1 de Mayo: ¡Unidad sindical contra la pauperización de los trabajadores y contra la marginalización social de los sectores populares!

Todos los males del sistema capitalista semicolonial en Centroamérica, se han agudizado con la pandemia de coronavirus. Ha aumentado terriblemente la cantidad de contagios y muertes, afectando siempre a los sectores populares. Centenares de miles de trabajadores del sector formal e informal han perdido sus puestos de trabajo o fuentes de ingreso. Y quienes logran conservar el empleo, trabajan en condiciones más precarias, con excesivas jornadas de trabajo, para ganar menos salarios que antes.

En las últimas décadas, producto de la ofensiva neoliberal, el sistema capitalista semicolonial en Centroamérica está basado en el sector servicios, turismo, maquila y el sector agropecuario. La clase obrera industrial se ha reducido enormemente, debilitando a los sindicatos. La crisis capitalista y la pandemia están creando un enorme caos social sin precedentes.

La crisis capitalista ha afectado gravemente a las centrales obreras y sindicatos de toda la región, debilitándolos aún más. Con el pretexto de combatir la pandemia, en todos los países y en todas las empresas, los gobiernos y la patronal han aplicado planes de ajustes que recortan empleos, bajan salarios y aumentan las jornadas de trabajo.

Las centrales obreras y campesinas no han podido contener la ofensiva capitalista contra los derechos laborales. Esta situación ha creado un espantoso vacío de dirección entre los sindicatos. Las burocracias sindicales se han arrodillado ante los gobiernos de turno, dejando a los trabajadores a merced de la voracidad capitalista. Algunos sindicatos, para sobrevivir, terminan plegándose a los dictados de los gobiernos de turno o arrodillándose ante el Estado capitalista, otros sobreviven con donaciones de fundaciones y ongs. En realidad, para poder sobrevivir, los sindicatos solo tienen un camino: luchar por la defensa de las conquistas obtenidas en décadas anteriores, y seguir luchando por nuevas conquistas.

Las centrales obreras y campesinas, los sindicatos que aun se mantienen en pie, tiene el enorme desafío de luchar no solo para organizar a los trabajadores (sean del sector privado, maquilas o empleados públicos), sino también de atraer a los sectores populares que la crisis capitalista ha empujado a la marginalización social.

En la medida en que los gobiernos de Estados Unidos y México cierran filas para bloquear la migración de centroamericanos que huyen desesperados hacia Estados Unidos está dejando de ser una alternativa para solucionar los problemas de cada quien. Se avecinan grandes acontecimientos, rebeliones, estallidos sociales, y futuras revoluciones contra el hambre y la miseria.

Una de las principales tareas de los socialistas centroamericanos es ayudar a la formación de nuevas direcciones sindicales y revolucionarios, que den una repuesta a los enormes desafíos de la crisis capitalista

1.- GUATEMALA.- Crisis económica y pandemia afectan a los trabajadores.

A un año y un mes de la llegada de la pandemia Covid-19 al país, la clase trabajadora guatemalteca aún se está recuperando de los efectos desastrosos que tuvieron las medidas de emergencia sanitaria tomadas por el gobierno de Alejandro Giammattei.

No hay una cifra oficial de la cantidad de empleos que se han perdido durante la pandemia.

El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) calcula un 3% de empleos formales perdidos, correspondientes a una disminución de unos 41,803 afiliados en diciembre de 2020 con respecto al mismo mes de 2019. Según la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), se perdieron 60,930 puestos de trabajo, y la economía del país dejó de generar 17,400 nuevos empleos previstos. Esta asociación hizo el cálculo en base al promedio mensual de afiliados reportados por el IGSS. Según la organización Oxfam, entre empleos formales e informales se perdieron más de 300,000 puestos de trabajo. De acuerdo a la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), cien mil puestos de trabajo se perdieron en todas las ramas del gremio.

Pero la clase trabajadora no fue afectada solamente por la pérdida de empleos; numerosas empresas recurrieron a los recortes de salarios, además de despidos, para no tener que cerrar. Y otras se acogieron al programa gubernamental Fondo de Protección del Empleo, que suspendía los contratos laborales temporalmente, liberando a los patronos del pago de sueldos, mientras el gobierno entregaba a los empleados un apoyo mensual inferior al salario mínimo; unos 191 mil trabajadores fueron afectados con este plan. Además, el paso de las tormentas Eta e Iota dejaron pérdidas por unos Q 6 mil millones, afectando a 2.4 millones de personas, entre ellos trabajadores de empresas ubicadas en los departamentos que sufrieron daños.

El resultado ha sido, por un lado, el aumento de un 5% de trabajadores que se dedican a actividades informales. Por otro, el dramático incremento de la pobreza. Según el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), más de 1,236,000 personas se sumaron a las 8.5 millones en situación de pobreza. El gobierno criminal de Giammattei dio el golpe final a las y los trabajadores al no incrementar los salarios mínimos para el año 2021, favoreciendo a los empresarios.

Cada año se incorporan a la Población Económicamente Activa 200 mil jóvenes. Normalmente los empleos creados anualmente rondan los 60 mil, con un déficit de unos 140 mil puestos de trabajo. Esta situación ahora se ve agravada por la pérdida adicional de trabajos causada por la pandemia; de esta manera, lo que vemos es la proliferación de la economía informal y de trabajos precarios, sin prestaciones ni garantías, ni siquiera con el sueldo mínimos, como repartidores a domicilio, vendedores de todo tipo que ganan por comisiones sobre productos vendidos, etc.

La clase trabajadora no pudo dar una respuesta homogénea a la crisis, limitándose a luchas sectoriales o muy focalizadas. Entre las pocas luchas destaca la de las y los compañeros trabajadores de salud estatal, tanto médicos como personal de enfermería, mantenimiento, conserjería, etc. que mantuvieron un nivel de protestas contra las precarias condiciones en que les ha tocado enfrentar la pandemia, frente a un gobierno y un Ministerio de Salud que se mostraron incapaces de afrontar la crisis sanitaria.

La economía ha iniciado una lenta recuperación, esperándose un crecimiento del Producto Interno Bruto de entre el 3% al 5% en 2021, con una cifra central del 4%; esto frente al crecimiento negativo del -2.5% en 2020. Este cálculo del crecimiento se basa en el aumento de las exportaciones, gracias sobre todo a la recuperación de la economía de Estados Unidos, y el crecimiento de las remesas enviadas por los trabajadores migrantes a sus familias (6 de cada 10 familias guatemaltecas), vinculado también a mejor desempeño de la economía estadounidense.

No hay cifras oficiales de la recuperación del nivel de empleo. Pero el nuevo Estado de Prevención decretado por el gobierno ante una tercera ola de contagios por Covid-19 amenaza la lenta recuperación de uno de los sectores más golpeado, el turismo, restaurantes y centros de diversión.

Ante la nueva restricción de actividades públicas, las grandes coordinadoras sindicales planean para este 1 de mayo realizar actividades limitadas en número y extensión de recorrido. Estas coordinadoras son el Movimiento Sindical y Popular Autónomo Guatemalteco y los Sindicatos Globales, a cuyas actividades se suman normalmente otros sindicatos y agrupaciones independientes. 

2.- EL SALVADOR.- La crisis capitalista debilita la demagogia de Bukele

El 2020 la clase trabajadora salvadoreña no solo tuvo que sufrir a nivel de salud los estragos ocasionados por el virus del COVID-19 sino también tuvo que cargar con los efectos ocasionado a nivel económico como fueron despedidos, reducción de salarios, suspensiones de trabajo. Así mismo tiene que lidiar con los planes de recuperación económica los cuales tanto la empresa privada como el gobierno busca cargarle a la clase trabajadora.

Un Estado en ruinas

El Salvador se encuentra sumergido en una franca crisis financiera, para poder mantenerse el gobierno de Bukele ha tenido que recurrir a los préstamos, llevando a un endeudamiento histórico.

A nivel económico para este 2020 El Salvador se caracteriza por bajo crecimiento y un aumento de la deuda pública. Si comparamos   el Producto Interno Bruto (PIB) tenemos que  el 2020 fue $24,784 millones menor al de 2019 que fue de $28.989. De igual manera sucede con la deuda pública la cual   en el 2019 fue de $19,808.35; mientras en el 2020 ascendió a  $22,625.53 millones.

Al relacionarlos tenemos que  la deuda representa más del 90% del PIB,  unido a un bajo crecimiento en donde el  Banco Mundial  prevé que la economía en este 2021   se contraiga -7.2 %.

Continua la pérdida de empleos

A septiembre del 2020 el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) proyectaba una pérdida de 250,000 empleos de los cuales 83,000 plazas corresponderán al sector formal y 167,000, al informal. Por su parte el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) a junio del 2020 reportaba una reducción de 71,825 cotizantes con respecto al 2019. Cabe señalar que los más afectados son los trabajadores del sector privado y que, a pesar que oficialmente se habla de recuperación de empleos, la supuesta creación de nuevos empleos no se percibe en la realidad ya que se ha dado un aumento de la migración ilegal hacia los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades laborales.

La reducción de la clase trabajadora formal

Oficialmente El Salvador cuenta con 6,765,753 habitantes, de estos 3,078,037 corresponden a la Población Económicamente Activa (PEA), de esta población solamente 830,915 son  trabajadores cotizantes al ISSS. En otras palabras, solo el 26.99% de la PEA cuentan con un trabajo formal.  De este total, 653,551 corresponden al sector privado, y 177,364 trabajadores al sector público en donde incluyen trabajadores estatales, autónomos y municipales. En el sector privado, la actividad económica que predomina es comercio, restaurantes y hoteles, transporte, almacenes, comida (191,498) en segundo lugar Industria manufacturera, explotación de minas y canteras y otras actividades Industriales (178,169) y en tercer lugar actividades profesionales, científicas, Técnicas y de Servicios Admón de Apoyo (121,434)

A partir de cifras oficiales se tiene que del 2019 al 2020 se tuvo una reducción de 33,441 cotizantes en el sector privado mientras en el sector público se dio un incremento de 7,144 cotizantes.

Descenso organizativo

A de Mayo 2019, según el Ministerio de Trabajo existen 343 sindicatos activos,  104 del  sector Público, 97 de Trabajadores/es Independientes, 55 de Industria, 39 de Gremios, 38 de instituciones autónomas y 10 de Empresas.

Según datos del gobierno de El Salvador se tiene un registro 227 organizaciones sindicales, divididas así: 126 sindicatos pertenecientes al sector privado, 75 al sector público y 26 de instituciones autónomas.  Con un total de 3,821 directivos sindicales acreditados como representantes de la clase trabajadora.

En materia de Contratos Colectivos de Trabajo se reportan 134  registrados y vigentes  en su mayoría del sector privado, con un total de 81,487 trabajadores cubiertos,  incidiendo el rubro de la construcción el cual para el  2019, rondaba por 22,650 trabajadores.

Para marzo del 2018 el Ministerio de Trabajo reportó la existencia de 53 Federaciones sindicales del sector privado y 7  confederaciones, mientras a nivel de sindicatos públicos se reportaban 8 federaciones y 1 confederación.

Para el 2020, bajo el gobierno de Bukele, existen 13 federaciones sindicales activas la mayoría del sector privado (11) y 3 confederaciones del sector privado. Se observa una reducción de organismos sindicales.

Violación a la independencia y autonomía sindical

La causa fundamental en el descenso del registro oficial  de Sindicatos, Federaciones y Confederaciones se debe a que  Rolando Castro, actual Ministro de Trabajo, chantajea a los sindicatos, retrasando la acreditación de las Juntas Directivas sindicales electas de manera legal y por las bases sindicales. Como muestra está la negación de las credenciales al sindicato del propio Ministerio del Trabajo y Previsión Social (MTPS). Según denuncias de representantes sindicales, la entrega de las credenciales esta supedita a compromisos y fiel obediencia al gobierno de Bukele, de esta manera busca integrar una corriente sindical afín al partido de gobierno.

En otras palabras. Bukele busca domesticar al combativo movimiento sindical por ello que está dividiendo y reclutando a una parte de los dirigentes sindicales.

Esfuerzos unificadores: contra el poder formal, solo el Poder Popular

Existen grandes esfuerzos de unificación de la clase trabajadora y el surgimiento de nuevas coordinadoras independientes como Poder Popular (PP), Unidad Sindical Salvadoreña (USS) y Coordinara Sindical Salvadoreña (CSS).

Es necesario que dentro de estos esfuerzos de unidad organizativa de la clase trabajadora se mantenga la independencia de clase respecto al gobierno de turno. Como sindicatos, debemos reconocer como progresivas cualquier medida que favorezcan a la clase trabajadora, pero al mismo tiempo debemos luchar contra aquellas que atenten contra la libertad sindical y los derechos de la clase trabajadora, así como también contra medidas antipopulares.

Se debe evitar caer en los juegos divisionistas de los funcionarios del gobierno de Bukele, y no dar cabida a métodos desacreditadores. Si luchamos para los mismos y por lo mismo, no existe motivos para mantenernos divididos.

Ultimas luchas sindicales

En lo que va del 2021 el sector que más ha luchado son los empleados públicos. Han estallado una serie de luchas libradas por los trabajadores y sindicatos municipales, quienes se oponen a los despidos, impago de cotizaciones al ISSS, AFP, retrasos en el pago de sus salarios, etc.

Así mismo, Poder Popular (PP) ha agrupado organizaciones sindicales para exigir:  entrega de credenciales al Ministerio de Trabajo, pago de salarios de trabajadores contratados por los CDEs, pago de salarios y utilidades a trabajadores del Ingenio Jiboa, reinstalo de trabajadores del Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología (MINEDUCYT), etc.

Por otra parte, los sindicatos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), ante el anuncio de reclasificación y nivelación por parte de las autoridades, se pronunciaron a favor de un aumento salarial que beneficie a todos los trabajadores de esa institución.

La Coordinadora Sindical Salvadoreña (CSS) ha librado una lucha emblemática en defensa y garantía de los derechos laborales de las trabajadoras de la maquila Florenzi, la cual cerró operaciones durante la pandemia, dejando desguarecidos a sus trabajadores.

Llamamos a Poder Popular (PP), Unidad Sindical Salvadoreña (USS) y Coordinara Sindical Salvadoreña (CSS) a superar a través de la lucha conjunta y la discusión democrática cualquier posible diferencia, para crear una gran coordinadora nacional de sindicatos independientes, que luchen por un programa común para evitar que la crisis capitalista recaiga sobre la clase trabajadora.

3.- HONDURAS.- La desintegración del Estado y la descomposición social aplastan a los trabajadores y sectores populares

La clase trabajadora de Honduras está pasando por un mal momento. Por un lado, la terrible crisis económica que se ha agudizado desde el golpe de Estado del año 2009, producto de las políticas neoliberales que ha impuesto el régimen nacionalista en 11 años de represión y de amenazas hacia los grupos que decidan levantarse en protesta. Por otro lado, la crisis desatada por la pandemia del SARS-COV2 ha incrementado el desempleo y las muertes de trabajadores de la salud de primera línea, lo cual a diario viene a enlutar a las familias hondureñas. Pero a esto, hay que agregar la deficiente forma en que el régimen viene enfrentando la pandemia, donde queda en manifiesto que lo único que tienen en mente es seguir saqueando el erario, los casos de corrupción ya son incontables y de parte de los operadores de justicia no hay indicios de proceder contra los principales involucrados, exceptuando uno que otro acusado.

La desintegración del Estado de Honduras, carcomido por el narcotráfico, repercute en la descomposición social y en la desesperación de los sectores populares que, ante la ausencia de direcciones sindicales y populares que luchen, se ven forzados a buscar una salida individual en la migración hacia Estados Unidos, engrosando las caravanas migrantes.

Los dirigentes de la Central de Trabajadores de Honduras (CTH), Central General de Trabajadores (CGT) y la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH), se han acomodado con el régimen, o en el peor de los casos, han sido cooptados por el gobierno usurpador. Los trabajadores de Honduras no tienen direcciones sindicales que los orienten en la defensa de los derechos laborales que están siendo cercenados. Con muy raras excepciones, las dirigencias sindicales se han burocratizado y se dedican más a actividades de proyección social que al verdadero sentido con el que fueron creadas: la lucha permanente por la conquista y la defensa de los derechos económicos y sociales de los trabajadores.

El año 2021 estará saturado por las elecciones generales que se realizarán a finales de noviembre. Es la oportunidad para todos los trabajadores para emplazar a las dirigencias sindicales para que convoquen a movilización permanente para derogar leyes lesivas como las del trabajo por horas, luchar por aumento general de salario acorde con el incremento de la inflación y la canasta básica, no al decreto con el que el Partido Nacional y sus perros fieles pretenden aprobar para utilizar los fondos de los institutos de previsión con el único propósito de seguir saqueando los fondos exclusivos de la clase trabajadora.

Este 1° de mayo es la oportunidad para hacer un llamado a todos los trabajadores del sector público y privado para movilizarse permanentemente y terminar con la dictadura de este régimen que nos ha orillado a los cordones de miseria. Es el momento para que los trabajadores y trabajadoras analicen profundamente el papel de las dirigencias y su rol en esta terrible coyuntura.

4.- NICARAGUA.- Dictadura, crisis económica, desempleo y bajos salarios asfixian a los trabajadores

La situación del movimiento obrero en Nicaragua es dramática. El estallido social de abril del 2018 agudizó la crisis económica. La represión y las masacres que ha desatado la dictadura Ortega-Murillo han vuelto mucho más difíciles las condiciones de vida de los trabajadores y sectores populares.

El desempleo ha aumentado de forma galopante. Los informes oficiales nos indican que a finales del 2018 había 914,916 trabajadores afiliados al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), para febrero del 2021 se habían reducido a 745,397, es decir, alrededor de 170,000 personas perdieron sus empleos formales.

Este aumento del desempleo en los sectores formales de la economía, envalentona a la dictadura y a la patronal, para mantener congelado el salario mínimo, a pesar del alza de precios.

El Gobierno, una representación de los empleadores y los sindicatos sandinistas de Nicaragua acordaron este jueves fijar en 6.518,24 córdobas ($186,6) el salario mínimo promedio a partir del 1 de marzo, un 3 % más que el actual, informaron fuentes oficiales.

En febrero del 2021 el salario mínimo aumento 1% para los trabajadores de las micro, pequeñas y medianas industria artesanal y turística nacional". Hubo un leve aumento de del 8,25% del salario mínimo en las zonas francas.

El salario mínimo promedio mensual es de 6.518,24 córdobas ($186,6). Nicaragua tiene el salario mínimo más bajo de Centroamérica, en una región en que los precios están dolarizados.

No solo el desempleo y los bajos salarios golpean a los trabajadores, sino también la desorganización y dispersión. Los pocos sindicatos son controlados por una burocracia fiel al FSLN, que actúa como gendarme del Estado

5.- COSTA RICA.- Se desintegran aceleradamente las conquistas laborales y beneficios sociales

La situación del movimiento obrero y sindical ya sea a nivel de bloques sindicales, confederaciones, federaciones y sindicatos independientes como APSE y otros es de crisis. Es importante mencionar que la organización sindical solamente existe a nivel de los trabajadores del sector público, ya que, aunque formalmente, existe en las leyes la posibilidad de formar sindicatos en el sector privado, sin embargo, los patronos funcionan como una verdadera dictadura patronal que no permiten la formación y existencia de esas organizaciones en sus empresas. Aquellos trabajadores de la empresa privada que osen constituir un sindicato son despedidos de forma inmediata y con la complicidad del ministerio del trabajo.

¿Por qué existe crisis en el movimiento sindical? Esa crisis se ha producido porque las diferentes dirigencias sindicales han apoyado y colaborado con los gobiernos del PAC, tanto el de Guillermo Solís como el de Carlos Alvarado. Varias cupulas sindicales llamaron a votar por ambos gobiernos. Esos tipos asistieron como candidatos a las asambleas de varios sindicatos para pedir votos y apoyo. Esa política de apoyo electoral y político a los gobiernos del PAC desarmó a esas dirigencias frente a esos gobiernos porque resulta que sus políticas fueron totalmente contrarias a las prometidas.

El gobierno de Carlos Alvarado ha resultado ser el peor y más neoliberal de todos los últimos gobiernos del país. Ni siquiera ningún gobierno del PLN o el PUSC ha llegado tan lejos en sus ataques contra los trabajadores, ya sea del sector público y privado. La ofensiva patronal y anti obrera ha sido inédita a manos del PAC. El despojo de los trabajadores del sector público está siendo brutal, pérdida total de todos los componentes salariales, congelamiento salarial por décadas y, eventualmente, despidos masivos.

De otro lado, la falta de unidad de acción sindical de parte de las diferentes dirigencias sindicales ha ahondado el divisionismo del movimiento sindical, debilitándolo frente a la ofensiva patronal. El manejo feudal de cada sindicato ha contribuido para que el gobierno imponga sus planes patronales y fondomonetaristas. El mejor ejemplo de ello es que las distintas burocracias sindicales no han lanzado ninguna lucha seria contra el proyecto de ley de empleo público que es la liquidación de toda conquista en el empleo público. No han pasado de emitir comunicado en contra de ese proyecto y hacer concentraciones sin bases. Prácticamente, el poder que en algún momento tuvieron los sindicatos ha desaparecido y extinguido. Es necesario una reconstrucción del movimiento sindical con nuevos dirigentes sindicales, clasistas, luchadores y revolucionarios que le vuelva a los sindicatos su real y verdadero poder. Esa es la gran tarea que los revolucionarios debemos asumir y realizar. Echar a las parasitarias burocracias sindicales y elegir nuevos dirigentes sindicales luchadores.

6.- Por una agenda común de lucha sindical y popular en toda Centroamérica.

Este 1  de mayo debe marcar el inicio de una agenda unificadora y de lucha sindical común en todos los países de la nación Centroamericana. Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a desarrollar la más amplia unidad de acción sobre los siguientes temas:

1.- Luchemos por aumentos de salarios que cubran la canasta básica o costo de la vida. El salario mínimo promedio centroamericana debe rondar los $ 550 dólares.

2.- Para combatir el desempleo se debe exigir en cada uno de nuestros países, la implementación de un Plan Nacional de Obras Públicas, para construir hospitales, viviendas populares, carreteras, caminos rurales, pavimentación de calles, escuelas, etc., que permitan garantizar el empleo digno para los desempleados.

3.- Defensa y mejoramiento de la seguridad social. Luchemos por pensiones o jubilaciones que cubran el salario que ganaban los trabajadores antes de retirarse, y en aquellos casos en que ganaban menos, deben recibir el salario mínimo promedio regional.

Los trabajadores agrícolas deben tener acceso a todos los beneficios de la seguridad social. En aquellos países, como El Salvador y Honduras, en donde ha sido privatizado parcial o totalmente el sistema de pensiones, debe volver a manos del Estado, para garantizar pensiones justas.

Los montos de las pensiones deben ajustarse al costo de la vida.

4.- En los casos en que los trabajadores trabajan en el sector informal, o no hayan logrado cubrir las cotizaciones necesarias para tener derecho a una pensión digna, el Estado debe otorgar una renta básica que cubra sus gastos en la vejez. De igual manera se debe garantizar el acceso a un sistema de salud pública de calidad.

5.- Para combatir la pandemia de coronavirus, debemos exigir en todos los Estados el acceso inmediato y gratuito a las vacunas para toda la población.  Todos los recursos del Estado deben estar en función de garantizar la salud pública.

6.- Defensa y ampliación de las Convenciones o Contratos Colectivos de Trabajo: bajo el pretexto de combatir el déficit fiscal y ahorrar gastos los gobiernos de turno han iniciado recortes o eliminación de ciertas cláusulas de los convenios o contratos colectivos de los empleados públicos, eliminando o recortando muchas conquistas históricas. Debemos luchar para que no se pierdan las conquistas laborales y más bien se incorporen otras.

La defensa de la convención o contratación colectiva cobra especial vigencia entre los trabajadores del sector privado, donde los niveles de sindicalización son muy bajos o inexistentes

7.- Por la más amplia unidad de acción sindical y popular para luchar contra los planes de ajuste neoliberales acordados con el FMI y ejecutados por los gobiernos de turno.

8.- Rechacemos las políticas de flexibilización laboral y tercerización (“outsourcing”) que produce empleos precarios, sin goce de prestaciones ni estabilidad laboral.

9.- Defendamos la libertad de sindicalización y derecho a huelga de todos los trabajadores (empleados públicos y municipales, sector privado), así como también garantizar el derecho al trabajo y la estabilidad laboral.

10.- Renacionalización de empresas y servicios públicos, privatizados o entregados en concesión. El Estado debe mantener el monopolio de los servicios públicos, bajo administración y control de los trabajadores para garantizar el acceso de la población.

11.- No al pago de la deuda externa, todos los recursos del Estado deben estar destinado a financiar los programas sociales y garantizar la salud publicas

12. Por la coordinación de las centrales obreras y campesinas, sindicatos y organizaciones populares de Centroamérica, para luchar unidos contra los efectos de la crisis capitalista y la pandemia.

 

Centroamérica, 27 de abril del 2021

 

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)