Por Leandro Flores

Aunque las formas de generar plusvalía, han cambiado a lo largo de la historia del capitalismo, ahora en Guatemala se nos presentan nuevos megaproyectos, en los que se repite el baño en sangre habitual, tanto de niños y mujeres.

La Hidro Santa Rita, como representante del capitalismo salvaje, ha cobrado la vida de dos niños de la comunidad Monte Olivo: David Estuardo Pacay Maaz, de 12 años, y Ageo Isaías Güitz Macz, 13. Después de que en el 2008 se autorizó la construcción de esta hidroeléctrica en el río Dolores en Alta Verapaz , en una finca llamada Xalaha Canguinic, una ONG llamada Centro de Estudios para el Desarrollo Rural CEDER, comenzó primero dando becas, escritorios, etc. Luego propuso que la hidroeléctrica es el desarrollo, dividiendo a la población; pero muchas comunidades han resistido heroicamente realizando asambleas con 20 de ellas presentes, oponiéndose a la construcción de la hidroeléctrica.

Aunque las luchas están a la orden del día y los pobladores al pie de cañón, el Estado, el ente “regulador” solo ha respondido con represiones. En el mes de febrero de 2012 la empresa puso una denuncia en el Ministerio Público contra 5 líderes de diversas comunidades; dicha denuncia fue ratificada en el mes de enero del año 2013 ante el juzgado de primera instancia penal de Cobán, quien en una audiencia entre la Jueza Ursula Pacay, el Ministerio Público y Abogados de la empresa, emitió orden de Captura contra los líderes comunitarios Esteban Caal, Jose Maria Guitz, Angel Tot, Mario Ja y Alfredo Tiul quienes son acusados de plagio y secuestro, detención ilegal y robo agravado.

Con la excusa de que las comunidades habían pedido un destacamento militar en la comunidad Monte Olivo, hecho que nunca pudo ser probado, el ejército se instaló en el lugar. Ante esto los líderes y lideresas realizaron una asamblea con 20 comunidades en la que manifestaron su rechazo al destacamento militar, elaborando un memorial para presentarlo al oficial a cargo de dicho destacamento. El día 18 de abril las 20 comunidades realizaron una manifestación frente al destacamento militar y se reunieron con el oficial a cargo, a quien entregaron el memorial de rechazo al destacamento; este oficial inmediatamente informó y consultó a sus superiores, los cuales le dieron la orden de retirarse de la comunidad con la tropa a su cargo, llevándose también los vehículos y equipo con que contaban.

Las empresas que han trabajado en la construcción de este proyecto han sido tanto nacionales como transnacionales, asesinando a personas de escasos recursos, y para esto han contratado a otra persona de escaso recursos. Por ello se debe juzgar al actor intelectual, del asesinato de los dos menores. Y se debe repugnar todo hecho similar y nunca verse como algo normal.

Los niños fueron asesinados con la misma bala, por un guardia de seguridad privada de la hidroeléctrica, cuando buscaba al tío de estos dos infantes, el líder comunitario David Chen; el sicario, al no encontrarlo, disparó hiriendo a los dos niños de gravedad quienes murieron dos días después de ser hospitalizados en la capital. Los pobladores capturaron al guardia, llamado Guillermo Pacay Bol, al momento del ataque. Él confesó que la empresa le había pagado para asesinar a Chen. Aunque los lideres buscaron el diálogo, ni el Ministerio de Gobernación ni la PNC tuvieron la capacidad de llegar a la comunidad por falta de vehículos, hasta que después, agitados por el asesinato de los niños y por otros infiltrados de la hidroeléctrica, los pobladores lincharon a Guillermo Pacay, entregando su cuerpo cinco días después a las autoridades. Tiempo atrás David Chen había sufrido un intento de secuestro por parte de dos dizque agentes de la PNC; cuando Chen pidió ver la orden de captura, no la tenían y estos dos individuos intentaron meterlo por la fuerza en un vehículo, cuando varias personas que trabajaban por ahí cerca detuvieron el secuestro y huyeron.    

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), nos solidarizamos con los padres y familiares de los dos niños, denunciamos tanto al Gobierno como a la empresa hidroeléctrica, que se han encargado de reprimir a las comunidades, y que no han respetado las consulta comunitarias. Hacemos un llamado a las 20 comunidades que continúen su heroica resistencia, y que no confíen más en CEDER, ya que está completamente de lado de Hidro Santa Rita, ni en ninguna organización que los quiera convencer de estar a favor de la construcción de la hidroeléctrica.