Por Maximiliano Fuentes

La resolución favorable de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia en relación a los recursos de inconstitucionalidad presentados por un grupo de diputados del gobernante Partido Nacional y el propio ex presidente de la república Rafael Leonardo Callejas, también de esa institución política, abre el camino para que el Presidente Juan Orlando Hernández pueda consolidar sus pretensiones de reelección presidencial.

La decisión de los magistrados no es un hecho aislado, responde a la voluntad política del actual presidente, quien ha planteado a través de 16 diputados nacionalistas la inaplicabilidad del artículo 239 de la Constitución de la República. En ese sentido, los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte, tres del partido de gobierno y dos liberales, fallaron de manera reciente a favor de los dos recursos interpuestos por dirigentes políticos del gobernante Partido Nacional.

El artículo 239 prohibía y penalizaba cualquier acción continuista, para ello manifestaba lo siguiente: “el ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser elegido presidente de la República o Designado Presidencial”. Agrega que quienes violen esta disposición o propongan una reforma serán cesados de sus cargos y quedarán inhabilitados por 10 años para ejercer cualquier función pública.

Con la despenalización de la reelección se abre un nuevo capítulo en la historia política de Honduras, dado que los ex presidentes podrán reelegirse como titulares del poder ejecutivo, dejando a un lado el pacto constituyente entre los partidos Liberal y Nacional.

No dejan de plantearse algunas contradicciones en el camino de la reelección. Solo un día después de la derogación del artículo 239, el magistrado liberal José Elmer Lizardo, de la Sala de lo Constitucional, se retractó de su firma. En un documento enviado a la Corte ha asegurado que no está de acuerdo con la resolución final, por lo que emitirá un voto disidente. Las diferencias surgen porque el fallo unifica los dos recursos de inconstitucionalidad, el del expresidente Callejas, presentado en marzo pasado y dirigido específicamente al artículo 239, y el de los diputados nacionalistas, de diciembre pasado y que incluye, además, los artículos 42 de la Constitución y el 330 del Código Penal.

El camino a la reelección

El titular del Estado de Honduras, Juan Orlando Hernández, ha logrado impulsar de la mejor manera su proyecto continuista. A diferencia del Ex Presidente Zelaya, que también pretendía eliminar el artículo 374 y emprender su proyecto de continuidad a través de la consulta popular o cuarta urna. Son varias las razones por las cuales Zelaya no logró consolidar su proyecto político; en primer lugar, no contaba con el apoyo del resto de las instituciones del Estado, es más, en su momento se evidenció la ruptura con los miembros de su propio partido, como Roberto Michelleti Bain, para ese entonces presidente de la Cámara Legislativa y el Fiscal General de la Republica Luis Alberto Rubí e inclusive con el titular de las fuerzas armadas el General Romeo Vásquez Velásquez, quienes respondieron de la mejor manera a la voluntad política de los disidentes del Ex Presidente Zelaya.

Por tal razón, los grupos de poder, aquellos que pactaron en la constitución de 1982 la alternabilidad en el ejercicio del poder, le dieron golpe de Estado el 28 de junio de 2009. El actual gobernante nacionalista, desde su gestión como presidente del Congreso Nacional, organizó la institucionalidad del Estado a partir de sus aspiraciones políticas. Para ello colocó funcionarios de su entera confianza en el Ministerio Público, y tras la destitución de varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia en diciembre de 2012, sobre todo de aquellos que ejercían un rol de oposición en contra de las intenciones políticas, jurídicas y económicas del sector que representa Juan Orlando, éste pasó a tener un control casi absoluto de la institucionalidad del Estado.

Por otro lado, el proyecto político de Manuel Zelaya Rosales no gozaba de la confianza de los grupos de poder y de la burguesía hondureña, dado que la vinculación del Ex Presidente con el chavismo, por cierto ampliamente condicionada por razones económicas y no estrictamente ideológicas, no era de la simpatía de la burguesía hondureña, históricamente conservadora y pro imperialista. Sin embargo, la versión de Juan Orlando es más lucrativa para un sector de la burguesía que ha sido ampliamente favorecida en sus años de gobierno, tanto al frente del Ejecutivo como del Poder Legislativo. Es de hacer notar que la burguesía financiera, concretamente el sector vinculado al Partido Nacional, ha logrado acrecentar sus capitales a partir de los negocios establecidos con el Estado.

El alto endeudamiento del Estado con la banca privada, bajo el complot de las autoridades de gobierno, ha logrado establecer altas tasas de interés sobre la deuda contraída. Negocio altamente lucrativo, ya que no solo los intereses son altos, sino también el tiempo establecido para el cumplimiento del pago de la deuda es bastante breve; situación que ha provocado un enorme desbalance en las finanzas del Estado, lo que determina la creación de nuevos impuestos y trancazos a los trabajadores. De la misma manera, otro de los sectores favorecidos con las políticas de gobierno es la burguesía agroexportadora y la vinculada a la economía de servicios, sobre todo la de la industria de turismo, donde el mismo Juan Orlando tiene inversiones muy grandes en el occidente de país y la Costa Atlántica de Honduras.

Por otro lado, para consolidar el proyecto de reelección se requiere de las instituciones represoras del Estado, aquellas que a través de la fuerza logren la perpetuación de un gobernante y del sector de clase que representa. Para ello, Juan Orlando ha logrado obtener el apoyo absoluto y de las fuerzas armadas. No es casual la creación de su propio cuerpo militar, disfrazado con el nombre de Policía Militar del Orden Público, y desde luego, de la Policía nacional, que por cierto ha pasado a ocupar un lugar menos preponderante, pero la cúpula policial, por el temor de ser removida y perder los privilegios que conlleva ser funcionario de Estado, se ha plegado al proyecto político encabezado por Juan Orlando. De la misma manera, los nacionalistas han logrado sostener sus proyectos asistencialistas, y probablemente hayan logrado aumentar su caudal político, sobre todo en los sectores más marginales, que se han favorecido con los distintos programas de gobierno. Las pasadas elecciones evidenciaron que un sector considerable de la población hondureña simpatiza por distintas razones con el Partido Nacional, situación que favorece, a pesar de los planes de ajuste y de miseria impulsados por el gobierno, a las intenciones presidenciables de Juan Orlando Hernández.

El papel de la oposición

El no haber logrado el rango constitucional para la Policía Militar del Orden Público por la participación de los grupos opositores encabezados por los dirigentes del Partido Liberal, Libre, PAC y PINU, daba la impresión de la más amplia unidad entre estos sectores, aun cuando cada uno de ellos tiene pretensiones de impulsar sus candidaturas hacia la presidencia de la república. Salvador Nasrrala y el Ex Presidente José Manuel Zelaya Rosales han dado declaraciones en distintos medios de comunicación en el sentido de que están dispuestos a descartar sus candidaturas en aras de frenar la dictadura de Juan Orlando Hernández, no obstante, se desconoce sus verdaderas intenciones y la solidez de la alianza, dado que cada uno responde a sus propios intereses.

Cabe señalar que el proyecto de reelección de Juan Orlando Hernández se da en el marco de la desmovilización y desarticulación del movimiento de masas. La derrota en la lucha contra el golpe de Estado trajo consecuencias funestas para los trabajadores y sus organizaciones, que por cierto, en los últimos años, han experimentado un enorme retroceso en cuanto a los derechos adquiridos.

No se visualizan luchas o movilizaciones que puedan contener el proyecto reeleccionista de JOH. Al contrario, la oposición encabezada por Zelaya Rosales, Salvador Nasrralla y Mauricio Villeda indirectamente ha fortalecido el régimen democrático burgués, dado que las diferencias o contradicciones de clase ya no se combaten bajo las métodos de lucha de la clase obrera, sino dentro del parlamentarismo burgués.

La lucha por una Asamblea Nacional Constituyente, democrática, participativa y que esté al servicio de refundar el país en beneficio de los más pobres ha sido sustituida por la lucha en el terreno electoral y en las instituciones del Estado capitalista excluyente que encarcela y violenta los derechos de los hombres y mujeres que enfrentan con valentía las injusticias de la sociedad capitalista.

Por tal razón, desde el Partido Socialista Centroamericano PSOCA proponemos rescatar el proyecto original del Frente Nacional de Resistencia Popular FNRP, abogamos por la independencia de clase y por retomar la lucha por la verdadera democratización de Honduras, misma que puede asegurarse desde la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente.

La más amplia unidad y la democracia interna de las organizaciones son las plataformas que los trabajadores debemos impulsar para frenar los planes de ajuste y de miseria que ha venido aplicando sin oposición alguna el gobierno de Juan Orlando Hernández.