Por Leonardo Ixim

La movilización estudiantil universitaria del 20 septiembre fue la primera movilización masiva del movimiento estudiantil desde que la Asociación de Estudiantes Universitarios fue recuperada tras más de diez años, en las elecciones que fueran ganadas por la agrupación Frente.

El partido Frente presento a Lenina García como secretaria general, siendo la primera mujer electa, un verdadero hito en la historia de esta institución. Las planillas Reto y MEUC tuvieron un buen número de participación femenina, en función del derecho de las mujeres a ser electas y a elegir.

Esta movilización se realizó en contra los diputados y funcionarios corruptos que se caracterizan por buscar mecanismos para reproducirse como casta social, en detrimento de los intereses de la población. Exigía como punto principal la renuncia de 107 diputados que votaron por reformas al Código Penal que garantizan la impunidad por un lado, y la separación del cargo del actual presidente Jimmy Morales y el vice-presidente Jafeth Cabrera por estar involucrados en financiamiento ilícito electoral (tras una investigación penal  del Ministerio Publico y la CICIG, a la cual la detiene el antejuicio que goza y solo el Congreso puede levantar) por otro. Según la Procuraduría de los Derechos Humanos concentró en los centros de las ciudades del país a más 120 mil guatemaltecos.

El 15 septiembre, la población había mantenido encerrados a los diputados cuando enmendaron las reformas que aprobaron al Código Penal, esta situación termino a las 23:00 horas  cuando de forma violenta los antimotines sacaron a los diputados cual ratas. A partir de este momento y de cara al 20, medios como Nómada asumieron una postura lamentable calificando los hechos,  de que fueron promovidos por infiltrados

En ese ambiente, algunos medios de comunicación, los militares de la juntita y organizaciones de extrema derecha como la Fundación Contra el Terrorismo y la Liga Pro-Patria, buscaron generar opinión pública con respecto a que la movilización del 20 iba hacer violenta. A esa corriente se sumaron los medios que juegan en contra de la impunidad, como Nómada, El Periódico, Guatevisión, de lo cual  el Consejo Superior Universitario (CSU) y la AEU se hicieron eco de eso y generaron lineamientos para participar,  por lo menos respecto a la movilización de la USAC.

No pintas, presentar el carné universitario, mantener el orden, uso consciente de las desesperantes vuvuzuelas, no llevar banderas propias. Muchas de estas son de sentido común, más cuando las fuerzas de la extrema derecha pueden realmente generar desórdenes, pero otras como las banderas propias de grupos políticos como el MEUC y las asociaciones o la realización de pintas, que es una práctica que, aunque cuestionada, expresa el sentir de sectores de la población, se pueden considerar contrarias a la independencia y a la diversidad del movimiento estudiantil.

Otro elemento a resaltar es que la convocatoria la hizo el Consejo Superior Universitario, mostrando que pese a los cuestionamientos hacia la burocracia universitaria que lo controla, tiene cierta legitimidad. Esto se vio en la marcha por el 5 por ciento de presupuesto para la USAC en 2013 y la movilización contra el gobierno corrupto de Otto Pérez en 2015.

De igual forma, otro hecho a resaltar fue la reunión que tuvieron grupos de la sociedad civil que crecieron al calor de los incidentes de 2015, como Justicia Ya, o el grupo pro-formación de partido político Semilla que -al tenor de los grupos neo-reformistas como Podemos en España o el Frente Amplio en Chile- se califican ni izquierda, ni derecha, con congresistas gringos. El diario El Periódico por su parte, publicó que asociaciones estudiantiles, entre ellas la AEU, se habían reunido con estos funcionarios. La Asociación de Estudiantes de Historia, Antropología y Arqueología y la misma AEU en las redes sociales negaron que eso fuera realidad y la primera le pidió una explicación a ese medio.

Los retos del movimiento estudiantil son varios: lograr el poder real, no solo formal de la AEU; ir al fondo con las reivindicaciones estudiantiles y en fusión del derecho a la educación superior para la clase proletaria; y ser cautos de los acuerdos con la burocracia universitaria que ha amparado a los mafiosos en la AEU. Es necesaria la unidad del movimiento estudiantil por lo menos en algunos aspectos estratégicos, manteniendo vivo el Consejo Consultivo, conformado por las asociaciones y de cara a crear una confederación entre las AEUs de todos los campus del país. El MEUC, como principal partido de oposición, debe mantener la política de emplazamiento, pero buscando acuerdos para fortalecer el movimiento; y Frente, en tanto secretariado de AEU, debe convocar y aceptar cuestionamientos de todas las fuerzas del movimiento.