Por José René Tamariz

La huelga con movilizaciones de los días 26 y 27 de abril tuvo una participación masiva, tanto a nivel nacional como regional. Según datos oficiales del Ministerio de Educación Pública (MEP) en la gran área metropolitana (GAM) la participación en las instituciones educativas fue del 90% y en las zonas rurales fue de 70%, superando con creces el requisito del 60% para declarar una huelga legal. Por otro lado, la participación del sector salud también fue masiva y espectacular, por ejemplo, la participación de los trabajadores de la salud en el hospital de San Carlos fue del 85%; en ciudad Neily, del 85%; en el hospital Escalante Padilla de Liberia, del 80%; en Guápiles, del 85%; en Santa Cruz, del 70%; en Turrialba, del 80%; en Heredia, del 80%; en Nicoya, del 75%; en San Vito, del 80% y así sucesivamente en los demás centros hospitalarios.

Esta alta participación del sector salud en la huelga se explica, en gran parte, porque el gremio de los médicos se ha radicalizado, ya que pretenden despojarlos de sus incentivos, lo cual los llevaría a una reducción significativa de sus salarios. Asimismo, la participación de otros sectores fue importante, tales como las universidades públicas y sectores populares.

Contexto Político

La gran masividad de la huelga de los días 26 y 27 de abril es el producto y resultado del profundo, fuerte y extenso descontento obrero y popular que existe en amplios sectores de la población en contra el gobierno de Solís y los partidos neoliberales de la Asamblea Legislativa. Este dúo nefasto, gobierno y partidos neoliberales, con sus proyectos de leyes, tanto de reducción del gasto público, léase reducción y eliminación de componentes salariales, como de aumento de los impuestos, léase más reducción de los salarios, pretenden hacer pagar el déficit fiscal, provocado por el PLN, a los trabajadores, sectores populares y clases medias.

El enojo y descontento de los trabajadores y demás sectores populares también se deben a otras razones, tales como, el congelamiento salarial impuesto, prácticamente, desde el año 2015 por el gobierno de Solís, así como, los ataques a las convenciones colectivas, el encarecimiento de los precios de servicios básicos y de productos, a pesar, de la supuesta inflación cero. Por otra parte, existe un gran malestar debido a la estafa política del “cambio” prometido en campaña política-electoral por Guillermo Solís y el Partido Acción Ciudadana (PAC). Estas, entre otras, causas explican la gigantesca movilización nacional del día 26 de abril y las grandes manifestaciones regionales del día 27 de abril.

El Proceso de Huelga del 26 y 27 de abril.

El Bloque Unitario Sindical y Social Costarricense (BUSSCO) discutió y ratificó a finales del mes de marzo, realizar la huelga para los días 26 y 27 de abril. Por su parte, la Asociación de Nacional de Educadores (ANDE) votó en Consejo Nacional el día 2 de abril, lanzar la huelga para los días 26 y 27 de abril. Ese mismo día, 2 de abril, Ricardo Molina, Presidente de la APSE, informó al Consejo Nacional de la propuesta de huelga para los días 26 y 27 de abril. Los integrantes de la tendencia sindical Cambiemos nos pronunciamos a favor de apoyar y participar en ese movimiento huelguístico.

Al final, se votó convocar a Asamblea Nacional de Presidentes de bases para el día 22 de abril para que discutiera y ratificara la participación en dicho movimiento. Al mismo tiempo, en ese Consejo Nacional, se acordó llevar la discusión de participar en ese movimiento huelguístico a las asambleas de bases que se realizaron entre los días 8 y 15 de abril. Sin embargo, para sorpresa de casi todos los apsinos, tanto la agenda oficial de la directiva nacional para las asambleas de bases y para la asamblea nacional de presidentes de bases no hacía mención de la huelga del 26 y 27. Es decir, para el sector mayoritario de la directiva nacional no existía ningún llamado a huelga, la ignoraba en las propuestas de agenda. Peor aún, en las asambleas de bases a las cuales asistían los dirigentes de planta de la directiva nacional, se oponían abiertamente a participar en la huelga de esos dos días.

En otras palabras, estaban en contra de la huelga y tenían claramente una política de desmovilización. Una de las razones para desmovilizar, entre otras, era que como nos encontramos en un proceso de negociación con el gobierno de la nueva convención colectiva, no debíamos realizar la huelga del 26 y 27, porque estropearían las negociaciones. Esta era un argumento falaz, porque más bien la movilización fortalece a las organizaciones sindicales en el proceso de negociación de la nueva convención colectiva.

No obstante, mientras el sector mayoritario de la directiva nacional desmovilizaba en un pequeño sector, en la mayoría, casi absoluta, de las asambleas de bases a nivel nacional, como una reacción en cadena, votaban de forma democrática y por mayoría, participar en la huelga del 26 y 27 de abril. Las bases del sindicato APSE habían decidido, previo, a la asamblea nacional de presidentes de bases ir a huelga.

Llegó la asamblea nacional de presidentes de bases del día viernes 22 de abril. En ella, las bases, votaron por abrumadora mayoría participar de forma activa en la huelga de los días 26 y 27 de abril convocada por el Bloque Unitario Sindical y Social Costarricense (BUSSCO) y el sindicato ANDE. En esta asamblea se enfrentaron dos posiciones políticas-sindicales: la de la mayoría de la junta directiva nacional y otro pequeño sector del sindicato que proponían participar solamente un día de huelga y, el sector mayoritario del sindicato, que propusimos participar de forma activa los dos días de huelga, el 26 y 27 de abril. La primera posición política-sindical obtuvo solamente 88 votos, mientras que la segunda posición logró una votación, abrumadoramente mayoritaria, de más de 700 votos.

En la asamblea nacional de presidentes de bases del día viernes se recurrió, por parte de un sector de la mesa directiva, a múltiples maniobras y triquiñuelas para evitar que se discutiera y votara, primero, el cambio del orden del día de la agenda y, segundo, trataron de impedir la discusión y votación de la propuesta de participación de los dos días de huelga, 26 y 27 de abril, del sindicato APSE. Para evitar esa discusión y votación recurrieron a un reportorio de falacias políticas y legales que, en el fondo, pretendían provocar el miedo a los rebajos salariales y despidos de los trabajadores.

Sin embargo, ninguna de estas falacias logró calar entre la mayoría absoluta de los presidentes de bases que, previamente, en sus asambleas de bases ya habían decido y votado participar en los dos días de huelga. Una vez más, esta decisión y votación histórica de la asamblea de presidentes de bases del sindicato APSE demuestra que las bases han superaron a su dirigencia nacional y les han enseñado como debe actuar una verdadera dirección sindical.

La discusión y la política del miedo sobre los rebajos salariales y los eventuales despidos que esgrimía el sector mayoritario de la directiva nacional de la APSE, para no participar en la huelga del 26 y 27 de abril, fue resuelta en la práctica por las bases de los sectores de la educación y salud. Al final, el asunto de las represalias es un problema de tipo político, no solo legal, si la correlación de fuerzas entre las clases que luchan contra el gobierno y los neoliberales es favorable, por su masiva participación, esa masividad, fuerza y fortaleza del movimiento de los trabajadores impide cualquier represalia.

El día 28 de abril, fecha en que el gobierno convocó al bloque sindical BUSSCO para negociar, se produjo un altercado. La dirigencia de dicho bloque en un error político pretendió evitar la participación en las negociaciones de la dirigencia del sindicato APSE que, más allá de su política desmovilizadora, la organización de conjunto había participado masivamente en la huelga, lo cual le otorgaba el derecho a su participación. Este error se corrigió y enmendó y el 29 de abril, la dirigencia del sindicato participó en las negociaciones.

Caracterización de la Huelga del 26 y 27 de abril.

La huelga y movilizaciones de los días 26 y 27 de abril fue un éxito, desde el punto de vista de la gigantesca participación de los trabajadores de la educación, salud y otros sectores sociales. Asimismo, desde el punto de vista de que el gobierno y las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no lograron rebajar salarios ni despedir trabajadores, por su gran masividad, constituye un triunfo parcial del movimiento. En el sector salud, existe un hecho importante. Todas las huelgas son declaradas ilegales, porque legalmente está prohibido el derecho a huelga en dicho sector, sin embargo, fue tan grande la participación de dicho sector que ello impidió que se les rebajara el salario a los trabajadores de la salud.

Sin embargo, desde el punto de vista de las demandas planteadas por el pliego petitorio no existe ningún triunfo. El movimiento se encuentra, tal como iniciamos e intacto. Pero es necesario e importante destacar que la gran participación en la huelga, le da confianza y fuerzas al movimiento de los trabajadores para las grandes jornadas de luchas que se avecinan con la nueva conformación y agenda del directorio de la Asamblea Legislativa, que pretende, aprobar por la vía rápida, un combo de proyectos, fusión de varios proyectos como el de Sandra Pisk del PLN, PUSC y del poder Ejecutivo que pretende reducir y eliminar componentes salariales, derechos y conquistas sociales y económicas logradas en las últimas décadas.