Por: Alberto Castro

Si hay algo en lo que se ha caracterizado, desde un inicio el Gobierno de Bukele-NI-GANA, es la falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos, además de administrar de manera oscura aquella información de relevancia nacional, por ejemplo todo lo relacionado con la seguridad, preponderantemente  lo que respecta a las estadísticas. A finales de julio se dio a conocer que el Gobierno, disolverá a La Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTYC), lo insólito es que a cuatro meses que la Asamblea Legislativa (AL), dominada por el bukelismo, aprobara un préstamo de 44 millones de dólares destinados a modernizar a dicha institución, cuyas funciones pasarían  al Banco Central de Reserva (BCR), quien deberá realizar la elaboración de todas las estadísticas sociales y económicas, incluyendo un censo de poblacional, para el que valga la redundancia se recibieron más de $44 millones en este 2022.

Mediante una iniciativa de ley firmada por la titular del Ministerio de Economía, María Luisa Hayem, el Gobierno solicitó a la AL, aprobar la "Ley de Disolución, Liquidación y Traslado de Funciones de la DIGESTYC", la cual además de disolver a la DIGESTYC,  pasa al Banco central de Reserva (BCR), la elaboración de estadísticas del país, que van desde los censos de población, agropecuarios, precios de la canasta básica, y estadísticas de violencia contra la mujer.

¿Cuáles son los motivos de la disolución?

La DIGESTYC, tiene sus orígenes en la Oficina Central de Estadísticas, la cual nació mediante Decreto Ejecutivo, el 5 de noviembre de 1881, como una institución estatal, cuyas funciones se destinaron a la investigación y generación de información estadística de El Salvador.

En una reunión de 38 minutos la Comisión económica de la AL, sin un estudio técnico correspondiente, y únicamente guiadas por la disposición de 14 diputados oficialistas,  acordó la emulsión de 141 años de historia, los motivos de este acto imprudente, se deben buscar en las envolturas administrativas del acceso de la información pública, que ya no es más que una  dispensa oficial, porque el bukelismo pretende hacer del manejo de datos y estadísticas adecuado a su propaganda, pues la DIGESTYC  mostraba información objetiva, la cual reñía con la propaganda oficial, por tal motivo tiene sentido se haya propuesto disolverla, porque con ello el Gobierno se asegura atar cabos sueltos, asegurándose de modo que, de aquí en adelante no habrá más información pública, en su lugar será solo la comunicación gubernamental la que diga y sostenga para sí misma la propiedad de las fuentes, para evitar la crítica y en todo caso minimizar la capacidad de argumentación, de modo que antes de darse a conocer algo, habrán filtros cimentados en concuerdes con la imagen pública que pretende seguir teniendo.

A pesar conservar un alto grado de popularidad y aceptación, eso no quita que sean cuestionables los éxitos y logros que se autoatribuye; su mayor carta de presentación que es la seguridad, en realidad no es sino el rostro de su fracaso en la atención de ese problema social, pues solo es capaz de sostener las cifras bajas de homicidios, a través de una medida fascista, que más luego que tarde causará otra conflagración social. El Ejecutivo ha manifestado que los motivos de disolver DIGESTYC se deben a la "modernización conforme a la evolución y necesidades de la economía del país y las nuevas tecnologías", Pero en realidad sus motivos son otros.

Se ahonda la falta de trasparencia

Los objetivos de las estadísticas estatales deben estar orientados en proporcionar situaciones concretas, a partir de los datos obtenidos, para de esta manera tener certezas acerca de las circunstancias, los cambios, dimensiones, etc, del fenómeno en estudio. Cuando esto se deja de hacer en aras de cumplir objetivos distintos, como lo son los meramente propagandísticos, entonces no se atiende el problema con diligencia, impera el desorden y eso da lugar a improvisaciones que no resuelven más que lo inmediato o visual sin dar efectivamente en las causas. Nada diferente de lo que hasta ahora ha hecho Bukele, con la agravante esta vez que nos ha quitado una fuente de información pública para convertir las estadísticas en parte de su retórica.