Por Sebastián Ernesto González

El primero de mayo, la clase trabajadora hondureña nuevamente salió a las calles a mostrar su sentimiento de protesta ante tanta represión del régimen de turno. La profunda crisis económica, los altos índices de violencia, los altos casos de corrupción, la venta a pedazos del país, los altos costos de los carburantes, de los servicios públicos y de la canasta básica, han sido nuevamente motivos para que el pueblo saliera a condenar y deslegitimar el régimen de la alianza Partido Nacional-Partido Liberal, liderada por Juan Orlando Hernández. Estos dos partidos que desde 1982 se alternan en el poder -sin contabilizar los períodos anteriores a los regímenes militares- y que se enfrascaban en las campañas electorales en pugilatos de acusaciones y contraacusaciones para ganar votantes, ahora funcionan como un reloj suizo en la aprobación de leyes que eliminan las conquistas sociales y económicas de la clase trabajadora, aprueban leyes a diestra y siniestra para entregar el territorio nacional al capital extranjero y a los oligarcas hondureños.

En 5 años se ha perdido la herencia de la huelga de 1954

En el 60 aniversario de la huelga de 1954, la clase trabajadora se encuentra en una coyuntura complicada. Los gremios y los sindicatos han sido fuertemente golpeados por los continuadores del golpe de estado; la débil constitución de 1980 que dio lugar a un ciclo que ya lleva 32 años de bipartidismo en el poder, ha sido reformada cuantas veces ha sido necesario para entregar al país o para golpear a los trabajadores y trabajadoras. Todas las conquistas obtenidas como resultado de la gran huelga de 1954, han sido cercenadas, eliminadas o trastocadas con el único fin de favorecer la empresa privada y de generar riquezas para grupos privilegiados. Por eso ahora se vuelve imperativa la necesidad de organizar un movimiento de lucha a nivel de todos los sectores y que haga oposición al régimen.

Todos los primeros de mayo el pueblo sale a protestar, las calles son inundadas por los trabajadores y el movimiento popular, tras la movilización queda el grafiti con leyendas en las paredes que denuncian la agonía de un pueblo. Sin embargo, al final todo no pasa más que de una simple caminata con consignas y grafitis, el pueblo responde y se hace presente, pero no hay propuesta de un plan de lucha  como el que inició con el 1 de mayo de 1954, no hay indicios de crear el andamiaje que dé lugar a que nuevamente el sector trabajador se levante a rescatar lo perdido. Al final del día todo quedó como cuando inició.

La izquierda revolucionaria y su propuesta de lucha

Fue evidente en la movilización en Tegucigalpa, un distanciamiento entre el zelayismo y la izquierda dentro de Libre; mientras en el 2013 toda la dirigencia de Libre, incluyendo la izquierda zelayista se movilizaban juntos, en esta ocasión caminaron por separado, evidenciando un distanciamiento que hasta ahora no se refleja en la lucha. La dirigencia de esta izquierda es la que le apostó a la toma del poder mediante la participación electoral, hecho que no se dio y más bien sirvió para desmovilizar los sectores en lucha.

Por otro lado se encuentra la Izquierda Revolucionaria de la cual el Psoca ha formado parte. Este espacio, que es conformado por diversas organizaciones que en su momento no estuvieron de acuerdo con la desmovilización para volcar la lucha al terreno electoral, han sacado unitariamente una propuesta de lucha que incluye: el rol de la clase obrera en la lucha y su independencia de clase, la democratización interna de las distintas organizaciones, la movilización permanente y la huelga como método de lucha, y ante los mismos problemas económicos y sociales de todos los países de Centroamérica, extender la lucha a toda la región centroamericana.

Convirtamos todos los días en un 1 de mayo          

Hay diferentes sectores que se han levantado en lucha por motivos diferentes; estas luchas son efímeras o débiles pero recogen el malestar de la población ante tanta injusticia y una elevada crisis económica y enormes índices de desempleo, mientras unas cuantas familias se vuelven multimillonarias. Pobladores salen a protestar por el alza a los combustibles, padres de familia se organizan para eliminar la jornada extendida que les ocasiona enormes gastos con sus hijos, docentes se organizan a nivel de base para analizar la problemática del magisterio, los ejemplos siguen pero todos son diluidos. Solo un programa de lucha y una estrategia unificada de la clase trabajadora puede lograr que el régimen retroceda.

¡Por un plan de lucha de la clase trabajadora unificada!