Opinión Libre


Por Carlos A. Abarca V.

En abril de 1961 ocurrió el ataque a Playa Girón, en Bahía Cochinos, organizado con mercenarios de los ejércitos de Honduras, El Salvador y Nicaragua, tal como se había ejecutado la invasión al gobierno democrático de Guatemala en 1954; ambos en abierta violación a la soberanía nacional y al derecho internacional.

En agosto de 1961 se reunió en Punta del Este, Uruguay, la Quinta Sesión Plenaria del Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA convocada por Kennedy para conocer e imponer el plan económico-político de la Alianza para el Progreso. En diciembre, El Presidente inició un periplo por Puerto Rico, Caracas y Quito con el propósito de vender la Alianza para el Progreso con el sello del Plan Marshall; aplicado originalmente en Puerto Rico durante el gobierno de Luis Muñóz Marín. Nuevamente en Uruguay, el 31 de enero de 1962, en la Octava Conferencia de la OEA, se acordó por órdenes del gobierno gringo, que Cuba quedara fuera de la OEA, resolución que tuvo el digno rechazo de México y del país afectado.

Esos acontecimientos dieron fundamento y razón al comandante Che Guevara, quien los denunció en la OEA y la ONU como “…. un vehículo destinado a separar al pueblo de Cuba de los otros pueblos de América Latina, a esterilizar el ejemplo de la Revolución Cubana, y, después, a domesticar a los otros pueblos de acuerdo con las indicaciones del imperialismo.” http://www.redbetances.com/columnas/julio-muriente/1005-julio-a-muriente-perez-minh.html

La invasión militar, la Alianza para el Progreso, la expulsión de Cuba del organismo interamericano y su efecto nocivo, el establecimiento del bloqueo económico y la imposición del embargo a las empresas y países disidentes; tanto como el debilitamiento y desprestigio de la misma OEA, han formado parte desde entonces de la historia de los fracasos del imperialismo cimentado sobre el falseo de los valores de convivencia y las trastadas contra la democracia.

En 1975 la propia OEA aprobó una resolución en la que daba libertad a los Estados miembros para sostener relaciones bilaterales con Cuba, a la cual se acogieron diez países. En julio de 2009, cuarenta y siete años después de la expulsión de Cuba, la OEA se reunió en Honduras y dejó sin efecto la resolución número VI del 31 de enero de 1962. Pero a Cuba ya no le interesaba reintegrarse a una organización tan desprestigiada e impertinente. Cincuenta años después, “en el horizonte se abren otras avenidas, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC)”.

En consecuencia los políticos, financistas y empresarios de Estados Unidos se tejieron su propio aislamiento internacional en una coyuntura de reiteradas crisis económicas, guerras atolondradas en el Medio Oriente y Europa balcánica y el ascendente poder comercial, financiero y político de China en abierta alianza con los países como India, Brasil y Sudáfrica. Además del peso cada vez más influyente de la zona de América Latina mancomunada: La UNASUR, El CELAC, el ALBA. Incluso la diplomacia gringa ha quedado muy aislada en la OEA y la ONU. La última votación importante en la cual Estados Unidos propuso inspeccionar los derechos humanos en Venezuela fue derrotada por 29 votos contra 4. En la Asamblea General de la ONU año tras año hay un repudio al bloqueo económico que impuso a Cuba, que abarcó el 98 % de los votos: 188 contra 3.

La Cumbre de las Américas 2014, reflejó ese cambio geopolítico. Panamá, como anfitrión, aceptó meses antes la participación de Cuba en esta próxima reunión. Luego se supo que la participación en dicho conclave fue una condición planteada desde La Habana para nuevos diálogos de canje humanitario. El reciente protagonismo de Cuba en la CELAC, donde ofició de anfitrión en enero de 2014, en La Habana, muestra aquel antecedente. Washington terminó por comprender esto último y con ello, aceptar su fracaso total.

De manera que la bancarrota de la diplomacia de Estados Unidos en América Latina que se manifiesta en la decisión de Obama de interrumpir el bloqueo a Cuba y eventualmente reactivar las relaciones bilaterales, implica el reconocimiento de los efectos nocivos que tiene ese tipo de medidas para el propio desarrollo de sistema capitalista en el continente americano. Y habría que profundizar en la historia de esa tesis porque la des-acumulación y desnacionalización de capitales en América Latina configura, conjuntamente con el intercambio comercial desigual y el cobro de la impagable deuda externa, una matriz estructural de la cual, el caso del bloqueo económico a Cuba es apenas la punta de un iceberg.        

Para Cuba “el bloqueo ha significado una sangría económica brutal”. El gobierno calcula cada año el costo y en este momento equivale en términos constantes al valor de dos planes Marshall en contra de Cuba. Hay problemas, restricciones, incomodidades, dificultades de la vida cotidiana que tienen que enfrentar los cubanos a causa del bloqueo. Por ejemplo, Cuba puede conseguir carne de pollos a buen precio comprados en la Florida o Luisiana y tiene que traerlos de Argentina, Ucrania o de un país europeo. A veces importa bienes y cosas desde Vietnam. Están los obstáculos que se interponen al movimiento de las personas, como el caso de los dos millones de cubanos que viven en la Florida y desean viajar a Cuba. Y están a la vista los efectos turísticos y sus derivados comerciales y de servicios.

El bloqueo afecta a los productos medicinales. La calidad de la medicina cubana y los servicios médicos se han visto desvirtuados parcialmente porque ellos compran tecnología en Europa, que podían comprar en Estados Unidos, o en insumos o genéricos que no se lo dejan adquirir. Hay dificultades en las finanzas, porque para cualquier país que comercie con Cuba, les quitan los dólares o les cobran una tarifa exorbitante y el acceso de internet, que le fue negado por Estados Unidos encareciendo hasta $ 5.00 el costo de la hora de acceso, además del cierre de ese mercado a multinacionales como INTEL.

Hay que observar, finalmente, una concatenación de hechos, visibles tras la decisión del Presidente demócrata norteamericano.      

1)       Las iniciativas llevadas adelante por el Papa Francisco para inducir las negociaciones entre dos posiciones políticas, ideológicas y económicas, antagónicas que expresan los dirigentes de Cuba y Estados y Unidos. Y no solo en este caso, sino también en torno a los conflictos en Israel y Palestina, Afganistán u otras guerras o conatos de ellas, en el medio oriente.

2)       El papel de Rusia y Venezuela como “blancos” de la política exterior gringa, la cual exige flexibilidad con Cuba para concentrar fuerzas en desgastar las administraciones de Putin y Nicolás Maduro. Sobre ambos países hay sanciones económicas y diplomáticas.

3)       Para los estrategas militares gringos el bloqueo implica una incapacidad para observar in situ lo que está pasando en Cuba, y sobre todo qué es lo que Rusia y China pueden estar haciendo en Cuba. Por ejemplo, en Argentina, donde hay 200 funcionarios en la embajada de los Estados Unidos, la mitad se dedican a espionaje e inteligencia, recolección de datos.

4)       El canje de prisioneros, que ya venía siendo pedido desde hacía varios meses por el New York Times en diversos editoriales, culmina un proceso largo de mediación del Papa Francisco y se ha prolongado como móvil de agitación política durante largo tiempo.  

5)       El debilitamiento del lobby anticomunista y anticastrista en el Congreso, debido a su enorme poder, estimado como la tercera fuerza financiera decisiva en la formulación y ejecución de políticas de Estado, después del capital judío y del mismo presupuesto estatal gringo. Además, por el impacto electoral de la ciudadanía cubana en Florida y en otro ángulo por la vinculaciones de la mafia con el capital sucio, el narcotráfico y el terrorismo.

6)       El movimiento de solidaridad con la política de Cuba, no solo en cuanto a su fidelidad al internacionalismo revolucionario, sino sobre todo a su política soberana inclaudicable y leal con los países dependientes y no industrializados.

7)       El apoyo a la decisión del Presidente Obama por parte de prominentes políticos del Partido Republicano incluidos el Exsecretario General de Estado Colin Power o los líderes de mismo bando y otras fuerzas de menor rango representadas en el Congreso y el Senado.

Plantados en una perspectiva pro-imperialista algunos exigen una apertura democrática y el pluralismo político-partidista en el juego electoral cubano. Ello no muestra todavía riesgos de envergadura en contra del tipo de socialismo imperante en la Isla. “Se puede configurar un sistema multipartidario que no van a ser de ninguna manera rivales en una competencia electoral... Si Evo Morales saca el 61% de los votos en elecciones en donde la derecha ha gozado de libertades inconmensurables a lo largo de tantísimos años y si otro tanto pasa con los triunfos de Rafael Correa en Ecuador, vamos a hacer un supuesto de que si se organiza un sistema partidario como el que hay en Bolivia o Ecuador, el gobierno cubano va a seguir teniendo una aplastante mayoría en la Asamblea Nacional y en la elección de cargos ejecutivos”. http://www.contrainjerencia.com/?p=98460

Fuentes:

http://www.redbetances.com/columnas/julio-muriente/1005-julio-a-muriente-perez-minh.html

http://www.contrainjerencia.com/?p=98552

http://www.contrainjerencia.com/?p=98460

http://www.contrainjerencia.com/?p=98574&utm_source=feedburner

Morais, Fernando. Los últimos soldados de la Guerra Fría. (Historia de los Agentes Secretos infiltrados por Cuba en organizaciones de extrema derecha en los Esados Unidos) Editorial Arte y Literfatura. La Habana 2012.

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