETH Turner, John, México Bárbaro. Ensayo Político, México, Costa-Amic, 1982, 303 pp.

[3] El presidente Díaz. Héroe de las Américas. Por James Creelman Pearson´s Magazine
Marzo 1908, edición facsimilar, en: LUJÁN, José María (prólogo), Entrevista Díaz-Creelman., México, UNAM, Cuadernos del Instituto de Historia, Serie Documental No. 2, traducción al español de Mario Julio del Campo, 1963, 51 pp.

[4] PLAN DE SAN LUIS de Francisco I. Madero, San Luis Potosí, 5 de octubre de 1910. Facsimilar del Plan de San Luis, impreso en San Antonio, Texas, Estados Unidos de América en Octubre de 1910.

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