Por Tyscho

En Guatemala hay sobrados ejemplos todos los días, de que la memoria dura menos que la infamia. Al igual que en la nación guatemalteca, la patria sancarlista, el conglomerado gremial estudiantil más grande de Centroamérica –más de 200 mil estudiantes en 2018–, sufre las pesadillas de ser dirigida y administrada por mafias familiares y grupos sectarios alejados del interés de la mayoría de los estudiantes, estas mafias unas más violentas, otras más hipócritas aluden a diferentes discursos y tretas para hacerse de privilegios sobre la llanura de la población general.

La USAC y su terrible crisis financiera

En los últimos meses de 2018, se abrió la coyuntura de una lucha por un presupuesto justo para la única universidad pública del país, que pretendía sanear una deuda millonaria y los fondos necesarios para las actividades del 2019. Pese a la tibieza en el discurso del Consejo Superior Universitario -CSU-, en especial del rector Murphy Paiz ante la crisis financiera, tanto estudiantes, docentes y trabajadores se vieron en la necesidad de presionar a los órganos correspondientes para que se diera un incremento a la asignación presupuestaria para el presente año.

Asimismo, dentro del CSU se buscó cargar la crisis presupuestaria a los aspirantes universitarios aumentando el precio del examen de orientación vocacional y el Programa Académico Preparatorio - PAP-. Por otro lado, también buscaron aumentar ingresos desde los vendedores formales e informales, aprovechando el sentimiento elitista de la clase media que ha inundado el interior de la universidad anteriormente del pueblo; clase media que ve a los vendedores como una suerte de ocupantes ambulantes que van contra la estética individualista, ignorando la situación material de la mayoría de los guatemaltecos que a falta de plazas formales de trabajo, deben recurrir a rebuscarse la vida en el mercado informal.

La apatía y la desorganización estudiantil

No es por nadie desconocido que el estudiante en su amplia mayoría esta aplastado por la brutal apatía que lo aleja de su pasado histórico inmediato, como vanguardia del pueblo, como voz inquebrantable de desvalidos y los oprimidos de todas las clases y estratos sociales. Se escucha a los mayores decir: “El estudiante de la San Carlos ya no es el mismo”, “El estudiante ya no mira por el pueblo”, “El estudiante ahora se deja pisotear, ya no es como los de antes”. Y efectivamente así es, el estudiante ya no responde al sentir de la mayoría de trabajadores que estudian, ni mucho menos al pueblo.

Es así como la apatía de la masa estudiantil, síndrome de una continuada derrota del movimiento–desde 1970 hasta la fecha– coadyuvado por la traición de sus dirigentes ha hecho que la población estudiantil en general ya no crea en sus dirigencias tradicionales, en sus organizaciones estudiantiles (sus asociaciones, sus comités de huelga, su AEU y los representantes ante el CSU), pensando siempre que quienes buscan cargos de representación, lo hacen por obtener privilegios ante la mayoría de la población estudiantil. Esto se ha manifestado en un movimiento sin bases y con una dirigencia tímida unas veces, traidora otras tantas y en general sin apoyo real, una suerte de movimiento estudiantil descabezado y sin piernas.

Anillos, insignias y plaquetas a cambio de dignidad

 Es necesario mencionar que la Universidad de San Carlos, gracias a las crisis financieras estableció medidas de “austeridad”, pero estas evidentemente no son válidas para la burocracia universitaria, torpe, oscura y parasitaria. A pesar de que se han producido recortes económicos que pesan sobre el bolsillo de los estudiantes, se han detenido programas de arte y música, algunos centros regionales se mantienen en la latente de ya no poder funcionar, existe carencia de materiales en las diferentes unidades académica; contrario al plan de ajuste del presupuesto muchos de esos pocos que forman la burocracia mejor pagada del Estado siguen aprovechando los beneficios que pueden extraer de la universidad.

Hace un par de días se hizo público en redes sociales una compra en GuateCompras por Q.72,903.00 que corresponde a 19 anillos, 19 botones insignia y 19 plaquetas, que serán utilizadas como reconocimiento el jueves 31 en el IGLU del Campus Central, esto en el marco de la celebración de los 343 años de la fundación de la USAC y se entregarán a los ahora exmiembros del CSU, esos mismos que juraron representar a los estudiantes, sirviendo al cargo y no sirviéndose de el. Algunos de estos personajes aún se llenan la boca de moralidad y predican contra la corrupción del Rector y su camarilla en la actual administración de la que son silenciosa comparsa, pero mientras ejercían su cargo jamás se pronunciaron contra los ostentosos banquetes de los que se atoran en las concurrentes sesiones semanales del Consejo Superior. Especialmente se hace referencia a los “estudiantes” que solo optan por asumir estos cargos burocráticos una vez que han cerrado Pensum o se encuentran en sus últimos años de carrera, desvinculándose por completo con las necesidades de la comunidad estudiantil que les voto.

Ya estos representantes no se acuerdan de que llamaron al estudiante a movilizarse para exigir un presupuesto justo, para evitar la bancarrota financiera de la USAC, sin hablar de la corruptela que les rodea y en la que se encuentran inmersos. Pero al parecer, la burocracia responde más a las necesidades de autoreconocimiento que a las del sector al que representan, se olvidan de sus prédicas mostrando que son más importantes los regalos que su dignidad y honor del que ya no gozan al dejarse llevar por el modus vivendi de los corruptos a los que critican en el gobierno, pero de los cuales ellos son ejemplo a los adentros de nuestra Alma Mater.

Que recuerdan los estudiantes en nombre de la infamia, de los presentantes que ahora lloriquean que su acto de despedida no se celebrara en el Museo Universitario (MUSAC), esos mismos estudiantes que denunciaban la corrupción gubernamental y exigían un presupuesto digno para la USAC, esos mismos que denunciaban a Murphy y a su camarilla corrupta, que ahora se despiden de sus cargos siendo parte de esa misma camarilla. Todos ellos, tanto Decanos, representantes del cuerpo docente y estudiantiles merecen todo nuestro aborrecimiento. Su lema fuera de su verborrea hipócrita debería ser: Id y servirse de la U.