Por: Salvador Belloso

Cuando se pensaba que las altas cifras de homicidios, eran parte de un pasado oscuro, que el Plan Control Territorial, iba viento en popa y el tan ansiado anhelo del pueblo salvadoreño de vivir en un país seguro, donde pueda transitar libremente era posible, de pronto como balde de agua fría hemos caído en la cruda realidad; la ficción a través de la incesante propaganda hizo creer a buena parte de la población que eso era real, pero quedó retratada la publicidad gubernamental ante el frío registro de 62 asesinatos ocurridos el día sábado 26 de marzo,  un día antes se registraron 14 asesinatos, dando como resultado 73 muertes violentas en tan solo dos días, cuando el promedio venía siendo de 3 asesinatos diarios.

Nayib Bukele, el mismo sábado, mediante Twitter ordenó a sus secuaces diputados y aliados, quienes hacen mayoría en Asamblea Legislativa, aprobar de carácter urgente un Régimen de Excepción, fundamentándose en el artículo 29 de la Constitución, en seguida el Presidente de dicho Órgano de Estado, Ernesto Castro, convocó a una sesión plenaria extraordinaria para hacer efectiva la voluntad de su líder supremo. En la madrugada del domingo 67 de 84 diputados aprobaron el Régimen de Excepción.  Al mismo tiempo ordenó al corrupto Director de Centros Penales, Osiris Luna, no permitir la salida a los reos miembros de pandillas de sus celdas.

¿Quiénes deben preocuparse?

En el 2020 se aprobó un Régimen de Excepción (el cual fue ampliado), con motivos de asegurar la poca circulación de personas en las calles y el confinamiento domiciliar para reducir los riesgos de contagio de Covid-19, esta vez las circunstancia esta vez son diferentes. Mucha gente ha a reincidido en el embaucamiento, creen  que esta medida va encaminada a golpear exclusivamente a las estructuras delincuenciales, al estilo de la frase popular: ‘’el que nada debe, nada teme’’, que por cierto está desmentida por la historia, darla como una premisa equivaldría justificar a los criminales de lesa humanidad y responsabilizar a las víctimas de su desdicha, creer en ello es por eso una aberración; las víctimas temerosas del terror no debían al momento de perecer.  Ahora bien, para el caso que nos ocupa, durante 30 días en El Salvador, se inhabilita la garantía de la libertad de reunión, se permite la interferencia de comunicaciones y correspondencia, y se permiten las detenciones sin orden judicial.

Violencia a quien no acate

La aplicación de los actos del Estado en la actualidad, no parten de observancias y criterios apegados al ordenamiento jurídico vigente, este se usa para formalizar decisiones que luego son ejecutadas bajo la voluntad de Bukele, en este sentido el Régimen de Excepción debe considerarse desde su dirección política, quien para tener certeza recurre a la amenaza hacia policías, militares, fiscales y jueces en caso desacaten su orden; las  expresiones mediante Twitter tales como: ‘’...dejar que los agentes y policías hagan su trabajo y defenderlos de las acusaciones...’’; ‘’Deben ser eficaces con los casos’’ (hacia los fiscales); y ‘’...estaremos pendientes de los jueces favorezcan delincuentes’’.

Deben tomarse con seriedad y cuidado. Los policías y militares temporalmente tienen vía libre para asesinar sin más atenuantes ni eximentes de responsabilidad penal que la protección de Bukele, el criterio de quien es o quien es sospechoso queda al arbitrio del perpetrador,  de acuerdo a Bukele, todas las actividades seguirán con normalidad ‘’a menos que seas un pandillero o las autoridades los consideren sospechoso’’. Los jóvenes de los sectores populares víctimas del acoso delincuencial, también están bajo el peligro del autoritarismo, El salvador, es un país antijuventud, los prejuicios y desprecio de clase son el criterio de sospecha hacia cualquier joven que no viva en los aposentos de la burguesía.

Solo el pueblo salva al pueblo

Esto no es más que un nuevo pulso de las maras y pandillas con el Gobierno, demuestra que nada ha cambiado, si bien hace unos meses el registro de los homicidios bajó, el de los desaparecidos aumentó. Debemos plantearnos la discusión acerca de la creación de autodefensas con independencia del Gobierno, y no caer en el embaucamiento de grupos de extrema derecha quienes pretenden confundirlo con grupos paramilitares.