Rigoberto Lima Choc

Por Marcial Rivera

2015 ha sido un año paradigmático en la historia política de Guatemala. La corrupción, el desfalco al erario público y otros temas, han sido objeto de discusión en la opinión pública. 2015, también ha permitido conocer, denunciar y desnudar el caso ya conocido por todos, y que no tuvo gran trascendencia a nivel de los medios: El ecocidio en el Río La Pasión, Sayaxché, El Petén, que no solamente causó gran contaminación medioambiental, sino que dejó un muerto y debió abrir un debate sobre la explotación de los recursos naturales, quién debe explotarlos y en manos de quién debe estar su administración.

El 18 de septiembre de 2015, el profesor Rigoberto Lima Choc, recién electo concejal del municipio Sayaxché, Petén, por la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE, fue asesinado a tiros frente al Juzgado de paz. Rigoberto denunció la contaminación al Río La Pasión, y secuelas ecológicas y medioambientales terribles, causadas por la Empresa Reforestadora de Palma de Petén, REPSA. Por este ecocidio, delegados de Naciones Unidas ya habían manifestado su preocupación por la vulnerabilidad en temas como la seguridad alimentaria y nutricional, que podría causar.

En apariencia Lima Choc, fue asesinado por empleados de la empresa. Estos hechos se dan un día después de que la jueza B de primera instancia penal de Petén, ordenara el cierre parcial de operaciones de Repsa durante seis meses mientras se investigaba si tenían alguna vinculación con la contaminación en el Río La pasión. Por este caso ya hubo una primera audiencia, la población damnificada por la falta de acceso a agua de calidad es alta, y la pesca ha sido prohibida en este afluente.

Producto del asesinato de Lima Choc, se dio una concentración el 24 de septiembre de 2015, frente la sede del Ministerio Público y luego frente al Palacio Nacional de la Cultura, en la que se exigió justicia sobre este caso. Hay que recordar que el viernes 11 de septiembre de 2015, fue asesinado don Sebastián Sajic Córdova, miembro del Concejo de principales de la Alcaldía Indígena y presidente del Comité de Víctimas de la comunidad San Antonio Titzach, San Juan Cotzal, El Quiché, y quien además fue querellante en el caso que se ganó contra la empresa ENEL.

El poder de las transnacionales

Estos casos patentizan el poder desmedido de las empresas transnacionales y la penetración que han logrado en Guatemala. La participación del capital en la explotación de los recursos naturales se ha dado bajo la lógica de grandes niveles de inversión, de ahí que la protección a sus inversiones les lleve incluso a practicar el sicariato contra quienes se opongan a sus intereses, y desentenderse de esta clase de crímenes.

Exigir justicia en casos como estos, resulta un acto cuasi irracional, sencillamente porque el sistema judicial opera en función de los grandes capitales, y carece de independencia; si hay condenas, las mismas no devolverán la vida del profesor Rigoberto, ultimado por la legítima aspiración de proteger a la madre naturaleza. La población debe luchar para defender la vida y el territorio, es urgente propiciar la organización para cumplir con este propósito, los recursos naturales deben estar en manos de los pueblos indígenas y el campesinado, así como el usufructo de los recursos naturales, que deben usarse sin dañar a la naturaleza.

En la transformación de materia natural en mercancía y/o producto, no solo hay una relación social de trabajo, sino también de recursos naturales, que se usan para producir este producto o mercancía, y luego se valoriza al momento de establecer una relación comercial. Aun y cuando el salario del obrero compensara la plusvalía que se genera al producto, gracias a su trabajo, hay que señalar que no se está compensando a la naturaleza por haber contribuido a ser parte de esta plusvalía, pues los elementos de la naturaleza, se convierten en mercancía, cuando pasan por un proceso de valorización. No tomar en cuenta esto, implicaría propiciar la falta de agua y el agotamiento de recursos naturales y finalmente una crisis ecológica y del modelo de desarrollo vigente en Guatemala y el área rural, que ya es totalmente excluyente y elitista.

Honrar la vida del profesor Rigoberto y su legado, se traduce en la exigencia del inmediato cese de operaciones de la empresa mencionada, la indignación es necesaria, pero no podemos tomar la misma determinación, que hemos tomado cada vez que matan a un dirigente, y preguntarnos ¿Cuántos más?