Los fondos de PETROCARIBE deben ser manejados por el Estado, bajo control de los trabajadores

Por Alberto Castro


El 2 de junio de 2014, justamente a un día de haber recibido la banda presidencial, el presidente Sánchez Cerén hizo público que enviaría la solicitud de aceptación de unión del país al acuerdo de asociación energética Petrocaribe, solicitud que fue aprobada el mismo día.

Escepticismo de la oposición y el optimismo oficialista

Se originaron expectativas a partir de las dudas sobre si es beneficioso para El Salvador este tipo de unión. La derecha arenera, como vocero de la oposición empresarial, manifestó que el país perdería su soberanía con este tipo de tratados, ya que perdería su identidad e independencia. Hugo Martínez, canciller de la república, manifestó que “…la adhesión a Petrocaribe preserva la independencia, soberanía e identidad del país” (LPG. 3/06/2014). Por su parte Luis Cardenal, presidente de CCIES manifestó: “Nosotros no sabemos cuáles son los compromisos que contiene ese acuerdo. No es claro y no han sido transparentes en explicarlo a la población. La ventaja que tiene es que van a darle los mismos beneficios al gobierno que dan a Alba”.


Nuevo orden hegemónico

Se plantea desde el ejecutivo una viabilidad económica y comercial favorable que surgirá a partir de la adhesión. Según Medardo González, secretario general del FMLN, los beneficios de ingresar a Petrocaribe serán el acceso a créditos con mayores facilidades de pago que los que ofrecen organismos financieros internacionales y el pago de la factura petrolera del país con granos básicos, es decir, con lo que cultivan pequeños y medianos agricultores.

Manifiestan que esto será motivo de dinamismo comercial, pues se reactivaría el agro a gran escala. Interpretamos que esto va a consistir en otorgamientos de semillas de la misma empresa para aumentar la productividad, capitalizando el plus valor que dejaría la producción de los campesinos pobres y trabajadores agrícolas en el sometimiento de éstos al régimen de producción que se basa en las relaciones de producción de tipo corporativas. El control de ese proceso de trabajo estaría en función del mismo capital transnacional que otorga los créditos e insumos, que seria nada más y nada menos que el mismo Petrocaribe.


A partir de esto, los iluminados socialistas del siglo XXI, para sostener las rentas favorables de su empresa Alba Petróleos de El Salvador, y de paso mantenerse a salvo a sí mismos como inversores, son capaces de sacrificar el mercado nacional provocando un desabastecimiento de alimentos para cumplir con la cuota con Petrocaribe. Estos trueques implican que en la cadena productiva de pago también se incluya a manera de compensación y con el otorgamiento de créditos, a la industria de calzados, y medicinas. Aplicando la misma forma de explotación laboral.

¿Empresa con función social?


En la actualidad Alba Petróleos El Salvador, que contaba con un capital de $800 millones, ha venido funcionando como un asocio público privado entre petróleos de Venezuela (PDVSA), y un conglomerado de alcaldías gobernadas por el FMLN, para lo cual ENEPASA como contra parte representó a El Salvador en un acuerdo previo.
Lejos de la fachada con la que se nos presenta, como una iniciativa de integración de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe, se esconde una transnacional que si bien es cierto genera nuevos empleos, provoca la perdida de otros, debido al acaparamiento de la producción de los pequeños y medianos productores. Esto sin lugar a dudas deriva en el desabastecimiento de alimentos para la demanda local, endeudamiento público y por lo tanto aumento de la pobreza.


Nacionalización de la importación y comercio interno del petróleo


A la fecha los mayores beneficiados dela compra de petróleo venezolano han sido los empresarios que conforman el núcleo económico que dirige al FMLN; ello no quita que de vez en cuando a estos se le caigan unas migajas. Por lo tanto, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) considera que para que los beneficios derivados de la compra de petróleo venezolano lleguen al pueblo salvadoreño, tanto la importación como el comercio interno del petróleo deben ser nacionalizados; en el caso de Alba Petróleos como empresa, debe ser estatizada y pasar bajo control de los trabajadores.

Como PSOCA consideramos que la integración de los pueblos latinoamericanos solo podría lograrse a consecuencia de la lucha unánime de la alianza obrero-campesina, derrotando a las burguesías locales. Por lo tanto un proyecto como Petrocaribe o cualquier otro no representa eso, porque continúa siendo propiedad de capitalistas.