Por Úrsula Pop

El lunes 23 de junio, una semana después de las movilizaciones de los comunitarios de San Juan Sacatepéquez, la capital y diversos puntos del país fueron de nuevo escenario de bloqueos, marchas y manifestaciones de protesta. El Consejo de Pueblos Mayas de Occidente convocó a las movilizaciones, que se llevaron a cabo en 29 puntos del país, ubicados en Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá, San Marcos, Huehuetenango, Chimaltenango, Retalhuleu, Quiché, El Progreso, Zacapa, Suchitepéquez y Jutiapa.

Las demandas planteadas por las compañeras y compañeros son las que los pueblos indígenas vienen planteando desde hace años, y que los sucesivos gobiernos burgueses una y otra vez han evitado, diluyendo los temas en infructuosas mesas de diálogo o rechazándolos tajantemente por medio de resoluciones; la represión ha sido con harta frecuencia la respuesta que han recibido las comunidades campesinas e indígenas. El reclamo es el respeto de sus tierras, territorios y bienes naturales, y el derecho a ser consultados y tomados en cuenta antes de que se otorguen licencias para proyectos de explotación minera o hidroeléctrica. Protestaron también por la proliferación de monocultivos en sus territorios. A estos reclamos se suma la problemática de la energía eléctrica, que desde que su distribución fue privatizada por el gobierno de Álvaro Arzú, el servicio se ha vuelto pésimo y los cobros se han disparado; primero fue la nefasta Unión Fenosa, y ahora el lucrativo negocio quedó en manos de la empresa Energuate. Una compañera de la marcha declaró: “Manifestamos porque el gobierno no nos cumple y porque estamos en una vil pobreza. Los productores de electricidad nos han oprimido con altos costos y es dinero que el pueblo no tiene” (Siglo XXI 24/06/14). En las protestas también participaron comunitarios de la resistencia de La Puya contra la mina El Tambor.

A las acciones realizadas por el Consejo de Pueblos Mayas de Occidente se sumó en la capital una serie de marchas de trabajadores de la salud convocadas por el Frente Nacional de Lucha, al que pertenece el principal sindicato de salubristas. Estos compañeros partieron de cuatro puntos de la ciudad: la zona 18, la Calzada Aguilar Batres zona 12, la Calzada Roosevelt zona 11 y carretera a El Salvador zona 15. Los alrededor de dos mil manifestantes convergieron en la zona 1 capitalina y culminaron la actividad en la Casa Presidencial, donde entregaron un memorial con pliego de peticiones. Otros trabajadores de la salud estuvieron también presentes en algunos bloqueos del interior. El reclamo principal de los sindicalistas es el cumplimiento del pacto colectivo firmado con el gobierno de Pérez Molina en octubre del año pasado. Ante la evidente debacle del sistema hospitalario nacional y el recurrente incumplimiento en el pago de sueldos, los compañeros salubristas finalmente efectuaron una acción centralizada y conjunta, después de numerosos paros y conflictos parciales que se han sucedido durante todo el año.

Pero el FNL no solamente reclamó la solución de los problemas del sector salud. Sus dirigentes demandaron la nacionalización de la energía eléctrica, se solidarizaron con las comunidades que luchan contra empresas extractivas e hidroeléctricas y exigieron al gobierno la convocatoria a un diálogo nacional urgente en el que se discuta sobre política fiscal, energía eléctrica, conflictividad agraria, transporte público, explotación de los recursos naturales, salud, educación y seguridad pública. Dora Ruano, dirigente del FNL, declaró “Sugerimos que el Gobierno aborde los temas que consideramos que son los que más agobian a la población”, y el secretario general Luis Lara dijo “Esperamos que atienda y convoque lo más pronto posible a este diálogo y esperamos recibir notificaciones lo antes posible”… “Lastimosamente, el presidente solo ha escuchado las necesidades del poder económico y se ha olvidado de las necesidades de los obreros, indígenas, campesinos, mujeres y jóvenes”. Según Lara el FNL dio al gobierno plazo hasta el 1 de julio para responder e instalar el diálogo, de lo contrario realizarán nuevas acciones (Prensa Libre 24/06/14).

Es alentador ver después de muchos meses, una acción de sectores diversos que hacen suyas las demandas de otros compañeros en lucha. Sobre todo si proviene del FNL, pues los halagos que dirigió, y la camaradería con que trató Luis Lara, secretario general del FNL, al presidente Pérez Molina después de la firma del pacto colectivo el año pasado dejaron muy mal sabor de boca y generaron desconfianza en las demás organizaciones sindicales y gremiales. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar esta vez los dirigentes del FNL? Ellos tienen la palabra, el movimiento sindical, campesino y popular estará atento a sus actuaciones.