Por José René Tamariz

Muchos especialistas, médicos, medios de comunicación y personas se hacen esa pregunta, pero no existe una respuesta definitiva al respecto. A lo largo de la historia ha habido diversas enfermedades pandémicas ocasionada por múltiples microorganismos, tales como los protozoarios y virus. Ahí están las enfermedades como la malaria (protozoario), la fiebre amarilla (arbovirus), la fiebre tifoidea (bacteria) y otras producidas estrictamente por virus. Por ejemplo, la malaria produjo en su momento de expansión hasta 3 millones de muerto anualmente; la fiebre amarilla, mataba al 95% de las personas que la contrajeron y la fiebre tifoidea fue una plaga que mató a miles de soldados y personas en diferentes países durante la primera guerra mundial.

La actual pandemia de la Covid ha matado en dos años a 5.517.789 personas en el mundo, es decir, aproximadamente, unos 2.758.894 humanos. Como se puede observar es una cifra menor que los ocasionados por la malaria en los años 1880 cuando la población era mucho menor que ahora, alrededor de uno 1 500 millones de habitantes contra 7 500 millones en el año 2020. Obviamente, la cantidad de muertos en esta pandemia ha sido menor que en otras plagas y pestes debido a diversos factores, entre otros, por las mejores condiciones de limpieza, higiene, seguridad social, medicinas y más desarrollo de la tecnología y la ciencia en el campo de la medicina. Además, de las políticas de confinamiento y protocolos de salud para enfrentar dicha enfermedad.  

No obstante, todo lo anterior la pandemia de Covid ha sido la más grande y mundial de los dos últimos siglos, ya que se ha expandido por toda la Tierra como no sucedió con las anteriores, producto de la globalización del transporte y movilidad de las personas a nivel planetario. Pero, existen varias preguntas, aún sin respuesta ¿hasta cuando va a terminar la pandemia de la Covid?, ¿tiene un límite biológico el surgimiento de nuevas variantes del virus Sars-Cov-2?, ¿seguirá de forma indefinida el desarrollo de la Covid?

La ciencia todavía no ha dado respuesta claras y categóricas sobre el fin de la pandemia. Existen algunas indicaciones probables en esas direcciones. En esta nota, se intenta plantear algunas ideas especulativas al respecto. Veamos algunos aspectos.

La evolución y adaptación de los organismos por selección natural se producen en ciertos períodos y tiempos, aunque pueden ser son continuas, a veces se producen a saltos, pero tienden a estabilizarse. Los virus no escapan a este proceso evolutivo y adaptativo. Las variantes preocupantes de ese virus que han surgido y desarrollado han sido las siguientes: Alfa, Beta, Gamma, Delta y Ómicron. Las variantes llamadas de interés son los virus Lambda y Mu.

La última variante de las cepas preocupantes que es la Ómicron es la que se ha propagado de forma más vertiginosa en el planeta Tierra, asimismo es la de mayor transmisibilidad y, por ende, la que más ha contagiado personas en el mundo, dando un salto puntuacional o cualitativo. Al parecer, la mutación de Ómicron ha afectado de forma positiva su capacidad de adaptación y replicación. En apariencia, las características de la variante Ómicron parecieran que son variaciones que tienden a ser más favorable para el huésped y más ventajosa para el hospedero, por tanto, eso explica que se haya extendido rápidamente por todo el mundo. Dicho de otra forma, al virus le interesa sobrevivir y seguir replicandose sin matar a su hospedero (humano).

La selección natural por variación genética en los virus se produce por dos mecanismos: la recombinación genética y la mutación aleatoria. Este último mecanismo selectivo es el del virus Sars-Cov-2, no su recombinación genética. La supuesta variante “deltacron” que, supuestamente, sería una forma de recombinación genética, en realidad, no existe, ya que fue una contaminación de un laboratorio en Chipre.

Por otro lado, es de gran importancia destacar que los síntomas de la variante Ómicron son más leves que las anteriores, pero también produce menos hospitalizaciones y muertes debido al gran avance de la vacunación a nivel mundial. Aunque ese proceso de vacunación es desigual entre los países ricos y pobres. De otra parte, también se podría estar produciendo un proceso de inmunidad de rebaño mundial debido al gran contagio de esta última variante. Algunos expertos calculan que, por ejemplo, la mitad de la población europea se va a contagiar con la variante Ómicron.

Es por ende la variante dominante. Sus síntomas y efectos, en términos generales, son más leves que las anteriores. Por tanto, como una posible hipótesis se podría plantear que, la variante Ómicrón al desplazar del escenario mundial a las demás variantes de forma dominante en tan poco tiempo, podría tener la tendencia a su propia estabilización y en los seres humanos. Sin embargo, estos planteamientos son especulaciones sobre el Sars-Cov-2 y la enfermedad que produce la Covid.